Partida Rol por web

 - ¿De que cuernos está hablando?. - Le pregunte, alarmado, mientras trataba de levantarme de la cama. - ¿Que nos ha pasado?. ¿Que ha ocurrido a toda la gente que estaba con nosotros?.

- La mayoría han muerto. Uno de ellos desarrolló piel escamosa, garras y cuernos. Mató a dos policías antes de huir. Seguramente habrá muerto por los disparos recibidos. Son los efectos típicos de... bien, la formula a la que les sometieron. Una nueva forma de arma química.

"Puede que a alguno de ustedes les provoque euforia sus nuevas capacidades. Pero no olviden que sus cuerpos están cambiando de forma que la ciencia apenas conoce. Es posible que en los próximos días pierdan el control, enfermen o incluso se multipliquen aún más sus poderes. La reacción es imprevisible. Lo único que se puede hacer es tenerlos aquí para minimizar cualquier efecto.

Aumentar los poderes... Nada más oír esa frase, como si fuera un disparo de salida.. Tu cabeza parece estallar. Tu propia respiración suena fuerte como el de un dinosaurio... El canto de un pájaro parece traspasar tu craneo... las voces... ¿Porque gritan todos? El chirriar de una puerta en otra dependencia... Por favor que pare...

Tan pronto como llega, el dolor desaparece. El ruido recupera su nivel tolerable habitual. Respiras con dificultad. Te late el corazón con fuerza. Tragas saliva digeriendo la experiencia. Entonces consigues recordar que has oído una voz en la casa cercana a la clínica.

"Sí... se están recuperando... Avisa al coronel..."

 - Habla como si se supone que sabemos de que diablos está hablando... - Respondo en tono de pocos amigos. Me esta jorobando que sepa más de nosotros de nuestro estado.

- Muy perspicaz, joven.Conozco muy bien esa fórmula... Porque yo mismo ayudé a crearla.Por eso mismo puedo evitar que se extiendan los males que conlleva y ayudarles a ustedes. En un hospital normal, ya hubieran muerto.

¿Que me... ha pasado? ¿Por qué... miro al doctor ... levitaba? ¿Por qué levito... y no otra cosa?

Y lo que es mas importante... ¿qué será de mi ahora? de... nosotros... vamos...

El médico mira en un reloj:

- Han pasado treinta y seis horas y veintiún minutos. Son ustedes las personas que han sobrevivido más tiempo a una exposición tan severa a la fórmula. No sé que les puede pasar. No sé cuánto vivirán. Sólo puedo ofrecerles mis conocimientos e intentar que no se repita nunca más.

"Bueno, ahora podríamos tomar el té, ¿les parece? Creo que ya pueden tomar alimento sólido. Quizá les guste oír la radio.

¿El té? Me estás hablando en serio. Estamos aquí, aceptando que nuestra vida jamás va a volver a ser la misma. ¿Y tú nos dices que quieres tomar el té?

¡Yo me largo de aquí! Dijo Capitán levantándose mientras que su brazo se estiraba desde la cama hasta agarrar el pomo de la puerta por donde quería escaparse.

¡Joder! ¿Pero qué nos está pasando? ¡Socorro! ¿Esto puede curarse? Dijo mirándo su brazo con gesto de desagrado.

Escucho la conversación de todos en silencio. Mi mente está conmocionado, y mi cuerpo me pesa y molesta como si tuviese agujetas hasta en los músculos de los párpados. Estoy en la nueva cama en la que me han colocado, la encuentro muy fresca y reconfortante.

Que extraño... Y útil podría llegara ser esto pienso mientras recapacito sobre lo que el doctor nos cuenta. No pienso sólo en mi cuando pienso que podría hacer prendiendo fuego a las cosas, o a gente...

Entonces, Capitán, estira el brazo tanto y anormalmente hasta llegar a la puerta desde la cama, eso me hace gracia y no puedo evitar soltar una risita divertida.

Pues yo le digo sí al té, doctor. digo Si después de todo no sé si moriré incinerado por mi mismo, que menos que hacerlo con el estómago lleno. Sonrío intentando quitar hierro al asunto. En realidad no dejo de pensar en lo que ha dicho: "todos han muerto".

¿será verdad? ¿Puede ser que todos las personas que estaban allí muriesen? ¿Incluso la periodista con la que charlábamos?

- Cálmese, amigo, piense que sigue siendo su cuerpo. Usted lo controla. Respire con normalidad...- poco a poco el brazo de Luís va recuperando su longitud normal.- Bueno, quien quiera merendar que venga, si no pueden quedarse aquí a disfrutar de ese hermoso día.

En ese momento su ayudante llega con una mesa plegable donde se instala el té y los bocadillos. Incluso se puede oír la radio perfectamente. Hay malas noticias: los derechistas han asesinado un policía republicano en Madrid y se temen represalias.

- Éso traerá problemas...- suspira el doctor.- Quizá sería mejor poner música.

Se lleva una taza de té a los labios cuando de repente ésta estalla en mil pedazos de un disparo... Junto con uno de sus dedos.

El ayudante suelta la bandeja y saca una pistola, grita: "al suelo!" pero otro disparo resuena entre las montañas y cae herido.

De detrás de los árboles salen media docena de individuos, todos con pistolas o rifles cortos. Parecen alpinistas, con cuerdas y botas.

- Vosotros, engendros, no os mováis.- dice uno.- O os llenamos de plomo.

Uno de ellos suelta algo en una lengua extranjera, pero otro le ordena silencio.

 Levanto las manos, mientras pienso en lo que pudo hacer:

 - Vale... ¿Y quien se supone que son ustedes?. Y que conste que lo de engendros sobra...

La explosión del primer disparo hace que se me caiga la taza de té encima, quemándome la pierna. Pero el dolor es casi inexistente cuando la adrenalina se dispara a mil. Por acto reflejo me tiro al suelo, aunque teniendo en cuenta lo fragil de la mesa, poco me va a cubrir si llegan mas disparos. De repente y sin previo aviso, la tierra toma la decisión de alejarse de mi. Lo que era estar agazapado se convierte en una lucha por no querer alejarme del suelo, agarrándome como puedo a la hierba, la cual se rompe entre mis dedos con suma facilidad. Cuando me quiero dar cuenta estoy ascendiendo sin poder parar, boca abajo con los pies hacia arriba.

¡¡Socorro!! ¡¡Me está volviendo a pasar!! ¡¡Que alguien me sujete, no puedo controlarlo!!

 Al ver como flotaba mi compañero, agregué, ceñudo:

 - ... No he dicho nada...

- ¡Cuidado, intenta escapar!- uno de los tipos dispara, pero por suerte falla...

- ¡Matadlos! sólo necesitamos uno con vida.

Estoy sentado justo enfrente del doctor tomando un te que, a pesar de estar hirviendo, no me hace daño ni en los dedos ni en los labios.
Asiento con la cabeza, en silencio, a las palabras del Doctor sobre el asesinato del policía. No solo por mi ideología sindicalista y republicana, si no por el asunto horrible de zanjar una vida con fines políticos.

Es en ese momento cuando oigo el "portazo" del disparo. La bala pasa muy cerca de mi oreja derecha, zumbando y dejándome algo atolondrado. El té del doctor se me cae por las piernas, intentando abrasarme. Pero lo peor no fue eso, lo peor fue que el recién amputado dedo del doctor, hecho papilla, salió disparado hacia mi cara, llenándomela de sangre.

Me quedo ligeramente en shock. A pesar de haber visto cosas igualmente desagradables cuando trabajaba en la mina, lo extraño de la escena, y la velocidad a la que estaba trascurriendo, hizo que mi cerebro no me dejase tomar una decisión rápida.

A mi izquierda Alfredo se agacha y, no sé si a propósito o sin quererlo, sale flotando por el aire. Yo sigo sentado en la misma posición, posó el té y con esa mano me limpio la sangre de la cara mientras la otra la levanto a la altura del pecho. Tiemblo como un flan.

Pero entonces mi cuerpo se calienta y consigo calmarme, noto como la temperatura de la sala desciendo ¿O tal vez soy yo el que se calienta? pienso ligeramente divertido.

Mis pensamientos tienen un momento para el doctor, no sé si está bien o mal, pero corro a esconderme detrás de la cama, a la que le doy la vuelta: el colchón amortiguará las balas O eso espero....

Desde ahí pego un medio grito a mis compañeros cercanos para que me acompañen y quizás intentar algo juntos...