Partida Rol por web

Bebes con afán y no encuentras nada particular en el sabor de la sangre que ingieres a excepción de lo insulso y poco gratificante que resulta beber sangre fría y empaquetada. De todas formas, el ansiado líquido cumple su cometido de saciar superficialmente tu sed.*

Guardas la otra bolsa para más adelante y te levantas para observar el lugar.

Te encuentras en una especie de estadio deportivo pequeño. Hay un par de pistas de basquet, y te encuentras en medio de una de ellas, sobre el parquet. A un lado hay gradas, y al otro los banquillos y un pasillo que debe llevar a los vestuarios. 

En uno de los laterales ves la puerta de acceso principal, a través del cristal de la misma se puede ver que da al exterior.

Te parece escuchar un golpe a lo lejos.

El pabellón está a oscuras.

Al mirar por la ventana te percatas que estás en un edificio de planta baja a fuera del cual ves un jardín central que distribuye tres edificios en forma de "U". El edificio central es el clásico instituto de dos plantas con su escalera de acceso y paredes de ladrillo, luego está el edificio en el que tu te encuentras a un lado, y en el lado opuesto hay una especie de pabellón deportivo.

Sigues caminando hasta el aula que está marcada como "laboratorio". La escasa luz que llega des de las ventanas del pasillo cuando abres la puerta te permite discriminar algunas mesas altas con unos grifos encima, pero en este aula sin ventanas la oscuridad es absoluta.

Escuchas un golpe a lo lejos, seguramente proveniente de otro de los edificios.

Con la estaca oculta entre tus dedos sales del aula y te encuentras frente a un ancho pasillo con un seguido de aulas marcadas con carteles consecutivos "1-A" "1-B" "1-C" "1-D" y un montón de taquillas con sus respectivas puertas metálicas.

Al fondo del pasillo, una puerta doble parece dar acceso al hall principal del instituto. Y por el otro lado, el pasillo hace un recodo y parece que sigue, adentrándose más en la oscuridad del edificio.

El golpe le hizo reaccionar, y ya que se había hecho una somera idea del sitio procuró avanzar con rapidez y sigilo hacia las gradas más próximas. Estar en mitad de una pista de baloncesto no le hacía mucha gracia, pues no había lugar en el que esconderse o cubrirse. Y sabía que coliseo no significaba para los cainitas 'lugar de recogimiento para la paz del alma'. Además desconocía muchas de las costumbres de esa sociedad, y aunque pertenecía a ellos por nacimiento era un extraño con todas las de la ley

En su interior Wyatt sabía muy bien lo que estaba pasando. Simplemente no quería admitirlo
Demasiado primitivo, tanto si era por selección artificial de la raza como por diversión. Tenía la sensación de que si investigaba ese ruido -y lógicamente iba a hacerlo- hallaría algo que no iba a gustarle...

Mientras intentaba orientarme en aquel lugar y retener en la memoria la disposición de los edificios, mis pasos silenciosos ya me habían conducido hasta la entrada del laboratorio. Pero allí todo estaba negro como una madriguera de topo y apenas pude vislumbrar el interior.

Sin embargo accedí a la estancia, y al hacerlo me llegó lejano un ruido lejano. No estaba solo, como era de esperar. Me adentré unos pasos en el laboratorio donde sólo algunas formas se difuminaban en la penumbra. Me sentó bien envolverme en la oscuridad, me sentí acogido y propenso a quedarme allí y esperar. Pero sabía que la negrura no debía ser mi única arma. 

Me acerqué a la pared y palpé unas baldosas casi tan frías como mi mano hasta, a tientas, dar con un juego de interruptores. Los accioné al azar, pulsando arriba y abajo, y fruncí los ojos por si el resplandor inesperado de la corriente eléctrica me sacaba de mis tinieblas.

Te diriges a las graderías agazapado e intentas ubicar el origen del ruido que escuchaste antes.

El sonido provenía de la dirección opuesta a las gradas, es decir, por el lado donde se encuentra la puerta de acceso a las instalaciones deportivas.

De hecho jurarías que dicho ruido no ocurrió dentro del edificio en el que te encuentras.

Le das al interruptor y las luces de neón parpadean un par de veces antes de quedarse fijas con su respectivo zumbido eléctrico.

La luz blanca inunda el laboratorio escolar y de repente ves con claridad los pósteres de dinosaurios y las batas blancas colgadas al fondo de la sala.

Detrás de cada mesa hay unos cuantos taburetes altos, y al fondo una vitrina de cristal. Justo al lado de lo que parece ser un armario grande u otra pequeña sala contigua.

Hay varios muebles bajos cuyas puertas permanecen cerradas a simple vista.

La luz me mostró el mundo tal como era y me sentí desnudo y expuesto bajo la iluminación blanca y aséptica de los fluorescentes. 

Aparté mi mano del interruptor como si ardiera y me fijé en su deformidad. Los dedos seguían siendo largos y fuertes, pero ahora tenían la consistencia de una rama seca y el color de una brasa hace tiempo fría. Sin embargo, eran fuertes, mucho más fuertes. Quien estuviera montando jaleo por el otro lado del edificio lo iba a comprobar muy pronto. Pero ahora, actuar con rapidez. Puede que las manos solas no me bastaran.

Alrededor había varias mesas y algunos armarios. Intenté ser sistemático, abriendo las puertas cerradas en orden y mirando botes, herramientas y utensilios varios, avanzando hacia el fondo, y dejando para el final aquel gran armario.
 

Al ver ambos caminos John decide tomar el camino oscuro, nunca fue amante de la luz y esta no sería la primera oportunidad, con su arma en mano, esperaba ver pronto a quien sería su rival en este coliseo!!!

Sopesó la idea de atravesar de nuevo la cancha para ir más rápido, pero decidió permanecer en la seguridad relativa, o relativísima, de las gradas. Daría más vuelta y tardaría más, pero prefería tener un lugar en el que esconderse llegado el caso. Así pues, se dirigió hacia el lugar de donde creía que procedía el ruido, siempre atento a su alrededor y no dejando que la prisa o la torpeza se adelantaran

Empiezas a explorar el laboratorio con la nueva luz. En las estanterías y armarios encuentras probetas, pipetas, placas de petri y una infinidad de botes con productos cuyos nombres y etiquetas te suenan a chino.

Otro de los armarios está lleno de microscopios, y por fin, al abrir uno de los cajones grandes das con algo útil: una docena de escarpelos y algunas tijeras quirurjicas.

En este momento oyes un fuerte pitido provenir del pasillo y tres notas de campana preceden a una voz enlatada sonando desde los altavoces.

- Aviso urgente a todos los estudiantes. Las clases de matemáticas 1 y 2 quedan suspendidas porque la profesora Lewis se encuentra indispuesta. Nos la hemos comido.- hace una pequeña pausa.- Y también al resto del equipo docente.

No creáis que por ello os libráis del examen eh capullines! Esta noche os toca acabar con la competencia. Una pista: sois tres y solo puede quedar un alumno en el instituto o todos suspenderéis, y este año no hay recuperaciones jijiji.

Eso es todo por el momento.

¡ding-ding-ding!

El pasadizo que se adentra en el edificio es como el anterior: más aulas y al fondo un cartel indica el acceso a unos baños, justo al lado de otro letrero que reza "sala de profesores"

En el recodo del pasadizo, hay unas escaleras anchas que suben al piso de arriba.

De momento tus sentidos no te alertan de ninguna señal de tu adversario.

En este momento oyes un fuerte pitido encima de tu cabeza y tres notas de campana preceden a una voz enlatada sonando desde los altavoces.

- Aviso urgente a todos los estudiantes. Las clases de matemáticas 1 y 2 quedan suspendidas porque la profesora Lewis se encuentra indispuesta. Nos la hemos comido.- hace una pequeña pausa.- Y también al resto del equipo docente.

No creáis que por ello os libráis del examen eh capullines! Esta noche os toca acabar con la competencia. Una pista: sois tres y solo puede quedar un alumno en el instituto o todos suspenderéis, y este año no hay recuperaciones jijiji.

Eso es todo por el momento.

¡ding-ding-ding!

Das un rodeo al polideportivo y te mueves hacia la puerta de acceso, acercándote con precaución a una de las puertas dobles que dejan ver por una ranura vertical las puertas de cristal que dan al exterior. Todavía estás en la zona de las pistas de baloncesto, pero desde tu posición ves el hall de entrada al polideportivo y el exterior.

Fuera ves un jardín central que distribuye tres edificios en forma de "U". El edificio central es el clásico instituto de dos plantas con su escalera de acceso y paredes de ladrillo, luego está el edificio en el que tu te encuentras a un lado, y en el lado opuesto hay una construcción más sencilla.

Justo al pasar la mirada por este último edificio de una sola planta, te parece ver como se enciende una luz blanca. Es solo un reflejo, pero en la tercera ventana empezando por la izquierda jurarías que algo se ha iluminado aunque desde esta distancia es difícil de asegurar.

En este momento oyes un fuerte pitido encima de tu cabeza y tres notas de campana preceden a una voz enlatada sonando desde los altavoces.

- Aviso urgente a todos los estudiantes. Las clases de matemáticas 1 y 2 quedan suspendidas porque la profesora Lewis se encuentra indispuesta. Nos la hemos comido.- hace una pequeña pausa.- Y también al resto del equipo docente.

No creáis que por ello os libráis del examen eh capullines! Esta noche os toca acabar con la competencia. Una pista: sois tres y solo puede quedar un alumno en el instituto o todos suspenderéis, y este año no hay recuperaciones jijiji.

Eso es todo por el momento.

¡ding-ding-ding!

En vuestras pantallas de repente se abre una pequeña ventana con el mapa en blanco y negro que habíais visto, sin embargo ahora podéis consultar la posición de los contendientes sobre el mismo en todo momento y a tiempo real.

Todos aquellos botes y trastos me estaban poniendo nervioso. Estuve tentado de tirar por la calle de en medio y tirarlos todos, porque no tenía ni idea de para qué podrían servirme y a cada momento temía que todo aquel cristal se me escurriera de las manos y acabara chocando contra el suelo. 

Me contuve y el silencio siguió a mi alrededor, y por fin hallé algo que me serviría muy bien: cogí un par de bisturís, los guardé a mano y me metí entre las telas una de aquellas tijeras también, no porque fueran muy mortíferas sino porque el instinto me dijo que con ellas podría divertirme, llegado el momento.

Iba a abrir la puerta del fondo cuando sonaron los tres avisos y la voz comenzó a hablar. 

La señorita Lewis? Examen de matemáticas? Me inquieté como si todo aquello fuera algo ya vivido antes. Me alegré de que aquella zorra hubiera palmado, y también el resto. Los profesores solo sabían dejarte en evidencia delante de toda la clase. Pero tenía que centrarme en lo importante: aquel mensaje era parte del juego, aunque tardé en darme cuenta. Así que eramos tres en el juego. Por una vez, esperaba ser yo quien aprobara el examen.

En cuanto la voz se apagó con los tres nuevos timbrazos, abrí la puerta que me quedaba para revisar el armario, o lo que fuera aquel cuarto, y salir del laboratorio cuanto antes. No quería quedarme demasiado tiempo en un sitio, y quería apagar la maldita luz.

Tras escuchar el anunció, Johnnathan decide entrar al salon de profesores!!!

Tsk!!! Malditos, debo matarlos!!!

Saltó como un gato al oír la voz en los altavoces...
Con el cuidado y sigilo que procuraba mantener, aquello había sido como un jarro de agua fría. Y la muerte ya era lo bastante helada de por sí. Al tiempo que escuchaba la voz, la cual no creía reconocer, se deslizó hacia el exterior lo más rápido posible sin activar su poder, y procurando mantener su perfil bajo. Había visto luz en el edificio de enfrente, y estaba claro que no contaba con muchas opciones

¿Por qué estaba pasando aquello? Lo ignoraba. Pero sí sabía que los vástagos, pues así se hacían llamar, eran criaturas de un sadismo extremo casi sin humanidad. No sabía si era por crueldad innata, por los estragos del tiempo o por alimentar sus secos corazones de algo parecido a los sentimientos -por depravados que fueran-, pero era así. Y no dudaba que los otros dos lo matarían sin media palabra. No existía otra posibilidad
La voz había sido clara, y estando su cuello en juego no se plantearía otra cosa: matar o morir

Fuera del pabellón todo está en relativa calma. Una piedra grande con el nombre del instituto grabado en una gran placa yace en medio del jardín/plaza central

Rowlands Academy

Des de 1880

hay varios senderos dibujados sobre la zona ajardinada, con farolas, cubos de basura y algunos bancos.

El cielo oscuro está completamente nublado y puedes sentir el frío contrastando poco sobre tu piel. 

La puerta apenas hace ruido alguno cuando lo empujas con cuidado y te metes en la sala de profesores de una silenciosa zancada.

Silencio.

Una mesa alargada ocupa el espacio central de la habitación. Hay estanterías a los lados, pero la estancia está demasiado oscura para ver nada en detalle.

Te diriges al último de los armarios. Se trata de un cuarto pequeño que a su vez sirve de almacén.

Allí encuentras la reproducción de une esqueleto humano colgado de una percha, y varios animales disecados o en botes de formol que llaman tu atención. Hay un búho grande con las alas abiertas mirándote con ojos vidriosos, y una serie de cuadros con mariposas clavadas y otros insectos. En un rincón hay algunos cilindros de cartón que supones contienen mapas o pósteres educativos.