Partida Rol por web

Puedo escuchar al ciego, vomitando palabras en un nauseabundo color café, palabras que tiñen cuanto tocan de extraños sentimientos.

Veo como camina, en torno a nosotros, con la misma actitud que un lobo entre corderos, pero aquí todos somos lobos. ¿Pero quien cojones es el capullo éste? ¿Quién se cree? valiente capullo. Habla entonces de Helen, y me siento furioso, cómo te atreves maldito hijo de puta a hablarle si quiera. Se ceba primero en Ty, y mis puños se crispan con odio, luego en Jane, quien se revuelve como una mangosta, devolviendo siempre el mordisco, y siento ganas de dar un paso hacia delante, de gritarle, capullo, que son mis hermanos...

Y entonces, lo inesperado... unas palabras que me dejan lívido. Y si antes sentí el impulso de dar un paso adelante, ahora siento de darlo hacia atrás, pues me desconcierta que conozca mis miedos. Miro a mis hermanos, dudando si soy tan transparente en realidad, si ellos también han visto mi miedo, no se quien soy, jamás escuche mi linaje, y ayer me importaba un huevo, pero hoy, con Helen, todo ha cambiado, y algo que no debería ser importante, se erige frente a mi como una frontera infranqueable. Siento la garganta reseca, y sin darme cuenta, la mano que sostenía la de Helen, pierde su fuerza, quedando apenas sostenidas la una y la otra por nuestros dedos entrelazados.

Pero a través de mis miedos, se abre camino una voz potente, dando la cara por todos nosotros, y el miedo entonces comienza a transformarse en determinación. Yo no libro mis batallas solo, ellos no libran solos sus batallas, somos una manada, nuestras batallas individuales, las libramos como manada. Observo a Ty, sosteniendo las solapas del ciego, exigiéndole un precio por nosotros, y una palabra se abre camino en mi mente, y lucha por ser pronunciada, convertida en vocablo implacable, NO. Cierro los ojos con fuerza, tratando de aclarar mi mente, nos está confundiendo, juega con nosotros nada mas, no va a darnos hoy respuestas... pero cuando lo haga... Abro los ojos de nuevo... nuestra sorpresa será su pago y nada mas, si eso le gustaría, eso quiere. Hoy nadie va a pagar nada.

Miro a Helen un momento, ya no hay miedo, verme en sus ojos es cuanto necesito, y la pregunta del ciego, ¿sabes quien eres?... en cierto modo cobra sentido en ella. Suelto a Helen un momento, mirándola tranquilo, transmitiéndole que no tenga miedo, que no hay nada que temer y dejándola en las manos de Eve, camino tranquilo, sonriendo, hacia Ty y el ciego.

Poso entonces mi mano sobre el hombro de Ty, con la sonrisa que genera la confianza, para vocalizar, sin llegar a verbalizar, un NO, claro, conciso y tajante, al tiempo que niego con la cabeza.

Mi ceño se ha fruncido en algún momento de toda la conversación con el ciego, aunque no soy consciente de en cuál. Mi brazo aprieta a Jane contra mí con un mensaje claro "No te voy a soltar". 

Una rabia sorda empieza a latir de nuevo en mis venas, desperezando mi cuerpo, pero aprieto las mandíbulas y la ignoro. No voy a desafiar las órdenes de mi alfa. No ahora cuando hay tantos desconocidos buscándonos las cosquillas. Debemos permanecer unidos. Y con expresión molesta sigo contemplando cómo el tipo increpa a Tyler, a Jane y a William. 

Es esto último lo que me desconcierta. Mis ojos buscan a Will con una pregunta impregnada en mis pupilas. - ¿De qué habla? Will... Es Will. Es mi primo, conocemos a nuestros padres. - La piel de mis brazos se eriza poniéndome los pelos de punta y abro y cierro la mano que no rodea a Jane en un puño. 

- ¿Y acaso yo sé quién soy? ¿Acaso sé de dónde vengo, cuál es mi estirpe? - me pregunta una voz insidiosa en mi mente- Conozco a mis padres pero si no fuera porque Will también cambió ni siquiera sabría cuál de los dos es Pariente. ¿Acaso mi madre sabe lo que es? - Las dudas empieza a agolparse en algún lugar de mi nuca, creando una sensación molesta. Sin embargo, ahora que les he abierto la puerta no es tan sencillo cerrarla. Mi mirada viaja hasta Helen y Eve, hermosas, Parientes y me pregunto qué lugar ocupa mi madre en la Nación. - ¿Por qué emigró mi abuelo al Nuevo Mundo? ¿Por qué decidió tener descendencia tan lejos de su hogar, de su familia? ¿No sabía él tampoco lo que era o... quería proteger su linaje? - Todas las guerras entre Clanes que Jane conoce siempre me han resultado ajenas. Ni siquiera sé a ciencia cierta a cuál pertenecemos Will y yo. Pero por una vez me pregunto si mi madre está a salvo y rezo a Gaia porque nadie sepa de su existencia, porque no se presente una manada un día en casa de mis padres para llevársela por la fuerza para vete a saber qué propósito.

Vuelvo a mirar a Will, con una confusión palpable en la mirada. Ojalá mi madre no fuera una idiota, ojalá pudiera hablar con ella. Debe ver a través del Velo -Quizá eso explica todos esos ansiolíticos-, debería poder contárselo, pero... Niego con la cabeza, intentando apartar todos esos pensamientos. Buscando la forma de reafirmarme, de no caer en las dudas. 

- Soy Amber Aurora-insolente Browning, cliath del Círculo de Plata, miembro de los Colmillos Plateados. Eso es lo que soy, eso es todo lo que necesito ser. 

Mi barbilla se eleva con una pizca de orgullo al recordarme a mí misma cuál es mi lugar en el mundo. Sin embargo, el grito de Tyler me sobresalta, sacándome de inmediato de mi ensimismamiento. La conversación con el ciego ha subido de nivel y no me extraña. Ha venido a provocarnos y lo está consiguiendo. Igual que Riley. Siento la Rabia llamarme desde mi propia sangre, instándome a ayudar a Tyler, a golpear a ese hombre, pero no me muevo. Es Jane, mi pequeña y dulce sabelotodo, su contacto actúa como una piedra de toque, ayudándome a mantenerme serena. Sin embargo, muevo un poco mi brazo, colocándome un centímetro por delante de ella. No la suelto, pero mis oídos se aguzan, esperando la respuesta del ciego y contemplando la situación con los músculos tensos, preparada para lo que haga falta. 

Caos, el ambiente era un tenso caos para ella y cuando Tyler se mueve y ordena el lugar, ella no puede más que cerrar los párpados y asentir, nuevamente aprobando el liderazgo del chico.

Pero su atención no puede distraerse más y retorna su rostro con un temple comprensivo y cariñoso hacia su prima - Sí, conozco a Erick, no mucho tengo que admitir, pero lo que sé es que es un hombre de corazón gentil, muy perspicaz, pidió reunirse con tu hermana para conocerla. Conversaron mucho, luego Marion vino a mí y hablamos otro poco a solas, ella y yo. Te lo puedo contar en confidencia.

Cuando Will se aproxima, Eve le mantiene la mirada, primero sería y distante, luego un poco más amistosa - Encantada de conocerte William -expresa con cortesía y extiende la mano, para darle un apretón suave, formal.

La pregunta de Helen la toma por sorpresa, es imposible esconder su expresión de horror y cierto enojo mientras los mira durante algunos momentos - No, Helen. Jonas es un buen hombre. Claramente, has recibido información poco acertada, lamento que te asustaran tales desconsideradas impertinencias nacidas de la ignorancia. No tienes que alarmarte y sobre el pacto...

Se queda con las palabras en los labios, pues Will confía a Helen a Eve, ante la aparición de un hombre invidente, extraño, que pone los pelos de punta a todos. Tyler lo encara y parece que se va a iniciar una reyerta, por lo que Eve, tira gentilmente de Helen, hacia atrás, alejándose de aquel escenario.

Pero son las palabras del extraño la que la descolocan, pues Tyler le había confiado algo tan importante que no podía dejar de pensar en ello. Tuvo la intención de aproximarse a él, pero las palabras del extraño llevaran algo de verdad. Solo la mención de un objeto importante, causan que ella mire con sorpresa a Helen, pero si quería decir algo, no fue posible saberlo.

- Riley ¿dijiste que me protegerías, no? -interrumpe Eve, más como orden que como una pregunta.

La preocupación de su mirada desaparece en cuanto escucha las palabras de su prima. Una sonrisa aparece en su rostro cuando Eve estrecha la mano de Will, hasta que aparece aquel extraño y la tensión vuelve a concentrarse en la sala.

¿por qué?

¿Qué estaba pasando?

¿quién era ese extraño?

Su mirada se preocupa cuando Will la suelta y se marcha junto a Tyler, ella se aferra a Eve y acepta ser guiada por su prima. No puede evitar aterrarse cuando nota que esta duda si intervenir o no, solo la sujeta con mayor fuerza esperando que Eve no la dejase. 

Cuando Tyler agarra al sujeto y Will se coloca junto a el, el corazón de Helen se agita impaciente, preocupado, asustado.

- ¡No por favor! -clama nerviosa, alzando la voz entre tanto tumulto.

Su respiración se detiene inconscientemente cuando el extraño habla del objeto que ella lleva ¿cómo lo sabe? Eve la sostiene y tira de ella, admirando la calma de su prima, aunque no se muestra muy segura de la muchacha llamada Riley, la mira con miedo y enojo pues había atacado a Will.

Por un instante, parecia que todo se resolveria adecuadamente. Y, como no podia ser de otra manera, nada se resolvió adecuadamente.

Decidí continuar con mi tarea. Riley no parecia tolerar bien mis intervenciones, ni mis puntos de vista. Lanzé una fugaz mirada a la brusca Furia Negra. Una vocecilla interior, muy desagradable, con voz estridente y tono agudo, me advertia sobre sus motivos. Pero otra, un poco más suave, me animaba a esperar un poco, a ver que pasaba, como evolucionaria la cosa.

Mis labios se curvaron en una torva sonrisa al escuchar el último exabrupto de nuestra invitada... Aliada... La palabra, en todo su explendor, se grabó a fuego, ofreciendome una nueva perspectiva del asunto.

"El asunto es simple... Simplemente complejo... Y de compleja simplicidad... Ir al Norte."

Mientras, nuestro último invitado ponía a prueba una vez más las pocas reservas de paciencia de Tyler. "O, hablando en plata... Tocandoles los cojones a un tipo que lleva cabreado como una mona desde... Desde que se levantó esta mañana." Sus palabras, lisonjeras, enigmaticas y un tanto rebuscadas, sin embargo, tienen la cualidad de resultar increiblemente acertadas.

Y, como no podía ser de otra forma, Tyler levanta por las solapas a Ojos-de-Plata, alzandole un palmo del suelo como si estuviese levantando pesas en un banco.

"Un mal gesto... Aunque mejor que dejarse llevar... Como a todos nos hubiese gustado..."

La canción estaba tocando a su fin. Los últimos acordes. Nadie parecia haber apreciado el valor implicito de dejarse llevar por la muerte y la derrota. Eso estaba bien. No era lo que yo pretendia pero, de alguna manera, habia conseguido descolocarlos un poco más.

Jane y Amber se habian fundido en un abrazo temeroso. No resultaba agradable percibir el desequilibrio de Jane. Su excitación, su agresividad, su furia incontrolada, daban miedo. Medio escondida entre los brazos de Amber, su rostro lloroso, enfurecido y enrojecido, apenas resultaba visible pero el brillo enrabietado de sus ojos si y esa vocecilla molesta volvió a sugerir una vez más una medida para asegurarme.

"El Wyrm... Percibir la podredumbre, la maldad y la corrupción... Gaia me ha permitido averiguar y saber si, al final, Jane ha caido..."

Sontengo un libro en una mano, sopesandolo. Un volumen no muy grande, algo pesado, encuandernado en tapa dura, con la sobrecubierta rajada y gastada. El titulo me hizo sonreir de nuevo mientras lo colocaba cuidadosamente en un hueco.

"Complejo."

Helen y Eve, parientes en más sentidos de los que una primas comunes o corrientes, habian interrumpido su reencuentro. Pensar en ellas como piezas de un puzzle mayor era solamente un poco mejor que pensar en ellas como mercancias. "A veces, ser uno de nosotros, es peor que ser uno de ellos..."

Se me acababan los libros y William escogió ese momento para demostrar que tenia muchas pelotas... O que estaba completamente cegado por su chica. "El día que recuperé el habla, vamos a tener que mudarnos de barrio... o de estado."

Pulsé el botón de encendido del reproductor para apagarlo. La canción se cortó a mitad de una frase, con un chasquido molesto vibrando en los altavoces de alta fidelidad. El pilotito de luz azulada perdión intensidad y murio, dejando una pequeña lucecita apagandose en mi retina.

- Las cosas que son iguales a una misma cosa, son iguales entre sí...- Las matemáticas nunca me habían gustado, asi que debía haber sido cosa de las Musas, que soltasé aquella frasecita.- Y, aqui, somos iguales... Dentro de un orden, claro.

Sonreí con cierta desgana antes de acercarme a al árbol que presidia la sala principal del Túmulo. Era un arbolillo alto, un tanto espigado y no muy frondoso. Quizas un alerce o algo asi. Relativamente finito y endeble.

"Y, sin embargo, lleno de posibilidades aún."

- Se hace tarde.- Cerré los ojos mientras acaricidaba su terso tronco.- Si no esperamos a nadie más y todos estamos de acuerdo, me gustaria sugerir que nos sentasemos y tratasemos de poner las cartas sobre la mesa... Porque estamos cagandola a base de bien, con nuestros juegecitos de malotes y hay dos buenos chicos que lo estan pasando mal.- Apoyé la frente en la superficie del arbolillo antes de continuar.- Si alguien lo considera necesario, podemos hacer esto de forma formal... Pero creo que con un poco de buena voluntad y una disculpa sincera, podremos hacer lo que tenemos que hacer... Ayudar a Helen, a Eve y a las señoritas Paso-Gris y Sol-de-la-mañana en su viaje y responder a algunas de las preguntas que llevamos haciendonos estos dias, mágnificamente concretadas por el señor Adrien Ojos-de-Plata.

Hago una pausa dramática para aspirar la fragancia del arbol antes de añadir una simple pregunta...

- ¿Vale?

La impresión no se le quita del rostro, si fuera posible el púrpura de su cabello se habría diluído por la sorpresa, apretó los puños tratando de asimilar la explicación que Adrien le había dado. Sin duda, por la expresión que traía lo veía descabellado

- Ya... -apenas musitó, mirando hacia donde sabía que estaba Paso-gris. Pero no se encaminó hacia allá- Siempre es una noticia buena que un hermano sobreviva, vaya, esto lo tengo que cantar, Adrien yo...

Pero la situación se descontrola rápidamente, no sólo por las palabras del círculo de plata, sino también por las formas en que Adrien entabla la conversación. Pronto todo es un verdadero sitio a punto de pitar de hervor.

- ¡Ensarta-lobas! ¡Que no! ¡Es un puto Adren! ¡suéltalo! -interviene abriendo los ojos sorprendida, aunque sin juzgar mucho a Tyler ¿quién no reaccionaría así? Pero no estaba en ella arreglar todo este asunto, quería hablar con Adrien, preguntarle cosas, saber cómo había escapado... si había visto como aquel vagabundo se lo....

Se mordió el labio haciéndose una herida con el aro que llevaba de adorno. Miró de reojo a Lex-talionis, siendo el único Philodox presente era a él al que le tocaba cantar las cosas en esta casi-trifulca, se pasó la lengua por la herida.

- Lo que ha dicho Lex aquí, ¡Hagamos eso! -lo señaló y coreó, sin creérselo, había que estar de broma. Pero seguro que lo escucharían a él, a ella se le inflamaba demasiado la vena, demasiado a menudo- Joder, Adrien, perdónales.... han estado pasando cosas ¿por qué coño estas tan misterioso? 

La exigencia de Eve, la pilló desprevenida. A veces no podía ni entenderla, era un dolor de cabeza tras otro, aunque tenía que admitir que esa personalidad le metía miedo hasta a ella. Gaia le perdonara pero dejarla en su casa iba a ser lo mejor que le podían regalar - Eso estoy haciendo, princesilla... -entornó los ojos otra vez mandando a diestra y siniestra - todo esto que he hecho ¿a quién crees que he estado protegiendo? Si, admito que a mi modo, pero no puedes negar que he mantenido mi palabra -señala la furia negra, seria, pero sincera.

Camina hasta tirar de una silla, para ofrecérsela a Ojos-de-plata, luego toma una para ella misma y se sienta, siguiendo el hilo del philodox con acciones.

- Adrien -exhala- siéntate y habla ya.... 

Apenas logro aflojar un poco la presión de mis puños cerrados en su pechera, tratando de controlarme, con los ojos entrecerrados fijos en un punto por debajo de su rostro, evitando esa mirada ciega que me altera. Mi respiración continúa agitada, mi boca cerrada con la fuerza de mi tensa mandíbula hace que todo el aire pase por mis fosas nasales como las bocanadas de un toro antes de salir de su cajón al rodeo. Se que sólo necesito que me de una excusa, que libere el pestillo de ese cajón... Pero no puedo hacerlo. Necesito evitarlo. Necesito...

Necesito esa puta respuesta...

Pero entonces, siento una mano en mi hombro. Mi cuello gira como activado por un resorte, clavando una dura mirada en... ¿Will? Parpadeo, sorprendido, y mi expresión cambia automáticamente, consternado, sorprendido. Está ahí, a mi lado, con una sincera sonrisa que no comprendo, y niega con la cabeza mientras sus labios vocalizan un "no" mudo. Siento un fuerte calor asolando mi rostro, mi cuello, mi pecho. Tras él, veo algo más apartadas a Jane y a Amber, fundidas en un abrazo procedente de la necesidad y el dolor. Mi pequeña aún tiene los ojos enrojecidos y brillantes. Siento la mirada de nuestra hermana rebelde, clavada en mí, con sus cinco sentidos esperando una señal para actuar. ¿A esto la he llevado? Yo, que debería estar imponiendo la calma... Yo, que les he exigido eso mismo hace tan sólo unos instantes...

La vergüenza aflora a mi rostro, junto a ese sentimiento perenne de no estar a la altura de las circunstancias. Agacho la mirada, turbado, y cuando oigo la aterciopelada voz de Eve a mi espalda, me estremezco. Le recuerda a Riley su voto de protección, y mi cabeza se hunde entre mis hombros pensando en qué la lleva a no sentirse segura. En por qué no transmito yo la seguridad que debiera. No estoy haciendo las cosas como debería hacerlas. El grito de Helen no hace sino hundirme más aún. ¿Qué estoy haciendo, exactamente? Exigiendo respuestas a preguntas que no tenemos por qué hacernos ahora mismo. Cayendo en el juego de este... Este...

La voz de Alex me devuelve un poco de sosiego, dando forma a la idea más sensata posible. Sentarnos, calmarnos, centrarnos en la misión que tenemos por delante. Eve y Helen...

Mis manos se abren, dubitativas, liberando las solapas de la americana de Adrien Ojos-de-plata. No puedo hacer esto, no puedo ser así...

Y entonces me llega la voz de Riley, y su advertencia me hiela la sangre...

Mierda... -El exabrupto se escapa entre mis labios mientras mis ojos se abren desmesuradamente, mirando el rostro del sarcástico invidente, mis manos aún sobre su pecho. Las aparto inmediatamente, en un gesto rápido como evitar las llamas, dando un paso atrás- Joder, ¿y por qué no lo ha d...? -Me detengo al darme cuenta de que exigir explicaciones a alguien que se encuentra dos rangos por encima de mi posición es otra estupidez más para mi lista. Mi cabeza da vueltas buscando una salida, y tan sólo encuentro en mi memoria unas palabras de Jason que me sonaron ridículas cuando las oí por primera vez. "Puede que seamos la única tribu que aún recuerda las viejas maneras de hacer las cosas. Desde luego, la nobleza no de inventó en la edad oscura del hombre, pero sin duda alcanzó su mayor esplendor. Conservar esas costumbres nos recuerda de donde venimos, y a qué aspiramos". Antes de que toda la explicación cruce mi mente, doy otro paso atrás y, con la cabeza gacha, clavo una rodilla en el suelo, en señal de sumisión- M-mis disculpas, Adrien Ojos-de-plata...

Sí, esto no hubiera pasado si se hubiera presentado como debiera, si hubiera cumplido con los protocolos establecidos en la nación, pero ese es SU fallo. Cada cual tiene que cargar sus culpas. Eso también lo he aprendido por las malas. Tengo demasiadas culpas que cargar...

Respondo gentilmente al saludo de Eve. A pesar de que la sombra del pacto sigue pesando sobre mi cabeza, trato de sonreir y no mostrarme preocupado.

Cuando mis ojos se cruzan con los de Ty, no hay reproche ni enojo en ellos, tan solo calma, ya está, tranquilo.

Me llega entonces la voz preocupada de Helen, y retiro mi mirada de los ojos de Ty, buscando la de Helen, para dedicarle una mirada cariñosa, tratando de tranquilizarla.

La música se detiene súbitamente y Alex comienza a hablar, tratando de introducir algo de cordura en esta situación que se nos ha ido de las manos, dos buenos chicos que lo están pasando mal. Enarco las cejas sorprendido, pensando en si hablará de Helen y de mi, pero sin terminar de tenerlo claro.

Apenas noto a Ty mas calmado, retiro mi mano de su hombro, dispuesto a volver al lado de Helen, si será mejor que hagamos caso a Alex...tenemos que sentarnos y hablar. Contento pero con un ligero deje de pesar, comienzo a caminar hacia Helen, decidido a tomarla de nuevo de la mano.

Pero antes de que la alcance, la voz de Riley restalla con fuerza, obligándome a recordar el golpe en mis costillas, joder, habla igual que pega... un Adren, me giro para observarlo mas detenidamente, la leche, las cosas nunca son lo que parecen, y ya cuando creía que mi sorpresa no podía aumentar, Riley intercede por nosotros frente a Ojos-de-plata, perdónales...

Demasiadas sorpresas, demasiadas voces, los colores se agolpan frente a mis ojos haciéndome parpadear algo confuso. Entreabro la boca, respirando algo agitado, Helen... tratando de enfocar, de descubrir esos malvas con los que habla, o esos ojos que me llaman. Finalmente los colores se van esfumando, y tras parpadear un par de veces mas, consigo encontrarme con ellos, es todo lo que necesito.

La sonrisa vuelve a aflorar a mi rostro, y de nuevo contento, camino hacia ella para tomarla nuevamente de la mano, prodigándole antes una suave caricia en su brazo.

El cuerpo de Adrien volvió a apoyar los talones en el piso lentamente, detrás de los lentes aún se ocultaba una mirada que quizás comprendiera o no la reacción de Tyler, no era la primera ni la última vez que le hacían algo similar, aunque hacía mucho de ellos.

Imprudente y descarriado, esa fue también parte de su juventud y entendía a cada uno de los presentes aun en su falta conocimiento sobre su verdadero ser.
Jane había hablado primero corrigiendo, luego Tyler – No tengo que perdonar nada, si tu reacción no fue tomada por agravio Ensarta-lobas, ahora controla tu rabia – las palabras de advertencia fueron sencillas – y Tu Jane, procura guardarte lo que piensas. Hay mucha rabia y dolor en ti, pero eso no te da derecho a actuar como superior de nadie. ¿mira que ya la Dama te acaba de exponer, no? – expuso refiriéndose a las palabras de Eve para Jane, pero no termino allí – El precio es más complicado de los que piensan pero deben estar preparados, tres días desde este mismo instante se celebrara un Concilio al cual deben asistir – comunicó escueto – Grandes figuraras de la nación estarán allí, es una celebración importante ante un fructífero ataque contra las fuerzas del Wyrm
Hizo una breve pausa mientras se terminaba por acomodar el saco – Consíganme el orbe de luna y estaré en deuda con ustedes… y no voy a negar, que alguno de ustedes pueda morir en el proceso - les miro a todos por igual – Cuando regresen, tendrán la respuesta que buscan, yo mismo les diré todo lo que necesitan saber

Bajo un poco la guardia cuando veo que Stevie Wonder no se muestra tan insufrible como la niña del pelo violeta. Así que decido guardarme todo...o casi todo. Es una pena ser honorable y cortés, se me había ocurrido preguntarle sobre si su vello púbico, como sus cabellos, daban la bienvenida a una..."humilde morada", pero noblesse obligue. No, Jane, que no te pierda la boca. Eres Luna Llena, no Luna Nueva. Incluso bajo la cabeza, aceptando la corrección del Adren y evitando apuntar que parece que él está diciendo todo lo que piensa y muchas cosas sin pensar. Sé buena, Kershaw, igual los ciegos están exentos de las buenas maneras. Y, mira, al final, parece que quiere ayudar.

Estoy siendo tan mala como los peores de mi Tribu. Reponte, Jane. No tienes que ser una gilipollas integral porque esté delante la, literalmente, reina de los gilipollas.

- No respondo ante la Dama - digo con voz calmada -. Y ha sido usted el que ha entrado aquí sin anunciarse y poniendo a todo el mundo de los nervios, Adren o no - me cruzo de brazos e intercambio el peso en las piernas para que no se me agarroten -. Estoy segura de que sus intenciones son buenas, señor Ojos-de-plata, pero necesitaremos más información que "consíganme", además, como puede ver, estamos en medio de algo, ¿Cuándo es ése Concilio? ¿Quién participa? ¿Quienes son esas grandes figuras? ¿Qué es el orbe? 

Cuando dejo de contar mentalmente hasta diez con los ojos cerrados y me giro hacia los alli reunidos, la tensión vuelve a estar zumbando. Por un instante, la iquietante musiquilla que sonaba de fondo cuando el Joker de Ledger entraba en el ático de los ricachones amigotes de Bruce Wayne y se dedicaba a amenazar con una navaja a Katie Holmes.

"Podria ser peor... Podrian estar tirandose al cuello otra vez..."

Carraspeo sonoramente, dejandome oir, sonriendo a medida que me acerco a ellos.

- Bien... Veo que estamos todos más o menos de acuerdo...- Obvio tanto la actitud de Riley, que no ayuda, como la obstinación de Jane, que tampoco estaba siendo Martha Stewart precisamente.- Solo podemos ofrecer comida de lata y, con todo el dolor de mi corazón...- Hago una mueca exagerada de pena y lastima.- Café soluble de ese que se calienta solo.

Me froto las manos rápidamente... Riley ya se habia sentado y Adrien tambien parecia haber encontrado acomodo. No era la mejor disposición, pero, como siempre, podría ser peor. "Porque, antes de empezar a mejorar, todo es susceptible de empeorar..."

- ¿Me echais una mano, chicos?- Hago un gesto a Helen y a Will, contando conque arrastraran a Eve, aunque fuese por inercia...- Me gustaria que tú, William te sentases a la sombra del arbolillo ente, flanqueada por Helen y la srta. Rothschild... No sé como andamos de sillas y me temo que a algunos nos tocará sentarnos en el suelo.

Pongo la mejor cara que puedo, sabiendo que parece ser la mejor forma de ablandar a la orgullosa Pariente... y que cierta deferencia para con ella puede ser beneficioso a largo plazo. Alzo la vista hacia el lugar donde se han colocado Amber y Jane. Les lanzo un guiño para dirigirme a ella.

- Chicas... ¿Podeís ocuparos de mover estas mesas para hacer un poco de hueco? - "El ejercicio físico les vendrá bien y mantener a Amber junto a Jane parece tranquilizar a nuestra Maestra del Desafio..."- Sol-de-la-Mañana... ¿Podrias avisar a la Fostern Paso-gris, por favor? Considero importante si no vital que este presente.

Repasé mentalmente la lista... Esto se parecia cada vez más a la organización de mesas de boda... Y, semejante pensamiento distendió una sonrisa en mis labios.

- Adren Ojos-de-Plata, si no le importa, seria conveniente que moviese su silla un poco, para dejar hueco a los alfa de las manadas que protegen juntas este Túmulo.- "¿Será realmente ciego...? ¿Que tendrá en lugar de ojos debajo de las gafas...? ¿Ojos de plata? ¿De nácar? ¿De Márfil? ¿Y de que se conocen Riley y él?"- Venga... ¿Falta algo? ¿Unas velas? ¿Palomitas?

Permanezco aún unos instantes clavado al suelo, aún tras disculpar Adrien mi falta. Con la cabeza agachada, aprieto mi puño contra el frío suelo de piedra, tensando mi gesto en una mueca entre el esfuerzo, la decepción y el dolor.

A veces es más sencillo el perdón del ofendido, que el perdón para sí mismo del ofensor.

Maldita sea mi estampa, siempre metiendo la pata, siempre fallando, una vez tras otra...

Oigo las palabras de Adrien, su recriminación a Jane que no tarda en ser respondida con más orgullo que razón, pero sobre todo el precio que pone a su información.

Tres días...

Un concilio...

El orbe de luna...

Y, lo que es más importante... -Añado a las preguntas que formula Jane, poniéndome en pie sin mirar a nadie, con la vista gacha en un punto indeterminado del suelo, lejos de todos, mientras meto las manos en los bolsillos- ¿...a quién pertenece, y cómo se supone que podemos obtenerlo? -Pregunto girándome hacia Adrien con gesto serio, dejando de lado la decepción conmigo mismo para dejar que un aire orgulloso acaricie mi semblante- Imagino, Ojos-de-plata, que no habrás venido a insultarnos hablando de "robar"... -No somos ladrones, somos Colmillos Plateados. No importa si conocemos o no nuestro linaje, o si Halcón nos reconoce o no entre sus Hijos. Ninguna de las dos cosas importa si actuamos sin honor alguno. Y el honor me lleva a decir algo más- Si no da tiempo a acudir al protectorado del norte y viajar de allí a ese concilio, no podemos hacerlo. -Digo tajante- Hemos empeñado nuestra palabra previamente, y no podemos ocuparnos de otros asuntos hasta que Helen y Eve estén a salvo con su familia. -Desvío una fugaz mirada en dirección a Eve, que aparto casi al instante, sumido en las dudas acerca de lo que dijo Jane. ¿Prima... prometida... del Rey? Veo a Will de la mano de Helen, y un zarpazo de envidia desgarra mi pecho. Me llevo las manos a las sienes, cerrando los ojos con fuerza, tratando de pensar, dando la espalda a Eve en busca de algo de claridad. Pero incluso sin verla se que está ahí, turba mi mente, me llega su aroma incluso en esta forma...- Hay pastel de carne, ensaladilla rusa, salmón ahumado... Y pastel de manzana de postre. Creo que algo más, ya no recuerdo... -Interrumpo a Alex centrándome en la compra que hice este mediodía, mientras nuestro Philodox organiza la mesa- Yo me quedaré de pie, Alex, no hay sillas para tanta gente...

Riley cruza la pierna algo tensa - ¿robar? Adrien jamás pediría algo así.. No. Y al resto no los entiendo...Se les da bien retar y responder a gente de mayor rango, como quieren ¿no? Ni yo soy tan Gilipollas... Colmillos... Así no van a durar ni un día en el norte... Después de que cante su canción Adrien será un héroe... -miro primero Amber recriminando a libra-esterlina y diciéndole como debían ser las cosas y ahora Jane diciendo los modales que debería tener un adren que se ha puesto en medio de...

Apretó los puños, acababa de decidir algo

- No llamaré a paso-gris y nadie aquí debiera. -clavo sus ojos en las gafas de Adrien.

ella no merece esto...

- quiero que descanse

Cada vez que veo hablar a Ojos-de-plata, siento un nudo en la boca del estómago, y la paz que me traen los ojos de Helen, sus palabras marrones me la arrebatan, precio, un Concilio en tres días, un Concilio joder, pero ¿por qué debemos estar, que podría hacer yo, que podríamos hacer nosotros?... deja mi vista de vagar eludiendo sus palabras cuando escucho su petición, el Orbe de Luna, y le miro fijamente, el Orbe de Luna, ¿qué diablos es eso? y... frunzo el ceño pensativo, ¿qué hace, para qué lo quiere?

Las palabras de Jane de nuevo se revuelven, no puedo evitar pensar en una comadreja cuando la escucho hablar, rápida y certera, no me gustaría enfrentarme a ella y por suerte no tengo que hacerlo.

Por un momento me distraigo con Alex, y todo se disipa, obligándome a sonreir. Me descubro pensando lo mucho que le aprecio, y como parece sumido en una obra de teatro, quizás en alguna comedia con algunos tintes trágicos, es tan teatral, y ese precisamente, es uno de sus encantos. Asiento cuando me indica donde sentarme, y antes de tirar suavemente de la mano de Helen, le hago un ligero gesto con la cabeza, ¿vamos?.

Busco con la mirada antes de dirigirme al árbol, decidido a sentarme en el suelo, la libreta esta... ahí, no recuerdo en que momento la dejé caer al suelo, pero ahí esta, de camino al árbol la recojo del suelo agachándome, sin llegar a detenerme.

Agradezco un poco de orden, necesitamos calmarnos todos, y hablar, hablar sobre todo, algo que yo no puedo hacer de momento, nunca pensé que echaría tanto de menos mi voz, todo parecía tan sencillo esta mañana, alzo las cejas recordando lo que había planeado, volver a casa, encerrarme a ver películas, tocar el piano, estudiar un poco, y mañana ya habría recuperado mi voz... Escucho a Alex hablar de comida, y me doy entonces cuenta del hambre que tengo, pues la verdad es que estaría bien comer algo.

Cuando llego a la base del arbol, me siento cruzando la piernas para frotarme después la oreja. Ty está enunciando nuestras prioridades, ya cuando hablan de robar, me muevo algo inquieto. Pero cuando enuncia el compromiso que hemos adquirido con Helen, llevarla al norte, entregar el fetiche, ¿Helen a salvo con su familia? no puedo imaginarla lejos de mi lado, y algo angustiado siento como mi respiración se acelera un poquito. Miro a Helen esperando que no note mi nerviosismo, necesito estar tranquilo, sobre todo por ella.

Miro entonces a Riley cuando comienza a hablar, no termino de entenderla, sin darme cuenta, paso la mano por el costado, donde recibí su patada, y sus siguientes palabras me molestan mas que la derrota, no van a durar ni un día en el norte... veremos... quizás algún día te sorprendas al cantar nuestras canciones.

En lugar de obtener la respuesta de Adrien, es Riley quien, con sus modales habituales, llena de rebeldía y la pasión propia de su auspicio, perpetúa la tensión que no logramos sacudirnos de encima. Niega las intenciones de Adrien de un modo que sólo puede explicarse si le conoce realmente bien, y nos echa en cara las actitudes que hemos estado manteniendo.

Y no la puedo culpar por ello...

Riley, por favor... -Me giro hacia ella con aire cansado, pasándome una mano por la nuca, y me voy acercando a su posición lentamente- Tengo que preguntarlo, yo no conozco a Ojos-de-plata como pareces conocerle tú. Hemos recibido suficientes palos como para tratar de ser, como mínimo, prudentes con quienes no conocemos. -De algún modo, me viene a la memoria el día en que Jane y yo conocimos a Alex. Sí, aquella gente eran garous como nosotros, pero no puedo considerar a gente así mis iguales, ni gente a respetar. No, haber nacido garou no te convierte automáticamente en alguien de fiar- Aún así... -Miro a la Furia con una tenue sonrisa, amigable, conciliador. Se que no es mala gente, esa impresión me ha dado ahí fuera, cuando buscábamos a Eve. Eve... Maldita sea, tengo que dejar de pensar en ella... Lo que aquí ha pasado ha sido un malentendido cuyos rescoldos aún queman, y necesitamos pasar página. Las Furias van a formar parte de nuestro Clan, tenemos que ser uno con ellas por el bien de Las Musas- ...si tú dices que es de fiar, a mí eso me vale. Confío en tu criterio.

Ya casi a su lado, me inclino sacando las manos en los bolsillos hasta acercarme lo suficiente como para susurrarle unas palabras, exclusivamente a ella, a fin de suavizar un poco la situación.

Te pediría, por favor, que me concedieras el mismo crédito, al menos de momento. No somos perfectos, pero aprendemos de nuestros errores. Y estoy seguro de que terminarás por apreciarnos... Aunque sea un poco. -Le dedico una tenue sonrisa y le guiño un ojo levantándome de nuevo.

Y si Adrien Ojos-de-plata cree que podemos conseguir ese orbe... -Digo ya en voz alta, caminando alrededor de la mesa nuevamente con las manos en los bolsillos, elevando la mirada hacia las hojas del árbol, en busca de una calma que no puedo encontrar- ...quisiera escucharle, pues sus motivos tendrá. Si no hablamos de robarlo... ¿De qué estamos hablando?

Helen siguió a Will, aliviada de que Tyler soltara al ciego y menos temerosa del ambiente al encontrarse junto al theurge fue capaz de caminar por la sala sin echar ninguna clase de mirada preocupada. Las explicaciones de su prima, le habían dado algo de paz de vuelta, aunque a pesar de la admiración que sentía hacia ella, no gustó mucho de la forma en que aclaró que todo había sido un malentendido.

- Está bien -respondió a Eve, antes de marchar junto a Will. Sentirlo cerca nuevamente, le arrebataba una pequeña sonrisa que hubiera deseado mantener en secreto, pero que era inútil para ella esconderla siquiera.

Sobre el resto de la conversación se mantuvo en silencio, el hombre ciego no la intranquilizaba. Empezaba a acostumbrarse a su presencia, lo que la aterraba sobretodo era que parecía que eso de ir a buscar esa orbe sería para todos ellos. Marion, sus padres, alguna vez lo comentaban, que los guerreros siempre tenían algo que hacer fuera...

entonces Will...

Pensativa se sentó junto a Will, sin soltarlo de la mano, pero cuando Alex habló, Helen reaccionó como le era tan natural

- Alex, yo te ayudo, con el café y las cosas si gustas... -miró a Will y luego a Alex- No importa si es soluble, lo importante es la intención...

- Le voy a rogar que no me inmiscuya en su discusión, me resulta ajena. -exigió Eve a Adrien con una mirada fría hacia las gafas del ciego, luego dirigió su mirada a la sala y cuando Helen pareció comprenderla, encontrarse más tranquila permitió que su novio la tomara de vuelta a su lado. Se los quedó mirando pensativa unos momentos pero luego su mirada se desvió al suelo nuevamente, como si buscara algo, como si algo estuviese escrito allí. Un comportamiento que Riley y Tyler reconocían, quizás la primera más que el segundo.

Su rostro pensativo tomo un lejano aire de languidez hasta una pérdida de lozanía.

Parpadeó unos momentos para tomar aire y luego intentar retomar su temple natural.

- Siento, no poder acompañarlos en esta charla. En lo que a mi respecta, parecen asuntos de garou y de manada. -se toma las manos su tono de voz no es grave, sino serio y solemne- Pero si deciden escoltarnos hasta el Protectorado, seguro que mi tío estaría encantado de abrirles un camino hasta aquel Concilio del que hablan...

- ¿Hay algún lugar donde pueda descansar unos momentos mientras dura su charla y no incordiarlos? -pregunta mirando a Tyler, ya que se supone que es el que manda ahí al ser el alfa. No insiste nada a Helen, pues es fácil comprender para ella que no dejará el lado de su novio.

"No creo que vaya a intimidarle tu mirada, Ashley" pienso cuando Eve abre de nuevo su fabulosa bocaza. Me encadeno a mí misma en plata. Ya hemos dado bastante la puta nota. Ellos han venido dando por culo, pero de nosotros depende ser mejores. Noblesse olbigue, Jane Kershaw, resiste el Lado Oscuro. No les trates peor por ser Colmillo Plateado. Sé mejor y así gánate ser Colmillo Plateado. 

Tío. Maldita sea. Claro. Es la única variable que no había contemplado, mala mía. En fin, no se puede ganar siempre. Da gracias a que haya sido una tontería de corazonada y no una batalla contra el Wyrm, jovencita.

 ¿Hay algún lugar donde pueda descansar unos momentos mientras dura su charla y no incordiarlos? 

Tarde. Muy tarde. Jodidamente tarde. Llevas incordiando desde que has llegado con esa fragancia de feromonas que parece ser mi marca personal de heroína. Céntrate, Jane, se va, la mejor forma de que se vaya es no darle motivos para quedarse. Meterse con ella es darle motivos para quedarse. Miro a Ty y muevo los ojos significativamente. "Eres el alfa, tío, te toca indicarle esas cosas", además, así puedes tontear con ella. Sólo es la sobrina de tu rey, del gran alfa gigante que te sacará los huevos por la boca como la toques. Aunque, quien sabe...

Suspiro y miro a Riley.

- Bueno, maestra Furia Negra, ¿Qué piensas de un alto el fuego por lo menos hasta que esto esté solucionado? 

Ya tendré tiempo para partirte esa bonita cara enmarcada en lila.

La situación, quiero pensar, va calmándose poco a poco. Al menos, ese brillo destella en mis ojos, esperanzados en reconducir esta mierda de situación. Helen ayuda, como siempre, con ese encanto suyo tan característico, ofreciéndose a ayudar a Alex con el tema de la comida y el café. No es que el café concretamente requiera de mucho que hacer, a fin de cuentas son latas autocalentables. Sólo hay que activar el mecanismo ese y una vez caliente abrirlo y beber. Pero el resto de la cena está en envases herméticos, y habrá que repartir platos, vasos, cubiertos... Alex agradecerá sin duda que alguien le acompañe en esos menesteres, que siempre terminamos dejando en sus manos.

Una mini cocinita en alguna sala aislada de esta biblioteca no nos vendría mal. Un pequeño office para estas cosas...

Me estremezco, elevando una mirada de ojos cerrados hacia el techo, al oír a Eve de nuevo. Sólo su voz ya me agita la respiración, acelerando mi corazón y haciendo que concentrarme en algo en concreto se vuelva tarea imposible. Le recrimina a Adrien que le inmiscuya en su discusión, ya que el Adren la ha utilizado para apuñalar a Jane de mala manera. Y además, donde más le duele. Mi pequeña Jane es una listilla, forma parte de su entrañable encanto, si algo le jode es que pasen por el morro que se equivoca. Sólo espero que esto no sea la chispa de otra discusión. Si es que se ha logrado terminar la última...

Giro el cuello hacia un lado, y luego hacia el otro. Algo cruje al hacerlo, señal de que estoy demasiado tenso.

Oigo nuevamente la melodía que supone la voz de Eve, desvinculándose de esta conversación que se ha iniciado. Parece entender que los asuntos referentes a la Nación son privados, y desea mantenerse al margen. Me pregunto cuánto de esa decisión tiene que ver con el hecho de haber sido educada en un ambiente nobiliario de la parentela de nuestra tribu. Sin embargo, hay dos cosas que llaman mi atención, lo suficiente como para arrastrarme a girarme y mirarla de nuevo, brevemente, antes de bajar mis ojos al suelo, pensativo y turbado.

"Si deciden escoltarnos hasta el Protectorado"... ¿Es que eso aún no estaba claro? ¿Queda alguna duda al respecto? Porque yo no tengo ninguna... La decisión ya está tomada, nuestra palabra se ha empeñado ya en esa tarea, y nues... el corazón de Will no obtendría descanso de otra manera.

"Mi tío estaría encantado de abrirles un camino hasta aquel Concilio"... Un camino... ¿Un Puente Lunar? Joder, eso sería la hos... Espera, espera, espera... ¿Su... tío? Demasiados datos inconexos. Jane dice que es algo de Albretch, ella no para de hablar de un tal Jonas, y ahora habla de un tío... ¿No serán...?

Siento cómo los ojos claros de Eve se clavan en mí, acelerando nuevamente mi pulso, mi respiración. Me pide un lugar para descansar, y aunque mis ojos se quedan prendados de los suyos es mi cabeza la que recorre todo el lugar, vertiginosamente.

Por supuesto... -Respondo escuetamente, haciéndole un gesto con la mano para que me espere, mientras me aparto de la mesa y me acerco al rincón donde había dejado mis cosas. Cojo mi saco, su esterilla, una de las mantas, y una botella de zumo, y regreso justo a tiempo de ver a Jane enarbolando una bandera blanca con Riley. Estoy seguro de que ese pequeño acto supone para ella un gran esfuerzo, algo que me arranca una tenue sonrisa de ternura. Estoy tan orgulloso de ella...- Por aquí, Eve. -Le indico el camino con un gesto, lanzando una mirada a los demás- Vuelvo en seguida. Alex, encárgate de todo. -No creo que tarde demasiado, pero se que nuestro Metis es el más indicado para representarnos como cabeza de manada en mi ausencia, dado el carácter de esta reunión. Además, nunca está de más afianzar su posición frente a quienes pueden menospreciar su condición de nacimiento- La escolta hasta el Protectorado está fuera de toda discusión. -Digo de forma categórica, más para Eve que otra cosa, ya que es quien ha planteado la duda, aunque no es a ella a quien miro al decirlo- Mañana Will tiene una cita en el mundo de los espíritus. Tras esta, partiremos al norte. -Y sobre ese asunto, no hay más que hablar. Quedan los pormenores, el asunto de ese Concilio, que es lo que debemos discutir. Me giro hacia Eve y le indico el camino nuevamente antes de comenzar a caminar por detrás de ella.

No es uno de los lugares de los que más orgulloso me siento dentro del edificio, pero el rincón de lectura a donde acompaño a Eve es sin duda el más adecuado. Por un único motivo: el sofá. Es viejo, hace bastante ruido al moverse, y desde luego no es demasiado cómodo. Pero es mejor que quedarse de pies, o en una dura silla de madera, o tumbarse en el suelo. Cuando entramos en el lugar, recorro las estanterías con la mirada, poco orgulloso del trabajo que hicimos con este lugar. No logré encontrar una forma de colocar los apliques para las luces ocultando el cableado, el barnizado de la madera no es todo lo regular que quisiera, y ¡Joder, mira la alfombra! Está tan desgastada que da asco verla...

Bueno, eh... -Dejo el saco y la manta sobre el sofá, en una esquina, y la esterilla en el suelo, aún sujeta por una brida. El zumo lo dejo sobre el estante contiguo- ...no es muy cómodo, lo siento. -Digo algo avergonzado, pensando en el tipo de lujos que disfrutará habitualmente- La biblioteca no tiene calefacción, y la mayoría de las ventanas no están bien aisladas, así que por las noches refresca. Tienes la manta, y si quieres echarte un rato puedes usar el saco. ¿Quieres que venga a buscarte cuando terminemos, para cenar? ¿O prefieres que te traiga algo aquí?

Finalmente, al preguntarle, vuelvo a mirarla a los ojos, notando cómo mi corazón vuelve a acelerarse. Aún recuerdo lo que sentía justo antes de que el grito de Alex nos interrumpiera. Inconscientemente, mis ojos buscan sus labios, aunque demasiadas cosas han pasado desde entonces. Demasiados problemas, demasiadas preocupaciones, demasiadas preguntas sin respuesta.

Eve... Ese Jonas, del que siempre hablas... -Le saco el tema sin poder evitarlo, sintiendo cómo el calor se agolpa en mi rostro- ¿E-es... tu tío? ¿Jonas... Albretch? ¿El... el rey?