Partida Rol por web

Arda, avanzo y descargo un golpe antes de ue el dragon se pudiera alejar, luego persiguio a este, propinandole dos golpes con la espada magica. la sangre empezaba a mezclarse con las escamas blancas. 

Clarel aprovecho que Cryovain se alejaba para lanzar cuatro rayos de fuego. Tres de los rayos se estrellaron contra la pared, mientras que otro impacto, causando una herida leve a la criatura.

Holgar, que tambien estaba herido por el hielo, activo una de sus runas y su cuerpo empezo a crecer hasta un tamaño gigante. El gigantesco guerrero siguio a la barbara y propino un par de golpes con su baston magico.

El dragon emitio un fuerte rugido que hizo retumbar el suelo.

Eso... eso es todo lo que teneis? vais a mo.. vais a morir!! Cryovain se lanzo contra los dos adversarios que tennia delante. Las afiladas fauces fueron a parar a Holgar, mientras que un par de zarpazos fueron dirigidos para Arda.

     Vio como caía el gigante impactado por la brutal fuerza del dragón. Cuando parecía que iban directos a la victoria, quedó bien claro que el poder de ese ser estaba muy pon encima de sus capacidades.

     Ignorando su propia seguridad se lanzó a por el cuerpo de Holgar, tal vez no fuera útil para acabar con la criatura, pero si podía evitar que el alma de su compañero se reuniera con sus dioses antes de su verdadera hora. Protegió con su propio cuerpo el enorme cuerpo de Holgar mientras colocaba una mano sobre su cabeza implorando el poder de la Diosa 

Rendas vio cómo el dragón descargaba su furia contra sus compañeros. Había fallado la primera flecha pero esta vez no podía permitirse fallar. Cargó otra saeta en el arco, respiró para calmar sus nervios, y disparó contra la criatura de hielo.

El mordisco del dragón atravesó la armadura que recubría su hombro y calvó colmillos con fuerza. Holgar soltó un bufido y apartó a la criatura con el escudo. La sangre bajando por su brazo le hizo sacar fuerzas de flaqueza, volvió a resoplar como un oso gigantesco y alzó la garrota contra Cryovain.

Dos golpes lanzó pero empezaba a notar el cansancio, Holgar era duro pero un dragón por muy joven que fuese siempre era una amenaza.

Arda vio como su compañero era brutalmente mordido por el dragón y los gritos de angustia del clérigo. Sangre le seguía ardiendo como el fuego del mismísimo infierno. Sin embargo , y a pesar de recibir un zarpazo que cruzó su pecho, llevándose carne, no reculó. Arda no era una humana en aquel momento. Era una fuerza de la naturaleza brutal, que no podía razonar ni pensar. Tenía un objetivo fijado y solo la muerte se interpondría en alcanzarlo. Entremezclado con un grito de furia o dolor, la bárbara golpeaba mientras emitía sonidos entre los cuales se pudo entender algunas palabras.

NO SE MUERDE 

Espadazo 

¡NO SE ARAÑA!

Espadazo 

¡NO SE ESCLAVIZA UNA REGIÓN!

Espadazo 

La bestia ataco a Holgar y penetro sus defensas, pero es verdad que Arda estaba machacandolo con todo lo que tenia, cada uno de sus espadazos abria terribles heridas en el dragón, Clarel casi sintió pena por la criatura, casi. Estaba claro que su maldad era profunda y que se encontraban en una lucha a vida o muerte contra él.

«Quiere intentar demostrar que los golpes no le afectan, pero su voz ha temblado, Arda, Holgar y Rendas se lo estan haciendo pasar muy mal» 

Clarel vaciló, su ataque anterior no habia servido de mucho, no encontraba las energias necesarias para hacer frente de manera efectiva al dragón «Necesito aumentar la temperatura, conseguir que el aire acumule energia» 

Entonces tuvo una idea, avanzo pegada a la pared semicongelada para quedar fuera del alcance del Dragon, mejor no estar en linea con los compañeros y evitar que un posible aliento afectara a varios de ellos. Concentro sus energias, armonizo su mente con el plano elemental del fuego y solicitó su ayuda, pidió un emisario, un aliado, arranco un pedazo del plano y le dió forma en la parte lateral del dragon, ahi donde su explosion no afectaria a sus compañeros.

Arda volvio a propinar tres espadazos contra el dragon; Clarel logro invocar el espiritu del fuego salvaje, causando una pequeña quemadura a la criatura; Rendas, volviendo a tensar su arco, logro acertar una flecha en el cuello de Cryovain.

Sin embargo, Holgar no logro golpear al dragon, ya que se encontro con sus duras escamas y sus heridas paracian hacerle mella. Rutholf, viendo como su compañero se afligia por las heridas, corrio y tras una plegaria a Tymora, logro sanar parte de las heridas del guerrero.

Cryovain volvio a escupir sangre: Esto... no... es... es... Se escucho un fuerte estruendo. Cryovain se desplomo en el suelo. El dragon blanco que aterroricaba la Costa de la Espada habia muerto.

Se hizo el silencio en aquella habitacion... Un silencio agradable, habia paz por fin. 

     Las lágrimas caían por la cara del sacerdote mientras musitaba, entrecortado, una plegaria de gratitud a la Diosa.  Una enorme sonrisa de satisfacción y orgullo empezó a formarse en sus labios mientras miraba al grupo de héroes que había acompañado estos meses. Habían vengado la masacre del pueblo destruido, acabado con la amenaza de un dragón y no tenían que lamentar que ninguno de ellos se hubiera reunido con sus dioses. 

    Ahora podría volver al monasterio y contar sus hazañas, entregar los objetos sagrados que había encontrado por el camino para devolvérselos a sus auténticos dueños y aportar varios mapas valiosos a la biblioteca. Además sentía que había encontrado su lugar en el mundo, quería ayudar en aquellos lugares donde hiciera falta un poco de luz y sanación.

Holgar se fue desinflando relajando y disminuyendo de tamaño con cada respiración. La garrota también menguó y volvió a tener la forma de bastón, lo usó como apoyo con las dos manos. Miró la sala, miró al enemigo caído, miró al grupo. Heridos pero vivos. Cansados pero victoriosos. 

Inspiró profundamente y soltó una carcajada de las suyas, de tono grave y ruidosa, que hizo eco en las paredes de la estancia. Acompañó la carcajada con una palmadita en la espalda de Rutholf, esas palmaditas de Holgar que harían temblar a un jabalí.

 - Menuda aventura eh, jóvenes. Creo que voy a necesitar varias decanas para que mis huesos se recuperen de todo esto. ¿Cuánto creéis que nos pagarán por los dientes, las garras, las escamas? Lo que siga intacto, claro. 

Aún quedaban esquinas que revisar en la fortaleza, ninguna guarida de dragón está vacía de tesoros. El frío de la montaña apremiaba ser rápidos. Sin embargo, ya no tenía esa sensación de urgencia. En su aldea, Frostymir, ya no tendrían que preocuparse por la amenaza de Cryovain. 

Seguramente surgirían nuevos problemas, amenazas, peligros... Pero en estos momentos, Holgar solo podía pensar en un plato de estofado caliente y en una jarra de cerveza, endulzadas con un camastro cómodo que no le jodiese la espalda.

 - Vamos, amigos, amigas, creo que nos hemos ganado un buen descanso y una celebración. Aunque para lo segundo no prometo mucho, matar dragones aún... pero ya estoy mayor para juergas desenfrenadas jojojo -volvió a soltar otra carcajada y una nueva palmadita impactó en la espalda de quien estuviese más cerca.

¿Y ahora que?

Arda había luchado con todas sus fuerzas... Y había vencido. El cuerpo del dragón estaba lleno de marcas de sus espadazos y de otros golpes que sus compañeros habían propinado. El rugido de furia y dolor del dragón se mezcló con el triunfal de la guerrera, q aún con esquirlas heladas en el pelo, cayó agotada. La alegría fue intensa, pero pronto se dio cuenta de algo que la venía carcomiendo. 

¿Y ahora que?

¿Volver al hogar y contar su aventura? Separarse de sus compañeros con buenos deseos tras una buena juerga y quizás unas semanas juntos.¿Contarla diez veces? ¿Cien? Aún era joven, le quedaban muchos años por delante y pocas cosas había más grandes que matar a un dragón.  

¿Y ahora que? Todo el mundo hablaba de los héroes, pero nadie de lo que pasaba tead sus aventuras. Recordó como días antes había empezado a temer aquel momento y se lo había contado a la druida. Sus palabras no habían ayudado a calmar su espíritu pero, entonces tenía un objetivo en el que centrarse. Contenta por haber librado al mundo del mal, pero algo agobiada por su propio futuro, miró nerviosa a Clarel en busca de consejos, y con unos voz que recordaba a la de un niño asustado le preguntó 

Clarel... ¿Y ahora que hacemos?

El malvado Cryovain lanza un ultimo estertor antes de desplomarse, muerto, sobre las losas de la torre helada en esa montaña con un frio glaciar y un viento que nunca se detiene. Su amenaza ha desaparecido tan silenciosa como letal, en lo recondito de las montañas con solo ellos como testigos. Han triunfado, han conseguido su objetivo, la bestia esta muerta, el terror que suscitaba y se cernia sobre la region ha sido eliminado.

Mira a sus compañeros, la alegria en el joven Rutholf se une a la de Holgar, mas energico, mas cariñoso, con ese estilo paternalista que siempre ha mantenido con todos. Entonces escucha a Arda, su actuacion en el combate ha sido digna de las leyendas, de ser contada durante generaciones, pero Clarel entiende las dudas de su amiga, las ideas que pueden estar rondando su cabeza. Hace unos dias las expreso sin dudarlo, se acerca a ella y la abraza. No es un gesto propio de ella, pero sus amigos se lo han ganado y parece que ella lo necesita.

Tras el abrazo se separa un poco de ella y la mira a lo ojos.

—Ahora, Arda Froske, Perdicion de Cryovain el Blanco, formas parte de las leyendas —Le sonrie abiertamente y con cariño— Tu hazaña se contara en tu tribu durante generaciones, seras una guia para los jovenes guerreros, podras retirarte y descansar, si ese es tu deseo.

»Por otra parte, nada impide que una leyenda se haga mas y mas grande, puedes encontrar otros desafios, otras tierras a las que ayudar, otros enemigos a los que abatir, en cualquier caso, en mi tienes una amiga para toda la vida, te lo has ganado —Volvio la cabeza hacia el resto de compañeros— Todos os lo habeis ganado. Me alegra haber compartido este tiempo con vosotros y sobre todo no tener que lamentar perder a ninguno.

En cuanto a la propia Clarel ¿Que haria? ¿Volver con su maestro? El ya tenia otra aprendiz, le habian confiado a la jovencita con poderes para que la criara y educara ¿Podia ayudarle en esa mision? Si, claro que podia, ella tambien seguiria aprendiendo cosas, su maestro era un hombre muy sabio, tenia mucho que enseñarle todavia ¿Era eso lo que queria? No estaba segura, ella no se habia planteado que hacer cuando la bestia estuviera muerta y la Costa en paz.

—Quiza podriamos viajar juntas un tiempo Arda —Le dijo— Me podrias enseñar tu aldea, me gustaria mucho verla, tambien la tuya Holgar —Volvio su atencion otra vez a Arda— Quiza despues podriamos buscar otras reinos, otras ciudades a las que ayudar, sabemos por experiencia que el mal no descansa y siempre hay alguien a quien le viene bien la ayuda ¿Verdad?

»¿Que haras tu Rendas? —El silencioso picaro no era hablador, pero habia demostrado ser un compañero fiable siempre que se le necesito.

Rendas se quedó asombrado con el poder de sus compañeros. Habían acabado con un dragón, eso lo reconfortó ya que si era verdad lo que se decía en su ciudad un dragón significaba un enorme tesoro.

Pensar en el tesoro y en cómo iba a poder reparar el daño causado a su gremio permitiéndole así regresar a la ciudad le generó un calor interno que le hizo olvidar el frío del lugar. Pero el observar a sus compañeros frente al cuerpo de la bestia le devolvió a la realidad, este enfrentamiento era el último que tendría junto a este valiente grupo. Esto lo entristeció enormemente pues pese a mostrarse reservado y distante en muchas ocasiones les había cogido gran cariño, en realidad no quería abandonarlos se estaba a acostumbrando a vivir fuera de la ciudad.

Ante la pregunta de Clarel, Rendas no pudo si no ser sincero:

- Regresaré a la ciudad a saldar mi deuda lo que me permitirá regresar a mi gremio con mi honor restaurado.- con un tono más serio añadió- En realidad hacemos un buen grupo y no me gusta la idea de separarnos pero entiendo que cada uno de nosotros tendrá asuntos que atender. Eso sí si alguna vez me necesitáis siempre estaré disponible para vosotros.

Volvió a mirar a sus compañeros y añadió- Clarel tiene razón, Arda acabas de convertirte en leyenda, cuando llegue a la ciudad y cuente nuestras aventuras a mi gente los bardos comenzarán a narrar por todas partes la historia de  Arda Froske, Perdicion de Cryovain el Blanco.

EPILOGO

Era una mañana calurosa, para ser primavera. Habia pasado un año desde que aquel grupo de aventureros consiguio darle muerte a Cryovain. Harvin Webster revisaba algunos documentos sobre su mesa y escucho alguien llamar a la puerta.

- Adelante!!

Alton aparecio detras de la puerta.

- Señor Webser, la ceremonia va empezar en media hora. Esta listo?

-Estare listo en cinco minutos, Alton. Enviaste las invitaciones?

- Si señor, Arda y Clarel confirmaron su asitencia. No puedo esperar por escuchar por los lugares que han estado viajando.

El contratista rio y hecho un vistazo a sus documentos antes de seguir hablando:

-Que hay de Holgar? Seguro que su nuevo puesto como embajador en los pueblos de las montañas, le permitira ausentarse un dia solo para asistir a la ceremonia de iniciacion de la pequeña Eriala en el circulo druidico, junto a Nathandrias. Seguro que Rutholf no se lo perdonaria.

- Tengo la esperanza de que Holgar vendra. Seguro que no se ha enterado aun de que Rutholf ahora esta a cargo del Santuario de Tymora en Phandalin desde que la hermana Garaele se retiro.

- Cierto, cierto... y que hay de Rendas? Alguna noticia?

- Se dice que ingreso en el gremio de ladrones de Neverwinter. No se si le habra llegado su carta, señor Webster.

- Los asuntos de la gran ciudad requieren especial atencion. Estare listo en cinco minutos.

La plaza de Phandalin se lleno de gente, algo grande estaba por acontecer. Y fue por en ese instante, por la puerta del este cuando los cinco aventureros volvieron a reunirse, tal y como lo hicieron hace un año.

Se sentia paz en el hambiente. Una paz agradable.