Partida Rol por web

-¡¡¡Ehhhh!!!, ¡DEJALO EN PAZ!, exclamó finalmente Rhylen mientras repetidamente tiraba desde fuera hacia dentro de los barrotes de su celda. Y es que aquel acto de crueldad contra el pequeño Togo terminó de enervar por completo al viejo guerrero, que continuaba sintiéndose responsable de la protección de aquel grupo de jóvenes.

Por suerte para Rhylen, y posiblemente para el resto de sus compañeros, tanto el monje calmado como el más fornido decidieron hacer oídos sordos a las palabras del anciano e ignorarle por completo antes de salir de la habitación.

-Malnacido… le romperé el cuello… uy que si lo haré…, dijo completamente frustrado entredientes mientras agarraba los barrotes cada vez con más fuerza. - Grrrrrr

Osea que había un guardia fuera de su vista en el pasillo de la izquierda, como decía Togo. Ahora le quedaba claro cuando los dos monjes hicieron irrupción en las mazmorras. La preocupación de Alé con respecto a Hosta aumentó al escuchar el gemido de Rakna.

Aguanta Hosta.- Se imaginaba que también estuviera allí pero inconsciente aún, dada su fragilidad. Al menos eso quería creer. No se perdonaría que la hubiera pasado algo peor ni perdonaría jamás a Razmir y sus seguidores si algo le pasaba a su amiga. 

Las noticias que les traían los monjes, aunque podían ser peor, no eran nada halagüeñas. ¿Qué iban a hacer con ellos? Se hablaba de un entrenamiento, y de jurar por Razmir. Si sus compañeros creían que Alé iba a quedarse allí, muriéndose de hambre, y jurar en nombre de otro dios que no fuera el Débil iban listos.  Ojalá hubiera sido previsora y hubiera pedido al Débil la facultad de leer los pensamientos de la gente, como había hecho en la reunión en Kassen, para doblegar la mente de aquellos dos enmascarados. Ahora, si lo hacía, sería demasiado descarado. Aún así lo tenía en mente por si pudiera servirle para aprovecharse del vigilante. Alétheia permaneció callada en todo momento, haciéndose la asustada y bebiendo el agua a sorbitos pero tomando buena nota de todo.

Krant...- El monje simiesco iba a ser uno de los primeros de su lista por sus malas formas. Ahora resultaba que las máscaras y togas estaban hechas por el mismo Razmir en persona, el Dios Sastre. Le dieron ganas de reír a carcajadas y mofarse de aquel Dios que cada vez le parecía más mortal. Su culto no era más que una secta. Mucho mejor así ya que , siendo un mortal, podrían darle un buen escarmiento. Cuando por fin abandonaros los monjes la mazmorra Alé volvió a los barrotes para dirigirse a sus compañeros. Entonces Hosta habló y por fin la Pitonisa pudo estar tranquila con respecto a su seguridad.- ¡HOSTA! Gracias al Dddd...- Se cortó sabiendo que estaban siendo vigilados.-Qué bueno que estes bien pero no hablemos en alto pues nos vigilan.- Advirtió a sus compañeros. No sólo le preocupaba el guardia sino el otro prisionero cuyo fanatismo podría hacer que los delatara. Se sentía impotente pues cualquier intento de escapar podría hacer que Evlar se chivase. Quedaban en manos de esos monjes hasta que les dejaran salir.

RRRRRRRRRrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

El estómago de la oronda mujer gruñía como un lobo enfadado. Se sentía desfallecer.

- No sé..no sé si lo aguantaré...- Hablaba del ayuno y de tener que jurar a un falso dios.

El robusto sacerdote lanzó el cubo sobre Togo, que quedó petrificado, más que por el frío del agua, por lo imprevisible y repentino de la reacción de Krant. Quedaba patente que sería un hueso duro de roer... Sin embargo, algo que portaba  esa figura llamó la atención del pequeño y no era el cubo....

El mediano  no pudo evitar sorber los mocos varias veces, ni los espasmos continuados de su pecho, pero al menos logró reprimir su llanto para no llamar más la atención del grueso sacerdote y que le tomara más manía todavía.

Cuando los dos monjes desaparecieron de nuevo, Togo se quitó la ropa para poder escurrirla y volver a ponérsela algo más seca. Tras eso se acercó de nuevo a los barrotes y se pegó al lado de la celda de la sacerdotisa. Y le dijo con resignación - Supongo que tendremos que esperar unos días y aguantarnos para integrarnos en la secta. Si no tuviéramos que hacer eso creo que podría arreglármelas para salir de esta celda, pero ¿ de qué serviría si lo que queremos es conocer bien a los monjes y todo lo que hacen? Lo mejor será tener paciencia y aguantar hasta que nos den algo más de confianza. No crees?

Tras eso y tras escuchar la respuesta de la sacerdotisa hizo lo mismo en el lado del señor Carsson. Le contó lo mismo que a la pitonisa, pero añadió - deberíamos hablar entre nosotros celda a celda para no levantar la voz, hay un guardia a la vuelta del pasillo....  

Rhylen no paró de soltar improperios para sí mismo hasta que el pequeño Togo llamó su atención en voz baja por uno de los laterales de su celda.

Acercando su oreja lo máximo posible hacía él y colocándose a la altura del mediano, Rhylen fue escuchando las sabias palabras que le ofrecía. No terminaron de calmar su ira, pero al menos consiguieron que se diese cuenta que tenía razón. - ¡HUM!, suspiró finalmente, casi gruñendo, y se acurrucó al fondo de su celda sin otra posibilidad que dejar pasar el tiempo.  

Alétheia escuchó con atención al despierto y joven Togo.

- Sí, es muy buena idea. No podemos permitir que Evlar nos delate. Hablaremos de celda en celda.- ¿Cómo podría el joven camarero abrir la puerta de la celda? Su improvisado escudero no dejaba de sorprenderla.- Yo también creo que es mejor esperar un poco, pero no por eso deberíamos tener un plan alternativo, por si las moscas. - La mujer se quedó pensativa un rato antes de proponerle una idea a Togo para que se la comentara a los demás.- Puedo pedirle al Débil su Gracia para que me permita adentrarme ligeramente en las mentes de nuestros carceleros. Quizá así pueda discernir qué intenciones tienen para con nosotros. Imágínate si no tuvieran intención de hacernos acólitos sino...- No quiso asustar más al niño pro lo que no dijo más.- Para ello creo que tú podrías jugar un papel primordial. Parece que has logrado sacar de quicio a ese simio gigantón. Si lográramos escuchar que se acercan y distraerlos mientras rezo al Débil, quizá pueda adentrarme en su frágil mente y saber qué pretenden. Tendrás que ser muy valiente Togo.- Sólo esperaba que el pobre mediano no sufriera las iras de Krant.  No iba a permitir que a ninguno de sus compañeros les pasase nada.- Eso sí, no deberían escucharme rezar al Débil o seremos descubiertos.

Oía cuchichear a Alethia y eso no era nada bueno. Si él podía, seguramente el guarda que habían puesto para la vigilancia también podría. O incluso el semielfo que se habían encontrado en la taberna; tenía pinta de vender hasta a su padre por meterse en aquella secta.

- ¡Tssssss! Calladitos! ¿¡O es que no quereis entrar a servir al Dios Viviente!? - Preguntó, disimulando su papel de fiel seguir de Razmir para que Evlar o el guardia que vigilaba en el pasillo cercano no sospechasen lo más mínimo acerca de él.

En opinión de Tanyl lo que se necesitaba era paciencia. Ya encontrarían el momento oportuno.

Las horas pasaron y tan pronto el estado de embotamiento mental producido por el veneno se esfumó, dejando eso sí el molesto dolor de cabeza, los compañeros se vieron expuestos al aburrimiento. Éste fue somero al principio debido principalmente al estado de nerviosismo  por el hecho de estar encerrados pero, una vez se acostumbraron a su encierro, no tardó en convertirse en un tedio soporífero. Bostezos, quejidos, ronquidos, protestas del estómago por la falta de alimento, cambios de postura en el duro y húmedo suelo de la incómoda celda o el sonido constante de los lamidos de Rakna sobre sus partes íntimas era lo único que rompía el silencio en el pasillo en el que se encontraban las celdas.

El murmullo levantado por las conversaciones que tenían lugar en el supuesto comedor cesó a cierta hora de la mañana y no se volvió a escuchar hasta horas más tarde. Esto hecho marcó lo que los aventureros supusieron sería el mediodía, o al menos la hora a la que los monjes comían. Poco tiempo después se escuchó la puerta que daba al pasillo de las celdas y hubo pequeña conversación el guarda y el que más tarde se mostró como un monje de túnicas grises. Éste era un sujeto espigado, ya que poco más se podía decir sobre su físico de alguien que iba cubierto de la cabeza a los pies por una túnica y su cara oculta tras una máscara, y de andares lentos pero firmes. Al menos, para alivio de los allí presentes, no se trataba del rudo monje conocido como Krant.   Apareció  con un cubo de agua y un cuenco. El reparto de agua lo realizó en el más absoluto silencio monacal; no hablando en absoluto ni siquiera para preguntar por la salud de Rhylen cuando éste sufrió un ataque de tos durante el cual pareció como si fuese a echar los pulmones por la boca. Aquel hecho aparentemente sin importancia fue aprovechado por la Pitonisa del Débil para poner en marcha el plan al que había estado dándole vueltas en los ratos que no pensaba en comida.

Aliviada por no leer en la mente del monje ningún pensamiento que tuviese que ver con la muerte de los miembros del grupo la fiel seguidora de la Decrépita Divinidad pudo afrontar la espera al menos con un peso menor sobre sus amplios y carnosos hombros.

El día acabó pasó al fin lentamente, muy lentamente. Las dos visitas que volvió a hacer el monje para repartir más agua, una a la hora de la cena de lo que debía ser la cena y otra  de madrugada, rompieron la monotonía propia de la larga espera. Al final, la mañana siguiente llegó, o eso creían pues con aquella tenue claridad que proveían las antorchas uno no podía estar seguro sobre qué hora era.

El sonido de pasos despertó a los compañeros. Al contrario que las visitas del monje aguador, esto se trataba de una comitiva en toda regla. El sacerdote vestido con túnicas negras volvía acompañado por un grupo de seis acólitos y dos monjes.

¡Llegó la hora hermanos! – Saludó extendiendo los brazos. Un monje se encaminó a abrir las celdas - Hoy es el día de la ceremonia en que abrazaréis la única fe verdadera. ¡Poneos en pie, asearos y seguidme!

Otro de los monjes acudió con un cubo de agua con el que fue llenando unas palanganas para que los compañeros se lavasen la cara. Cuando los monjes estuvieron frente a las celdas de Hostawen y Tanyl estos repitieron las mismas palabras en tono neutro pero autoritario que no admitiría réplica.  - Los animales han de esperar aquí.

El simiesco Krant ya no les trajo más el agua. En su lugar lo hizo otro de su mismo rango pero de complexión opuesta tras haber estado hablando con el guardian que los vigilaba todo el rato. Habiendo acordado una distracción, esta vez un ataque de tos de un anciano Paladín del Débil, Alé aprovechó para rezar una plegaria a su Divina Decrepitud. Estaba deseando ver si su amado Dios aún la otorgaba sus poderes y, cuando se sintió estremecer supo que así era. La mente del monje no era rival para ella aunque no podía profundizar demasiado aún en ella pues le faltaba mucho para dominar todos los Misterios del Débil. Cuándo éste volvió a dejarlos a solas relativamente, Alé se puso a susurrar con Togo, como si de dos amigas íntimas se tratase. Estaba muuuuy aburrida y el cotilleo siempre daba un poco de juego.

- **¿Te puedes creer que lo único que le preocupa es que otro monje, compañero suyo de cuarto y también de rango gris, le ha robado su dinero? Ni siquiera se preocupa por tener a unos pobres como nosotros encerrados a pan y agua, qué digo, a agua sólo.- Se tocó la tripa hinchada al recordar el sonido crujiente de la corteza del pan al troncharse y el olor a pan recién hecho.-Tengo hambre.- Continuó para no sufrir más.- Estos nos son más que una panda de principiantes.Ya os dije que su fondo está podrido. Unos maleantes que no tienen donde caerse muertos, como ese tal Evlar. Pues resulta que la última vez que guardó su raquítica bolsita de monedas bajo el colchón el otro entró inmediatamente después y cree que puede haberle estado espiando desde la puerta. Pffff. Yo no lo dudaría ni un momento, tal es la negrura de los integrantes de este culto, que digo culto, secta.- Pero eso no era lo único que había percibido en sus pensamientos superficiales. Había algo más, algo que ya le interesaba un poco por lo que pudiera pasar.- Nunca han tenido animales aquí dentro y no tiene ni idea de qué van a hacer con ellos. Pobre Rakna, no se lo digas a Hosta que le ha cogido mucho cariño.-Alé también le tenía cariño pero aún tenía la espinita clavada de que hubieran intentado comérsela.

La experiencia dentro de la celda fue un auténtico suplicio. El frio, la humedad, la incomodidad, el hambre y el no tener nada con lo que matar el tiempo, hacía que el paso de las horas fuera terriblemente lento.

Rhylen se entretenía enredando con sus uñas y paseando de forma errante por aquella diminuta celda. Sólo el ataque de tos provocado por él mismo para que Alétheia pusiera en marcha su plan consiguió entretener un poco aquella eterna espera.

Togo pasó el día entretenido pensando en lo que podría hacer para salir de la celda  Puedo aprovechar alguna parte metálica del jergón para improvisar una ganzúa para forzar la cerradura. Si el grandullón ese hubiera dejado el cubo cerca, seguro que con el asa habría podido hacer algo. Y si no pues podría hacerme con un juego de llaves... Pero claro, cuando fueran a cerrar o  a abrir.... se darían cuenta.

Cuanto más tiempo pasaba, más le parecía al mediano que estaban perdiendo el tiempo, que quizás podía intentar salir de allí y averiguar algo, pero ¿ Y si lo descubrían? sería mejor esperar a ser aceptados y así tener algo de libertad de movimientos por el templo.

Ale... ¿Y si ellos hacen lo mismo con nosotros, o sea... si leen nuestros pensamientos...?¿Podrán hacerlo también...? ¿qué hay que hacer para que no lo consigan, pensar en las nubes...? - Preguntó el mediano con inocencia a su compañera.

Tras el ataque de tos del sr. Carsson, Togo le contó al anciano todo lo que la sacerdotisa había averiguado sobre los pensamientos de monje. Bueno , todo menos lo de los animales.

Alé, éste debe ser un simple acólito. Deberías hacerlo con el grandullón o el otro de túnicas negras.

El ruido del cubo despertó al mediano de su incómodo sueño. Debía ser de madrugada y el silencia invadía el lugar. El mediano se acercó a tomar el vaso. La curiosidad del mediano se adueñó de él y no pudo evitar hacerle alguna pregunta al monje, pues por sus modales parecía bastante educado y quién sabe si hasta buena persona...

Señor ¿ Estaremos mucho tiempo más así....? ¿Qué debemos hacer para ser buenos mensajeros de Razmir...? parecemos más unos prisioneros que unos aspirantes a portar la luz del Dios Único... Y ese tal Krant, que no parece ni humano da mucho miedo... 

El heraldo fue reacio a contestar en un primer momento al mediano pero, el hecho de que el resto dormitase y de que éste que le interpelaba se tratase de un niño, pareció ablandarle un poco. - No. - Contestó de forma seca y tajante. Es un proceso por el que todos hemos pasado. No has de preocuparte por ello, sólo debes ser fuerte y hacer lo que se te mande.

La mención de Krant hizo detuvo al enmascarado, que observó durante unos instantes a Togo.- Será peor cuando lo conozcas de verdad...procura no ponerte mucho en su camino. - Comentó en un susurro apenas audible.

Tuvieron que dormir otra noche más en esas condiciones y Alé apenas pegó ojo, o eso creía ella, por culpa del hambre. Por la mañana rezó a su Dios pidiéndole sus bendiciones y, cuando llegaron de nuevo los monjes con la nuevas ya estaba preparada.

-¡Alabado sea Razmir! ¿Nos darán algo de comer? Creo que voy a desfallecer.- Decía a los enmascarados mientras se lavaba la cara, bajo las axilas y la virgen entrepierna. Cuando el monje advirtió que los animales debían esperar allí, Alé miró a Hostawen con suma pena expresada en su mirar.

Pobre chiquilla.

El aburrimiento y el cansancio hicieron mella en el mediano, que casi sin darse cuenta se quedó dormido. Unos pasos lo despertaron y vieron entrar a toda una comitiva, parecía que algo iba a pasar. Al parecer los iban a llevar a una ceremonia de iniciación o algo así. Togo prestó especial atención al monje que llevaba las llaves, en la forma y tamaño que tenían y dónde las guardaba.

El mediano obedeció, se puso en pié y se aseó con el agua. ¡¡¡Alabado sea Razmir!!! ¡¡¡Por fin vamos a ver la luz!!!

Por fin llegó el momento esperado. Un grupo de monjes liberaron por fin al grupo de aventureros para enviarlos, según decían, a una ceremonia de iniciación.

- ¡A la puta mierda Razmir!

Rhylen salió de la celda con rostro serio y en silencio. Tras haberlos tenido cautivo sería complicado que el anciano volviese a ejercer el papel de sumo devoto de Razmir, lo cual podría ponerle en una posición sospechosa pero ya no le salía. La ira continuaba recorriendo sus venas, y su sed de venganza aumentaba con cada nuevo monje que veía. Quería liarse a mamporrazos con todos ellos…pero por ahora tocaría esperar. – Ya llegará mi momento…, pensaba mientras sin tapujos se quitaba la camisola dejando su arrugado torso al descubierto y se aseaba como dios manda.