Partida Rol por web

El repentino salto de Noostoron y el ataque del pixie arrancan un grito de histeria más que de dolor a la reina, que empieza a gritar improperios y a pedir ayuda.

- ¡Matadlos! Matadlos a todos! ¡Que no quede ni uno vivo!

Lo lamento señora... expresó el guerrero ante las demandas de la glamorosa reina. La charla no había durado mucho ya que el minotauro y el hada se habían encargado de comenzar la carnicería sin titubeos. Sabiendo en su fibra más íntima cuando la espadas comenzaban a chocar, Clevor avanzó con presteza para encarar el combate cerca del trono.

Ya habían comenzado las hostilidades. Los guardias habían desenfundado su armas. Los nobles estaban en alerta y un fino chorrillo de sangre comenzaba a brotar de la herida que Saviadarce había infligido a la reina en el brazo, tiñendo su vestido rojo de un tono aún más escarlata...

May`salkiriiss vio los movimientos de los compañeros y observando la reacción allí dispuesta, no le quedaba mas remedio que actuar en consecuencia. Avanzo sobre sus pasos hacia un lugar desde el cual ayudar a sus compañeros y viendo la herida que había causado el pequeño Hado, le inspiro una vez mas a realizar un ataque contra la reina escarlata.

El genasi indicó a Saviadarce cual era el momento mas adecuado para atacar aprovechando las bajas defensas de la mujer y el pequeño pixie aprovechó la oportunidad para hundir su estoque mas aún en la delicada piel de la mujer.

Por desgracia parecía que la mujer tambien reaccionó al aviso y evito que el pequeño hado pudiera cumplir su puñalada.

Los guardias responden raudos a la llamada de auxilio de su reina. Los más cercanos flanquean a Saviadarce. - Eh, pequeñín! Intenta morder esto! - el guardia blande su maza, acompañada de una burla, y golpea en la pierna del hada, mientras el otro guardia aprovecha para tomar impulso y estampar su maza por la espalda, tirando al suelo de forma brusca al pequeño ser.

Los otros dos guardias en la puerta salen corriendo e interceptan a Clevor, pero el joven guerrero, curtido ya en varias batallas, logra evitar los golpes de ambos guardias.

Los nobles enmascarados se abalanzan sobre el resto del grupo. Varios atacan a Travok y May, desenfundando puñales y dagas. Pero ambos soportan estoicamente el chaparrón de cortes y pinchazos que cae sobre ellos.

El resto de nobles es apostan en la puerta, con las armas preparadas y dispuestos a no dejar salir a nadie de esta sala...

El enano tras verse rodeado por los nobles se preparo para el combate, puedo repeler la mayoria de los ataques salvo de uno que le pillo demasiado tarde. Despues escucho el grito agonico de la hada, mala cosa habian hecho enfadar a la chica esta, y el irrumpir del Minotauro.
Un momento... ese tipo de ataque lo he estudiado yo en las arenas. Se quedo pensativo Travok pero no era le momento de reflexionar ni de hablar. La hada estaba aun algo lejos para su curacion, asi que hecho un pie para atras mientras barria con su hacha.
Quereis bailar? pues os voy a dar baile, bailar al son de la Hoja de Trueno. De un barrido intento acertar a dos de sus atacantes y ahora que estaba mas cerca de Saviadarce invoco el poder de Moradin.
Moradin dota a mi furiosa alidada con tu don y darle mejor acierto en sus ataques. Un aura amarilla refugio de la pequeña asesina mientras parte de sus heridas se cerraba.

Los guardias empezaron a atizar a Saviadarce, pero lo único que conseguían es que cada vez se llenara de mas rabia. Incluso intentaron derribar al hado, pero es difícil derribar a algo que vuela y como no estaba muy elevado simplemente acaba tocando suelo y alzándose de nuevo.

Su estoque, que parecía comicamente diminuto pero que en un alarde de magia pesaba y cortaba lo mismo que un estoque de tamaño humano, empezó a empalar a la reina en ritmo frenético y el Pixie, que solía luchar callado empezó a gritar desquiciado.

-MUERE MUERE MUERE MUERE MUEREEEEEEEEEEEE.- Su voz sonaba ronca y parecía haber perdido el control de si.

Para cuando terminó de acuchillar estaba empapado en sangre.

De pronto la situación se estaba convirtiendo en una lucha desesperada, no solamente la reina aún no había caido, sino que los guardias y los nobles rodeaban a los aventureros del gremio, con una ventaja numérica que les daba las de ganar si no actuaban con certeza.

Clevor vio venir a ambos guardias, lo rodearon pero desvió sus golpes fácilmente con el escudo y la brillante espada. Cuando sintió que era el momento, hizo una rápida finta para tomar distancia y ver si podía acercarse al trono.

¡Por Torm, resistid! gritó con ímpetu, haciendo acopio de todas sus fuerzas, lanzó sobre el guardia que tenía a su siniestra un tajo horizontal que bloqueó. El acero chocó contra el acero, sin embargo el humano insitió con tezón, intentando quebrar sus defensas.

Con un barrido de su hacha, Travok empezó a verter sangre sobre el marmol del suelo y las lujosas y caras alfombras. Los dos nobles a los que golpea caen al suelo, uno con las tripas fuera y el otro llevandose las manos a la herida en la garganta.

Saviadarce se toma un respiro y nota cómo el poder de Moradin reconforta sus heridas. En un astuto movimiento, hinca su estoque una y otra, y otra, y otra vez en la reina, cubriéndose el mismo con la sangre de su enemiga.

Por su parte Clevor intenta ganar ventaja, alienta a sus camaradas con un grito de guerra y lanza una estocada contra uno de los guardias, pero el golpe choca contra la armadura haciendo saltar chispas, pero nada más.

La reina se echa mano a sus heridas y la visión de su propia sangre hace que empiece a reirse, como loca, con los ojos bien abiertos a punto de salirse de sus cuencas. Emite unas extrañas palabras y Noostoron y Saviadarce notan unos pinchazos internos por todo su cuerpo y un calor sofocante. - ¿Podéis notar como la sangre os hierbe? Ja Ja Ja - Scarlett aprovecha el momento de dolor de ambos contendientes para alejarse de ellos, con cuidado de no entrar en el alcance de Clevor.

- ¡Y ahora, pequeña y patética criatura, dame tu fuerza vital! - le grita la reina a Saviadarce y unas manos espectrales se ciernen sobre el hada, arrebatando parte de sus fuerzas. Cuando las manos desaparecen, Scarlett emite un leve fulgor rojo.

May`salkiriiss disfruto, había sentido fragores de combate pero nunca como aquel. Su cuerpo comenzó a disolverse y se convirtió en un charco de ácido que se desplazaba por debajo de los pies de los enemigos cercanos. Calcinando sus telas y carnes, hasta alcanzar un lugar donde retomo una forma corpórea.

Desde una posición más clara, observo el lugar y presto atención a los más heridos. Dispuesto a socorrer a quien estuviera peor, mientras indicaba a Clevor donde superar la defensa de sus oponentes.

El reguero ácido que deja May a su paso resulta más que desagradable cuando los nobles se derrumban en el suelo mientras sus pies y piernas se deshacen en una masa viscosa de olor repugnante. 

Los guardias toman posiciones e intentan reducir a los aventureros. Uno trata de golpear a Saviadarce en el pecho, pero el hada esquiva por los pelos la embestida de la maza. Otro se encara con el minotauro. A pesar de la envergadura de Noostoron, el guardia no titubea y golpea al monje con su maza entre la cornamenta, trazando un arco descendente y obligandole a besar el suelo. Otro se enzarza en combate singular con Clevor, y propina un mazazo al señor de la guerra en la pantorrilla, por lo que pierde el equilibrio y también cae al suelo. El último de los guardias se centra en Travok y trata de poner en práctica la misma técnica que sus compañeros. Pero no contaba con la resistencia de los enanos, duros como la propia roca.

(Lo siendo, pero ya paso de rolear esto XD).

Viéndose en el centro de un torbellino de ataques, Clevor perdió la concentración y le fue imposible golpear al guardia que tenía en frente. En reprimenda por tan inoportunos ataques, su oponente aprovechó la apertura en su defensa y atacó con fuerza con un movimiento de barrido, derribándolo. Sin embargo, el señor de la guerra vio acercarse con una rapidez increible a su compañero, el enano Travok. Ya lo habían hecho otra veces, sabían como se movía el otro, podían realizar en equipo un ataque combinado para hacer caer a la nefasta reina.

El guerrero se puso de pie sin pensarlo, y usó la confianza del guardia para avanzar rápidamente con un giro súbito, llevando la espada en un arco amplio y terminando con un tajo en el pecho de Scarlet. El brillo blanquecino de la hoja pasó a ser un rojo que salpicó el suelo y la ropas, sin detenerse, le asestó un empujón con el escudo que la desequilibró, dejándola a merced del poderoso enano.