Partida Rol por web

Holgsen camina hacia su caballo estupefacto con los ojos fuera de las órbitas de incredulidad al ver al insensato del cymerio tirar el plan al suelo, pisotearlo... hasta que le escucha revelar el resto de nuestra misión al enemigo y una desconocida. En ese momento sufre 10D6 de daño mental y otros 6D6 de daño físico cuando se le desencaja la mandíbula de asombro de que le hayan colocado de compañero a semejante imbécil. Habría sido mejor acompañar al mensajero directamente al campamento de Rorick y ofrecernos voluntarios para matar a la mujer santa. 

Por un momento se sube al caballo y da media vuelta en dirección a la corte del rey Cnulf con la intención de renunciar y buscar una ciudad en la que dedicarse a tareas menos estresantes como ser broker de bolsa o redactor de discursos en el PP... pero al cabo de unos metros el sentido del deber le hace darse la vuelta y empezar a rezar al dios tuerto para que se lleve pronto al cymerio. 

Me quedo a una distancia prudencial de Kellen y sus "rehenes" vigilando y cubriéndoles si fuera necesario.

Con precaución me acerco a la mujer, y la saludo educadamente.

- Lamento en verdad el inconveniente causado, pero necesitamos a este perro con vida para que nos lleve hasta su líder. No podíamos permitir que le rebanaras el cuello.

Desviando un momento la mirada hacia el vanir caído, continúo preguntando. - ¿Qué asuntos requerían de tan expeditiva venganza por tu parte. ¿Si puede saberse?  

 Mientras los demás hablaban, yo seguía comprobando su estado, y miré si, por acaso la suerte quería compensar tanta estupidez, el mensajero llevaba algo que pareciese un mapa con la situación del campamento. Sabía que era una posibilidad remota, pero si el hombre no conocía bien el lugar puede que llevase uno.

El vanir sigue en el suelo inconsciente, pero aún respira*.

A juzgar por su aspecto, la bella campesina aesir debe tener unos 16 o 17 años. La fiera joven al oír las palabras de Kellen y al veros a algunos acercaros, baja su hoja, y se relaja un poco, sacudiéndose la nieve:

-Soy Svala. Mi familia tiene una granja en dirección este a menos de una hora a pie de aquí. Salí a dar un paseo cuando vi a esa alimaña bajar del caballo. Entonces me percaté de que era un vanir y no dudé en esperar el momento apropiado para apuñalarlo...- Hace una pausa y luego os recrimina mientras señala al mensajero -Pero lo alertasteis y perdí la oportunidad de acabar con él. Me ha faltado poco para ser yo la que estuviera ahí tumbada en el suelo.

-¿Así que os envía el rey Cnulf? ¿Dices que han secuestrado a Irda? He oído hablar de la sacerdotisa. Se dice que tiene el favor de Atali y que está bendecida por los dioses con el don de la premonición. Se rumoreaba que pronto haría una visita a Aggersborg y yo misma estaba pensando en acudir para pedirle su bendición. Si queréis que este hijo de perra siga con vida os exijo a cambio acompañaros en vuestra misión y ayudaros a atacar el campamento. Entonces reclamaré mi derecho a matarlo como compensación.- Y dicho esto escupe al vanir en la cara como gesto de desprecio.

Finalmente responde a la pregunta de Knut:

-¡Esos bastardos mataron a mi padre cuando yo era muy pequeña!- Exclama con los dientes apretados por la rabia y los ojos llorosos.- Ni siquiera soy capaz de recordar su cara.

 - Ya tenemos bastante con un loco vengativo incapaz de controlarse... - Le respondí a la mujer, con mirada severa, tras dedicarle otra significativa a Kellen. - ... Nuestra misión es de rescatar a la mujer sin ser detectados, nada más. Si este hombre muere, perdemos la oportunidad de rescatar a Irda y tu tendrás que dar muchas explicaciones al rey y a todos tus compatriotas, por permitir que vuestra sacerdotisa muriera.

Holgsen coge los caballos y se acerca al grupo. 

El cimmerio miró a su compatriota, no con cara de buenos amigos

-Nadie te dijo nada, cuando mataste a cara cortada, en venganza por la muerte de tu padre, en vez de dejarme intentar sacarle más información-

-Si este loco vengativo no estuviese loco y no fuese un vengativo, aquella bestia podría haberos destripado en el paso de los demonios de las nieves, o quizás los lobos tras la avalancha, o los vanires cazadores-

-Matiza tus palabras, Connor, pues yo nunca te he ofendido, y no permitiré que tu vuelvas a hacerlo, yo no me meto en tus asuntos, y tu en los mios tampoco-

Su sentencia era firme

 - ¿Hace falta que te recuerde lo que dijo el rey si la mujer moría con respeto a dejarte interrogar a Rorik?. Tú ni siquiera te paraste a pensarlo, te dijimos que los aesires se ocuparan de estos dos y nos mantuviéramos al margen, pero tu ni siquiera te paraste, nos descubriste y soltaste nuestra misión como si tal cosa, arruinándolo todo. Pues escúchame bien, si que me has ofendido, por partida doble, ya que le di mi palabra al rey de que haríamos todo lo que estaríamos en nuestra mano para rescatar a Irda, y por tu culpa es posible que faltemos a la palabra dada, y también porque, después de tenerme buscando a tu familia, cuando podíamos tener una oportunidad de averiguar sobre su paradero, la dejas escapar de una manera tan absurda, lo que me hace sentir que todo ese tiempo que estuvimos juntos buscando pistas a sido tiempo malgastado. Así que si, me siento ofendido, y cuanto todo esto termine, cada uno va a ir por su lado, porque deshonras la sangre de nuestra aldea con tu comportamiento... - Le recrimine, con una fría furia. Luego me alejé del grupo, hasta un rincón apartado, buscando sosegarme y estar solo.

-Vete a un rincón a llorar, como las mujeres, es lo que haces siempre que algo no te gusta-

-Esta perra iba a matar al mensajero, y mientras tanto, vosotros estabais escondidos como hurones-

Le gritó mientras Connor iba a buscar soledad

-Tranquilos amigos, no discutáis por un miserable vanir más o menos en este mundo. Seguro que hay otras maneras de encontrar el campamento de Rorik, simplemente los dioses están juguetones y quieren diversión.

Miro a los dos exploradores, encogiéndome de hombros - además vienen con nosotros los mejores exploradores del rey.

-No malgastemos energía en enfadarnos por lo ocurrido en el pasado, busquemos soluciones para el futuro, - digo mirando a los dos cimmerios y al grupo en general.

- Además! un grupo tan grande de vanires debe apestar tanto que de seguro el buen perro de Holgsen lo huele desde aquí. 

Mirando a la mujer con cierto aire de resignación le pregunto - y el sitio ese, Aggersborg, ¿sabrías llevarnos? ¿está lejos de aquí?, - me giro hacia los demás - ¿parece un buen sitio para empezar a mirar? ¿no?

Me acerco hacia el vanir inconsciente, y le quito su espada ofreciéndosela a la mujer...

-¿Y tu venganza? ¿es contra este vanir en particular o todos en general? si es contra todos, necesitarás un arma más grande.

La espada del vanir estaba en el suelo a varios metros de él. Al parecer se le había caído cuando la mujer lo apuñaló.

Svala tenía intención de cogerla, cuando Knut se adelantó y la recogió para ofrecérsela. Ella agradeció el gesto y toma la espada comprobando su peso:

-Gracias. Creo que me la he ganado como trofeo de guerra. Apenas tenía 4 años cuando mataron a mi padre. Cualquier pelirrojo con la edad suficiente podría haber sido su asesino, así que para mí todos esos cerdos deberían estar muertos.
 

El vanir empieza a recuperar la consciencia y abre los ojos, pero no tiene muy buen aspecto. Está más pálido de lo que ya de por si soléis estar los norteños, debido a la anemia por la pérdida de sangre.

-Mmmmm......

Menuda discusión entre amigos! - Pienso... Qué labia tienen ambos. Solo espero que tengan tanta habilidad con las armas como con la lengua, porque me da que la vamos a necesitar...
Sigo manteniéndome a cierta distancia del grupo para tener el entorno vigilado... Observo y escucho con atención a nuestros nuevos compañeros.

Cuando Knut hace referencia a los exploradores, respondo con un gesto de aprobación.

Al despertar el Vanhir Holgsen hace a un lado a los demás y saca su zurrón de sacamuelas. - Has tenido suerte perro pelirrojo, de no haber estado por aquí estarías muerto. Menos mal que llevabas escolta. 

Intentando darle la vuelta a los acontecimientos, mientras le limpiaba y cosía las heridas. 

El vanir se va recuperando poco a poco y hasta consigue sentarse. Entonces, aunque sigue confundido, se da cuenta de que está rodeado de extraños y acerca la mano a la vaina de la espada y se da cuenta de que está vacía:

-¿Quiénes sois y que cojones queréis de mi? ¿Primero intentáis matarme y ahora me salváis la vida?

 - En realidad el que quería matarte era ella, nosotros solo estábamos cazando cuando os encontramos peleando... - Le interrumpí, esperando que los demás me siguieran la corriente o al menos permanecieran en silencio. - ... Por lo visto ella quiere vengarse de todos los de tu raza y por eso te ataco, ¿que haces tu por aquí?.