Partida Rol por web

El timonel guía el barco a lo largo del muelle. Los tripulantes arrojan cuerdas al personal del puerto, que las ata en torno a enormes tocones de madera, y el barco se detiene junto al muelle con un ligero golpe. Se baja la plancha de desembarco, y las grúas empiezan a moverse para ocuparse del cargamento.

Deja de llover, pero la humedad y el frío del noche es evidente. Desde ahí véis como una patrulla de la Guardia de la ciudad saluda al capitán, intercambian unas palabras hasta que el capitán os señala.

El sargento de la guardia os indica con la mano que os acerquéis.

Me acerco al sargento, y antes de que diga nada, le tomo la mano y le saludo. Acto seguido, comienzo a hablar.

Mi nombre es Wolfgang. Wolfgang Bach. Tampoco es que sea un nombre muy bonito, pero peor sería llamar Cleodovesio Memedeo. Si, siempre lo he pensado. Verá, hemos desembarcado aquí, y, como usted, altísima señoría, podrá comprender; solo estamos buscando un lugar seco y caliente donde pasar la noche. No hemos venido buscando problemas. Así que, si usted, en la amabilidad que no dudo ni un solo momento que usted tiene, nos dirá lo que amablemente a venido a decirnos, y, si tiene un bonito día, nos indicará un lugar donde poder descansar. Pero vamos, solo si tiene un buen día, si no, nosotros nos parchamos con viento fresco y dormimos a la intemperie. ¡Faltaría más, causar problemas a la amable guardia de esta bonita ciudad!. Nosotros, en causar problemas cero. A eso no hemos venido, no señor...

Pero... ¡Vaya! Casi no lo dejo hablar, por favor, diga lo que tenga que decir. -Por fin, y para descanso generalizado, cayo de una vez. Aunque como el sargento no sea rápido, volveré a respirar y volveré a soltar otra tromba de palabros atropellados...

Mientras mi compañero sale del barco y habla con los vigilantes del orden de la ciudad Rainer termina sus rezos de hoy.Clama Batallas a Ulric donde pueda demostrar su Valia y le permita convertirse en Sacerdote de pleno derecho...

Al momento sale de la embarcacion y se presenta.

Me llamo Rainer Clausewitz, servidor del Gran Lobo y del Emperador. ¡Que Ulric nos traiga honorables batallas! grito mientras alzo mi maza.

Demasiados ruidos, demasiados olores. El bote es horrendo, y la ciudad no augura nada bueno. Casi estoy a punto de arrepentirme de haber venido, pero las imáganes de los horrores pasados amenazan con regresar, y me decido a probar fortuna. ada podría se rpeor que el pasado.

Bajo del bote de un ligero salto, al ver que uno de los representantes del orden hace una seña llamando a quines estamos en el. Quizás para cobrarnos algo. Muchos humanos viven por la codidia, o al menos eso me han dicho en la aldea (la imagen del enano, rudo auqnue amistoso luego de beber un rato, se cruza por mi mente).

Escucho las frases del humano que dice llamarse Wolfgang Bach. Habla casi tan bien como uno de nosotros, pero con la rapidez de un halfling.

Luego se presenta un clérigo de Ulric. No conocí nunca a uno de ellos. Espero paciente mi turno, mientras mis ojos recorren el lugar.

Al callar el clérigo, me adelanto un paso.

-Mi nombre, su excelencia, es Eldarendil. Ciertamente estoy buscando un lugar seco y caliente para descansar, aunque no menos crítica es la búsqueda de un empleador. Me han asegurado que esta es una ciudad propicia para tales oportunidades de trabajo. ¿Podría usted dirigirme a alguna de ellas?-le pregunto, expectante aunque paciente al guardia.

Desde luego, la travesía por río hasta Nuln no fue lo que Johannes califcaría como viaje de placer. No le importaba no tener un camarote, propio o compartido, pero es que apenas había sitio en cubierta donde guarecerse del tiempo.

Calado hasta los huesos y mientras los marineros terminaban de preparar el navío para el desembarque, Johannes recordaba la noche en que compró el pasaje en este tronco flotante. La misma noche en que dejó atras a Gunther. Le atormentaba haberlo hecho, pero si hubiese intentado ayudarle ahora estarían los dos muertos.

El golpe del barco al tocar el muelle le trajo de vuelta al mundo real. Justo a tiempo para ver como un sargento de la guardia les llamaba a él y al grupo de aventureros con los que había compartido el viaje.

Por un momento, el pánico se apoderó de Johannes: ¡Maldición! ¡La guardia me ha seguido hasta Nuln!

Mientras buscaba como escapar de los guardias, aunque fuese saltando al agua y nadando río abajo, cayó en la cuenta de que era muy improbable que estuviesen aquí por él. Lo mejor que podía hacer era actuar con normalidad. Pero siempre preparadao para la huida, como Max le había enseñado.

Siguiendo al grupo y con una sonrisa en su cara despues de escuchar el discursito de Wolfgang, Johannes espera su turno para presentarse con un escueto:

- Johannes es el nombre, señor. ¿Podemos hacer algo por usted?

A ver con que nos sale éste - pensó - Al menos ha dejado de llover.

El sargento os mira, el sacerdote y el elfo parecen no interesarle...

Ustedes dos pueden continuar su camino, pero a estos dos ...prendedlos.

Rápidamente dos guardias agarran a Wolfgang y a Johannes, el sargento se acerca a vosotros y sonrie.

Creo que hemos encontrado a quienes buscabamos...vayamos por partes, primero el charlatán revisad sus pertenencias y si no están las joyas, a por el que disimula...

Los guardias os empiezan a registrar, de malas maneras y con mucha impaciencia.

¡No te muevas! ¡Y tu callate!

Algunos de los marineros del lugar empiezan a rodear la escena y el sargento les invita amablemente a que se vayan

¿Joyas? ¿Qué joyas? Lamento desilusionarle amigo mio, pero no tengo ninguna joya. ¡Si apenas tengo dinero!. No es por ser descortés, pero no me gusta que me manoseen, a menos que seáis una bella doncella. En tal caso, no tengo inconveniente en que me registréis. No obstante, como parecéis un fornido y barbudo guardia de esta noble y próspera ciudad, os pediría que no lo hiciéseis. No creo que nos gustase a los dos. Al menos, estoy seguro, y pongo la mano en el fuego, de que a mi no me gustaría. Alguien que tiene más barba que yo no es mi tipo. Te lo garantizo. ¿Por qué nos queréis cachear? Solo somos honrados aventureros, en busca de un lugar donde encontrar fama y renombre. Si, como esos de los cuentos que cuentan los ancianos a los grupos de niños junto a las hogueras, pero nosotros de los de verdad, de los que aún están vivos. Tampoco es que queramos llegar al nivel de Ulric o Sigmar, solo una cosa intermedia. ¿Habéis oido hablar de Gotrek Gurnisson y Félix Jaege? pues una cosa por el estilo. Aunque supongo que ellos no tuvieron que aguantar cacheos de guardias de ciudad, pero en fin...

Diciendo esto, intento convencer al guardia de que cachearme es una mala idea, pues seguiré hablando...

¡¡Por Ulric!! ¡¿Que esta pasando aqui?! Somos compañeros de Viaje, ¿de que se les acusa? digo contrariado sin dejar de observar a los guardias buscando algo en las pertenencias de mis amigos.

Menudo recibimiento... y eso que veniamos buscando trabajo.

Mierda. Debí haber escapado cuando tuve oportunidad, ahora me es imposible. Será mejor tomarselo con calma y ver como se desarrolla la situación. Aunque ese tipo ha dicho "a quienes buscamos", en plural...

Por lo que había dicho el sargento, Johannes sospechaba que no era a él a quien realmente buscaban. Parecía que estaban detras de más de una persona y no podían haber confundido a Wolfgang con Gunther puesto que cayó durante la encerrona en Altdorf.

Tampoco llevo joyas encima, así que no pueden hacernos nada. ¡Un momento!

Una idea fue cobrando forma en su mente. ¿Y si realmente habían encontrado a sus sospechosos? Al menos a uno de ellos: Wolfgang. Hasta ahora no se le había ocurrido que alguno de sus compañeros pudiese ser otro ladrón. Puede Wolfgang estuviese en posesión de dichas joyas y a él le hubiesen confundido con un supuesto complice...

Si es así estoy en un buen lío. Bah, seguro que es una tontería, no debería pensar en eso, pero como se suele decir: Cree el ladrón que todos son de su condición.

Johannes se dedicó a observar la situación y a buscar posibles vías de escape por si, llegados el caso, hubiese que usarlas. Mientras rebuscaban entre las (pocas) cosas de Johannes, éste, con fingida indignación exclamó:

-¡Pero bueno! ¿A cuento de qué viene esto? Si piensan registrarme, ¡haganlo! Pero como dice aquí nuestro amigo sacerdote, realicen también sus acusaciones. ¿Y de qué joyas hablan? - dijo, para acto seguido, volverse y señalar a la triste embarcación que les trajo a Nuln - ¡Ja! Si tuviese dinero para joyas no viajaría en ese trasto, ¿no creen?.

Wolfgang parece un buen tipo y de verdad espero que no tenga nada que ver con esas joyas. Si no estamos hasta el cuello...

Me aparto lentamente de la escena, sin dejar de mirar. Conozco a los humanos, de vista y de cruzar algunas palabras. Parecían relativamente honestos, aunque me han dicho que puede ser peligroso confiar en ellos. Igualmente, eso puede aplicarse al guardia. Quizás estén intentando ejercer su rapiña sobre los compañeros de viaje.

Vigilando los alrededores, libero mi espada del lazo que la mantiene en la funda. Esperaba no tener que meterme en problemas en una ciudad nueva, pero las precauciones no estaban de mas. Si las cosas parecían tomar otro cariz mas funesto, debería pensar en intervenir. Y mas que nada, a favor de quien hacerlo.

Al oír el tema de las joyas, no puedo ya evitar el intervenir, diciendo la verdad de lo que había visto en el viaje.

-Su excelencia, debo decir que, aunque no conozco demasiado bien a estos compañeros de viaje, puedo atestiguar que no los he visto en ningún momento con riquezas que fueran más allá de sus apariencias. Y tengo buena vista, caballero. Puedo atestiguar sobre su buen comportamiento.-le digo al guardia, esperando no equivocarme con los tratamientos de cortesía. Los humanos eran muy enrevesados con esas cosas.

Mientras hablan no paro de observarles... ¡espero que tengamos razon!

Los guardias terminan de registrar a Johannes sin encontrar nada que busquen.

Nada, sólo armas señor, quizá para protección...dice uno de los guardias.

¡Maldición! ¡Este barco venía de Altdorf! ¿Armas para protegerse? O para asaltar a los desprotegidos, quizá deberíamos encerrales como precaución.

¡Rufianes! grita una voz desde el grupo de marineros y no refiriéndose a vosotros precisamente.

¿Quién ha dicho eso? grita el sargento ¿Quién ha sido?

Hay un breve silencio, mientras los marineros se dirigen miradas cómplices, no planean nada bueno para la salud de la guardia.

¡Es el sexto barco que revisáis hoy! ¡Sin ningún respeto! ¡Malditos rufianes!
¡Ladrones! ¡Corruptos!
¡Embusteros!
¡Marineros de agua dulce! El grupo se ríe, pues quien más y quien menos es un amrinero de río, pero es un insulto a la autoridad.

Los guardias preparan sus armas, mientras se olvidan momentáneamente de vosotros. Los marineros empiezan a silbar para llamar a sus camaradas.

¡Pelea!

Lo que se sucede a continuación es la clásica pelea de taberna llevaba al exterior, cajas y toneles son lanzados contra los guardias mientras se da la voz de alarma por el puerto, las patrullas de la ciudad no tardarán en llegar...

Un trozo de lo que parece una silla golpea a Wolfgang y una botella roza el hombro de Eldarendil.

Contrariado miro a mis compañeros.

Creo que es hora de irnos... no haremos ningun bien aqui y solo seremos detenidos por participar en esta pelea absurda... ¿nos vamos? digo mientras observo el contenido de las cajas que caen al suelo, por si alguna tuviese algun objeto sagrado... ¡no deben ser mancillados por estos malhechores!

Esquivando algunos proyectiles que vuelan desde la pelea, me doy cuenta que lo que dice el clérigo es correcto: para bien o para mal, ya me han identificado conjuntamente con estos individuos, y estos humanos, al final de su pelea, seguramente querrán desquitarse. No tiene demasiado sentido esperar clemencia de estos, asi que la huida parece correcta.

-Estoy de acuerdo con la percepción de Rainer Clausewitz. Debemos salir de aquí antes de que esta pelea termine.-digo, mientras me muevo un paso para esquivar una botella.

Diciendo esto, comienzo a observar un lugar posible a donde retirarme. Viendo que hay muchas callejuelas, me dirijo a una de ellas, sin esperar al resto.

Aun dudando si es una batalla digna o no, Rainer agarra a sus dos compañeros y les apremia a moverse. Vamonos antes de que se den cuenta, aunque seais inocentes no parece ser importante en estos tiempos que corren

Eh... Sí, vámonos. No quiero que me pille la pelea por medio. En la última pelea de estas características que estuve, estaba muy borracho, y me dieron con un taburete en la cabeza. La verdad es que no me pasó nada, pero fue bastante doloroso, y no tengo intención de que se repita, así que creo que escabullirnos entre los callejones será la mejor idea que podamos tener. Así que ahora vamos, ¡o tendremos que dar cuenta a los guardias por no haber hecho nada en la pelea!. Además, es tarde, y cuanto antes encontremos sitio en una posada, mejor que mejor. ¿Qué hacéis ahí parados escuchandome de hablar? ¡Vamos, o los guardias nos prenderan! Y que nos prendan no pinta nada bien. No, desde luego que no.

Y diciendo esto, salgo pitando por cualquier callejón.

Viendo como los guardias rebuscan por mis pertenencias sin encontrar nada, suelto una risita:

- Jeje, os lo dije. No somos quienes buscais.

A continuación escucho atónito como pretenden arrestarnos "por precaución".

Parece que vas a tener que recurrir a tus piernas Johannes - pienso - y nada mas llegar a la ciudad. Buena forma de comenzar.

En ese momento los marineros empiezana increpar a la guardia. Parece que este tipo de sucesos ha ocurrido ya varias veces.En cuanto encuentre un lugar seguro debería enterarme de que se cuece en la ciudad. No quiero meterme en otro lío de estos.

 Noto como el ambiente se va caldeando y sé lo que está a punto de suceder; no es la primera vez que veo una trifulca y puedo reconocer el inicio de una. Será la perfecta distracción para escabullirme.

Espera, espera un poco más... - murmuro en mi interior, hasta que empieza la pelea - Ahora es el momento, ¡corre!.

Me dirijo a los demas:

- Sí, mejor marchemonos antes de que lleguen los refuerzos y la guardia sofoque la pelea. Está claro que no nos tienen mucho aprecio a Wolfgang y a mí, y no tengo ganas de sufrir su "afecto".

Dicho esto, salgo corriendo hacia el callejón más cercano que nos aleje de la pelea. Una vez a una distancia segura, observo las calles en busca de una taberna o posada o bien de alguien a quien poder preguntar.

De "camino" a gran velocidad hacia uno de los callejones, Eldarendil choca de frente con un joven que lleva una daga en la mano yuna botella en la otra.

!Maldita bolsa de estiércol con orejas mira por donde andas!

Dichas las nada agradables palabras el marinero (pues tiene pinta de serlo) se levanta y se dirije velozmente hacia la pelea en la que se oyen gritos y el reconocible sonido del choque de aceros, la cosa parece bastante seria.

¡Guardia!
¡A las armas!
¡Coged los alfanjes! ¡Al abordaje!
¡Favor a la Justicia!
¡Guardia!

El callejón en el que os habéis metido está lleno de basuras podridas y algunos restos de lo que parecen ser sillas (o lo eran), el nada agradable callejón finaliza en una gran avenida por la que circula algún solitario carruaje y escasos transeúntes.

Rainer camina con cuidado por el callejon pese a las prisas... solo faltaria que nos asaltase algun malnacido...