Partida Rol por web

Togo se extrañó al ver como Tanyl se acercaba a él y saludaba al posadero como si nada . 

Pero qué le pasa a éste... ¿no íbamos a entrar aquí por separado como si no nos conociéramos?

 Lo miró de reojo como si no lo conociera y continuó conversando con el posadero intentando saber algo sobre Reginar, pues la verdad es que la información de la que disponían era más bien escasa.

¿ Sabe si suele venir por su taberna y dónde lo podría encontrar...?

Tamran, para ser una ciudad que había sobrellevado no sin sufrimiento una larga y cruenta guerra que carecía de visos de llegar a un final cercano, no había caído en la desesperación. Estaba claro que el comercio lacustre había sido afectado seriamente debido a las disputas con Molthune pero el tráfico fluvial seguía funcionando a la perfección así como el comercio entre la urbe y las ciudades del interior. Era indudable que la gente, aunque preoupada por el devenir de la guerra, seguía siendo feliz y se encontraba concentrada en el día a día.
Los tres compañeros caminaron entre las algarabía que formaban los niños al lanzarse bolas de nieve entre ellos siempre bajo la mirada atenta y reprobatoria de sus madres que,ya fuese en el quicio de entrada de sus casas o desde las ventanas de las cocinas, no les perdían ojo. Cuando por fin llegaron a los muelles se sorprendieron al ver lo cambiados que éstos estaban con respecto a la noche anterior. Marineros, estibadores, vendedores ambulantes y carretilleros formaban una masa tan heterogénea como caótica. Raro era la persona que no vociferase ofreciendo mercancías, anunciando llegadas o lanzando órdenes a diestro y siniestro. Alétheia, Hostawen y Rhylen, acompañados por el fiel Rakna, se mezclaron sin dificultad entre aquella turba de gente sin levantar más miradas que la de una ligera curiosidad por parte de algunos marinos, cosa por otro lado normal, pues no eran extraños los grupos de aventureros que de vez en cuando arribaban en los muelles y que eran con mucho más variopintos que ellos.

Localizaron con dificultad entre el extenso mar de velámenes blancos como la espuma a la Neblina Negra que era, con mucho más achaparrada que los barcos amarrados a sus costados. Justo delante de ella, gritando con su potente voz a los cuatro jóvenes encargados de la descarga de los bloques de metal, el capitán Walren se movía de un lado a otro como un león encerrado en una jaula. Cuando el enano por fin tuvo a la vista a los tres compañeros, se giró hacia ellos cambiando totalmente su semblante, ahora mucho más sonriente.

¡Buenos días! Veo que no tenido paciencia para aguardar a mi visita de rigor al viejo Puglas. - Rió estruendosamente. Tras ello, tanteó con sus rollizas manos el cinto hasta encontrar una abultada bolsa. - Ésto es de ustedes. - Dijo lanzando el saquillo a Rhylen. - Como acordamos, vendí ese trasto, entregué al bastardo aquel y les mostré a las autoridades el documento que portaban. Creo que he hecho un buen trato.

Buklon Fergeneda miró desde las alturas al pequeño con incredulidad en un principio. Durante unos segundos dudó si se trataba de un niño, pues no siempre era fácil diferenciarlos de los de la raza de Togo, sin embargo el numeroso trato que el viejo tabernero había tenido con toda suerte de razas le permitió reconocer a la de Togo sin problemas. 

Buenos días. - Saludó de forma amigable tanto al mediano como al semielfo que llegó tras él con una leve inclinación de cabeza. - Hmmm...¿Reginar dices? ¿Reginar...? Sí...puede que le conozca. ¿Qué sucede con él? Por un momento pensé que eras un hijo perdido en busca de una  herencia fácil... - Bromeó en voz alta el dependiente, mostrando tras la mueca de sus labios unos dientes amarillentos como un panal de abejas. 

Iba a pedir un par de cervezas para dar sentido a haber entrado a una taberna, cuando se dió cuenta que Togo le miraba 'raro'.

Qué quería expresar el mediano con esa mirada? Acaso pensaba que era mejor que él preguntara todo solito y que Tanyl hiciese como si no se conocieran? Para qué se pensaba que había ido él, para hacer de guardaspaldas?

No dudaba de la utilidad del mediano y de su mente sagaz, pero al fin y al cabo la misión era de Tanyl y no de Togo,y dos mentes mejor que una.

Sí, muy buenas. Ah no se deje llevar por el aspecto de mi amigo, es un buen muchacho, incapaz de hacer mal a nadie. Respecto a Reginar, venimos por recomendación de un amigo que dice que es el mejor guía de la ciudad. Verá, somos nuevos aqui y estamos algo perdidos- sacó 5 monedas de plata, se las dejó justo delante y con un guiño, añadió- pagaremos bien por su servicio y por la información claro está.

La intervención de Tanyl no fue de extrañar, pues tan solo con ver el modo en que éste se había acercado a saludar, Togo se dio cuenta de que el semielfo no iba a seguir el juego ese de ir separados para que nadie pudiera relacionarlos. BUeno, al fin y al cabo solo querían saber donde podían encontrar a Reginar y no parecía que por esa zona estuviera el templo al que tenían que ir como para preocuparse por eso ahora. El semielfo había ido al grano, pues nada más comenzar la conversación sacó unas monedas de plata como pago por la información. El dinero siempre abre muchas bocas, sobre todo las necesitadas y a tenor del estado de la dentadura del tabernero no parecía que el hombre fuera de los más ricos de la ciudad, de modo que quizás funcionara, pero a la vista estaba que el método directo de Tanyl distaba mucho del de el pequeño Togo, que se valía de su  apariencia infantil e  inocente y de su ingeniosa verborrea para saber todo aquello que necesitaba allá por donde iba. Aunque  Los dos métodos eran válidos, sin duda el segundo era el más divertido y por eso el preferido del mediano. 

Pero bueno, llegados a esa situación, Togo se limitó a seguir el juego y disimular, al fin y al cabo la excusa del motivo que había utilizado Tanyl para encontrar Reginar era de lo más sensata y en el fondo totalmente cierta, nada podía sospechar el hombre. Lo que sí que parecía evidente es que el tal Reginar tenía bien enseñados a los taberneros del lugar, pues la evasiva del señor había sido de lo más buena, tanto que ya no sólo  había conseguido sacar   información a los recién llegados, sino que también había obtenido  unas cuantas monedas. Pero Togo contraatacó y disimulando tras la intervención de Tanyl, el pequeño se miró de arriba a abajo y con gran desparpajo y simpatía pronunció - Aspecto...? qué tiene de malo mi aspecto...? Y acto seguido el aparentemente ofendido mediano le dio un  marcado pero débil pisotón al medielfo. - Tú si que tienes mal aspecto y además, aaa.... aademás ....hueles a pis de gato.... Togo levantó bien su barbilla y  miró al semielfo por  encima de su hombro mientras se ajustaba bien el chaleco con ambas manos, aunque por su gestos, todo parecía estar dentro de una especie de simpática broma con la que el pequeño solo pretendía captar la atención del tabernero y sacarle una sonrisa para así  bajarle la guardia con el asunto de Reginar, pues parecía tenerla bien alta.

- ¿Herencia deciiiiiís...?  ¿Acaso ese señor es un noble adinerado....?  

Rhylen tuvo que acatar la decisión final tomada por el resto de sus compañeros. Pensándolo bien no era tan mala idea, ellos se encargarían durante las próximas horas de realizar las tareas a priori más aburridas de la misión mientras el grupo más veterano se encargaba de recoger los bienes obtenidos del barco pirata y de paso investigaban sobre un tema mucho más interesante para el guerrero: las mercancías que podían ofrecerles aquella ciudad.

Al llegar a puerto, Rhylen recogió la bolsa lanzada por el enano. La abrió y tras comprobar que el montante de dinero se aproximaba a la cantidad acordada, esbozó una amplia sonrisa. – Hiciste buen trato, sin duda…, gracias, comentó satisfecho con Walren.

Con el trato cerrado con Walren, había poco que los muelles pudiese ofrecerles a los tres aventureros, llegaba el momento de aprovechar el tiempo en otras tareas mientras recibían noticias de sus compañeros. – ¿Qué os parece si nos acercamos a algunas tiendas, y de paso disminuimos el peso de esta bolsa?, preguntó mientras hacía saltar la bolsa de cuero en su mano. – Walren, ¿sabes por qué zona de la ciudad se encuentran las mejores tiendas?

Resultado prueba de avistar:

La mención por parte del tabernero del nombre de Reginar levantó al instante, y de manera evidente para el atento Togo, la mirada de un hombre de aspecto descuidado que se apoyaba contra la barra. Bebía de forma pausada y calmosa una cerveza en una amplia jarra de cinc que, además de para saciar su sed, servía para ocultar tras ella sus ojos cada vez que se giraba con disimulo hacia donde se encontraban los dos compañeros. A continuación sacó unas monedas de su bolsillo y las depositó en la barra aunque no hizo gesto ninguno por llamar la atención de Buklon. De hecho, uno de los camareros que se acercó a recogerlas fue inmediatamente alejado con un ademán de manos. Aquel hombre no tenía prisas por pagar, parecía que se encontraba bastante interesado en la conversación que se daba a pocos pies de su taburete.

El sagaz y siempre atengo Togo se percató de que habían llamado especialmente la atención de uno de los clientes de El Callo de Gigante. Al parecer ese hombre podría conocer al tal Reginar y saber de él, o  Por qué no, podría ser alguien que también lo buscaba para ajustarle algunas cuentas  o  quién sabe, con un poco de suerte hasta podría ser él en persona. Sin embargo el mediano ni se inmutó y con disimulo, pero sin perder de vista al desaliñado hombre, esperó a ver si el tabernero quería ganarse esas monedas y lo que estaba dispuesto a contar por ellas.    

El enano rió divertido tras el gesto de Rhylen, se le veía de buen humor, probablemente porque había conseguido algún buen negocio  y de ahí las prisas por descargar el Neblina Negra. - Pues os recomiendo que os acerquéis al Mercado de Baratijas, que está al norte de la ciudad. No tiene pérdida. - Dijo señalando una gran estructura abovedada que recordaba a un circo y que se se erguía por encima de los tejados circundantes. Debía ser una estructura imponente pues, a pesar de la distancia que los separaba de ella, se distinguía a la perfección entre la capa de nubes bajas que se movían a través del puerto interior. Sólo tenéis que atravesar el puente este y el norte, y en cuanto comencéis a ver los tenderetes en las calles sabréis que estáis en el lugar correcto. ¡Eso sí! Vigilad bien vuestras bolsas porque...más de uno la ha "perdido" antes de llegar.

¿Noble? ¡Ja! ¿Adinerado? ¡Más le gustaría a ese rapaz! - Exclamó Buklon dando una sonora palmada sobre la empapada barra. Negó varias veces con la cabeza como si fuese incapaz de creer lo que escuchaba mientras dejaba escapar un sonidillo que más parecía una tos aguda y profunda que una risa. En el transcurso de aquellos excitados movimientos no escapó a la atención de ambos compañeros cómo el brazo derecho del tabernero se deslizaba rápido cual águila pescadora hacia las monedas que Tanyl había dejado sobre la barra; cuando volvió a retirar la mano, como era lógico, no había rastro alguno de las monedas de plata.

Ejem... - Dijo aclarándose la garganta. - ¿Guía decís? Pues... pues...no, no le he visto en algún tiempo. - Añadió inmediatamente después en un tono más bajo pero que no llegaba a ser un susurro. - Según dicen ha estado durmiendo algunas veces en El Regalo del Bosque, pero no suele parar demasiado en el mismo sitio. Se está buscando...complicaciones innecesarias en mi opinión. Puede que le venga bien que lo saquéis de Tamran durante un tiempo. Hay muchas miradas puestas en su cabeza y no siempre es fácil distinguir a los amigos...de los enemigos, ¿no es verdad?

¿ Complicaciones decís...? Pero.... ¿ Qué clase de complicaciones? preguntó  Togo entre sorprendido y asustado,esperando que las monedas de plata dieran algo más de sí - No nos gustaría meternos en problemas. Solo lo buscamos por recomendación de un amigo suyo, ¿como se llamaba...? No lo recuerdo, pero su cara sí,  imposible de olvidar , era un hombre muy peculiar... Añadió el pequeño para que el tabernero comprobara que era cierto que venían de parte de un amigo y no lo buscaban para ajustarle las cuentas. El mediano no iba a delatar a Cygar diciendo su nombre, pero quizás el hombre lo conociera  si alguna vez los había visto  juntos allí tomando algo.

Por desgracia no conocemos esa posada, no sabemos donde está y la verdad, después de lo que nos ha dicho, no sé si sería muy buena idea ir  allí a preguntar por él. Quizás si nos acompañara alguien de aquí, algún cliente suyo de confianza y que nos pueda ayudar en nuestra búsqueda...  Dijo el mediano con disimulo, pero asegurándose de que uno de los clientes cercanos que bebía  apoyado en la barra escuchaba lo que decía.

El tabernero encogió la cabeza entre sus hombros y se inclinó hacia Togo proyectando hacia el mediano su olor a humo, alcohol y sudor avinagrado que no era fruto de un día sólo de carencia de baño.

Mira hijo... - comenzó diciendo con aire paternalista - las preguntas de nuestro común amigo han llegado a los oídos de aquél sobre el que pregunta, y eso no es aconsejable nunca. Sobre todo si éste tiene tanto poder que puede estrujarte como una cucaracha y deshacerse de ti sin problemas.

Los ojos de Buklon fueron de un lado a otro del alargado y abarrotado salón como los de un ratón asustado por la presencia de un gato en las inmediaciones. De su amarillenta sonrisa no quedó en su cara más que una mueca cómica. - El contestará las preguntas que tengas que hacerle, yo por mi parte no quiero problemas con el templo...dicen que a veces algunos de los que entran dentro nunca vuelven a salir. - Terminado el susurro que fue casi inaudible para Tanyl y no digamos ya para el resto de parroquianos agolpados en la barra el propietario de erguió y se apoyó sobre los codos. - Sigue mi consejo pequeño, no son buenos días para buscar a Reginar y menos para que te vean con él... - Hizo una pausa para pensar. - No es difícil encontrar El Regalo del Bosque, está nada más pasar el Puente Este a mano derecha. Reconoceréis la taberna porque hay una gran estatua en honor a Úmberli, la diosa de las aguas, justo en la esquina. Créeme, no tiene pérdida...y para serte sincero, no pondría al cuidado de estos energúmenos ni a mi peor enemigo. - El propietario rió como si sólo fuese una broma pero en su forzada risa podía leerse que era cierto que no era bueno fiarse de la gente de aquella posada.

Justo en aquel momento, el hombre de aspecto desaliñado al que Togo había tratado de captar su atención dejó sus monedas sobre la barra y con una despedida hacia el tabernero, que consistió únicamente en un gesto con las cejas, se apresuró a salir del local.

Togo observó con disimulo al hombre que acababa de pagar, pero con la atención suficiente como para quedarse con su cara y descubrir algún detalle de sus rasgos, ropas o pertenencias que sirviera para reconocerle en otra ocasión. Esperó un instante a que el hombre se despidiera del tabernero y se acercara hacia la puerta, pero antes de que saliera el pequeño susurró al tabernero - ¿Conocéis a ese hombre...?

Tras eso y justo en el momento en que el varón andrajoso salió de la taberna , Togo se despidió del tabernero y se apresuró, no sin discreción, a seguirlo antes de que se perdiera de vista por los grandes ventanales que rodeaban el local, a través de los cuales el mediano se fijaba en la dirección que tomaba.

Vamos, me parece que ese hombre sabe algo. Susurró en élfico el pequeño antes de dejar atrás al semielfo.

Fue en ese momento cuando el mediano lamentó que Tanyl no hubiera entrado al local  por su cuenta, pues ahora podría seguir a esa misteriosa persona sin levantar sus sospechas. ¿Quién será ese descuidado hombre? ¿algún amigo de Reginar que va a avisarle de nuestra presencia o quizás algún informador que va a avisar al templo que al parecer tanto interés tiene en él  para que sepan allí que unos forasteros lo buscan también y así tenernos vigilados...? 

La elfa apoyaba a priori que el grupo se separase. Tras la intervención de Rhylen no lo tenía tan claro, pero tampoco se pronunció y finalmente se fueron siendo imposible que Hostawen opinase sobre el tema. Sea como fuere era algo sin importancia... Hostawen, ya seguía a la pelirroja hacia el embarcadero. Rhylen cogía el dinero y el enano parecía excesivamente contento. Algo que no entendía bien por que, pero carecía de importancia. Las calles rebosaban de gente y tanto Rakna como Hostawen miraban con desconfiaban a todos los transeúntes, más aún tras las palabras del enano.

También le pareció al jóven semielfo algo sospechoso aquel hombre que los había estado observando. Sería Reginar o sería un espía del Templo?

Togo quería seguir al sujeto y en verdad no le parecía mala idea, pero Tanyl no era especialmente discreto en ese menester. Si en realidad era un agente del Templo iban a tener problemas si les encontraban tras él.

Síguele tú, yo te espero en el Regalo del Bosque- susurró al mediano

La Pitonisa caminaba del brazo de su Paladín con el mentón elevado, feliz como una perdiz y disfrutando de su compañía. Ir con Hostawen era una gozada. No molestaba parloteando todo el rato, se quedaba atrás sumida en sus pensamientos con Rakna por lo que le parecía la carabina perfecta. No molestaba pero si, dado el caso, el Sr. Carsson intentara propasarse, sabía que tendría una flecha élfica clavada en el gaznate antes de que pudiera decir esta boca es mía.

El trato con Walren había sido de lo más fructífero. Alé tomó el dinero para luego repartirlo.

- Que se atrevan...- Dijo desafiante Alé cuando hablaron de rateros. Estaba segura de poder machacar la mano de cualquier pillo antes de que se posara en el cuero que portaba las monedas. El dinero quedó bendecido por el Débil en cuanto ella lo guardó, con unos pequeños gestos y rituales sencillos. Tras las indicaciones del Capitán se pusieron en camino hacia el Mercado de las Baratijas. Entonces dejó respirar un poco a Rhylen para cogerse del brazo de su amiga.

- Creo que debíamos comprar una varita para curarnos. El Débil posee poderes muy útiles como para desperdiciarlos en magia curadora.

Las rápidas acciones de Togo y Tanyl a punto estuvieron de tomar por sorpresa a Buklon quien, siguiendo con la mirada al cliente que se marchaba, se apresuró a contestar al susurro del mediano. - No le perdáis de vista, os llevará a lo que buscáis. - Contestó entre dientes a la vez que mantenía una cordial sonrisa. Dicho esto se despidió de los dos recién llegados y los vio salir en pos del alertado cliente.

Como luego comprobarían ambos compañeros, Reginar era una persona sumamente cuidadosa en cuanto a su seguridad personal se refería. El hecho de que fuese un explorador más acostumbrado a los terrenos boscosos propios de Nirmathas no le impedía en absoluto cuidar de sí mismo en un ambiente totalmente distinto como era la abarrotada Tamran. Su red de informantes no era demasiado numerosa pero lo que no conseguía mediante el número lo obtenía mediante la calidad de sus fuentes. Fue así como los pasos de Tanyl y Togo, aunque se separasen en algunos tramos del camino, parecía llevarles a ambos en dirección al Regalo del Bosque. Nóremir, que era el nombre del en apariencia desaliñado individuo, sabía moverse muy bien por las atestadas calles, cosa que en algunos momentos complicó el seguimiento a Togo el cual se obligaba a mantenerse a una distancia prudencial de él. Así y todo, el presentimiento de que Noremir tenía algo que ver con Reginar permitió al mediano y al semielfo llegar sin demasiados inconvenientes hasta las inmediaciones de la famosa taberna.
El Regalo del bosque era una posada muy conocida en Tamran. Su fama se extendía entre los montaraces, viajeros, cazadores y tramperos que se ganaban la vida cobrando pieles de castor en las lagunas que salpicaban el paisaje alrededor del lago. Cuando llegaron hasta la grandiosa estatua de Úmberli los dos compañeros vieron como Nóremir entraba en el establecimiento no sin antes cercionarse bien que nadie le seguía. La edificación había sido construida a partir de enormes vigas que sostenía un tejado puntiagudo y muy inclinado que era de los pocos que se habían desprendido, gracias a su construcción, del espeso manto de nieve que cubría las casas vecinas. Para sorpresa de ambos, el local tenía una pared abierta en uno de sus lados, lo que permitía contemplar desde el salón a los barcos que subían aguas arriba en su entrada al puerto norte. Docenas de personas se habían reunido allí para comer, beber y reír en lo que parecía ser un excelente comedor. Gran número de camareras iban de acá para allá llevando en grandes bandejas humeantes estofados y espetones con pescado frito. Nóremir se detuvo en una mesa que estaba ocupada únicamente por un hombre de cara alargada que lucía una pequeña coleta en la parte superior de su cabeza. Éste asintió sonriente ante las palabras de su informante mientras pellizcaba con sus dedos los pocos restos un jugoso pescado del que quedaba poco más que las raspas.
 

El mediano salió tras el hombre desaliñado a una distancia suficiente como para no levantar sospechas en éste. Togo se esforzó por mantener el ritmo y no perder de vista al supuesto hombre de confianza de Reginar, o eso se podía deducir de las últimas palabras que les dijo el tabernero de El Callo del Gigante, mientras este callejeaba por las sinuosas y concurridas calles de la viva ciudad.  Tras cruzar un largo puente, lugar donde coincidió de nuevo con Tanyl, no tardaron en llegar junto a  la bella estatua de la diosa Úmberli y enseguida vieron como el paseo del hombre terminaba en la famosa posada  El Regalo del bosque, donde entre las decenas de personas que llenaban el local, se acercó a una mesa ocupada por un hombre solitario comiendo pescado y le dijo algo, a lo que el ocupado  hombre respondió asintiendo con la cabeza.

¿ Será ese Reginar? Después de lo que nos ha contado el tabernero, parece estar demasiado tranquilo para lo expuesto que está. O no es o está claramente en su terreno y entre los suyos, donde nadie se atrevería a hacerle nada. 

Con todo el disimulo que pudo, poniendo más atención en las bandejas de pescado que en los dos hombres, Togo se acercó y buscó una mesa libre lo más cerca posible de la pareja, esperando escuchar lo que hablaran. Por ahora se limitó a pedir algo de comer y tener los oídos bien atentos.   

Todavía totalmente confuso por el plan no hablado del mediano, observó como se sentaba cerca de los dos hombres sin siquiera cruzar palabra.

Qué debía hacer él? Seguramente el informante de Reginar le diría que el mediano y el semielfo habían preguntado por él, asi que sentarse por separado en otra mesa sería ridículo. Por qué quería Togo seguir haciendo el pariré de que iban separados? O no era más que una excusa para no ir con él?

Después del comentario de 'pis de gato' que no venía a cuento, le había quedado bastante claro que el mediano no quería su compañía. A Tanyl también le empezaba a caer gordo aquel tipo que iba de inocente para poder colarse en todos los sitios y dar pena a la gente.

Decidió tomar las riendas del asunto y no contar más con aquel pequeño antipático. Fue directo a la mesa donde se sentaban los dos hombres.

- Señores, ¿puedo invitarles a una bebida y sentarme aquí con ustedes?