Partida Rol por web

Los miembros de la tribu avanzáis con cautela. Los sonidos en esta parte de la selva son ligeramente distintos, y aunque estáis habituados a cazar en la selva, hace mucho que habéis salido de vuestro coto de caza buscando alguna presa. Los animales están nerviosos, asustadizos y son mucho más difíciles de cazar. La mayoría huyen de la zona, hacia el norte, y vosotros, persiguiéndolos os alejáis con cada caza un poquito más. Los sabios murmuran y rumorean. Rumores que apuntan a algo tenebroso y  traicionero.
En vuestra persecución divisáis la población de Babuka. Según los cazadores más veteranos, hace años que no se había llegado a Babuka, y mucho menos buscando una presa. El líder de los cazadores decide hablar con el líder de Babuka para poder establecer un campamento a las afueras. Tras un rato esperando, algunos cazadores que habían estado vigilando la zona vienen acompañando, con sus lanzas a una chica. Parece que grita, así que todos salís a ver quién es.

- Dejadme! He dicho que me dejéis! Soy Nuru y debo ver a Dahabu inmediatamente.
La chica agarra una de las lanzas saltando hacia un lado arrebatándole la lanza al Alvini y el otro, cuando intenta arremeter es sorprendido con la lanza de se compañero, que Nuru lanza horizontalmente con ambas manos sorprendiendo a su atacante, ganando unos valiosos segundos para zafarse de ellos y correr hacia Dahubu.
- Por fin te encuentro! Kitwana me ha pedido que te venga a buscar con urgencia.

Todos notábamos algo raro. Ya fueran los sonidos, ya fuera el comportamiento de las presas...Los ancianos lo confirmaban. Hacía bastantes años que los Alvani no llegaban tan lejos. No tenía por qué ser malo, realmente. Sólo diferente.

Estamos en las afueras de Babuka, a la espera de que el líder entable contacto, cuando unos gritos nos alertan.

- ¿Pero qué hace ésta aquí?

Me adelanto para interponerme entre los guardias y Nuru, pero ella ya se ha zafado de ellos y ya se acerca a mí. - ¡Tranquilos todos! La conozco, es amiga mía, no hay por qué alarmarse. - digo alzando las manos a modo conciliador.

- ¿Que Kitwana qué? ¿Pero qué ha pasado? - digo alarmado y con los ojos muy abiertos - Esto no es normal. Nuru parece demasiado agitada.

Nuru mira alrededor, no parecía cómoda hablando con todos esos hombres.

- Dijo algo sobre el Sabio Nuk-Umba y sobre ti. Tenemos que volver.

Recuerdas a ese hombre. Kitwana había sido tu instructor. Y era un hombre venerado y respetado en la tribu, sin embargo, todo el mundo rendía cuentas ante el Sabio Nuk-Umba, un hombre muy viejo. Un brujo dirían en tu tribu, y no se alejaban mucho. Kitwana hacía muchas cosas que parecían cosa de magia, sin embargo tú mismo sabías hacer algunas de esas cosas y sabías que no era magia. Pero el sabio... Él había hecho algunas cosas que rozaban la irracionalidad. Era un sabio, y tu no llegabas  a comprender esos poderes, pero sabías que era muy poderoso. Él predijo tu llegada. Predijo tu marcha de la tribu y parece ser que podría haber predicho algo más sobre ti.

En ese momento se adelanta uno de tus compañeros.

- Deberías esperar al menos, a que vuelva Muhumbe. - refiriéndose al líder de caza- Además, esta chica ha estado corriendo todo el camino. Debería descansar y comer adecuadamente

Me quedo más boquiabierto aún, si cabe. ¿El Sabio Nuk-Umba?

- Eeehh...vale, vale Nuru. Volveré contigo. Pero tienen razón, debo esperar a Muhumbe y comunicarle que debo partir. Ahora soy un cazador, y tengo que irme con la bendición de mi líder. Con la de mi líder, y con la de mi padre.

Señalo a mi padre (que supongo que estará junto a mí) y los presento. - Nuru, este es Mibora, mi padre. Papá, esta es Nuru, una amiga. Tengo que volver con los Mahoue. Al parecer ha pasado algo, y requieren mi presencia. - después añado, dirigiéndome a Nuru - Ahora deberías descansar, y ya mañana partiremos, ¿te parece bien? ¿Quieres algo de comer, o de beber? A ver qué puedo encontrar para ti.

Me acerco a los miembros de mi tribu que se encarguen de la comida, y les pido algo para mi amiga Nuru, si es posible.

Nuru sonrie y saluda a  tu padre al que le añade algo más de información para que no se preocupe.

- Han llamado a Dahabu para que se presente ante el sabio de nuestra tribu. Tiene algo urgente que decirle.

La sonrisa que se forma en la cara de Nuru ante el ofrecimiento de Dahabu es escueta y se desvanece rápido al recordar sus obligaciones.

- Gracias, Dahabu, pero primero me debería acercar a hablar con el líder de Babuka para avisar de mi presencia en el lugar. Quieres acompañarme?

- Es verdad, qué cabeza la mía. Te acompaño. - me dirijo ahora a mi padre - Papá, vuelvo en un rato, ¿vale?

Cuando nos dirigimos en busca del líder de Babuka, vuelvo a hablarle a Nuru - Bueno, y aparte de los misteriosos requerimientos del Sabio, ¿cómo van las cosas entre los Mahoue? ¿Está todo el mundo bien? - pregunto con curiosidad.

Nuru empezó a caminar, con su acompañante al lado mientras hablaban.

- Bien, muy bien por allí, seguimos entrenándonos, meditando. Ya sabes, pero últimamente las partidas de caza tardan más en llegar. Aunque de momento no hemos llegado tan lejos como vosotros.- Nuru  miró hacia atrás un momento.- Parece que ahora estás bien con tu tribu. Me alegro mucho por tí.

Una vez llegáis a la gran chabola, el guardia mira dentro y tras unos instantes, te indica con la lanza dentro, parece que puedes pasar. Ya has visto la chabola antes, es enorme para lo que estás acostumbradas de otras aldeas y para entrar, debes subir unas escaleras. Nada más entrar véis, de izquierda a derecha a dos hombres arrodillados de espaldas mirando hacia delante, a su lado a dos chicas y al lado de estas, un chico. El primero es un hombre adulto, y aunque está de espaldas, Dahabu reconoce a su líder de caza nada más verlo. El otro, por sus extraños ropajes, parece ser extranjero, además es bastante grande. Nunca habíais visto alguien con una barriga tan enorme: sus brazos duplican los vuestros con asombrosa facilidad y las dos chicas también parecen ser guerreras, aunque no te suenan sus pinturas tribales, el chico no tienes muy claro que sea guerrero, seguramente será un visitante. Al fondo, siguiendo la mirada de los arrodillados, ves a Kilombo, el líder, ya entrado en años, que está sentado en una especie de sillón, y a su lado, también sentados, dos hombres bastante más jovenes y de pie, a sus espaldas, dos hombre más. Éstos últimos, fornidos y armados, parecen ser los guardias. Finalmente al lado de la sala, hay otro hombre, de piel blanca. Otro extranjero, vestido con ropa de plata rígida, nunca habías visto nada similar, camina en círculos, parece nervioso, y al caminar, hace ruido como para alertar toda la fauna del país.

Una vez fuera, Muhumbe os espera a ti y a Nuru, alejados de los demás y cuando os acercáis, Muhumbe contesta.

- Dahabu, no sabía que acompañabas a Nuru. - se gira hacia Nuru.- Así que tu eres Nuru de los Mahoue eh? Eres tan hábil como Dahabu? - dice con una sonrisa en la cara

Muhumbe escucha a Nuru, y de camino al campamento por fin dice.

- Por la noche quien quiera ir a la celebración podrá ir.

Nuru se levanta y se acerca a Muhumbe y ante la pregunta, asiente.

-Soy Nuru, de los Mahoue, aunque Dahabu es más hábil que yo en combate.

Dicho esto mira a Dahabu y sonríe.

Asiento con la cabeza al escuchar a Muhumbe - Sí, yo me he enterado ahora mismo también. - digo sonriendo - Nuru acaba de llegar con la noticia de que debemos partir.

Ante el elogio de Nuru a mis habilidades combativas, no puedo menos que ruborizarme (y por la misma jungla que un nanwano no se ruboriza fácilmente). - Bah, no seas modesta Nuru, la diferencia es pequeña. - añado avergonzado. - Bueno, ¿y qué hacemos ahora? Supongo que ya esperaremos a la celebración de la noche para comer. Y habrá que montar el campamento, ¿no, Muhumbe?

-Sí deberías ayudarla a montar el campamento. - dice Muhumbe con una sonrisa pícara y una mano sobre tu hombro.

El tiempo pasa rápido, cogéis una lona de piel y empezáis a montar la cabaña provisional. Mientras tanto Nuru te cuenta que han estado viviendo bien donde están ahora, la caza era abundante hasta hace unas semanas, también te ha contado algún que otro accidente con tus antiguos compañeros y amigos, resultando en unas sonoras carcajadas entre ambos. La tarde ha sido bastante divertida, hasta entrar en la noche.

Entonces, escucháis los tambores. La fiesta está por empezar.

- Me dicen hace unos años que yo iba a llegar a ser tan feliz y no me lo creo.

Esa era la sensación que sentí durante toda la tarde que estuve con Nuru. Estuvimos hablando de muchas cosas, y nos divertimos tanto que el tiempo pasó volando.

Entonces escuchamos los tambores que parecen indicar que la fiesta comienza.

- ¿Tienen tambores? ¡Me encanta! Lo mismo hasta hacen un baile y todo. - le tiendo la mano a Nuru y añado - ¿Vamos?

Volvéis al campamento que tenéis montado y empezáis a dormir. Separados cada uno.

Alguien te despierta. Ha gritado, cuando te despiertas y miras hacia la puerta, ves a uno de los cazadores apoyado en su lanza. Se tambalea y cae al suelo, se escuchan ruidos fuera. Que está pasando? te preguntas. De repente, observas como una serpiente blanca muy grande acompañado de una serpiente negra más pequeña trepan por encima del cuerpo del cazador que está en el suelo. Que diablos! Te levantas del suelo sobresaltado. Delante tuyo hay dos serpientes que avanzan lentamente hacia ti.

Miras tus opciones. Por suerte, dormías en una cabaña de piel. Puedes deshacerla para salir de ahí, puedes probar de esquivar a las serpientes para salir por la puerta o finalmente te puedes enfrentar a ellas.

- ¡Por todos los dioses! - grité al ver al cazador caer al suelo. Las serpientes se acercan a mí, así que opto por deshacer la tienda y tirarle la tela encima a las serpientes, buscando desorientarlas. Si logro despistarlas, me acerco rápidamente al cazador caído y compruebo su estado. Si está muerto, salgo corriendo de ahí para buscar a mi padre y a Nuru. Si está vivo, huyo igualmente pero intento despertar al cazador, o llevármelo a cuestas/a rastras.

El lanzamiento de la piel ha sido bastante pobre. Te has quedado muy corto, analizando la situación, te das cuenta que acercarte al guardia puede ser peligroso. Observas como las serpientes se lanzan hacia ti. Tu primera reacción es tirar hacia atrás. Aunque la blanca es algo lenta para ti, la negra es muy rápida, pero consigues mantenerla lejos. Haces un spring para deshacerte de ella y acercarte a la zona de la tienda de Nuru.

Parece que tu spring ha hecho el efecto que deseabas, has podido correr lo suficiente para poder rodear algo el campamento. Sabes dónde está la tienda de Nuru, justo al lado de la de tu padre, pero el tiempo que te ha hecho perder la serpiente negra han sido 1 o 2 minutos, y todo el campamento está plagado de serpientes.

Escuchas entonces algo. Una melodía a lo lejos. Se acerca al campamento.

- ¿Pero qué está pasando aquí? - pienso cuando logro dejar atrás a las dos serpientes. - No he podido ayudar a ese pobre hombre, y ahora estará...¿Y qué hacen estas serpientes aquí? ¡Las serpientes no atacan a la gente! ¡Esto parece una invasión!

Mi mente bulle de pensamientos fútiles sobre la situación. En un instante los relego al fondo, y me centro en lo que pasa ahora. Vuelvo a correr hasta la tienda de Nuru y entro por debajo de la tela, en su busca. - ¡Nuru! ¡Tenemos que salir de aquí, ahora! ¡Sígueme! - digo en el caso de encontrarla dentro e ilesa.

Pasas discretamente por debajo de la tienda. Cuando observas el rostro de Nuru, desfigurado con la mordedura de una serpiente, hinchado, intentas reprimir el susto. No hay nada que hacer. Pero has escuchado algo mientras avanzabas. Una voz... no la reconocías. Pero había alguien cerca. La melodía sigue avanzando. Está en el campamento. Cuando de repente, observas a un hombre avanzar acompañado de algo extraño, una serpiente-mujer tocado una flauta. Ha pasado por delante de la tienda, muy cerca del fuego, parece que se dirigían hacia algún sitio.

- ¡¡AAAHH!! - mi grito resuena en los alrededores de la tienda. Me tapo la boca con las manos rápidamente, pero el ruido ya está hecho, y las arcadas que me sobrevienen no lo mejoran. Mientras las lágrimas resbalan por mis mejillas, vuelvo a salir por el mismo sitio de la tienda, intentando no hacer más ruido y que no me vean la mujer-serpiente y el otro tipo, y me dirijo hacia la tienda de mi padre, deseando con todas mis fuerzas que él esté bien.

- Esto no va a quedar así...