Partida Rol por web

Cuando le hablas acerca de las ventajas de quedarse con Anfites ella deja salir una carcajada musical, lo cual te deja algo descolocado; no obstante, no se escucha algo tan bello como el sonido de su risa hace mucho por tu casa, así que perdonas su impertinencia. Luego ella te aclara:

- Ese viejo con aire de siniestro es más fanfarrón que alguien verdaderamente poderoso. Se paró frente a mí como un espectro y comenzó a hacer preguntas acerca de mis cualidades y me puso a prueba. Luego trató de convencerme de que el sería un mucho mejor padre para mí y que tú no eras más que un autoennoblecido advenedizo seguidor de una senda erronea.

Por lo visto, tú no fuiste el único en quedar prendado de la chica... para que fuera tu hija, por su puesto.

Pero ella tenía aún más sorpresas:

- Verás, también tenerme aquí puede servir a tus planes. Por lo que veo de ti, eres un romano muy propio y digno, uno de esos estoicos que ensalsan el Virtus Romanus, pero deseas parecer edonista y libertino por una razón que no alcanzo a entender. Digamos que honorable y conscienzudo Lucio Cornelio Balbo comete la imprudencia imperdonable de dar su don a una mujer por el hecho de haberse prendado de ella, entonces ellos pensarán que no eres digno de confianza, sino un ser que solo piensa en satisfacer sus deseos.

No sabes si todo eso lo dedujo o es gracias a su don, pero no se puede negar que es una mujer muy inteligente. Más aún cuando levantó la ceja y te dice:

- Eso es mucho más sutil que tomar a una chica y violarla hasta la muerte.

La juvenil carcajada de la muchacha le cogió por sorpresa, a pesar de haber sido sometida a la esclavitud no le arrebataron la alegría del corazón, las risas no eran algo que se escuchase en su casa, no en los suyos.Aunque les proveyese de cuanto necesitaban y los trataba bien en virtud de sus servicios, no dejaban de ser esclavos privados de libertad, esclavos que vivían mejor que muchos hombres y mujeres libres pero esclavos al fin y al cabo.

Escucho las razones de la muchacha asintiendo con un gesto de cabeza, nada dijo sobre su misión o el porque el noble y honorable Balbo planeaba violarla de forma brutal,lo cierto es que ante la nueva perspectiva había tenido la misma idea que la muchacha -aún debo acudir al senado para solicitar permiso, veremos las reacciones que levanta este asunto- pensó para si.

-Ahora sé que he elegido bien, el valor y el honor son virtudes que ensalzan al hombre pero sin inteligencia que los acompañe se está a la merced de otros con menos escrúpulos- dijo apoyando sus manos sobre los hombros de la muchacha dándole un beso en la frente como haría un padre con su hija -debo marcharme con nuestro invitado a atender asuntos en la ciudad, por tu seguridad no salgas de la villa, aprovecha el tiempo- se despidió saliendo de nuevo al jardín para reunirse con Anfites.

Allí lo vio, esperando como hiciera él momentos antes, las palabras de la muchacha respecto a él no le cogieron desprevenido, aquellos que servían a Neptuno veían con malos ojos al resto de navigatores que no siguiesen su credo, tal vez no se pararon a pensar que eran ellos quienes traían honor al clan, políticos y militares que velaban por el imperio y su seguridad.

-De nuevo os doy las gracias por acudir esta noche, sapiencia. He hablado con la joven y desea permanecer a mi cuidado pese a mis deseos, según los dictados de nuestro clan su voluntad debe ser respetada- añade serio dando por zanjada cualquier duda al respecto -no quiero que vuestra buena voluntad quede sin recompensa, decidme como puedo complacer a Neptuno y así se hará- añadió solemne.

Entre tanto, hizo llamar a un esclavo para que tuviese preparada su montura, una vez se fuera de vista, volvió a dirigirse al augur -os acompañaré de regreso a Roma, tal vez así tengamos oportunidad de seguir hablando sobre otros asuntos de suma importancia, como lo puede ser el desalojo de ciertos objetos de los templos para ser llevados al Elegabalium- dijo con cierto aire de preocupación.

El caballo que ofreces es agredecido pero no aceptado por Anfites, ya que había traido algunos criados con su litera para transportarse.

El augur parece decepcionado de que la hermosa esclava te hubiera preferido a ti y no a él, pero trata de discimularlo ientras tu marchas a caballo al lado de su litera. Cuando le hablas acerca de cómo la nueva religión del emperador ha quitado a sus templos todas las reliquias, él te dice:

- En verdad es deporable. Nosotros no tenemos reliquias de nuestro padre en Roma, pero quiza pronto las que poseemos en Ostium* sean traidas acá. Se han llevado los libros sibilinos, la estatua de Cibeles, las armas de Marte y quien sabe cuantos otros objetos sagrados. Todos estan en el templo de El-Gabal, rodeando esa piedra en forma de verha donde se supone que vibesu dios ¡Una verguanza!.

Llegan pronto a los terrenos del Capitolio y rapidamente se dirigen a una de las entradas secretas que llevan al subsuelo, a las dependencias del Senado Eterno.

La sala del senado no se encuentra llena, quizá solo haya una tercera parte de sus miembros, pero para bien de tus planes, se encontraban presentes Mucio, Petronius y Antonius Galus. Al lado de Petronius se encontraba un hombre de cabello rubio y largo, complexion algo andrógina pero indudablemente bello, que supones será el antiguo Beshter de los toreador. Pero más importante que todos ellos, en su sitial y con la corona de olivos estaba el mismisimo Camilo, escuchando con aire aburrido esos debates.

Como si intentara quedar bien contigo, Anfites hace el anuncio:

- Senadores y Divino Tito Furio Camilo, ante ustedes se presenta Lucio Cornelio Balbo Posidonio, quien desea hacer una petició formal al Senado.

De inmediato todas las miradas se dirigen a tu persona a la espera de ue hables.

El camino hacia Roma fue más lento de lo acostumbrado debido a que se vio obligado a seguir el paso de los hombres que portaban a Anfites y su litera, aún con todo Balbo decidió sacar provecho de ello, hablando sobre la nueva religión traída por el emperador, lo que escuchó no le gustó en absoluto, no hacía falta ser un augur para saber que nada bueno podía salir de todo aquello.

-Esperemos que no llegue el caso- dijo en respuesta sobre las reliquias de Neptuno.

Conforme se acercaban a la sala del Senado Eterno, comenzaron a escuchar las voces de varios senadores enfrascados en una de sus estériles disputas, la sala casi vacía escuchaba sin mucho entusiasmo a los ponentes.

Entonces, con voz alta y clara, el augur hizo su anunció, aquello lo cogió por sorpresa, dejó caer una mirada llena de significado sobre el anciano a la par que puso su mano sobre su hombro y asintió con un quedo gesto de cabeza en señal de agradecimiento y respeto.

-Qué los dioses se apiaden de mí- pensó antes de dar un paso con la cabeza bien alta, dedicó una breve mirada a Mucio y al resto de conspiradores, luego con voz clara comenzó a hablar.

-Senadores, triunviros y Divino Tito Furio Camilo, me presentó ante vosotros en virtud de la cuarta tradición para que sea sometido a vuestro juicio,tal como dicta la ley, pues es mi deseo conceder el don oscuro a una mortal- dijo con tono solemne y la cabeza bien alta.

Ya estaba dicho, ahora tan solo restaba ver que efecto producía sobre el senado, seguramente la palabra "deseo" no habría sido pasada por alto por los más avezados a pesar de no haber hecho especial hincapié en ella.

Tu petición estaba en regla con lo que mandaba la Ley del Senado, pero la verdad es que todos tantean un poco el ambiente, mueven sus piezas y pgan algunos sobornos para que en el momento de hacer la petición esta sea positiva. Por todo esto, los senadores presentes quedan algo descolocados frente a lo que dices.

Camilo es el más enigmático de todos, pues en su rostro no hay muestra alguna que te deje deducir en que está pensando. Pero quien abre el debate es Antonius Galus con la pregunt que todos esperaban.

- Y dinos, Lucio Cornelio Balbo Posidonio ¿Que amerita una petición tan intespetiva para algo tan importante?.

Como esperaba, la pregunta vendría de alguno de ellos, en este caso Antonious, el magister de más alto rango presente en la sala.

-La alegría de mi corazón no muerto- dijo con cierto resquemor, como si tuviese un dilema en ello -ha traído la risa y la felicidad a mi casa, y deseo que permanezca junto a mi por siempre- dijo recuperando la seguridad de sus palabras mirando directamente al galo.

-Mucho he soportado por la gloria de Roma y más aún estoy dispuesto a soportar,pero aunque mis heridas se hayan cerrado, hay otras que porto conmigo y solo ella puede cerrar- dijo volviéndose al público -decidme, oh hermanos senadores, ¿acaso no debemos tener aquello que nuestro corazón ansía?- preguntó al gentío dirigiendo una última mirada a Antonius Galo.

El primero en reaccionar ante el estupor del resto es Mucio, quien pidio la palabra  en tono afectado dice:

- Yo, Aulo Emilio Mucio Posidonio, tomó la palabra a nombre de los magistri.

"Me sorprende que un importante miembro de nuestra magistratura pida algo tan importante tan solo debido al capricho de un corazón prendado. Somos romanos y nuestras acciones están guiadas por el deseo de engrandecer el destino de nuestra ciudad, no por congracias nuestros anhelos personales.

No es duro, y ni siquiera que increpa directamente, pero su desaprovación es apoyada por los otros magistri, mientras que produce risitas burlonas entre los patricios. Pero la intervención que hubo a continuación no la esperabas, pues como si fuera un ser eterio, Beshter se pueso de pie luego escuchar un comentario que Petronius le hizo al oido y dijo:

- La filosofía que sigo ensarsa el amor, incluso para nosotros, que hemos dado vuelta la cara a la luz. El amor nos trae la redención, por lo que apoyo la petición de Balbo.

Hubo silencio entre los otros senadores, ya que como cristiano él pensaba que los vampiros estaban condenados y necesitaban redención, ideas reprovadas por todos los paganos que se decían descendientes de dioses.

Pero la palabra final era de Camilo, quien miraba todo en silencio. Cuando hubo hablado Beshter, el prinscep alzo la mano derecha para solicitar silencio y dijo:

- Dime, Lucio Cornelio Balbo Posidonio, si todos tus compañeros de magistratura condenan tu deseo ¿Aún deseas tener a esa mujer a tu lado por la eternidad?.

Sus palabras tuvieron el efecto deseado, un revuelo se levantó en la sala, los suyos evidentemente confusos e incluso molestos, los patricios observaban divertidos lo que podría ser la caída en gracia de uno de sus miembros en virtud de su causa, incluso él hasta ahora aburrido príncipe se reclinó sobre su trono para prestar atención.

Mucio tomó el testigo allí donde lo dejo Antonius, era de esperar, pues él era mucho mejor orador que el galo, sus palabras no fueron duras, más bien la reprimenda de un benévolo padre a un niño travieso, recordando cuál es el camino correcto a seguir.

Aunque no fueron especialmente duras, Balbo agachó la cabeza, como si hubiese recibido un demoledor golpe, tal como se esperaba.Contra todo pronostico Beshter,el antiguo toreador,se levantó tomando la palabra y apoyando su moción en aras de la virtud del amor sincero.

El silencio se hizo en la sala por unos instantes,levantó la cabeza, mirando con curiosidad al antiguo Toreador, sonrío y asintió con la cabeza en señal de respeto, luego miro a Petronius,Antonius Galus y por último a Mucio, sin decir palabra alguna cerró su mano en un puño y golpeo su pecho.

Su ambiguo gesto, volvió a levantar el revuelo en la sala,especialmente entre los magistri, quienes ya no disimulaban su malestar para con él,mientras sus adversarios reían y se burlaban de estos últimos,solo los implicados podían sospechar sobre el significado de ese gesto, y solo él lo comprendía a ciencia cierta, medias verdades se estaban diciendo hoy en el senado por parte de los presentes.

El princeps levantó la mano, acallando la sala con tan simple gesto, su poder sobre la multitud era absoluto pese a las circunstancias, su pregunta tejida con astucia y malicia atacaba directamente al corazón de los magistri, tentándolo con supuesto objeto de su deseo para atraerlo hacía si a sabiendas que los suyos lo rechazarían. Optó por la prudencia :

-Sí, divino Tito Furio Camilo,aunque espero comprensión por parte de mis compañeros- respondió con seguridad mirando al principe -dicen que el amor es la muerte del deber, pero donde algunos ven debilidad yo veo algo más que defender y por lo que luchar, todos somos Roma, y que mejor forma que defenderla si en ella habita lo que más preciamos- añadió con tono solemne agachando la cabeza en señal de respeto.

Camilo sonríe ante tu respuesta, dando un aplauso de aprovación. Por su lado, los magistri se pararon airados hablando en tu contra, incluso llaméndote en algunos casos ladrón.

El Princeps levanta nuevamente las manos para pedir silencio y les dice:

- Yo consedo tu petición. Puedes abrazar a esa mujer, y espero me la presentes la proxima vez que nos veamos; ha de ser excepcional... ¡Ah! y si tus compañeros magistri no aceptan tu decisión, simpre habrá lugar entre nosotros, los comprensivos patricios.

Los reclamos de los magistri arreciaron, pero Camilos solo se paró, recogió su toga y salió con una sonrisa satisfecha de la sala.

Balbo asintió con un gesto de cabeza y una sonrisa satisfecha -así lo haré mi príncipe- se limitó a decir en respuesta a la petición de este mientras agachaba la cabeza.

El jaleo de los magistri iba in crescendo, especialmente tras la partida del príncipe, sin duda esta noche habría alborotos por parte de los más jóvenes, peones convenientemente usados contra los adversarios, en realidad no hacía falta decirles mucho,más bien estaban predispuestos a ello. 

Dedicó una última mirada allí donde estaban los suyos, un suspiro escapó de sus labios. Esta noche daría mucho que hablar en el senado durante las próximas semanas.

Hizo una leve inclinación de cabeza, y giró sobre sus talones, dejándolos allí para volver a su villa cuanto antes -estaba hecho- pensó cuando franqueaba las puertas del senado.

Cuando sales estás con poco tiempo para llegar a tu villa, así que pasas para ver si está aún rl amuleto que viste en el poste, pero ya no está. De todos modos era una joya de plata, así que cualquiera se lo puedo haber llevado. Así es que vuelves a toda prisa a tu refugio para ponerte a salvo.

Cuando llegas ya comienza a aclarar en el horizonte y un preocupado Cicerón te espera en la puerta. En cuanto a Solena, se ha retirado a dormir para poder levantarse temprano y pasar el día recorriendo la villa.

El tiempo apremia y tu debes dormir, así que es hora de retirarte a tus aposentos.

A la noche siguiente te despiertas intranquilo, nervioso. Es la primera vez que creas a un chiquillo y esperas que sea algo lo menos traumante para Solena.

Cuando sales de tus aposentos te encuentras con Solena parada en el jardín, mirando las rosas que aromatizan el lugar.

Para cuando Helios se alzó sobre los cielos lanzando sus doradas saetas, él ya estaba en la seguridad de su refugio, descansando cuál una estatua de mármol en un sarcófago de piedra. En verdad había apurado mucho y había corrido gran peligro.

Descansó intranquilo, conspiraciones en las sombras, la posibilidad de la muerte verdadera peor aún la infamia y el desprecio de los suyos, cuyas muestras pudo apreciar la noche anterior, y Solena, ella volvía una vez y otra a su cabeza, no había abrazado a ningún chiquillo y temía lo que pudiese pasar, más aún como afrontar su educación, pues de hacerlo mal sería castigado y obligado a eliminar a su chiquilla.

Tan pronto el sol se ocultó sobre el horizonte, sintió como la vida volvía a su cuerpo, recuperando poco a poco la movilidad de los miembros, al incorporase vio Ciceron,quién como de costumbre esperaba para darle las nuevas sobre lo acontecido por la mañana y esperar instrucciones.

Atentó escucho el informe del criado, una vez hubo terminado asintió con un gesto de cabeza, extendió su brazo abriéndose una herida en la muñeca, Ciceron se acercó para recibir su pago, cuando le pareció bastante retiró la muñeca y cerró la herida, mientras observaba como su criado con la boca ensangrentada relamía las últimas gotas de las comisuras de sus labios.

Pensativo deambulaba por la villa seguido de Ciceron, muchas cosas ocurrieron la noche anterior, en una sola noche su no-vida había cambiado por completo y aún estaba intentando encajar todo aquello de la mejor forma posible.Al entrar al jardín, la vio allí, observando una simple rosa, una de tantas que estaban en su jardín, no dijo nada, simplemente se limitó a observarla, dejándola disfrutar de aquellos preciados momentos, olvidándose por un instante de los muchos problemas que e incertidumbres a las que debía enfrentarse.

Solena esta abstraida y la observas con mucho cuidado, pensando en que clase de inmortal darías a la noche a partir de ella. No obstante, es ella quien te saca de tus pensamientos, ya que te dice:

- Sé que estas ahí, Lucio Cornelio Balbo. Puedo sentir tu presencia.

Y se volteó y te regaló una sonrisa, lo cual te serena un poco. Ella se acerca, toma tu mano y te dice que la acompañes. Te lleva por tu propio jardín, al altar que mandaste a construir en honor a Neptuno y en el que siempre los esclavos queman incienso. Ambos están solos y la luna creciente ilumina el lugar a penas con palida luz. Ella ahora parece nerviosa y te dice:

- No sé como es el ritual que ustedes realizan para este caso, pero si necesitas de testigos, por favor, te ruego que solo seamos tu y yo.

Notas que se ruboriza, lo cual te hace cierta gracia. Entonces recuerdas la seción del senado y la mentira de haberla elegido solo por que le amas... y te parece menos mentira. Pero tu implacable disciplina te impide pensar en eso y te repites que ella le dará grandesa a tu clan y a Roma.

- Me dijeron que esta estatua de hombre con tridente es el padre de los que seran como yo. Neptuno para ustedes y Tzchernogoy en mis tierras. Creo que es adecuado que sea en este lugar.

Entonces desata los broches que sujetan su vestido, quedando nuevamente desnuda ante ti. Por un momento pensaste que era impropio... demasiado carnal, pero ella te explica el significado último de esto:

- Desnudos llegamos a la vida y a esta que me ofreces he de llegar desnuda también. Me entrego a ti, Lucio Cornelio Balbo, para ser sangre de tu sangre.

Entre los magistri se suele abrazar con testigos, tratando de que sea una ceremonia digna y protocolar. Lo que ocurria entre ustedes era íntimo, místico y nebulozamente erótico, lo cual incomodó al magistri, pero agrado a tu parte animal. La deseabas y su entrega solo te anima más, sacando de tu flemática y estoica introspección.

Lo antaño incomodo empezaba a serle cómodo, y ello le desconcertó, temeroso de perderse en la vorágine de sentimientos que llevan al sinsentido del egoísmo y el hedonismo. Lo habían empujado a ello, sus mayores, sus guías y referentes morales, y ahora era arrastrado con la mano suave de una muchacha, quién con cada sonrisa mataba un poco más al magistri y sacaba su lado humano, aquel hombre muerto hace un siglo -¿tendría razón Besther, acaso estamos condenados y el amor es la redención?- desechó la idea recobrando la compostura, pareciendole impropio pensar en los cristianos y en su dios, allí en frente del padre de todos los suyos.

Su mano acarició la mejilla de la muchacha, la atrajo hacía si, estrechándola en un abrazo -no sé que pasará a partir de ahora, pero no quiero perderte- le susurró al oído, lo dijo, de verás lo habría dicho y se sentía feliz por ello.

La retiró de si suavemente, su cara reflejaba la sorpresa por haber dicho esas palabras, como si hubiese sido otro el que hablase por su boca, la tomó por los brazos mirándola a los ojos -ha llegado el momento, ¿estás lista?- dijo solemne.

A la señal de la muchacha lanzó una breve plegaría a su dios y creador -Oh Neptuno, padre de todos nosotros, sé testigo del advenimiento de tu nueva hija en las sombras- dicho esto clavó sus colmillos en el cuello de la joven.

"Bum, Bum" sonaban dos corazones, el suyo y el de la muchacha, con cada latido de corazón se escapaba un poco más de la vida de la joven, los dos corazones comenzaron a acompasarse, llegados el momento comenzaron a latir al unisono como uno solo.Como sucediese otras veces,lejos de sentir dolor, la joven sintió un placer sin precedentes, atrayendo al magistri más hacía si, frotando su sexo contra las ropas de su progenitor,de su garganta escapó un jadeo ronco, su respiración se agitó aún más. Balbo sintió la humedad que bajaba por las piernas de la joven, manchando sus propias ropas deleitandose en el sabor de la sangre de la joven.Los látidos del corazón de la joven se aceleraron aún más y al poco bajó el ritmo comenzando a sonar más débil y más y más débil ... "bum bum" ,"bum ... bum", "buuuum ...". Antes de que el último aliento escapase de los labios de la joven, Balbo se abrió la muñeca, ofreciendosela con premura.

-Bebe, Solena, bebe- dijo con cierta ansiedad ante la perspectiva de perder a la joven, la sangre manaba espesa cayendo sobre la boca de la joven,manchando sus labios y boca.

A diferencia de tu abrazo, que fue casi una violación, procuraz en todo momento ser tierno y despertar en ella las sensaciones placenteras del beso. En verdad es lo más cercano ha hacer el amor que has hecho en muchos años y ell se entregó a ti plenamente, como si fuera Leda fascinada ante el plumaje blanco seductor cisne olimpico. Luego, cuando dejas de beber y te transformas en fuente de vida, ella misma acerca tu muñeca a su boca y succiona, lo cual hace que sientas deleite solo por el hecho de verla realizar el acto con sus ojos llenos de deseo .

Entonces, cuando te alejas, vioene el proiceso de la muerte mortal que siempre es dororoso. Gracias a Neptuno esto no es largo, ya que después de unos momentos su cuerpo se pone rígido y despues se relaja, dejando de luchar por tomar aire. Entonces ella se levanta mira a su alrededor, sus manos. Entonces te mira  y dice:

- Estoy sedienta.

Había conocido la sed, al igual que ella, sabia del dolor y el ansía carmesí que sobre ella se cernía, y aún con todo le sorprendió su temple, había visto filis lanzarse en un furioso frenesí contra sus parens en busca de la preciada sangre.

-Lo sé, intenta controlarla mientras viene el esclavo- le dijo con tono no exento de bondad -Ciceron- llamo alto y claro,el hombre apareció en el umbral dispuesto a acercarse a su amo, con un gesto de su mano le pidió que permaneciese allí, no quería arriesgar su vida estando Solena sedienta como estaba -trae a Filipo, rápido- dijo sin quitarle la vista de encima a Solena.

-Sé que es dificil, pero escuchame entre tanto viene el muchacho- le dijo mirándola a los ojos -cuando te alimentes, debes de hacerlo con cuidado, estando como estás sedienta te será más dificil pero es importante que pares cuando su corazón comience a tornarse débil, de lo contrario morirá-dijo con tono serió -matar por placer no es aconsejable ni práctico, ello incluye la alimentación, debes tomar lo que necesites, no más ... , si aún tienes hambre siempre puedes buscar a otro recipiente, pero si apuras este dejará de proveerte sustento, ¿entiendes?- dijo levantando una ceja.

Al poco apareció Ciceron con un joven muchacho, en el apogeo de su juventud, sabía lo que se requería de él y con una sonrisa se ofrecía a su amo, Balbo negó con la cabeza señalando a Solena, por un momento el muchacho titubeo, luego se ofreció.

-Con cuidado, no le desgarres la garganta- dijo mirando atentamente, mentalmente contó el tiempo transcurrido -ya es suficiente,Solena- dijo poniéndole una mano con delicadeza sobre su hombro.

Ella en un principio se alimenta anciosa, mostrándose más animal que que delicada. Por su lado el chico disfruta tanto del placer que ella le da que puedes darte cuenta como eyacula mientras sus piernas fallan y queda colgando en los brazos de Solena. Cuando le adviertes que debe dejarlo, ella nohace caso de inmediato y por un momento temes que entre en frenesí, pero le suelta. Ha bebido de más, pero no demasiado; Filipo estará por un tiempo endermo, pero con cuidados volver a sanar.

Ella, aun con los colmillos descubiertos y los labios rojos de sangre, se queda por un momento mirando con miedo al chico, y luego se vuelve y se abraza a ti con fuerza, algo asustada, enterrando la cara en tu pecho.

- ¡Perdona! ¡Es que se sentía tan bien! ¡Era como si no fuera yo!.

Esta muy asustada.

Por un momento no sabe como reaccionar, aun perplejo por el abrazo de la muchacha, había temido lo peor, pero aunque reticente, Solena había obedecido, Filipo se recuperaría y lo más importante ella mantendría la cordura, esa fue su primera lección, una lección amarga pero necesaria.Finalmente la abrazó acariciando su largo cabello

-Lo sé, lo sé ...- dijo intentando consolarla -tranquila, el joven Filipo sigue vivo y se recuperará con el tiempo,estoy orgulloso de ti- añadió con tono no exento de dulzura.

Una vez tranquilizada la apartó de si lentamente y con delicadeza, sosteniéndola por los brazos, como haría un padre con su hija.

-Esta ha sido tu primera lección, y la más difícil- dijo mirándola a los ojos -lo que acabas de sentir es la bestia, un oscuro reflejo de nuestra naturaleza,estamos en constante lucha con ella, si sucumbes completamente a ella perderás la razón y a ti misma- comenzó a explicar con tono serio -para mantenerla a raya debemos de seguir un código ético, un camino que nos permite mantener la razón. Algunos creen que deben complacer a la bestia para mantenerla satisfecha, otros acuden a los dioses,otros intentan aferrarse a su humanidad perdida, yo y los míos reconocemos a la bestia y la negamos con un rígido código de conducta ensalzando el Virtus Romanus-finalizó explicando a grandes rasgos los diferentes caminos que seguían los vampiros romanos.

Miró al joven, lo tomó entre sus brazos, levantándolo como si fuese un niño -acompañame Solena, saldremos a la ciudad para presentarte ante el senado y proveerte de más alimento- giro su cuello sobre su hombro para ver a la joven -no temas, estaré contigo en todo momento- dijo para tranquilizarla.

Con paso enérgico salió de la capilla con el muchacho en brazos, fuera esperaba Cicerón, depositando al chico sobre sus brazos, Cicerón más fornido que la mayoría de los hombres gracias a su sangre se inclinó un poco ante el peso del robusto joven -haz que lo lleven al medicus y ensillen tres caballos, nos vamos a la ciudad- dijo mirando al hombre con cierto alivio.

Los caballos estaban acostumbrados a su naturaleza, aun con todo tendió a Solena el más dócil, su cara denotaba cierta preocupación, pues le habría gustado de disponer más tiempo para educar a la muchacha, pero el tiempo apremiaba y asuntos urgentes lo solicitaban. Con todo confiaba en el temple e inteligencia de la joven -aprenderá rápido- pensó para si antes de abandonar la seguridad del hogar.

-Hay mucho que debes aprender,sobre nuestra sociedad, nuestras leyes- comenzó a decir -por ahora vasta que sepas que el gobierno de los vampiros del imperio de Roma, recae sobre el senado eterno, hombres y mujeres con potestad de voto, al cuál yo pertenezco, sobre los senadores hay tres triunviros o portavoces, que representan a las facciones o magistraturas compuestas por los optimitae o familias nobles,nosotros pertenecemos a la familia Posidonio,las otras dos son los venturi y los dionisios, el resto de familias son o bien populares o extranjeras, el estrato más bajo de nuestra sociedad, las familias populares tienen voz a través de la figura del tribuno, por encima de todos está el princeps o primero entre iguales,quién además es triunviro de los patricios- comenzó a explicar de la manera más simple que pudo -las tres magistraturas formadas por optimitates o nobles,corresponden con los caminos para mantener a raya a la bestia, tal como te dije antes, los augures que sirven a los dioses, los patricios que buscan satisfacer su deseo por encima de todas las cosas, y mi magistratura : los magistri, quienes cultivamos el Virtus Romanus- dijo sin perder de vista el camino -así que pertenecemos a una familia y a una facción o magistratura, ¿lo entiendes hasta ahora?-se volvió un momento para mirarla y comprobar si realmente estaba prestando atención,asi como su estado. Una vez comprobó que la muchacha escuchaba siguió explicándole aquello que debía saber cuanto antes.

 -Tan solo hay cinco leyes por las que nos regimos, y es muy importante que se respeten, tú por el momento estás bajo mi cuidado y yo respondo por ti, ello no te exime de cumplirlas simplemente sería yo el amonestado, presta atención, las cinco leyes o tradiciones son : la primera tradición es el dominio, dicta que todo territorio del imperio romano pertenece al senado y este lo administra, todo vampiro del imperio debe obedecer al senado.La segunda el triunvirato, ¿recuerdas lo que te dije sobre las magistraturas?, bien, esto hace mención a que los triunviros son los responsables del gobierno del senado.La tercera tradición es la destrucción,ningún vampiro será condenando a muerte sin la autorización del senado, y todos estamos obligados a defender roma.La cuarta tradición hace mención a la progenie, solo los triunviros son pueden dar el don oscuro libremente, el resto debemos solicitar permiso al senado so pena de ser sancionado el pater y destruido el chiquillo.Por último la quinta tradición los dioses, los triunviros representan a los dioses y gobiernan en su nombre,se les debe reverenciar como dioses- enunció explicando brevemente cada una de ellas.

-Es importante que seas consciente de todo esto, si tienes alguna duda al respecto habla ahora, debes entender esto antes de llegar al senado, habla sólo a menos que te pregunten y presta mucha atención a todo lo que suceda allí dentro- aconsejó con cierta preocupación, pues sabía que podría ser pronto para exponer a la muchacha a la malicia del senado.

Antes de salir a Solena tus esclavas la visten de color azul y verde, propiciatorios para Neptuno; y ves como ella ahora mira a las esclavas con deseo, aunque es capaz de controlarse.

En cuanto a la explicación que le das de Roma y sus vampiros, ella te escucha atentamente sin agregar nada. Miraba todo lo que le rodeaba con cierta maravilla y a veces parecía no escucharte.

Para cuando llegaron al Capitolio, ella parecía más comoda, como si empezara a acostumbrarse a su nueva naturaleza. No obstante, cuando están a punto de entrar a la necrópolis, ella te hace una pregunta directa, lo cual te demuestra que no ha perdido esa cualidad:

- Hay algo que no entiendo. Ahora que me has hecho como tú, cuál es nuestra relación ¿Soy tu hija o tu mujer?.

En el abrazo había algo perversamente incestuoso y ella lo ha notado. No obstante a que intentas mostrarte paternal, en el fondo sabes que lo que ella te provoca no es el amor por una hija.

El camino al capitolio se le hizo a la vez más largo y más corto, más largo por la preocupación y más corto por la distracción de tener que explicar a Solena lo básico que debía saber.

-Cicerón, aguarda aquí con los caballos- dijo desmontando cerca de una tabernae -come y toma algo si te place- dijo tendiéndole unas cuantas monedas.

La pregunta de la mujer lo cogió por sorpresa, por unos segundos se ruborizó, finalmente se recuperó y se explico como pudo.

-En verdad es una pregunta difícil de responder, hay quienes por amor abrazan mortales para permanecer junto a ellos por la eternidad, la relación es complicada porque en cierta medida el que otorga el don es el parens del que lo recibe.No importa como sea el abrazo, sea una experiencia buena o una mala siempre es íntima para ambos. Has podido comprobar de primera mano lo que ocurre cuando un mortal recibe el beso- comenzó a explicar -intento ser tu padre, y así debo serlo pues debo educarte, pero pese a mi reticencia y temple comienzo a sentir un amor distinto al paternal- confesó preocupado.

-Dime Solena, ¿qué soy yo para ti?- preguntó antes de entrar al Senado Eterno por una de sus entradas secretas.