Partida Rol por web

 La sensación de alivio que traslució en el rostro de la muchacha, es tan clara como fugaz cuando se percata del barullo que se ha montado en la posada, los semiorcos, los guardas, el semielfo, su gesto... y Gaëlle.

 Sin lugar a dudas era una situación... rara. Pero no la implicaba a ella, y sería mejor para ella no involucrarse. No obstante, la joven se había percatado de que el guerrero, Karlack, se preocupaba por la juglar. Así que cuando vió a la artista, con aquel gesto de preocupación en el rostro, llamó la atención del hombretón poniéndole una mano al brazo y señalando donde estaba ella.

 - Gaëlle.

-Yo también me pregunto eso, Auria- dice Selen pensativamente. -¿cómo es posible que en Zoquejo no haya exploradores o guardabosques, y si los hay por qué no sospechan nada ellos? vamos a tener que buscarlos y preguntar. Si es que tenemos tiempo, porque cuando aparezca el dichoso unicornio o lo que sea yo pienso seguirlo adonde vaya.

Bien, pues en cuanto lleguemos pongámonos a buscarlos. Yo te ayudaré con ello, tenemos que dar con la respuesta a este extraño enigma!

Agotado ante los esfuerzos no puedo sino dejarles en recado a la guardia personal que le digan a Hadush que Theonil le está buscando, y que es muy urgente.

Por los siete infiernos... malditos burócratas y pipiolos... Ojalá fuésemos enanos; dos puñetazos y ya podría acabar con toda esta cábala de arlequines sin quedar como un ser carente de honor.

Con paso apresurado decido intentar rescatar algo de información con algún conocido de muy avanzada edad de los bajos fondos o similares. No gastaré mucho tiempo en ello; tengo que informar a Karlack y a Evea de lo que he conseguido.

Karlack prestaba atención al pequeño alboroto. Empezaba a notar el cosquilleo previo a una buena pelea cuando Evea le tocó el brazo y le susurró una de las pocas palabras que le podían distraer de una buena pelea.....Gaëlle.

El guerrero siguió la mirada de Evea para intentar distinguir a la bruja entre el gentío. Allí estaba, su corazón comenzó a latir más deprisa al verla, y se preocupó al ver el gesto que llevaba...algo la había asustado 

Se juró que destrozaría cualquier cosa que hubiera hecho languidecer aquel maravilloso rostro, y si hubiera sido alguien y no una cosa, le arrancaría el corazón con sus propias manos.

Maldita bruja.- con un cabeceo de asentimiento para hacer ver a Evea que la había visto, el guerrero se puso en marcha,  dejando de lado aquella prometedora pelea, para seguir los pasos de aquella embaucadora arpía

 A pesar de que no tenía demasiada relación ni con el guerrero, Karlack, ni con la joven juglar. El gesto de alarma en el rostro de la muchacha despertó la curiosidad de la joven. ¿Sería fruto de tantos años junto a una paladina? En cualquier caso, la joven de tez oscura se puso en marcha, sorteando el gentí en dirección a Gaëlle, a la par que intentaba localizar con la mirada el motivo de su angustia.

Gaëlle caminaba presurosa mirando inquieta hacia el jaleo que se había producido mientras se dirigía hacia la posada de Limyè Maten presurosa. Tan distraída iba que ni se percató cuando dos figuras que trotaban a buen ritmo la interceptaron.

La bardo no pudo reprimir un respingo y, casi, un grito de miedo. Su rostro reveló sorpresa más allá de lo normal en alguien sorprendido, claramente en tensión antes del sobresalto. Pero se tranquilizó cuando distinguió a Evea y Karlack frente a ella; tenían una cara bastante preocupada, parecían venir del gentío que se había formado en la “Falda de Retales” y, la bardo no tardó en deducir, que su preocupación era por ella misma. La forma en que la miraban le dejó claro que sus sentimientos y sensaciones de los últimos minutos se reflejaban en su cara. Aunque también era cierto que la preocupación de ambos parecía excesiva y, sobre todo en el caso de Evea, se relajó mucho nada más verla.

Evea y Karlack consiguieron reducir fácilmente la distancia que les separaba de su amiga. Mientras la chica caminaba lento mientras esquivaba el gentío e incluso se paraba para agradecer los ocasionales elogios de uno u otro admirador, al que cortaba enseguida educada pero decidida, ellos avanzaban con facilidad gracias al aspecto intimidante de Karlack y sus empellones cuando aquel no era suficiente. De modo que Bellerose no había terminado de cruzar la calle hasta la posada cuando la interceptaron.
Lo primero que los aventureros notaron al alcanzar a la trovadora es que su vestido parecía haber sufrido lo suyo, estaba arrugado, algo sucio y con algunos enganchones. La cara de miedo que puso al sobresaltarse fue claramente exagerada para alguien sorprendido de repente y, de hecho, tras el susto inicial por la sorpresa, y a pesar del profundo suspiro de alivio que emitió la joven pelirroja, seguía teniendo el rostro un poco preocupado y un tanto congestionado, el pecho latiendo fuerte por la respiración agitadada y los ojos muy abiertos. En cualquier caso tranquilizó mucho, al menos a Evea, que no tenía cara de haber visto ningún demonio, ni un espectacular despliegue de magia negra o cualquier otra cosa parecida que pudiera estar relacionada con lo que ahora le preocupaba y le había hecho salir corriendo de su entrevista con Elemmir.

 La joven saluda a la juglar.

 - Parece que la acutación se ha visto truncada, vaya jaleo se ha montado.- Dice viendo que el rostro de la muchacha no era fruto a una experiencia tan espantosa como en un inicio había supuesto la exploradora.

 Mirando el altercado y la reacción de unos y otros.

 - Karlack, si quieres acompañar a Gaëlle, yo tenía pensado ir a ver a la sargento Recta, y mucho me temo que podré hacer poco más que cola... y para eso no se precisan dos personas. Ya iré yo. Nos vemos esta noche en la posada para pasar parte. Hasta luego.- Y mirando a la juglar añadae.- Y suerte con el resto de actuaciones Gaëlle.

 Sin más la muchacha emprendió l amarcha en busca de la sargento.

El joven guerrero cabeceó asintiendo a la propuesta de Evea....Si a la bruja dama no le importa que la acompañe, acaba de ganarse un guardaespaldas hasta la noche.

Al joven se le vio menos inseguro que otras veces que se encontraba delante de Gaëlle. Sus instintos le decían que no le vendría mal a la bella dama algo de protección y ese era un registro que él dominaba muy bien.

Por mucho que le apeteciera ir con Evea a buscar algo de información, había algo que le hacía querer estar junto a la bella dama. 

Maldita sea, parece que el embrujo no ha terminado. En cuanto descubra la manera en la que me ha hechizado juro que retorceré su níveo y delicado cuello con mis propias manos.- pensó mientras esperaba la respuesta de Gaëlle

-Tranquilo Karlack, estaré bien - seguía notándosela nerviosa aunque tratara de aparentarlo - Creo que acabarás aburriéndote bastante si te quedas, aun tengo que prepararme para mi próxima actuación - suavemente le puso la mano sobre el brazo y le dedicó una dulce sonrisa - Aunque si decides hacerlo serás bienvenido 

Inmediatamente se dirigió a la barra buscando con la mirada a alguno de los Buenamesa para preguntar, con mucha educación, si sería posible que le preparasen un baño, y para que añadiesen a su cuenta lo que pudiese pedir Karlack. 

 El primer lugar que buscó con la mirada fue la torre o punto de guardia donde encontró el primer día a la sargento Recta. Después preguntó a uno de los guardias donde podía encontrar a los elfa.

 Finalment epreguntando y siguiendo las indicaciónes logró llegar a una lugar atestado de gente donde, por pesar de la muchacha, la mayoría aguadaban para poder hablar con la sargento, esperando turno.

Evea tardó un rato, tras separarse de sus amigos, en llegar a la Plaza del Fielato. Con el anochecer se aproximaba el momento cumbre del Festival y cada vez más gente se concentraba en el centro de las celebraciones, la feria estaba menos llena y también el Centro había perdido muchos de sus habituales y ambos grupos se sumaban a los que festejaban en torno al escenario principal.

La joven morena no pudo evitar un profundo suspiro de desilusión al llegar a la torre de vigilancia donde estaba Aleena Recta. Una cola que no estimaba en menos de una hora, formada por guardias, comerciantes, locales y visitantes, esperaba turno para ser atendidos mientras la elfa despachaba a la vez con tres o cuatro personas. La voz de la teniente sonaba un poco ronca, al borde de la afonía y con un timbre agudo que mostraba una fuerte tensión; la mujer tenía unas pronunciadas ojeras y un aspecto cansado y ajado.

Llevaba un rato largo esperando, durante el cual las luces mágicas y los fuegos faéricos se habían encendido para sustituir la luz del sol que había desaparecido en el horizonte. Fue entonces cuando pudo distinguir a Theonil medio escondido entre la multitud haciéndole señas; lo pudo ver gracias, en parte, a seguir una furiosa y preocupada mirada que Aleena, en quien estaba centrada la atención de Evea, dirigió hacia él.

Por su parte Theonil había pasado el anochecer buscando a Karlack y Evea, llegó hasta Elemmir, con relativa facilidad gracias a que más allá de tres calles en torno a la plaza el pueblo estaba bastante despejado y transitable, allí el paladín, con mirada adusta y tono serio pero cortés, le confirmó que sus amigos habían estado hablando con él pero se habían marchado presurosos por un altercado en una taberna de mala reputación cercana, el aasimar reconoció la taberna como la "Falda de Retales", una casa de mala reputación dirigida por un tunante semielfo simpático y amable pero mala pieza.

Sin embargo cuándo llegó allí el tumulto había terminado, unos guardias heridos se llevaban presos a un par de semiorcos en mal estado y al semielfo dueño del lugar, Artheir Expósito, aunque no iba encadadenado; pero de Evea y Karlack no había ni rastro.

Tras decidir volver a la posada de la plaza, dónde se habían reunido otras veces, por fin encontró a Evea haciendo cola para ver a la teniente Recta, de Karlack no había rastro. Decidió llamar la atención de la chica, consciente de que Aleena no podría ayudarla. Tuvo éxito gracias, en parte, a que Recta le vio antes y le dirigió una acerada mirada fulminante; notó en el temblor del labio de la teniente que temía que Theonil montara otro numerito y la mirada preocupada pero furiosa que le lanzó le dejó claro que no toleraría otro altercado, el aspecto de la elfa estaba incluso más deteriorado que un par de horas antes, cuando había hablado con ella la última vez, más estresada, más cansada y con menos voz.

Me acerco completamente ajeno al comportamiento de Aleena a hablar con Evea.

-Hola compañera... ¿Ha habido suerte? Yo he conseguido un poco, pero muy escasa y desordenada. He consultado con el hermano Eliaster el significado de la profecía, y poco más puedo añadir que nuestro papel en lo que ocurra a Zoguejo será determinante, amén de el papel de.... -miro a ambos lados y susurro - Orcus.

-Por lo visto - Digo en tono confidente - Hubo un antigüo incidente en la ciudad relacionado con seguidores de Orcus y no-muertos, como recuerdas. Intenté hablar con Merryl, pero estaba demasiado agotado. Después intenté hablar con el abuelo de mi hija, Hadush, para exponerle nuestro problema e intentar darle a entender que Nasha puede estar en peligro.

- Sonrío contrariado y cansado - Pero no ha podido ser... El viejo está reunido con el rey de los elfos, y el hecho de que salga del palco para hablar conmigo podría conmocionar a esa panda de petimetres y niñas bien. Así que se ha limitado a fulminarme con la mirada, además de que Aleena desearía tener mi cabeza en su despacho.  Poco más podemos hacer hoy. Lo mejor que podemos hacer es asistir a la ceremonia, pero... ¿Dónde está Karlack? ¿Para eso le pago? - Miro seriamente a la cola de gente y añado enfadado - ¿también tenéis problemas para ver la ceremonia?

 La joven escucha con atención la información que le da el aasimar, finalmente asiente.

 - Por lo que deduje de la experiencia en la posada con aquellos ancianos, Orcus se acerca... bueno no él, sinó siervos suyos. Al parecer de algún modo que se me escapa vendrá Tianna, que es la encarcelada, y el carcelero, o quien la tiene controlada, es portado hasta aquí. No se en qué orden, pero creo que uno de los dos debe estar poseído. Al parecer algo llama al carcelero desde Zoquejo, algún otro siervo de Orcus.- Con una pausa, para intentar ordenar sus ideas añade.- Al carcelero lo traen más siervos de Orcus. Hable con el caballero Elemmir, y me contó un montón de cosas acerca de Orcus, para empezar no es un dios como creía, sinó un príncipe demonio que se le relaciona con los muertos vivientes.

 Mirando con intensidad a investigador sentencia.

 - Las cosas se pondrán feas Theonil. Elemmir me contó que la guardia estaba hasta los topes y era prácticamente imposible que se pudiera preparar algún tipo de defensa al respecto, nada que no fueran los propios guardias de Zoquejo en sus distintos puntos.- Con un suspiro mirando a la oficial Recta apunta.- Vine para aquí para intentar convencer a Recta para que lo tuviera presente y pudiera destinar algún hombre para estar alerta... pero está hasta los topes. Como ya me avisaron de que estaría liada y habría una larga cola le dije a Karlack que podía ir con Gaëlle... parecía trasbalsada por algo.

- ¿Dudo realmente de que Recta pueda hacer nada más? ¿Y ahora qué debemos hacer?

Ya le expuse el problema, es inviable... -Digo ante las palabras de Evea-  Lo único que podemos hacer es prepararnos. Reunir a suficientes espadas con nosotros. Karlack está con nosotros. Si contratamos a Drieric y contactamos con Gaëlle para que nos ayude seremos seis contando con Elemmir. - Me rasco la cabeza, algo confuso - Será mejor que no lo grites a los cuatro vientos tampoco. Lo último que necesitamos es un revuelo excesivo. Pero necesitamos gente de capaz y valiente. Más tarde intentaré persuadir al hermano Eliaster para que nos acompañe. Intentaré que paséis algunos hasta el festival por si ahí ocurre algo. ¡Ah! ¡Y que Bellerose traiga a su amiguita maga si puede, sería muy útil!