Partida Rol por web

Me empezaba a doler la cabeza por los cantos. Odio las religiones. Solo traen guerras y problemas.

Aquella mujer...intuí que me iba a mirar fríamente antes de que me contestara...tenía algo latente...Había que descubrirlo. ¿Cómo ha descubierto que somos magos? ¿Por qué nos odia si no le hemos hecho nada? Había muchas preguntas, y yo era muy curioso, estaba ansioso por resolver todo esto.
Si seguía presionando a la dama, puede que nos aborreciera y no volviera a hablar conmigo, así que le hice caso, y fui a preguntarle al señor que nos indicó.

Buenos días, señor. Hace buena temperatura. ¿Hay algún problema en este lugar? Si quiere le puedo ayudar, veré lo que puedo hacer. Le entré amablemente y con otro tema para que bajara la guardia.

Mientras hablaba con él, intenté de avistar si había algunos individuos, o intuir algo.

Iba a contestar al sacerdote, pero una vez Khan comenzó a hablar cerré la boca y esperé a que le respondiera mientras terminaba de comerme la carne seca.

No podía evitar pensar que si teníamos la puerta tan a la vista no nos pondrían tan fácil obtener la llave. Para distraerme de esos pensamientos me fijé en la vestimentas de aquellos hombres y los cánticos que rezaban, intentando recordar si en el pasado leí u oí algo que coincidiese con ellos.

Brok miró sorprendido al niño -Vaya, siento mucho oír eso pequeño. Comentó el enano mientras se acomodaba al su lado, el enano había notado que el chico miraba con preocupación las armas que colgaban de su cinto por lo que intentó cubrirlas tanto como pudo con la capa -No te preocupes, sólo estamos de paso no hemos venido a causar problemas. Dijo Brok sonriéndole. Tras una breve pausa el enano le pregunto al niño -Dime, ¿a qué dios te referías antes, y por qué tendría que estar enfadado? tu madre debía ser una persona muy querida si todos la lloran de una forma tan emotiva.

Jilokasin se acerco al señor con el cual hablaba Khan

Efectivamente señor, si fuera tan amable ,buscamos un portal y una llave que lo abra para cruzarlo, puede ser cualquier cosa ,pueden ser cualquier cosa, la llave puede ser una cuenta de cristal y la puerta un arco brillante....

Dijo apoyando las palabras de Khan, aquel hombre parecia amable, lo suyo era tratarle tambien con la misma cortesia con la que el nos tartaba a nosotros

Khan dedicó una mirada furibunda a Jilokasin. Había abierto la boca y había metido la pata, lo que hizo que el enano se enfureciera visiblemente, aunque lo controló apretando los puños. Si empezaban a hablarle al tipo varios a la vez, las cosas se iban a torcer, y probablemente es lo que había ocurrido. Su estratagema era simple: hacerle creer que eran estudiosos y sus guardaespaldas, no unos tipos que buscaban puertas mágicas y llaves secretas.

- ¿Por qué no acompañas a Bredel a obtener más información? - dijo a Jilokasin bajando un poco el tono, aunque el anciano pudiera oírle perfectamente.

-Un artefacto antiguo y mágico- clamó el sacerdote intrigado por las palabras del enano e iba a responder pero se detuvo para escuchar al elfo. –No se de que me estáis hablando, aquí no hay magos ni nada mágico. ¿Están seguros de que este es el lugar correcto? Este es un santuario del dios Elnor a quien rendimos pleitesía ahora mismo-. Al parecer el sacerdote no entendía nada, o eso parecía. Aun así, aquel pasivo hombre parecía algo afligido; y esto se acrecentaba al notar que la mirada de la mayoría de los religiosos en las cercanías estaba centrada en el sacerdote mismo y las personas a su alrededor.

Turno actual: 4o narrativo.

El hacendado miró dubitativo a Bredel durante unos momentos tras los cuales respondió –No, no necesito ayuda de ningún tipo, pero les agradezco la oferta. Pueda saber a que han venido aquí forasteros?-.

-Mmm, quizá- dijo el niño sin que Brok supiera que era lo que éste le respondía. –El dios se llama Elnor, el sacerdote de la comunidad dice que es el mejor de los dioses, el único y no se cuantas cosas mas. Se la pasan todo el tiempo sirviéndole y me obligan a mi también a hacerlo, pero ahora se ha enojado con ellos y los ha abandonado jajaja-. Río el niño con gran emoción mostrando claramente que no simpatizaba con los protocolos religiosos. –No les digas que no estoy orando o me sentaran frente a todos y me pegaran otra vez-. Sentencio esperando que el enano comprendiera su apuro.

El enano tomó nota mental al respecto. Eran personas religiosas, por lo que hablar de artefactos mágicos no obtendría respuesta. Probablemente tendrían que preguntar por "objetos divinos" o "bendecido"... así eran los religiosos. De todas formas, como preguntando no habían obtenido respuesta, quizás tendrían que ganarse su confianza de alguna forma. Los cánticos, las expresiones entristecidas, las miradas perdidas... parecía que realizaban algún rito funerario.

- Parece que llegamos en un mal momento, padre - dijo, intentando poner una expresión neutra - ¿Ha sucedido algo últimamente en este lugar?

¿dios Elnor? - fuera lo que fuera que adoraban aquellos hombres por lo menos se mostraban amistosos, incluso a pesar del lamento de sus cánticos. tras un rato decidió que resultaría raro que permaneciera callado más tiempo, o que tal vez lo tomarían por mudo, así que intentó elegir con cuidado sus palabras.

- sentimos de veras entrar en su santuario mientras rezan. Le aseguro que pretendemos continuar nuestro camino tan rápido como nos sea posible, pero es importante que antes encontremos ese objeto, y mucho me temo que no hay dudas respecto a que se encuentra cerca de aquí.

Tenía un oído puesto en el hacendado pero también otro puesto en el sacerdote que se había acercado. Mencionaba al dios Elnor, aunque no estoy seguro de si había oído hablar de tal deidad.

El hacendado me saca de mi ensimismamiento cuando pregunta qué estamos haciendo aquí
-Verá señor, si le digo la verdad no sé por qué estamos realmente aquí. Pero la ceremonia que están llevando a cabo, con esos cánticos tan tristes... nos ha llamado la atención. La gente parece muy afligida y, bueno, tal vez si no es mucha molestia, ¿podría decirnos cuál es el motivo? - le digo al hacendado pero enseguida bajo la voz para que la mujer que se había ido no pueda oírnos - Parece que a ésa señora no le gusta mucho vuestro cántico. ¿Es posible que ella no sea creyente y que ésta homilía en nombre de Elnor no le agrade? ¿O es posible que tengan algún problema con ella?

Brok miró sorprendido al niño "Hay algo en este pequeño que me da mala espina... primero me dice que su madre ha muerto, pero no parece para nada afligido. Está más ocupado riéndose del problema de los sacerdotes y evitándolos que lamentándose de su propia pérdida."

-Así que su dios se ha enojado con ellos ¿se puede saber qué le han hecho? tal vez se olvidaron de rezarle antes de alguna comida. Comento el enano mientras volvía a dejar su vista en los oradores -Sin embargo tú también deberías estar allí. Si es tu madre la que ha muerto ¿no deberías llorarla con los demás? Decía aquellas palabras mientras observaba al chico por el rabillo del ojo, no quería perder detalle de su reacción.

-Ella es mi guardaespaldas y nada tiene que ver con nuestra religión, eso es todo-. Respondió el hacendado en referencia a aquella mujer para enseguida responder a la primera pregunta. –Respecto al motivo de todo esto, lo que sucede es que aquella gran piedra verde junto a la que todos oran es un altar de oración que fue regalo de nuestro díos; hasta hace tres días solía brillar de forma intensa y ahora ha perdido su brillo. El sacerdote ha atribuido esto a la decepción o ira del dios mismo-.

-Mmm, te crees muy listo no?- dijo el pequeño con los brazos cruzados y algo molesto por las palabras del enano. –Yo no tengo que orarle a la piedra. Además es aburrido-.

-Ohh, algo muy grave. Aquella gran piedra de cristal sobre la laguna entorno a la que están mis hermanos es un regalo que nuestro dios Elnor nos entrego. Cuando nos la dio brillaba con una luz divina y desde hace tres días a perdido su brillo. Presumo que hemos deshonrado a nuestro dios y este nos ha abandonado. He notado que hay una grita en la piedra, le han arrancado un pedaso pero no he podido averiguar si fue a raíz de eso que nuestro dios nos ha abandonado o si es parte del mismo abandono. Temo que alguien haya profanado el altar-. Respondió el sacerdote aun sin comprender del todo ese asunto de la búsqueda de un objeto.
-Que es lo que buscan exactamente?- preguntó al respecto.

- Los dioses suelen enfadarse por muchos motivos. Cuando sus seguidores actúan de forma indebida al saltarse las doctrinas de su religión o cuando profanan altares sagrados - digo señalando a la puerta que no emite luz - ¿se sabe si alguien ha echo algo que pudiera enfadar a vuestro dios? Me temo que si la gran piedra verde ya no brilla es por que alguien la ha roto...

Era lógico lo que había sucedido: la puerta estaba activada, pero alguien había decidido quitar la llave de encima y era su obligación localizar al ladrón de entre todos ellos. Probablemente sería alguien que viera con malos ojos el regalo que su dios les había hecho, ¿un antiguo dirigente, quizás?

- Comprendo su preocupación, padre - dijo, mesándose la barba - Dígame, si no le importa, ¿quién es el líder de esta congregación? ¿Han tenido hace poco algún miembro nuevo, o algún cambio significativo entre sus filas?

¿Arrancado un pedazo? Claramente había sido un robo, pero había que averiguar al culpable. Estaba comenzando a perderme, ya que era todo demasiado abierto.
Me giré hacia el Hacendado de nuevo, tras escuchar las palabras del sacerdote. Había que hacer preguntas, pero no tenía muchas que hacer, no sabía muy bien qué preguntar. Demasiada gente, demasiado mundo.

Entiendo, señor, y ¿tienen a algunos sospechosos a parte de que Elnor os haya podido castigar? ¿Gente que os haya podido robar? Parece desde lejos valiosa la piedra, y a las personas, les gustan las cosas bonitas, y sobre todo si se consiguen con ellas dinero. ¿Conoce a alguien que les guarden rencor? ¿Alguien que les odien? ¿Han tenido alguno de ustedes anteriormente algún enfrentamiento? Disculpe que le haga tantas preguntas, pero odio bastante que la gente quite las cosas que no son suyas.

Me puse en plan policía para intentar ser profesional. Recordé las preguntas que hacía el ejército a la hora de un homicidio.

La mujer seguía teniendo pinta de sospechosa...se negó a hablar cuando sabe que ha habido un incidente...puede ser culpable.

Acosar a preguntas entre todos al sacerdote no tenía caso, ya respondería a las preguntas de mis compañeros. Después de mirar alrededor un momento decidí que la mujer era el elemento más extraño en todo aquél panorama religioso, por lo que dejé a los otros dos con su interrogatorio y me dirigí hacia la mujer para intentar ganarme su confianza.