Partida Rol por web

Por desgracia, la oscuridad no os engulle del todo, después de la explosión.

Despertáis en breves lapsus de agonia atroz. Cada uno en momentos distintos. Alfredo recuerda haber abierto los ojos en mitad de los escombros, ver sus piernas retorcidas en ángulos extraños, sangrando. Oir los gritos de heridos y moribundos. Gabriel recuerda haber pedido piedad cuando el traqueteo de la ambulancia le reabrió las heridas. Luis y Quintin despertaron en el hospital. Y luego cuando les sacaron allí por la noche unos tipos que no iban vestidos de enfermeros.

Despertais todos en la misma habitación. Estáis en camas de hospital, pero por la ventana se ve una agreste montaña totalmente impropia de Barcelona. Se oye el leve zumbido de un generador. Teneis heridas serias, pero bien vendadas y cuidadas.

Fui abriendo los ojos lentamente. Había sido el dolor el que me había despertado. AL principio todo estaba desenfocado, borroso.
Intenté moverme pero tenía el cuerpo extremadamente dolorido, como si me hubiese estallado una bomba.

¡Una bomba! pensé.

Entonces me sobresalté, y lo recordé todo: los hombres con las máscaras de gas, la granada y el humo verde. El despertarme en el hospital, y cuando me trasladaban.
Tosí e intenté incorporarme sobre el camastro. Todo mi cuerpo tembló, medio dolorido aún. Miré entorno a mi, y vi otras cuatro camas, intenté fijarme en quienes estaban echados, pero si intentaba fijar la vista, ésta se me nublaba y la cabeza me daba vueltas.
Me volví a recostar sobre la almohada y cerré los ojos para tranquilizarme. Un zumbido me estaba penetrando el cerebro, necesitaba dejar de oírlo:
-¿Hola?- pregunte en media voz -¿hola? repetí después de un momento.

Aquello había sido una absoluta locura, no tenía muy claro nada de lo que había pasado, pero tan solo sentía un dolor atroz en sus piernas. Con semejante dolor, cómo iba a poder trabajar, pensó Luis ante la situación en la que se encontraba. Después se incorporó tras escuchar las palabras de alguien allí.

Estaba en un hospital de algún lugar desconocido, desconocía la zona y el panorama del paisaje no invitaba a aclarar las cosas, así que miré hacia el hombre que habló. Le sonaba de algo, pero no lograba recordar de qué.

¡Hola, mi nombre es Luis y he... bueno, hemos sido atacados! ¿Te encuentras bien?

Mm... mmmmjlm....kjiiiaa... ah... 

Eso... es... un... un... techo...

Luz... es... es de dia. Oh... me duelen... los ojos. No pu... la c... cabeza me da... me mareo...

Tengo un ojo vendado. Ah... oscuro. Si... al menos... un ojo al menos... no duele. 

Ah... me duele hasta el tragar.

M... me da vueltas... me... yo... hmm...

Estáis demasiado débiles para levantaros de la cama. Si alguno intenta ponerse de pie, por heroico que sea su esfuerzo,solo consigue caer al suelo. A vuestros gritos aparece un hombre mayor con bata blanca y un hombre joven de aspecto campesino, que ayudan al valiente a volver a su lecho.

- Señores, yo sé que tienen muchas preguntas. Yo les responderé. El atentado de la fiesta hecho con armas químicas. Como en Gran Guerra. Ustedes afectados gravemente. Por eso traer a esta clinica para mejor tratamiento.- os explica el hombre.- Soy el doctor Schwartz. Ahora les pondré una inyección para que descansen. Luego me darran sus nombres parra informar parientes suyos.

Soy Quintín... - contesto al hombre que me responde. A Luis. Creo que sí... No lo sé, al menos estoy vivo. Pero estoy fatal. intento explicarme Estaba en Barcelona, en una cena... no sé que pasó...

Justo entonces entró un hombre. De bata blanca, un médico.
O eso dice él, al menos...
El doctor Schwartz. Explica algo, pero su tosco control del idioma unido a mi agotamiento me impide enterarme bien de que es lo que pasa. Empiezo a pensar que puede ser cierto que estemos en un Hospital. Si aquel doctor no hubiese tenido un fuerte acento extranjero casi estaría convencido.

Lo de la inyección si lo entendí perfectamente. Se acercaba a nosotros con una jeringa lista para introducirse bajo nuestra piel, inundándonos con alguna sustancia extraña.

 Estaba en un estado de semi-inconsciencia, no sabían donde estaba o cuanto tiempo había pasado desde... La explosión:

 - La... Gente, ¿donde está?. ¿Están todos bien?. - Balbuceé, tratando de incorporarme.

Capitán creyó de inmediato en aquel que parecía ser un médico y rápidamente informó sobre lo que le había pedido. Luis dio los datos que el médico le pedía, tanto su nombre como el de sus familiares. Estaba muy preocupados por ellos y si habían escuchado algo, aunque fuera en los rumores del pueblo sobre lo sucedido, seguramente se preocupasen.

- Hubo por lo menos una docena de muertes. Incluido mujeres y niños. Otros no sobrevivirán a sus heridas. Ahora les dejo descansar. Deben conservar sus fuerzas.- tras poneros la inyección, se retira. El enfermero os trae algunos periódicos que confirman sus malas noticias. El país parece al borde del desastre.

Descansar parece una misión imposible. Esa noche os asaltan dolores terribles. Os asalta el recuerdo de la explosión de la bomba, la nube de humo tóxico y las máscaras antigas... y si usaron alguna arma química, como en la Gran Guerra?

Capitán sintió un gran dolor que se iba extendiendo lentamente por sus huesos, sentía como si estos, por alguna razón se estuviese derritiendo, o fundiéndose con los músculos. Luis se retorcía de dolor, su cuerpo estaba mutando, algo había sucedido después de haber sufrido aquella inyección el dolor era insorportable.

No podía moverse, por unos instante su cuerpo se quedó rígido como una tabla y entonces, en ese momento dejó de sentir dolor para sentir una calma absoluta. Al fin Capitán pudo respirar tranquilo, no quiso moverse, algo le decía que si hacía cualqueir gesto el dolor volvería a comenzar...

 Todo mi ser ardía, notaba como mi mente empezaba pensar en mil cosas a la vez, incluidas en cosas que antes ni se me habían ocurrido. También recordaba cosas que llevaba años sin recordar o que se me habían olvidado por completo...

 También notaba como mi cuerpo se fortalecía, y como, curiosamente, el dolor desaparecía, como si las quemaduras, heridas y desgarros estuvieran desapareciendo de mi cuerpos. A la vez que mis huesos se soldaban y se fortalecía a un nivel que no podía imaginar...

Me gustaria saber antes qué poderes tengo para poder hacer mejor la descripción

En tu sueño inquieto despiertas. Por algun motivo estás dormido sobre el suelo,creo.O por lo menos sobre una superfície muy dura... Entonces te das cuenta que estas levitando a un palmo sobre la cama.

Tras la medicina hubo un momento de calma. O tal vez lo hubiese, pero eso me pareció sentir antes de que todo me empezase a quemar.

Primero fueron mis ojos, sentí como si hubiese estado mirando al sol durante horas, perdí la facultad de ver y tuve que cerrar los ojos mientras empezaba a gemir. Luego fue mi cerebro, empezó a quemarme, me ardía. Era como estar cerca de una fragua, como si me cabeza estuviese en la fragua. Luego ese ardor empezó a expandirse por todo el cuerpo, como dirigido desde cada nervio que salía de mi sistema nervioso. Llegó primero a las manos, tras atravesar mis hombros y mis brazos como si en lugar de sangre llevase acero fundido. No obstante, aunque la sensación seguía siendo de un calor inmenso ahora la intensidad de este se había desvanecido un poco, y sentía como si me estuvieran bañando en cera caliente, más bien.

Así fue expandiéndose por todo mi cuerpo hasta que al final, cuando llegó a los pies, la sensación (no sabía si por estar completamente quemado o acostumbrado) había dejado de ser dolorosa y terrorífica a, lo suficientemente poco desagradable como para ser soportable...

Ajg... ah... Me encuentro fatal... como si la cabeza me diese vueltas. Esa sensación que a veces da cuando estás tumbado como si te fuese a caer, pero sin parar. Me siento... caer. Es raro. Me agarro a las sábanas como si de una cuerda se tratasen e impidiesen que me despida al vacio. Están mojadas... de sudor, supongo. Pero... un momen... No... noto nada en mi espalda. Eso me hace abrir los ojos como si de la alarma de un fuego se tratase.

¡¡Ah!! ¡¡Pero que!!... Estoy!... ¡Es.. Estoy... Socorro! Grito mientras me tambaleo en medio del aire con las mantas aun por encima. ¡Algo me tiene agarrado! ¡Socorro!

Os llevais todos un susto tremendo al ver a Alfredo levitando sobre su cama... Y sigue ascendiendo lentamente.

Quintín se sorprende aún más al ver que, de alguna forma, las sábanas de su cama están en llamas...

 Miré alarmado a mi alrededor:

 - ¡Que nos está pasando!.

¿Qué sentís? ¿Algo nos han hecho? ¡Mi Cuerpo está cambiando! ¡Lo noto!

Me puse a gritar como un descosido. Las sábanas de mi cama estaban empezando a arder y a coger cada vez más intensidad.
¡¡Socoro!! grite aún más ¡¡Socorro, joder que alguien me ayude!! ¡Me quemo! solté un grito más, mientras esperaba el dolor.

Pero entonces callé, vi como las llamas avanzaban e incineraban las sábanas de mi camastro. Tocaban mi cuerpo, mis ropas tambien empezaban a quemarse. Pero yo no sentía ningún dolor. Aunque las llamas lamieran mi piel no notaba nada más que un agradable cosquilleo.

¿pero que demonios ocurre? me pregunto mientras paso la mano por las llamas

No entiendo nada.... susurro

A los gritos de Quintín llegan el enfermero y el doctor. Arrojan un cubo de agua sobre Quintín. El enfermero está bastante alucinado de ver volando a Alfredo, pero el médico está curiosamente tranquilo.

- Veamos... No se alarme. Controle la respiración... Inspire... Expire... Procure recordar lo que se siente teniendo peso y estando vertical en el suelo. ¿Ve? Ya está.- dice con voz sedante. Pronto Alfredo vuelve a estar en su cama.

Tras asegurarse que Quintín no tiene ninguna quemadura, le preparan otra cama. El doctor hace otras pruebas a los demás.

- Su tono muscular está aumentando exponencialmente. La dureza de su piel también... - dice de Gabriel.- Señores, tengo que decirles que el ataque con armas químicas usó un agente experimental. Cuyas reacciones son... terribles. Por eso no pudimos hospitalizarlos en un centro normal y les trajimos aquí. Por eso también les sometí a un tratamiento de mi invención. Esos les está despertando esas habilidades.