Partida Rol por web

Le paso al oficinista el libro mientras saco el colgante y me dirijo hacia el primer cofre recordando que la cerradura cerradura es igual q la del libro contengo la respiracion mintras encajo el colgante y giro la cerradura.

Que nervios

Mientras la niña se acercaba al primer cofre el oficinista comenzó a leer sin parar de soltar exclamaciones de admiración.

- ¡Se trata de la historia perdida de la fortaleza de Koules! ¡Este libro tiene un valor histórico incalculable! -

Colette provó suerte de nuevo. ¡Cuan grande fue su alegría cuando descubrió que aquella cerradura también cedía con un click! Intentó levantar la tapa del cofre, pero era demasiado pesada para ella. El oficinista cerró el libro y vino a ayudarla. Juntos levantaron la tapa pero casi la dejan caer de nuevo cuando vieron el contenido.

Allí dentro había todo un tesoro. Moneda de oro y plata, perlas y gemas, collares, brazaletes... y todo en perfecto estado.

- ¡El tesoro de la fortaleza! Así que ese esqueleto tiene que ser el del lugarteniente.- dijo girándose y mirando al esqueleto con admiración - Debía conocer la existencia de esta puerta secreta y decidió encerrarse aquí con el tesoro y la historia de la fortaleza para mantenerlos a salvo. -

La llave esqueleto también abrió el segundo cofre, el cual estaba repleto de iguales riquezas que el anterior.

Finalmente salieron de la habitación para volver con los demás. Mientras hablaban el oficinista había cogido su teléfono móvil y estaba hablando con alguien en un idioma que Colette no conseguía entender, pero por su tono de voz parecía estar muy emocionado.

Todos fuera parecían aguardar expectantes a que la niña o el oficinista explicaran qué habían encontrado allí dentro. Habían estado un buen rato en aquel lugar así que debían haber descubierto algo interesante. Finalmente la madre de Colette no pudo contenerse y le preguntó a la niña:

- ¿Qué hay en la habitación? Os hemos oído trastear un buen rato y hablar, pero no entendíamos qué decíais.-

-Mamá no te lo vas a creer había un esqueleto,dos cofres llenosde oro,perlas y mogollon de tesoros y dos libros que yo no entendia por que estan escritos en un idioma muy extraño pero el oficinista dice que es la hitoria de esta fortaleza;a sido fantastico-digo atropelladamente sin casi respirar.Luego me dirijo al oficinista que ya ha terminado de hablar y le digo:

-¿Qué haremos con el tesoro?-digo despacio y recalcando el"haremos"

Espero que me den algo a mi.

El oficinista, que acababa de colgar el teléfono respondió:

- Pues ahora tiene que ser estudiado por los expertos y luego seguramente se le creará una sala especial en el museo arqueológico de Atenas, en la capital del país. Tienes que decirnos tu nombre y apellidos para que podamos ponerlo en las unas placas que vamos a poner tanto en la fortaleza como es esa sala. -

- Vaya Colette, has conseguido que tu nombre quede grabado en dos sitios para la posteridad. - dijo su padre poniéndole una mano en el hombro.

- Sí, y yo personalmente insistiré en que la sala se llame Sala Colette. Ahora tengo más buenas noticias. Mañana se inaugura un área recién restaurada del Palacio de Knosos y en agradecimiento estáis invitados a la celebación. Será al atardecer y Habrá una cena y un baile de gala, va a asistir mucha gente importante. ¿Os apetece? -

- ¡Qué bien! ¿Qué dices Colette? ¿Vamos? -

-Sí,sí y sí me encantaria a y mi nombre es Colette Senteces se lee sentes y se deletrea S-E-N-T-E-N-C-E-S.-Digo sin creerme aun lo que esta pasando.Luego miro al oficinista y le pregunto:-Por curiosidad aqui tienen tienda de regalos-luego me dirijo a mis padres-Creo que me merezco un regalito-y no puedo aguantar une risa picarona.

No sabia que sentase tambien ser una descubridora.

El oficinista apuntó el apellido de Colette en una libreta y luego le dijo:

- Claro que te mereces un regalo. Ven, acompáñame a la tienda... y ustedes también por favor. - le dijo a los padres de Colette.

Antes de irse los monitores del grupo de escolares al que pertenecía el pobre chico al que Colette había salvado le dieron las gracias a Colette. Dejaron atrás a los niños, quienes se habían reunido en torno al desafortunado chaval y no paraban de hacerle preguntas. Colette, su hermano, sus padres y el oficinista recorrieron los pasillos de la fortaleza hasta la entrada, allí, junto a la taquilla había una pequeña tienda de regalos.

- Escoge lo que quieras. Invita la casa. -

Se trataba de la típica tienda de regalos de un museo, con todo tipo de cosas relacionadas con el lugar que acababan de visitar y con otros lugares del país. Había material de papelería diverso, llaveros, muñequitos, camisetas, sudaderas, gorras, vasos para refrescos...

Una dependienta bajita y de tez y pelo morenos los observaba sonriente.

-No me la imaginaba tan grande-digo mientras voy de un lado para otro mirandolo todo.

Colette rebuscó en la sección de llaveros. Había tres modelos de llavero que tenían algo que ver con la fortaleza. Uno de ellos era dorado y tenía un plástico en cuyo interior había una foto en la que se veía la silueta de la fortaleza recortándose contra un atardecer. Otro modelo era una reproducción en miniatura del edificio. El último era una pequeña bola de cristal en cuyo interior se había grabado con láser una reproducción en tres dimensiones de la fortaleza.

-Me encanta este- digo cojiendo la pequeña bola de cristal en cuyo interior esta grabada a  láser una reproducción en tres dimensiones de la fortaleza.

- Muy bien, es tuyo. - dice el oficinista cogiendo el llavero y metiéndolo en una bonita bolsa de papel.

- En cuanto a la invitación... - añade entregándole la bolsita a Colette y dirigiéndose también a sus padres - ... venid mañana por la tarde a la fortaleza y os llevaremos en un coche oficial.

- Aquí estaremos. - responde Rubén. Consulta su reloj y dice - Bueno, empieza a ser tarde. Hemos estado un buen rato entretenidos aquí. ¿Alguien quiere un helado para merendar? -

- ¡¡Yooooooooooo!! -