Partida Rol por web

El kender puso la mano en el saquillo y sacó lo que parecía una mariposa de cristal. El kender la observó sorprendido... esa era la única auyda mágica que podría conseguir de eso?... Sorprendido, la mariposa escapó de sus manos y se puso a volar. Lohtar y Abognazar estaban en el suelo, el hechizo había sido fatal para ellos. Mientras Tas dio una mirada fugaz a su alrededor, las mariposas se multiplicaban. Donde antes había una ahora había dos, y luego cuatro... Al mismo tiempo, Silvara había logrado reaccionar y se había abalanzado encima del túnica negra para atraparlo, pero sin éxito. Ocho, dieciséis, treinta y dos... El kender empezaba a estar rodeado de mariposas de cristal, brillando en todos los colores bajo la luz del sol. Silvara se disponía a enfrentarse con el túnica negra en combate, no dejaría que se saliera con la suya. Sesenta y cuatro, el kender perdió la cuenta en más de cien, tras verse rodeado de mariposas de cristal volando a su alrededor, su figura ya casi no podía distinguirse...

Algo te golpeó en la espalda y de pronto te viste sepultado entre roca y hielo, una imagen fugaz de tu lecho de muerte antes de caer inconsciente...
Tus mirada se enturbió y una niebla oscureció tu visión, el mundo se había terminado para Lohtar... sus ojos se cerraron bajo una montaña de hielo, un cruel destino para un paladín, destinado a ser olvidado hasta que alguien encontrara su cuerpo, sin sepultura a la merced de los animales...
Y al cabo de menos de un segundo ya no había nada, ni dolor, ni pena ni desesperación... sólo había oscuridad.
Un momento, ¿dónde estoy? se preguntó el joven paladín al ver su cuerpo flotando en el vacío. Ese era el destino de las almas? La soledad en el vacío?
De pronto una luz brillante apareció delante suyo, el paladín tuvo que cerrar los ojos para no quedar cegado temporalmente por aquella luz.
Lothar Esfrigd, hijo de Edward, noble de família y espíritu, ¿a quién has jurado lealtad?

Viendo a sus compañeros caídos Silvara hace caso omiso al dolor de los últimos ataques del malvado mago y vuelve a convertirse en la plateada criatura para lanzarle de lleno otro chorro helado a su enemigo.

Lothar ve el destello, aunque su formación le hace recibirla sin miedo no puede evitar que sus ojos se sientan atacados por tal resplandor, ante la voz Lothar haciendo acopio de toda su voluntad trata de enfocar tanto como le es posible a la Luz y responde con una voz segura, que no denota quebarse en algún momento.

Yo Lothar Esfrigd he jurado más que lealtad, he jurado entrega absoluta, he puesto mi vida en manos de los dioses de la bondad, no solo por mi formación, sino por convicción... "Soy un guerrero sagrado, en mi mano reposa un arma que defiende al débil, donde yo piso la bondad hace su entrada, soy la frontera, la muralla que recibe la maldad, soy el filo que la hace retroceder, Soy un guerrero sagrado, soy un Paladín!!"

Lothar responde y cuando recita sus últimas palabras trata de de erguirse en toda su estatura y empuña sus manos, con los ojos cerrados para soportar la luz pero la frente en alto.

El resplandor que se erguía frente al paladín no cesaba en su brillo, impidiendo a Lothar observar ni tan siquiera la silueta tras esa cegadora luz.
De nuevo la voz se materializó en ese destello...

¿Acaso has visto, hablado u observado, paladín de los dioses de la bonad, a esos dioses o sus obras?

Algo te golpeó en la espalda y de pronto te viste sepultado entre roca y hielo, una imagen fugaz de tu lecho de muerte antes de caer inconsciente...
Tus mirada se enturbió y una niebla oscureció tu visión, ¿Acaso el mundo se había terminado para Abognazar?... sus ojos se cerraron bajo una montaña de hielo, una burla del destino que un enano muriera sepultado en roca y hielo.
Y al cabo de menos de un segundo ya no había nada, ni dolor, ni pena ni desesperación... sólo había oscuridad.
Un momento, ¿dónde estoy? se preguntó el enano. De pronto, mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, pudo ver a la lejanía una luz de color rojo, como un fuego. Quería acercarse pero no había suelo donde abanzar, pero, con un solo pensamiento, la imagen se acercó, o él quizás, nunca lo sabría con seguridad.
Cuando llegó junto al fuego, pudo ver que no era un simple fuego, era una forja. A su lado, un enano estaba dando forma a algo con un martillo. Era un enano formidable, parecía un enano de las montañas, pero el calor y la llama impedían ver con claridad su rostro. Parecía enfrascado en su labor de forja y no haber notado tu presencia.

Me acerco al enano. Esto es muy raro. Que demonios esta pasando aqui?
Trato de hacer notar mi presencia sin que el enano pierda la concentracion en la forja que esta realizando. Sería un sacrilegio hacer fallar un arma y su proposito futuro.

Que es lo que se supone que tengo que hacer ahora?.
Pregunto tratando de obtener de nuevo respuesta de la voz que me hizo mirar en el saquito.

Visto no, hablado, como rumores en mi educación, observado tampoco, como tampoco he visto ni observado al viento, pero sucede que si he sentido su poder, lo siento en mi - doy un paso al frente con los ojos cerrados - hay quienes tienen fé en cosas que no pueden ver ni observar ni sentir, pero no soy uno de ellos, pues yo si siento la bondad de los dioses, puedo sentir cada vez que curo a alguien como su energía, una energía que definitivamente no me pertenece es canalizada por mi débil cuerpo para curar una herida, lo siento cuando una amenza se acerca a mi y una fuerza externa se apodera de este servidor para hacerme más rápido, mas resistente, atributos que por mi propia cuenta no lograría, - doy otro paso - de seguro puedes hacer dudar a cualquier otro de estos entes, pero no a mi, no a alguien que ha sentido su toque - sonrrio -.

Acércate sin miedo hijo, acaso no me reconoces? -dijo el enano con una sonrisa en el rostro sin dejar de martillear en la forja.
La forja era formidable, estava hecha de oro y plata y la llama era más pura que el fuego; su luz calentaba pero no quemaba y sus reflejos era destellos plateados que aparecían como canas en la barba del enano.

Dices que has sentido el toque de los dioses, que ellos te permiten curar a los enfermos y te ayudan a luchar contra el mal. Sin embargo, ahora el mal ha vencido, el túnica negra os ha derrotado, el enano está agonizando mientras la mujer elfa intenta futilmente derrotar a su enemigo, ambos, la mujer elfa y el kender están al borde de la muerte. ¿Dónde están ahora esos dioses paladín? ¿Acaso te han abandonado, como abandonaron Krynn después del Cataclismo? -El destello se hizo más fuerte si cabe, mientras pronunciaba estas palabras.

El mago esquivó parte del daño del aliento de Silvara pero, aún así, cayó de bruces al suelo, parecía que no se movía...

De pronto no veías nada, tu visión estaba completamente obstruida por ese aleteo de mariposas de cristal, pero el ruido que hacían era cada vez mayor, como si aún se estuvieran multiplicando. En este momento debía de haber cientos de ellas, quizás mil o dos mil incluso.
De pronto, la voz volvió a surgir de tu interior.
¿Acaso piensas quedarte aquí, sin hacer nada?

Cuando el mago cae Silvara lanza a un par de metros del mago el malvado bastòn y, al tiempo que se destransforma se acerca a sus companyeros caidos a ver si no es demasiado tarde para poderlos restablecer