Partida Rol por web

Hiko quedo en silencio - Cuando desaparecieron las muejeres... habia algun Clan como el Mercader unicornio? - Luego penso por varios minutos tratando de recordar el nombre de aquel Mercader que se habia encontrado en el camino.

- Ide Makirumi le dice algo?, encontre a es hombre en el camino hacia aqui, ese hombre que decia traer a su familia en el carromato que poseia..... - Explico el bushi - Quiero hacerle una pregunta en concreto, Kaineku-Sama, vieron a su familia con el ? -

El hombre parece al principio sobresaltado por la pregunta y bastante alarmado.

-Lo que insinuáis con esas preguntas, Hiko-san, es una grave ofensa para ese mercader, así que haremos como que no lo ha dicho.

Sin embargo su rostro muestra que tu sospecha le ha llegado hondamente y que trata de rememorar la estancia del mercader en la aldea.

-Makirumi-san llegó hace tres semanas y nos presentó a su familia, ciertamente, y les alojé en una casa que fue abandonada el pasado invierno. Mi mujer se encargó de atenderles un par de veces, aunque luego me comentó que eran sin duda gente de extrañas costumbres, y que la familia del mercader se dejaba ver poco. No hemos tenido ninguna otra visita desde que comenzaron las desapariciones, y menos de otro clan que el propio.

Hiko observo a quien le hablaba entrando en una especie de trance…. – Bien, yo ayudare… tiene algo de su esposa o las mujeres perdidas?... creo que Yue podría encontrarlas – Dijo refiriéndose al perro que le había seguido hace ya algunos meses; el Bushi confiaba en su compañero de viaje.

-Las encontrare, y el pueblo juzgara al responsable de este acto inoportuno - comento el Ronin

El jefe del pueblo parece algo turbado ante la idea de cederte algo de su esposa, a la que parece que ya da por muerta, con todo el escrupuloso respeto que eso conlleva, y para retrasar ese posible instante te alega:

-Nosotros también tenemos perros, Hiko-sama, y de caza. Y nada hemos podido sacar de ellos. Con estas lluvias es muy difícil seguir el rastro, y más por estas tierras que son o pedregosas o pantanosas.

Hace una pausa para comprobar el efecto de sus palabras en ti, y temiendo un posible enojo añade.

-No es que dude de las capacidades de su sabueso, ni mucho menos, y si usted considera que puede lograrlo, sin demora le daré alguna pieza de ropa de ella.

- Kaineku-Sama, no desconfio... ni tampoco soy confiado, solo sigo el instinto.... - Contesto el Ronin - Agradeceria que tenga fe, es lo ultimo que se pierde... prometo llegar al fondo de esto - Aseguro Hiko mientras suspiraba, era cuestion de tiempo para conseguir un rastro y lograr encontrarlas.

Se giro hacia la puerta y comenzo a caminar.

- Gracias por su hospitalidad, Kaineku-Sama -

El hombre se dirige hacia un arcón y saca un pañuelo sencillo de lino, de color blanco y seguramente destinado a recoger el pelo de una mujer, dadas las dimenciones. Te lo tiende con dos manos y haciendo una pequeña reverencia.

-Soy el representante del clan que me provee de tierras y protección Hiko-sama. En nombre del clan Cangrejo le doy las gracias y le ofrezco mi casa como su casa, mientras quiera permanecer en la región.

Después levanta la cabeza y con los ojos llenos de sentimientos encotrados deja salir unas palabras antes de que te marches.

-Arigatou, Hiko-sama.

Hiko asintió con respeto colocando una mano sobre el hombre del Jefe – Volveré con las Mujeres o con noticias sobre ellas de eso este seguro Kaineku-Sama; gracias por el ofrecimiento pero solo necesito agua y comida…. Hoy mismo saldré en su búsqueda – Hizo una leve reverencia ante el Jefe de la aldea antes de salir por la puerta en busca de Yue, tras unos segundos o quizás un minutos, los pies de Mitsurugi se acercaron a su viejo compañero…. – Yue… Compañero de viaje, necesitamos trabajar junto esta vez…. Vas ayudarme? Se acuclillo a un lado de su canino amigo haciéndole oler aquel pañuelo…. Sé que es difícil pero no imposible

Por fin parece que ha parado de llover, lo cuál te hace sentir más esperanzado en tu tarea. Aunque de momento el sol no asoma sus dedos dorados por entre las nubes, si no que se mantiene como un tímido halo detrás del velo de nubes oscuras.

Tu fiel compañero Yue olisquea un rato la pieza de tela que le tiendes mientras ves que algunos aldeanos comienzan a salir de sus casas, en su mayoría hombres robustos. Te saludan con una inclinación de cabeza mientras la aldea, poco a poco, vuelve a sus quehaceres. Tu perro ladra cuando ya ha analizado el olor y comienza a olisquear el barro de los alrededores, por entre las casas, en el bajo de éstas.

Al poco tiempo te dirige a las afueras de la aldea, parándose un rato alrededor de una casa que parece que ha sido abandonada hace poco. Da un par de ladridos y da un par de vueltas por allí, aunque no parece su destino final. Luego continúa y se adentra en un predregal, pero allí parece perderse definitivamente. Frente a ti, bajando por la cuesta del pedregal, se avista un pantano en bajo el cielo sin luz y encapotado.

Los hilos de sol estaban reacios a aparecer en todo momento, la actividad volvía al pueblo mientras que el olor a tierra húmeda y vegetación se dejaba notar luego de que las constantes lluvias se llevasen varias cosas. Luego la casa donde parecía haber estado la mujer o mujeres y tras ello terminar en un pedregal donde podía verse debajo un Pantano.

Hiko volvió sobre sus pasos a la casa que parecía abandonada, quizás allí encontraría un par de pistas que le guiarían mejor por el camino que necesitaba tomas, los pasos le llevaron hasta al puerta principal; Necesitaba entrar y revisar el lugar junto a Yue

Anda compañero…. Revisemos el lugar y luego iremos al pantano

Cuando te acercas, mides con una primera mirada la casa que parece abandonada, aunque no del todo descuidada. No tiene huerto, al contrario que la mayoría de la aldea, por lo que supones que no es para estancias permanentes. El tejado está arreglado hace poco, ya que hay paja nueva en el techado de madera, y la puerta también ha sido cambiada hace poco, ya que el color de la madera no corresponde con el del resto de la casa.

Se encuentra situada en un pequeño desnivel de roca y tiene, por lo tanto, unos pedestales que levantan el frontal para que esté a nivel. Al entrar un olor algo desagradable te inunda las fosas nasales. El olor de la piel animal, al que no estás acostumbrado. Alguien que trabaja con pieles ha estado allí, y esa no es una costumbre muy habitual en Rokugán. Únicamente los Unicornio las utilizan.

Consta de tres habitaciones, un salón que hace las veces de cocina y dos habitaciones en los lados de ésta, cuyas puertas están cerradas. El brasero del hogar ha sido usado en un tiempo reciente.

Hiko camino con cautela, observando cada detalle en busca de algo util algun rastro o una pista que pudiera encaminarle hacia lo que buscaba, en ese tipo aquel ollor fuerte llego a sus fosas nasales molestando de gran manera durante un par de minutos hasta que parecia acostumbrarse a duras penas.

- Yue - Dijo el Ronin llamando a su animal - Ayudame aqui.... busca algo Muchacho.... - Le ordeno..... Mientras de reojo observo a Taka que se encontraba en su hombro en silencio - Pornto vieja amiga,,,, pronto podras desplegar tus alas -

Registras las estancias vacías mientras tu fiel compañero olfatea y busca. Su inquietud e intermitentes ladridos te indican que el rastro pasó por allí, que el olor que le indicaste se encuentra allí, bajo el fuerte pestazo a animal muerto.

La casa carece lo que suele tener una casa normal, lo cual te da mucho que pensar. No tiene utensilios a parte de los más básicos, así como tampoco dispone de ropa de ningún tipo de futones para dormir. Tiene un viejo juego de té de cerámica que es más funcional que decorativo y un par de cazuelas antiguas.

Fuera las huellas no te dan ninguna pista, ya que ha estado lloviendo en cantidad, pero encuentras algo que te llama la atención, y son dos surcos profundos en la tierra blanda, que se dirigen al centro del pueblo.

Ven compañero Dijo Hiko con seguridad siguiendo el rastro de antes guiado hasta el pantano, el aire era pesado y húmedo, los pasos sobre la tierra mojada que poco a poco comenzaba a secarse… estaba decidido a resolver este misterio por ayudar al pueblo y aquel hombre a encontrar a su hija. Los recuerdos le abordaron ante tanta similitud.

Mitsurugi respiro hondo y siguió su camino con cuidado adentrándose al pantano.

Avanzas con soltura al principio entre las pocas sendas estables que se introducen en el cenagal. Hasta donde la vista alcanza sólo hay colinas de árboles retorcidos y pedregosas, cuyas faldas se sumergen en tierras empantandas donde la vegetación brota de barro y aguas turbias. El aire está viciado por el olor y los graznidos de los grajos que se echan el vuelo cuando ven a tus compañeros animales acercarse.

Tu fiel perro al principio parece resuelto y avanza rápidamente, pero sin duda el olor del pantano le comienza a despistar y tras unas horas avanzando por el desolador paraje comienzas a dudar si no se ha perdido. Te rodea tan sólo aguas estancadas, plantas indómitas y pájaros vigilantes.

Llegado un momento Yue parece totalmente desorientado y sientes que has estado perdiendo el tiempo. Te encuentras en medio de la nada, a cuatro horas de camino del pueblo, con un cielo negro cubriendo el cielo y agua sy colinas negras el horizonte, los pies y las piernas embadurnadas de barro y limo y el ánimo muy tocado. Y de pronto Yue parece haber encontrado algo. Escarba en una pequeña plataforma de tierra y piedra donde la vegetación es más escasa.

Cuando te acercas parece nervioso, ladea la cabeza a uno y otro lado mientras da vueltas.

Bajo el suelo embarrado, donde Yue ha horadado con sus zarpas, hay algo que no funciona. Te fijas que hay madera, embadurnada. Al retirar el lodo que la cubre encuentras una trampilla grande con un cabo de cuerda medio putrefacto atado para poder retirarla.

Que había encontrado Yue? Hiko retiro el lodo para dar con una trampilla que podía ser abierta pero con sumo cuidado ya que a parecer la cuerda podía romperse en cualquier momento, tomo la cuerda con una mano y con la otra el wakisashi.

El Ronin intento levantar la tapa lo suficiente como para poder introducir el arma y utilizarla como palanca y levantar aquella trampilla lo suficiente para meter ambas manos y levantarla por completo y así revisar su interior.

Levantas la trampilla empapándote las manos de lodo, algunos goterones te acaban chorreando por los brazos al alzarlos y te chorrean desagradablemente por las mangas hacia las axilas.

Una ráfaga de olor a aire viciado te golpea, incluso en un pantano donde el hedor es aquello que respiras. Una oscuridad vertical se cierne frente a ti, escavada en la roca. Un metro de radio de pozo desciende desde allí.

Tras un rato contemplándolo tus ojos se acaban acostumbrando y empiezas a distinguir unas agarraderas de descenso talladas en la pared rocosa. Pero el fondo sigue siendo impenetrable para la vista.

Un leve ruido, casi imperceptible, llega a tus oídos brotando de la negrura. Tan bajo es su volumen que tu propia respiración o el latir de tu corazón te estorban a la hora de identificarlo. Pero crees, o tal vez te lo imaginas, que se trata de voces humanas.

Por fin lo había conseguido a lograr abrir la trampilla el aire viciado subió dando un fuerte golpe a las vías respiratorias del Ronin haciéndole fruncir el seño por unos instantes tratando de que este olor se disipara; tras conseguirlo miro hacia la boca del lobo sin la posibilidad de ver nada mas abajo, pero si encontrando unas agarraderas en la roca que usaría para bajar…. Envaino el wakisashi y se dispuso a bajar tras escuchar lo que parecía en sonido de una voz humana… o eso creía.

Comienzas a descender por el pozo arañándote la piel y la ropa con algunos salientes afilados en éste, ya que tu corpulencia tapona casi toda la abertura. Según avanzas el olor nauseabundo te va inundando e intoxicando el cuerpo y el ánimo.

El pozo es profundo y dada tu abultada complexión no te manejas muy desenvuelto con la precaria escalera. Amén de que faltan peldaños y están resbaladizos. Pero por fin tocas suelo y una ligera luminiscencia amarillenta desdibuja los contornos de un túnel rocoso, al final del cual se distinguen, lo que indudablemente son voces.

El túnel es traicionero según avanzas un poco por él y según lo recorres comienzas a distinguir algunas voces.

-...prisa o tendremos problemas...

-Casi, casi... falta poco.

Hiko camino unos pasos por el estrecho pasillo de roca o eso esperaba, desenvaino el Wakisashi colocándose de costado para una mejor movilidad dentro de aquel lugar; el olor nauseabundo casi lo abatió en un par de ocasiones pero parecía que aquella misión o deber que tenia para consigo y el pueblo le hacían moverse mas y mas dentro de la oscuridad.

Trato de moverse con sigilo… escuchando y guiándose por aquellas voces… Quienes era? Por que estaban allí? Preguntas que esperaba resolver a la brevedad.