Partida Rol por web

El Festival del Unicornio (Finalizada)

5.- Conclusión: El altar del claro en el bosque

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08/10/2013, 10:55
Karlack Rowder

Karlack observó a la bruja mientras cerraba la puerta. Aquella última mirada... ¿una invitación? El corazón se le aceleró... ¿un conjuro? La mente de Karlack era un hervidero de conjeturas.

Nos vemos mañana, Evea.

El gigantón se dirigió a su habitación. Se tomó con calma quitarse la pesada armadura. Observando y rememorando cada abolladura y cada grieta producida. 

Después se dio un baño de agua caliente. Se quitó la sangre pegada, el sudor acumulado y dejó que sus muchos músculos se relajaran por primera vez en varios días.

No dejó de pensar en la maldita bruja. Alguna treta había usado, alguna poción o conjuro que había hecho que no pensara con lucidez, que le había enturbiado el cerebro, las ideas, para que sólo pensara en ella. De nuevo Karlack se sentía manipulado por los demás. Siempre había sido así. Al ser grande y fuerte la gente daba por hecho que era estúpido, y trataban de usarlo para su propia conveniencia. 

Seguro que era lo que había hecho aquella preciosa y ¡¡¡MALDITA SEA!!! de nuevo sus pensamientos se dejaban embaucar por aquella mujer.

Karlack se levantó y salió del baño. Se anudó una toalla a la cintura y, descalzo y sin nada más, se dirigió a la habitación de Gaëlle. Le dio igual cruzarse con guardias o con dulces doncellas elfas que medio tapaban los ojos con las manos para casi no ver el torso semidesnudo del humano. Seguro que nunca habían visto tanto músculo en un mismo cuerpo.

Karlack aporreó la puerta con fuerza y esperó con impaciencia que la bruja abriera.

Yo... no tú... estoo

El hombretón balbuceó estas palabras cuando la tuvo enfrente. 

¡¡¡Mierda!!! Y se acercó a la mujer mientras la rodeaba con sus musculados brazos y la besaba con fuerza y pasión. 

Esperaba que se resistiera, que pataleara y que le golpeara con los brazos, pero a Karlack le daba igual. Con ese beso había comprendido que el único conjuro que le habían echado era aquel del que algunos hablaban y que todavía no había conocido. Se había estado enamorando.

 

 

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08/10/2013, 20:42
Gaëlle Bellerose

Tras darse un baño y cambiarse de ropa se encontraba mucho mejor. Aun cansada, aun bullía dentro de ella un torbellino de emociones dificil de controlar, pero el simple hecho de estar limpia hacía que se sintiese mejor. Esperó tumbada en su habitación mientras seguía dándole vueltas a todo lo que había pasado, y a lo que en adelante la esperaba. Esperó pensando en Karlack, dudando si vendría, si había hecho bien en invitarlo, si aquello era lo correcto... Su cabeza no hacía más que repetirle que era una mala idea, que estaba siendo egoista, que le haría daño, que no debía haberlo hecho... Sabía que pronto se iría, y que él no podría acompañarla. Pero lo deseaba, en aquel momento lo necesitaba. ¿Y no era acaso lo que él también deseaba desde que se vieran al principio del festival?

Cuando Karlack llamó a la puerta fue a recibirlo vestida con un fino camisón élfico que había sacado de un pequeño armarito de madera junto a la cama. Caminaba descalza, algo despeinada, y hecha un lio. Dudando entre lanzarse a sus brazos o decirle que había sido un error, pero él decidió por ella. Primero cuando se trabó al tratar de decirle algo. Desde el principio le había resultado adorable como alguien como él se ponía tan nervioso en su presencia, seguramente fuese por eso por lo que empezó a fijarse en él. Y luego cuando, antes de dar tiempo a que ella le dijese nada, se armó de la misma determinación que mostraba en el campo de batalla y la tomó entre sus brazos.

Tomada un poco por sorpresa Gaëlle en un primer momento se dejó llevar. Dejó que tirara de ella, que la apretara contra su cuerpo y que la besara. No tardó en acompañarlo y devolverle el beso, y no mucho después tiraba de él guiándolo hacia la cama. Durante lo que restaba de noche todas las preocupaciones que arrastraba abandonaron su cabeza. Consiguió relajarse y simplemente disfrutar de lo que tenía en ese momento. 

 

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11/10/2013, 16:37
Director

El día amaneció antes de lo que a los cansados aventureros les hubiera gustado. Los barracones, bastante cómodos por lo demás, no parecían diseñados para seguir siendo usados para dormir tras el amanecer y la luz entraba a raudales una vez que el sol se elevaba en el horizonte.
 
Evea se levantó cuando los primeros rayos de luz le dieron en rostro, era su costumbre madrugar y una vez despierta no era de volverse a dormir. Entre bostezos se aseó y salió al refectorio donde le esperaba un desayuno abundante aunque poco variado, pero a la frugal montaraz le resultaba más que de sobra.
 
Gaëlle y Karlack, más cansados, aún remolonearon un poco dormitando un rato más hasta que la luz y las obligaciones del día les sacaron de la cama, aún cansados pero con energía suficiente para afrontar un nuevo día..
 
Evea ya casi había acabado, con tranquilidad, su propio desayuno cuando empezó a haber movimiento en el cuarto de Gaëlle. No se podía decir que le sorprendiera cuando salieron de él sus dos compañeros, los sirvientes calentaron el desayuno mientras ellos se terminaban de asear en los baños comunales – aunque separados por sexos, lo que obligó a Karlack a cruzar por el refectorio para ir a su espacio de baño –
 
Gaëlle estaba comenzando su ligero desayuno que tomaba con lentitud adormilada y Karlack también consideraba estar empezando, aunque ya había tomado tanta comida como las dos mujeres juntas cuando Aleena Recta subió por las escaleras formadas por ramas trenzadas.
 

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11/10/2013, 16:37
Aleena Recta

Se sentó a la mesa – pensada para dar de comer a cien personas a la vez - con los compañeros, aunque no comió nada, dando tiempo a terminar sus desayunos a la amodorrada Gaëlle y a Karlack, a quien la perspectiva de un desayuno de segador parecía haber despejado ligeramente. La teniente aprovechó el tiempo para explicarles lo que vendría a continuación:
 
-“El Magíster, junto a algunos de los principales de la ciudad, hará para vosotros una ceremonia pública, aunque bastante discreta, no cuento con que acuda nadie que no esté pasando por el centro casualmente, porque no se le ha dado demasiada publicidad. Ahí dará por terminado el toque de queda con la resolución de los asesinatos y os dará vuestra recompensa. Será corto y bastante sencillo. Luego, probablemente, sea mejor que partáis, de lo contrario os empezarán a acosar a preguntas, también podríais tener problemas con algunos tradicionalistas, sería mejor dejar que las cosas se calmen un tiempo antes de pasar tiempo por aquí.” – carraspeó incómoda, era obvio que no le hacía mucha gracia dar las últimas sugerencias, con una mirada directa y sincera añadió – “No me entendáis mal, personalmente os estoy profundamente agradecida por la ayuda que habéis prestado y poner en riesgo vuestras vidas de esa forma y tendré muy presente lo que vuestras vivencias nos han enseñado, estoy de acuerdo con vuestras valoraciones – aunque la maestra Bellerose podría haberse ahorrado usar el apellido Coronal en lugar de Sangrador, sobre todo delante de Eliaster – y me gustaría que recibierais todo el reconocimiento que os merecéis de forma más pública y universal.” – suspiró, y torció el gesto. Finalmente dando por acabada la charla, sacó de la pechera del coleto que llevaba sobre la armadura de mallas un pergamino cerrado con cinta y se lo tendió a Gaëlle mientras le explicaba:
 
-“He conseguido, a pesar de la oposición de Eliaster, el permiso para que puedas entrar en el Reino del Bosque a ver a tu familia. No debes abandonar los caminos principales pero puedes permanecer indefinidamente dentro de las fronteras con tal que te presentes a las magistraturas correspondientes en todas las localidades que te albergues.” –
 
 

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11/10/2013, 16:38
Director

Notas de juego

Os doy unos días (o hasta que todos digáis en el offtopic que no pretendéis postear) para que podáis jugar el despertar, si tenéis algo que añadir (sobre todo Gaëlle y Karlack). Luego narraremos la ceremonia y el final, tendréis vuestros turno de réplica, si los necesitáis y pasaremos a los pre-epílogos por mi parte para que podáis hacer los respectivos epílogos de vuestros personajes y dar por concluida la partida. Animo, a ver si acabamos antes del mes, con un poco de esfuerzo podría estar en menos de una semana.

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14/10/2013, 08:57
Evea, la gata

Después de lo pasado los últimos días Evea no creía que pudiera sorprenderse. Mientras desayunaba vio aparecer a Gaëlle y Karlack, su lenguaje corporal indicaba a las claras que anoche había habido más que palabras, ninguna sorpresa. Simplemente les saludó con una sonrisa aprobatoria, no hacían mala pareja.

Escuchó con atención el discurso de la teniente. Se notaba que sentía lo que decía de verdad, pero la batidora comprendía que para mantener el orden público eran necesarios esos arreglos. Nuevamente, ninguna sorpresa. En las tierras salvajes uno no tenía que preocuparse de las complejas convenciones sociales élficas e incluso ese tipo de peligro empezaba a parecer menos malo, más directo y puro.

La parte específica de la bardo sí fue una leve sorpresa, no tenía ni idea de que hubiera solicitado esa venia. Y por lo que decía Aleena no era nada común recibirla. Una vez más se alegró por su compañera. Se lo merecía después de todo lo sucedido.

-Bueno-se levantó enderezando la ropa intentando parecer algo medianamente decente para el exigente canon del lugar-Por mi parte cuando queráis. Estoy preparada y no quiero causar más problemas aquí-la mirada para la teniente era clara. Sabía que su mera estancia allí suponía un severo perjuicio para ella y quería librarla de esa carga. La ceremonia "privada" ya era más que suficiente reconocimiento. Evea incluso se habría conformado con menos.

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15/10/2013, 01:40
Gaëlle Bellerose

Gaëlle cogió, tras hacer un gesto de agradecimiento, el pergamino que le traía la teniente. Sin detenerse a leerlo, ya habría tiempo para eso más tarde. Lo dejó en la mesa y se dirigió una vez más a la teniente. 

-Muchas gracias, significa mucho para mi... 

Acto seguido se volvió hacia Karlack, tenía mucho de que hablar con él. Esperó a que la teniente se marchara, y también a que Evea les abandonara. Quería hablar con el a solas. 

-Karlack... - empezó una vez que se quedaron solos - Cuando acabe la ceremonia me voy a ir... Viajará al interior de las tierras élfas a visitar a mi familia... Esto - comentó apretando el pergamino - era una de las cosas por las que estaba en el festival. Se que suena un poco raro, pero allí es donde me crié, es mi hogar. Un hogar del que me fui hace años, y que llevo demasiado tiempo sin pisar. He dejado a muchos buenos amigos y... y bueno, a mi familia. ¿Te acuerdas del elfo que estaba conmigo durante la primera noche del festival? Era mi "hermano", Ásvaldr...  Estaré allí algún tiempo, y después... después... - se detuvo, durante unos segundos se quedó en silencio, parecía que dándole vueltas a algo. Negó con la cabeza antes de continuar - Después viajaré a Portelfo, allí... allí hay alguien esperándome... - las palabras parecieron atragantársele. Inmediatamente bajó la mirada un instante mientras volvía a negar con la cabeza.  - Lo que quiero decir es que cuando esto acabe me iré... y no se si algún día volveremos a vernos. Lo siento, todo esto ya lo sabía anoche, y se que anoche no debería haberte invitado a mi habitación... se que tu... - no terminó lo que iba a decir -  Espero que no me odies por esto...  

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15/10/2013, 02:27
Karlack Rowder

El gigantón sabía que aquel momento llegaría, pero no esperaba que fuese tan pronto. Todavía podía oler su perfume pegado en su cuerpo.

Se levantó cuando Gaelle se le acercó y escuchó atentamente sus palabras. Había alguien más.

Haz lo que tengas que hacer, bruja. Los dioses son caprichosos y puede que nuestros caminos vuelvan a cruzarse.

El guerrero pronunció la palabra bruja con todo el cariño que pudo transmitir su grave voz. No en vano aquella menuda, pero valiente mujer le había robado algo más que su corazón.

Se giró y salió de la habitación dejando a la chica con su pergamino y sus pensamientos.

Era hora de volver a la carretera. Le diría a Theonil que le abonase su deuda y si le daban algún obsequio lo vendería para emprender de nuevo el camino. ¿Su destino? Lejos de los malditos elfos, su magia, y sus mujeres.

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15/10/2013, 18:43
Director

Los ánimos estaban más bajos cuando se reunieron con Aleena a la salida del templo, Evea tenía sus propios fantasmas relacionados con el destino incierto de su mentora y Karlack y Gaëlle, sorprendentemente para la exploradora tampoco parecían tener demasiada alegría.

La ciudad, fuera del templo, ya estaba en marcha; aunque con un ritmo lento e indolente, la mayor parte del jaleo parecía llegar de más allá del muro de espinos, del recinto ferial en proceso de ser desmontado y el arrabal donde se completaban los últimos negocios antes de partir las diferentes caravanas.
 
La teniente les guió de vuelta al centro y tomaron una calle secundaria hasta una coqueta pero pequeña plazuela justo detrás del edificio de la magistratura, el cual ocupaba la función que en tierras humanas hacían los ayuntamientos. El escenario que había albergado espectáculos durante el festival en ese lugar seguía en pie y un grupo de elfos de elegantes y caros trajes esperaba a sus pies, les eran desconocidos, salvo uno: Eliaster, el clérigo de Angharradh. Apenas vieron los prohombres entrar a los aventureros dirigidos por Recta, subieron al tablado ocupando posiciones en un semicírculo en torno a un atril y un baúl, deseosos de acabar ése protocolo lo antes posible.
 
El público que se había congregado apenas superaba las dos decenas, aunque se le fueron uniendo todos los viandantes que pasaban por allí, pero siendo éste un lugar tan apartado no eran muchos los que transitaban por la zona. Del grupo de gente reunida salió Theonil, con su sonrisa socarrona habitual acercándose a ellos, para unirse a la procesión; parecía cansado y ojeroso y no tenía pinta de que la sonrisa alcanzase su mirada. 
 
Aleena le dirigió una mirada ceñuda, que se suavizó tan pronto como sus ojos dejaron de encontrarse. El aasimar, que no llegó a ver el cambio de expresión, ya había avanzado hasta sus recientes amigos, llevándose las manos a los bolsillos. Mientras se acercaban al tablado, liquidó con Karlack sus servicios, lamentando que el hombretón no fuera a quedarse unas semanas más; comparado con el dinero obtenido la noche anterior en el templo, el día de trabajo era calderilla. También pasó un monedero pequeño a Gaëlle, tenía unas cuantas monedas de platino y unas pocas esmeraldas diminutas*.
 
-“Con todo el lío de ayer me olvidé de darte tu parte por lo del almacén, nos lo dieron ayer en el templo, mientras ibas a la prisión.” –
 

La bardo, que casi había olvidado aquella pelea con todas las nuevas emociones que trajo el día siguiente, recordó a Pía viniendo en su ayuda consumiendo al contrabandista en magia mortal y el sentido de peligro que parecía no haberla abandonado desde entonces hasta terminar la noche en brazos de Karlack. Aquel era un inesperado empujón a sus finanzas, que apenas habían mejorado con el festival después del ingente gasto con que había arriesgado en sus actuaciones que habían provocado que el beneficio, aunque grande, fuera a ser considerablemente reducido cuando se volviera a equipar en la siguiente tienda de alquimia. Con aquel dinero podría mantenerse de sobra hasta llegar a ver a su familia, incluso - si no se daba demasiados lujos innecesarios de los que tanto le gustaban - le llegaría para luego volver a Portaelfo tranquilamente, si decidía hacerlo.
 
Hicieron subir a los héroes al escenario, donde les presentaron a las autoridades locales que no eran otros que los elfos bien vestidos que habían subido al llegar ellos. El magíster dio un pequeño discurso de agradecimiento, durante el que otra media docena de vecinos se acercaron curiosos al ver el revuelo mientras iban a atender sus asuntos. En el mitin agradeció a los extranjeros la pronta resolución de los asesinatos y que pusieran fin al período de terror que había asolado el lugar acabando con la bestia infame que los había cometido, sin entrar en detalles ni mencionar para nada al nigromante. Tras congratularse de lo rápido y bien que se había atajado el problema, dejando entrever que la actuación de los aventureros era producto de un gobierno eficaz, procedió a prometer con gran bombo y boato, así como regocijo general, una generosa recompensa y una mención de gracia para todos los aventureros.
 
A continuación recibió uno por uno a los cuatro, nombrándoles en voz alta y entregando a cada uno de ellos un pequeño documento con el sello de la ciudad, que venía a reconocer los servicios prestados a Zoquejo señalándoles como Amigos de la Ciudad, y una bolsa de cuero que iba sacando con cierto esfuerzo del baúl, ésta resultaba bastante pesada de modo que Gaëlle renqueaba un poco al moverse sujetando la suya, e incluso Evea y Theonil tenían que hacer fuerza para sostenerla. Esta parte de la ceremonia fue la única que cambio un poco los rostros de los que acompañaban a los aventureros en el escenario, pues Aleena esbozó por primera vez una sonrisa y fue quien comenzó con sus aplausos los vítores del público a cada aventurero a medida que se acercaba a recoger sus presentes; aunque las autoridades no relajaron su semblante serio ni su cara de circunstancias.
 
El Magíster despachó la ceremonia por lo demás con rapidez, despidió a los héroes deseándoles suerte y que volvieran por Zoquejo en el futuro, donde contarían con la hospitalidad de la urbe, pero también dando a entender, como les había aconsejado Aleena que ahora harían mejor en ausentarse pronto. Los pares de la ciudad se marcharon rápidamente cuando concluyó el discurso, despidiéndose educada pero fríamente de los compañeros, con la excepción de Aleena Recta quien les dio otra vez las gracias y la enhorabuena con un sonrisa sincera y pasó unos minutos dando los últimos consejos sobre rutas y direcciones antes de verse reclamada por sus obligaciones como guardia despidiéndose de todos con un firme apretón de manos, para ese momento también los curiosos habían seguido su camino y la plazuela estaba casi desierta.
 
Cuando pudieron comprobar la bolsa que les había dado el Magíster, vieron felices que la recompensa era tan generosa como había prometido: bastante oro y casi diez veces más plata, ésta en lingotes comerciales de a 100 monedas. En total el costal pesaba sus buenos diez kilos, una auténtica fortuna, suficiente para cambiar la perspectiva de vida de más de uno.
 
Era el final de aquella ordalia, todo estaba en calma ahora y habían sobrevivido, podía parecer que hacía un año que habían llegado a esa ciudad, pero la lucha en el almacén, la diversión de la feria, la emoción de la llegada del unicornio, el horror de los asesinatos, el miedo de la bestia acechante, la consternación del combate con el unicornio negro y el terror del cadáver de la amable Trellana convertida en un monstruo diabólico sólo habían ocupado día y medio. Anteayer fue cuando la caravana trajo a los tres extranjeros y el destino les unió a Theonil. Hoy era el momento de partir de nuevo en direcciones diferentes, después de vivir juntos toda una vida en menos de dos días.
 

Notas de juego

* A los otros dos os recuerdo que ese dinero os le repartieron el día anterior (escena 1) cuando fuisteis al templo después de la trifulca del almacén.

Bien, éste es mi último post antes de los epílogos, que trataré de tener listos ésta tarde o mañana. Si queréis que vuestros personajes se despidan, sería el momento porque la partida por lo demás está acabada.

Cuando estén los pre-epílogos os daré más instrucciones de cómo concluirlos, vuestros post allí marcarán el final de la partida para cada uno de vosotros. No hagáis epílogo hasta que no deis por cerrada vuestra participación en el capítulo, para evitar que cierre la escena o la partida antes de que concluyáis.

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16/10/2013, 09:47
Evea, la gata

El ambiente alicaído afectó a la batidora, algo sorprendida por la aparente distancia entre sus compañeros, haciendo que se retrajera a sus pensamientos. Tenía por delante una titánica tarea y no estaba segura de estar a la altura, aunque también tenía claro que lo intentaría y no dejaría encerrada a Tianna en una piedra mientras la quedase un aliento de vitalidad.

La pompa y boato de la ceremonia tampoco hicieron mucho por centrar su atención. A fin de cuentas únicamente eran palabras que se las lleva el viento con la misma facilidad que salen. Mantuvo un semblante pétreo mientras los proelfos de la localidad daban sus discursos removiéndose por dentro con las deliberadas omisiones y los descarados apropiamientos de méritos. En la espesura la política no tenía valor, un motivo más para anhelar volver a su pureza salvaje. Aunque la teniente les había advertido eso no hacía el trago mucho más sencillo de digerir.

Lo que sí sorprendió a la batidora fue la recompensa, era ciertamente pesada, y cuando comprobó el contenido una pequeña esperanza se encendió en ella. Tal vez no fuera tan improbable la recuperación de su mentora ahora que contaba con fondos, si bien presentaba ciertas dificultades cargar por caminos con semejante fortuna a hombros... Mientras daba vueltas a la solución práctica a sus problemas más inmediatos la reunión se disipó con rapidez, las ocupadas autoridades reclamadas por sus deberes hasta que únicamente Aleena quedó felicitándoles una vez más. Posiblemente la única de los que habían pasado por allí esa mañana en decirlo de corazón. Evea se lo agradeció de viva voz y aceptó los consejos; si alguna vez volvía sería dentro de mucho tiempo.

-En fin- se giró a Karlack y Gaëlle-creo que cuanto antes marchemos de aquí tanto mejor...-no era nada nuevo que las interacciones sociales no eran precisamente su especialidad-si alguno, no sé, va hacia algún lugar más poblado podría acompañarlo y ya luego...ya nos veríamos-dijo con un encogimiento de hombros. No era fácil localizarla y ella no sabía dónde la acabaría llevando su deambular.

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16/10/2013, 17:14
Gaëlle Bellerose

Gaëlle mostró un evidente aire de melancolía durante la ceremonia. Era obvio que su cabeza se encontraba en otra parte, o más bien en muchas otras, sin encontrar un lugar claro en el que detenerse. Apenas escuchó lo que se dijo en los discursos, ni se percató de todo lo que se omitió. Tampoco es que de haber prestado más atención aquello la hubiese sorprendido. Al menos la recompensa fue un alivio. Todo aquello seguro que le permitiría aguantar una temporada sin apuros económicos. 

Cuando todo acabó se reunió con sus dos compañeros para despedirse. Los había conocido apenas un par de días antes, pero tras la itensidad de lo vivido en ese tiempo le parecía estar separándose de gente con quien llevase viviendo toda la vida. 

-Yo... aun no se lo que voy a hacer... seguramente vaya hacia el Valle del Grito...  - comentó Gaëlle tras la sugerencia de Evea - pero creo que ahora necesito estar sola. Tengo demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo... Necesito pensar... 

A continuación se dirigió a Karlack. 

-Espero que no me guardes rencor... se que no es consuelo, pero... ojalá las cosas fuesen diferentes. Quizá en otro momento, o en otro lugar, lo hubiesen sido. Me has conocido en un momento complicado de mi vida. Mucha suerte allá donde vayas, seguro que encontrarás a alguien... más fiable. Alguien como tu seguro que lo hará. 

Dirigiendose al final de nuevo a los dos les estrechó con fuerza las manos. 

-Ha sido un honor pelear a vuestro lado... espero que algún día nuestros caminos vuelvan a cruzarse. 

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16/10/2013, 20:06
Karlack Rowder

Karlack se encontraba incómodo ante aquella pomposa pantomima. No les gustaba los elfos y su ostracismo racial. Y deseaba que toda aquella farsa de ceremonia terminara cuanto antes. Pero lo que más le interesaba era poner tierra de por medio con aquella bruja. Corazón que no ve , corazón que no siente decían.

Saludó a Theonil y le agradeció la paga. Buscaré mi destino en otro lado, amigo. Le dijo mientras entrechocaban sus manos con fuerza.

Abrió los ojos como platos cuando vio aquella cantidad de dinero. Intentó mantener el tipo, nunca había tenido tanto encima, que coño, ni siquiera había soñado con tanto.

Aquello hacía que se pudiera plantear un futuro con múltiples opciones.

Llegó la hora de las despedidas. La bruja le dejó para el último. La verdad es que en tan poco tiempo no le había dado tiempo a pensar en ellos ni en un posible futuro juntos, así que quizás aquello no fuese tan duro después de todo.

Escuchó las palabras de Gaëlle sin inmutarse. Suerte en tu viaje y ojalá que encuentres aquello que tanto anhelas. Soltó su mano antes de lo que le hubiera gustado.

Después se dirigió a Evea.

No tengo ningún camino marcado, y creo que puedo dejar de lado durante una temporada el trabajar de mercenario. Hacemos un buen equipo, si quieres podemos ver que tal nos va juntos, una temporada al menos.

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17/10/2013, 09:16
Evea, la gata

A pesar de la incomodidad que expresaban las palabras de la bardo, Evea comprendió que no era por ellos y que tendría que seguir su propio camino. En un arranque de emotividad poco habitual en alguien tan lacónico como ella abrazó brevemente a Gaëlle

-No te preocupes y sigue tu camino-ella no era la más indicada precisamente para opinar respecto a eso cuando estaba a punto de embarcarse en una misión más que complicada y de una duración indeterminada-Si cambias de opinión te tocará buscar, pero seguro que lo consigues- se permitió una leve sonrisa, que se acentuó cuando el guerrero aceptó su ofrecimiento. Su apoyo era más que bien recibido-No te puedo prometer paga Karlack, pero sí que habrá peligro y aventura, con la fama que eso conlleva ¿Estás preparado?-selló el pacto con un firme apretón de manos a la altura del antebrazo, un gesto común entre guerreros

Notas de juego

Así hay cierta libertad para que tanto Evea como Karlack salgan y dejen de salir en epílogos ^^ Incluso forzando un poco hasta Gaëlle podría

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17/10/2013, 09:27
Karlack Rowder

Peligro y aventura es lo que más necesito en estos momentos. Y por suerte no necesitaré ninguna paga en bastante tiempo, aunque quizás me permita algún caprichito.

Karlack devolvió el saludo de Evea con fuerza. Era el doble que ella pero sabía perfectamente de lo que aquella menuda y fibrosa mujer era capaz de hacer. Quizás mejorara mágicamente su espada, había oído hablar que las armas mágicas cortaban la carne con la misma facilidad que un cuchillo caliente la mantequilla. O quizás su pesada armadura, él se encargaría de aguantar las acometidas del enemigo mientras Evea lo llenaba de agujeros con sus flechas.

Hiciesen lo que hiciesen su camino empezaba ahora, y como todo buen camino se iniciaba con un simple paso.