Partida Rol por web

El Festival del Unicornio (Finalizada)

3.- Escena pública: La llegada del unicornio

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15/03/2012, 17:36
Director

El público pareció entrar en la proposición artística de la bardo con facilidad desde el primer momento. La predisposición a divertirse y la emoción contenida creaban un caldo de cultivo perfecto para las actuaciones y la propuesta arriesgada pareció muy del agrado de la mayoría élfica.

 

Muchos asistieron maravillados a la mezcla fusionada de talentos, ver como Gaëlle cantaba y tocaba simultáneamente, para después pasar a recitar y envolver con voz suave una narración acompañada de su propia música, alternando estilos con maestría supuso que los más entendidos se rindiesen pronto a cualquier planteamiento que viniera de tan completa artista, arrastrando al resto con sus comentarios aprobatorios. El graderío de autoridades parecía especialmente agradado con la interpretación, lo que hizo que la desidia que mostraban algunos de los extranjeros, poco sensibles a la propuesta nada festiva de Bellerose, pasase totalmente desapercibida.

Pronto una mayoría de la plaza prestaba atención en exclusiva a la actuación, arrobados por la belleza estética que se combinaba entre la música, la propia mujer, la interpretación y los movimientos con que acompañaba los cambios de ritmo e historia que hacía. Aunque a medida que avanzaba en la interpretación, alternando picos de alegría y valles de melancolía y tristeza en un crescendo continuo de emoción, el público quedaba en un estado más y más melancólico, poco a poco las lágrimas dejaban de ser sustituidas por sonrisas en los sucesivos cambios de ritmo y se hacían continuas, aunque sentidas.

 

Cuando finalizó la actuación la Plaza estalló en aplausos, una explosión de energía fuertemente teñida de melancolía y tristeza. Entre la ovación se distinguían con más fuerza los hipidos y los intentos de contener las lágrimas que las palabras de alabanza a la artista. La propuesta había sido muy del agrado del público, pero éste parecía haberse visto más afectado por los contrapuntos tristes que por los alegres.

Gaëlle no podía estar del todo satisfecha, la actuación había dejado a la gente, quizás, más abatida de lo que habría sido ideal para una fiesta; pero por otro lado, era obvio que estaban entusiasmados con la propuesta y su ejecución, sobre todo la población local, haciendo de la actuación un éxito memorable. El maestro de ceremonias se acercó al pie de las escaleras, mientras ella se retiraba, entre aplausos y sollozos del público, para felicitarla entusiasmado y con ojos enrojecidos; durante el resto de la media hora que aún tardaría en llegar el unicornio mucha gente más se acercó para felicitarla y ofrecerle pequeños regalos de cierto valor, aunque todos alababan su actuación en su conjunto se les veía igualmente afectados mucho más por la melancolía que por la alegría.

Pero lo peor de su evaluación del público fue constatar que entre el tremendo derroche de emociones que había conseguido provocar, su mensaje final había pasado totalmente desapercibido, nadie (o casi nadie) parecía haberse mentalizado de la importancia de hacer llegar su historia a las Amazonas de Unicornio.

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15/03/2012, 17:41
Director

Evea, Karlack y, muy al final, Theonil cuando ya se preparaban las muchachas para la llegada del unicornio, pudieron ver a Gaëlle bajar del escenario sólo para ser asaltada por grupo tras grupo de gente que le daba cosas o la felicitaba por la actuación, la mayoría bastante emocionados, en loas bastante lacrimógenas.

Entre admirador y admirador, el maestro de ceremonias volvió a acercase a ella con la paga de la ciudad, así como una cesta llena de flores, cartas y obsequios de cierto valor. Según le dijo la cesta incluía los presentes que, a título personal, diferentes ciudadanos eminentes habían hecho llegar a la concertista, junto a sus cartas de felicitación. Por experiencias previas, Gaëlle sabía que muchas de ellas incluirían peligrosas invitaciones a cenar y a pases privados que acababan convertidos en encerronas potencialmente muy beneficiosas pero poco apropiadas para artistas con suficiente amor propio. Por suerte no parecía haber ninguna de las que resultaban peligrosas de rechazar. Para cuando la bardo pudo reunirse con sus nuevos amigos, Theonil había llegado y el unicornio estaba a punto de acudir.

Una evaluación inicial de los rendimientos indicaba que vendiendo algunos de los regalos, pequeñas joyas y complementos de oro y plata, podría recuperar fácilmente lo invertido y, tal vez, sacarse algunas monedas extra. Pero lo mejor, en lo que a economía se refería era que esa actuación le abriría muchas galas más en los próximos meses, actuaciones que no requerirían tanta inversión para realizarlas

Notas de juego

Por cierto, si no me equivoco, el acompañamiento de la actuación es el tercer conjuro de nivel 0 de Gaëlle hoy.

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19/03/2012, 22:06
Gaëlle Bellerose

Cuando terminó la actuación Gaëlle se debatía en medio de una tormenta de emociones. Durante partes de la actuación había estado a punto de parar y romper a llorar. Dejar salir todos aquellos recuerdos juntos en tan poco tiempo, sincerarse de esa manera ante todo Zoquejo, la había dejado agotada metal y emocionalmente. Los aplausos, los halagos, las felicitaciones, le levantaban el ánimo, aunque eran tantos llegando de todas partes que la hacían sentirse abrumada. En cualquier otro lugar y otro día se habría sentido la mujer más feliz del mundo ante la misma reacción, pero aquel era diferente. La sensación que lo salpicaba todo, lo bueno y lo malo, y que empañaba todo aquello era la de que había fallado. Había sido capaz de transmitirlo todo, salvo lo que quería transmitir. En otras circunstancias se habría sentido orgullosa de su actuación, pero en aquel momento no podía. 

Ya solo quedaba la carta. Olidammara, por favor, no dejes que se pierda. Necesito que esa carta llegue. Pensaba. 

Mientras caminaba entre la multitud, despacio, sonriendo a cuantos simplemente la miraban, agradeciendo a cuantos la felicitaban, aunque inevitablemente algo ausente, reparó en la cantidad de obsequios valiosos que le habían entregado. Al final iba a conseguir que la parte económica de todo aquello saliese bien. Al menos iba a poder permitirse algún tiempo relajada y despreocupada cuando volviese a encontrarse con Pía. Ojalá hubiese estado allí ¿Le habría gustado? Se habría enfadado en algunas partes, pero  seguramente hubiese acabado subiendo al escenario a acompañarla, y rodeándola entre sus brazos incluso antes de que hubiese terminado. Acordarse de ella la hizo sonreír con más intensidad. Ojalá estuviese allí. 

Tardó algo de tiempo en llegar con los demás, pero acabó haciéndolo. Aun algo ausente. Lo primero que hizo entonces fue acercarse a Theonil.

-Lleva la carta ¿verdad? La entregará... ¿verdad que lo hará? - Preguntó, aunque parecía que trataba de convencerse a si misma más que de obtener una respuesta. 

Notas de juego

Si, tercer conjuro gastado. 

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20/03/2012, 13:38
Theonil Bremârck

Confío en que lo haga, señorita Bellerose. - Digo, afirmando seriamente - Lo que hay más allá de ese bosque es misterioso, y desconozco cómo funcionan las cosas allí .Ten por seguro que, si mi hija gana, hará lo posible por hacérselo saber. -Pongo una mano sobre su hombro - Habéis estado espectacular, señorita Bellerose. Realmente emotivo. Espero, de todas formas, que nos concedáis unas horas a Karlack y a mi después de todo este ajetreo, para tomarnos unas buenas cervezas. De cualquier forma, si tienes a bien, no te alejes mucho... Hay algo raro en el ambiente que no me termina de gustar, y puede que te necesitemos.

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20/03/2012, 23:41
Gaëlle Bellerose

Gaëlle, con delicadeza, le cogió la mano a Theonil.

-Gracias... pase lo que pase... gracias por ayudarme... - se giró hacia el resto - gracias a todos...

Se volvió de nuevo hacia Theonil y les dedicó tanto a él como a Karlack una dulce sonrisa. 

-Con mucho gusto os acompañaré. Creo que unas cervezas o algo de vino es justo lo que necesito ahora. Ahora... debería llevar todo esto - señala la paga de la ciudad y la cesta de obsequios - a la posada donde me alojo antes de la llegada del unicornio y cambiarme de ropa, este vestido no es lo más apropiado una vez que estoy fuera del escenario*. 

Notas de juego

*¿Creo que me daría tiempo? 

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21/03/2012, 08:01
Director

Notas de juego

En realidad, si has esperado hasta volver Theonil... no. El no se acerca hasta justo cuando su hija se marcha para formar en el semicírculo, mientras está con Nasha. Además salir ahora del Centro llevaría un rato muy largo está completamente abarrotado, todo el mundo apretado como piojos en costura.

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21/03/2012, 12:50
Gaëlle Bellerose

Gaëlle se quedó un momento pensativa.

-...aunque pensándolo bien, no creo que me de tiempo. Esperaré a después.

Notas de juego

Pues nada, para después queda. 

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21/03/2012, 17:44
Nívea Selen Telq'ssir

Notas de juego

Si como me dijiste en la ultima nota, hubo algun cruce con algun elfo antes de llegar a la ceremonia, los detengo para presentarme y preguntarles por la zona del bosque donde estuvimos auria y yo. Buscaría que me indiquen quien conoce esa zona del bosque, y también si estuvo habitada antes. Para esto quiza apunte a algún elfo más anciano o me puedan decir quién sabe de ello. Si hay alguien lo suficientemente viejo, también le menciono los carteles.

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21/03/2012, 17:49
Nívea Selen Telq'ssir

Cuando la hermosa dama comenzó a cantar, Selen estaba en conversación con un elfo mayor, pero su charla fue apagandose por prestar atención los dos a la actuación de la bardo. La druida se encontró inmersa en un vaivén de emociones, dejándose llevar admirada por el carisma y la gracia de la cantante.

Cuando el recital terminó, con los ojos llorosos pero sonriendo se unió a los elfos de su alrededor que comentaban la presentación, olvidandose de su timidez a fuerza de la exaltación que sentía.

Después de un rato de charla recordó su búsqueda, y volvió a llevar la conversación al tema del bosque sombrío.

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21/03/2012, 18:10
Director

A Nívea le sorprendió la accesibilidad y amabilidad que le mostraban todos los elfos, ninguno parecía saber nada de la zona que decía. De acuerdo a los locales, esa zona estaba completamente deshabitada; nunca había habido asentamientos, ni tampoco industria ninguna. Tampoco nadie se ocupaba de ella, formaba parte de la maraña impenetrable de vegetación que defendía el Reino y las patrullas estarían mucho más al interior; probablemente nadie había pasado por allí en décadas, tal vez siglos. El comentario temporal que habría impresionado a un humano que lo escuchase no tuvo tanto efecto en Nívea Selen, que siendo elfa tenía una perspectiva del tiempo diferente de las razas de vida corta y no consideraba particularmente raro que hubiera pasado tanto tiempo sin que nadie se aventurase. En lo que a los elfos respectaba esa parte del bosque pertenecía a la naturaleza.

Su preocupación consiguió contagiar a muchos de con los que hablaba, pero soluciones aportaron pocas, en realidad, más bien aumentaron su preocupación cuando se desentendieron de las preocupaciones dado que, ahora que había allí una druida del círculo y su joven ayudante (en una actitud paternalista muy típica de los ancianos supusieron que la jovencísima Auria seria una aprendiz) seguro que lo solucionaban rápido. La actuación de Gaëlle acabó de llevarse con su soberbia melancolía los últimos nubarrones que las palabras de Nívea Selen habían extendido entre la población local.

En cualquier caso la gente se había mostrado muy colaborativa en ese tema; aunque entre sus respuestas insistían hasta ser cansinos en lo maravilloso que era el Festival, lo importante que era que Zoquejo fuera elegido por los unicornios para proveerles de amazonas, lo especial que resultaba la situación y lo bendecido que estaba el pueblo por los dioses. Entonces fue cuando la elfa se dio cuenta del motivo de parte de la preocupación que tenía el círculo y los ancianos a la hora de enviar a alguien a investigar. Sin darse cuenta, sin comerlo ni beberlo, se había visto inmersa en un significativo embrollo político, tema que no sólo le era desconocido sino que incluso le desagradaba. Pero el hecho era que ahora, por fin, por primera vez, por su culpa, habría una auténtica druida del círculo presente, que contemplase con sus propios ojos la verdad. Si Nívea Selen no podía demostrar la falsedad de lo que afirmaba la gente de Zoquejo, esto era que periódicamente las criaturas más sagradas del bosque acudían a tomar amazonas al lugar, ella misma pasaría a convertirse en la garante de esa verdad; se vería obligada a reconocer y dar validez ante todo el Reino Elfico y ante la sociedad druídica de las proclamas de ese lugar que muchos consideraban un centro de depravación. Para los habitantes del lugar ella era un instrumento que les permitiría imponer el prestigio que consideraban que merecían ante el resto del Reino.

En cualquier caso, ese sentimiento en la población la había ayudado hasta ese momento a conseguir información. La casi avidez que parecían tener por congraciarse con la druida era notable y les había hecho responder a todas sus dudas, aunque mezclado con mucha propaganda; por eso le resultó más llamativo cómo la mayoría negaba saber nada de los símbolos o cambiaba de tema precipitadamente con excusas improvisadas, miraban hacia otro lado o ignoraban esas preguntas sumiéndose en una verborrea incoherente salvo para ofrecer más propaganda de la exaltación de Zoquejo.

Aunque ella no era un ejemplo ilustre del prototipo del elfo urbanita y sofisticado, era capaz de reconocer el muro de vergüenza y silencio tras el que los elfos solían enterrar hechos deshonrosos del pasado que habían quedado resueltos pero mancillaban el honor. También sabía más por conocimiento general de su gente que por experiencia propia que tal muro de oprobio era imposible de romper salvo en las circunstancias más extremas e, incluso entonces, a veces ni eso era suficiente y mantenían el secreto contra toda lógica y en contra del bien común. Desde luego ella no tenía un argumento ni de cerca válido para embestir contra esa tozudez.

 

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21/03/2012, 20:54
Gaëlle Bellerose

De pronto Gaëlle pareció sobresaltarse. Como si acabase de ver algo, o recordar algo. 

-¡No, no... no! - miró alrededor - Si, aun tengo tiempo... 

Se giró, hasta quedar frente a Karlack, y actuando con brusquedad, muy acelerada, le entregó la cesta con los obsequios, las cartas y la paga de la ciudad por la actuación.

-Por favor, necesito que me hagas un favor. Guarda esto hasta que yo vuelva... tengo... tengo algo que hacer. Os veo en la Limyè Maten ¿De acuerdo? Si no estáis allí os buscaré aquí. 

Y sin dejarles tiempo a responder se aventuró apresurada entre la multitud en dirección al centro. 

Notas de juego

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21/03/2012, 21:44
Director

Los compañeros pudieron ver a Gaëlle apresurarse entre la multitud, le abrían camino y, aunque trataban de felicitarla y charlar con ella, acababan respetando la prisa y preocupación que parecía moverla. Pudieron distinguir que se dirigía hacia el arco de entrada, que, por primera vez en todo el día no tenía una cola de visitantes tratando de colarse. Y para sorpresa de todos, el guardia que estaba custodiando la entrada ¡franqueó el paso a la humana con un leve asentimiento de cabeza!

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26/03/2012, 21:41
Director

El humor que había dejado el espectáculo de Gaëlle mejoró un poco con la final de la arquería y sus ritmos musicales épicos de acompañamiento y la última actuación predispuso también al público a la emoción.

 

El momento cumbre de las celebraciones se perfiló cuando el sentimiento de expectación de la multitud se hizo casi palpable, había muchos nervios y aunque las conversaciones eran en tono bajo ante la inminencia del gran momento, eran tantas y entre tanta gente que había un gran estruendo en forma de murmullo. Tanto Auria como Nívea Selen se sentían intimidadas por la multitud y cada vez veían más increíble que un unicornio fuera a venir allí.

La multitud se silenció de forma expectante cuando una joven elfa, Auria, salió corriendo del grupo de elfos que esperaban junto al muro de espinos hacia las doncellas que esperaban en formación de media luna, pero cuando se unió a ellas, en una de las esquinas, todos entendieron que no pasaba nada realmente importante y volvieron los murmullos y la emoción contenida.

 

Alrededor de la joven elfa que se había incorporado a las candidatas en el último momento, se le dirigieron muchas miradas , provocando un visible sonrojo en la tímida recién llegada; algunas dirigieron a la joven despreciativas y sardónicas ojeadas, al ver sus ropas sencillas, regodeándose aún más en sus brillantes y deslumbrantes atavíos; otras, más avispadas, dieron muestras de nerviosismo al percibir la fuerte conexión con Gaia de la chica, impropia de alguien tan joven, entre ellas no faltaron susurros de que a Nasha “la medio ángel” le había salido una digna rival.

Poco tiempo después, cuando Auria apenas había tenido tiempo de superar el sofoco de la carrera y, sobre todo, de atraer tanta atención sobre sí misma, la plaza comenzó a silenciarse, empezando por la zona más cercana a los espinos, el sonoro murmullo fue trocándose en silencio sofocado y tensión contenida siguiendo el círculo formado por los espectadores hasta que en menos de un minuto llegó al extremo más cercano a la Feria, dejando toda la Plaza en el silencio más tenso que cualquiera de los personajes hubiera vivido nunca; los sonidos del bosque nocturno podían escucharse perfectamente.

 

Nívea fue la primera en oír cascos de caballo al galope, aunque ni siquiera pudo dar un respingo antes de que otros a su alrededor también lo notaran. Para el resto del círculo, la primera muestra de acción fue ver cómo en la muchedumbre que esperaba junto al muro de espinos que separaba el Arrabal del Centro, la gente se movía y apartaba, dejando un pasillo que llevaba al muro propiamente dicho. La zona estaba muy cerca del punto donde estaba Nívea Selen, que quedó en primera línea del hueco que la gente dejaba en la zona hacia la que parecían acercarse los cascos.

Toda la plaza pudo ver cómo el muro se abría dejando un hueco de menos de dos metros de alto durante menos de dos segundos, el tiempo y tamaño justo para dejar pasar, a galope tendido, a una extraordinaria criatura. Un équido brillante, del blanco nacarado más puro que parecía rodeado de una luminosidad propia que le hacía destacar en el ambiente de luz irreal que dibujaban los fuegos fatuos y las piedras luminosas mágicas esparcidos por toda la plaza. La criatura tenía un cuerno de marfil que parecía haber sido pulido y tallado, sus pezuñas parecía de plata y una estela de polvo plateado parecía quedar tras ellos cuando se movía. La bestia tenía una altura en la cruz de más de 1,60 y estaba lustroso e impoluto, como recién bañado, a pesar de venir del bosque y haber atravesado un muro de espinos. Su crin, su cola y la curiosa barba que le colgaba en un mechón de la quijada, estaban sedosas y no mostraban ni un solo nudo, de hecho se mecían y ondeaban como movidos por una brisa que, en realidad, no soplaba con suficiente fuerza en torno al equino. Era un auténtico unicornio, por extraño que pareciera en aquellas circunstancias, y no tenía nada que envidiar a lo que describían las historias y cuentos.

 

El animal faérico, se detuvo en seco al salir, se encabritó, relinchando con fuerza y energía y se detuvo mirando nervioso alrededor, inspeccionando el entorno con mirada crítica. La gente había estallado en vítores, aplausos y gritos de sorpresa y alegría. Los guardias y muchos de los locales, evitaron que los más exaltados tratasen de correr hacia el unicornio para tocarle o cualquier otra cosa que estuvieran pensando. El unicornio, indiferente al entorno, comenzó a avanzar al paso, aunque se detuvo al llegar a una elfa de aspecto montaraz que, en la primera fila del pasillo, lo miraba con cara de incredulidad y ojos extasiados (la elfa es Nívea Selen), tras detener su avance, bajó la cabeza hasta tocar el suelo con el cuerno en lo que pareció una reverencia o un saludo recargado, luego avanzó un paso acercando su cuerno hacia la frente de la mujer que estiró su mano hacia la frente del animal sabiendo perfectamente cómo responder al saludo, aunque no se vio bien si llegaron a tocarse. Inmediatamente después, el equino trotó de nuevo hacia el centro del círculo dirigiéndose a buen paso, como con prisa y ganas de acabar cuanto antes, hacia la media luna de doncellas dispuestas para que él eligiera. Ni siquiera prestó la más mínima atención a nadie más.

Comenzó acercándose hacia la esquina dónde se había situado, en una discreta última fila, Auria. Inspeccionando durante un par de segundos a cada candidata entre suaves relinchos, piafidos y corcoveos; parecía ir descartando a todas, cuando cruzó su mirada con Auria, se detuvo unos segundos observándola con más atención y trotó hacia ella alegremente, provocando un sobresalto en las emperifolladas candidatas que la rodeaban; sin embargo un poco antes de llegar, con toda la intención de tocarla con el cuerno como había hecho con Nívea Selen, se frenó en seco, levantando el suelo y reculó unos pasos, olfateando, con mirada un poco triste, hizo una reverencia similar a la que había hecho antes a la otra elfa, aunque fue obvio que no llegó a tocar a la chica, y se alejó a seguir inspeccionando más candidatas con la misma frialdad y rapidez que antes. Entre el público la reacción había provocado unos pocos comentarios groseros sobre la virtud de la chica, pero se quedaron a medias, acallados tanto por la respetuosa actitud del unicornio tras el desabrido frenazo como por los reproches de los más sensibles acerca de la edad de la muchacha elfa, que era, a efectos prácticos, una niña.

 

La inspección del unicornio siguió un buen rato sin ninguna novedad, salvo por la forma en que esquivó, desabridamente, a un par de no-tan-doncellas, evitando siquiera acercarse; a diferencia de con Auria, a éstas nada, ni un desagravio del unicornio, ni parte del público acudiendo en defensa de ellas les libró de los comentarios y risas del público, y de no pocas de las candidatas, hasta que hicieron salir corriendo a las mujeres, avergonzadas.

Hasta que no llegó a la mitad de la media luna no hubo otro momento que hiciera acumular la tensión; al llegar a una muchacha extranjera, que llamaba la atención porque llevaba un vestido rojo y negro que la diferenciaba del resto con sus trajes blancos impolutos y le daba un aire demasiado atrevido. La criatura se dedicó a pasear a su alrededor, mientras la examinaba atento; incluso cuando se alejó para inspeccionar a las siguientes, por encima, como a la mayoría hasta entonces, siguió mirándola de reojo.

Volvió a hacer lo mismo con una segunda mujer, una elfa espectacular de brillante cabellera roja y con un vestido blanco pero dotado de una larga raja desde la cadera en una de las piernas que, aunque daba un aspecto un poco atrevido al traje, para cualquiera con experiencia en equitación le parecería que dotaba de un mínimo comodidad en la monta si se comparaba con las indumentarias de las demás, con la excepción de la ropa normal de Auria; los locales y muchos de los visitantes que habían disfrutado de la feria reconocieron a la pelirroja como Trellana Resplandeciente, la camarera de la posada de la plaza, con no pocas expresiones de sorpresa.

Alternando miradas de soslayo a la mujer del vestido rojo y negro y a la pelirroja, el unicornio continuó inspeccionando al resto de las mujeres con escaso interés hasta llegar cerca de las últimas, cuando se frenó en seco al ver a la chiquilla que había estado despertando la máxima expectación en los prolegómenos, Nasha. El unicornio arrancó otra breve carrera, como con Auria, ignorando al resto de las doncellas, hasta llegar frente a Nasha, esta vez sin ningún frenazo, tras la reverencia de rigor, el unicornio apoyó el cuerno en la frente de la adolescente que le acarició la quijada con arrobo. Un halo de luz plateada envolvió a ambos que intercambiaron una profunda mirada; los dos parecían en un estado de iluminación sagrada y a nadie le cupo duda de que ese era un momento mágico.

Voces se alzaron con extrañeza al ver la situación, los veteranos de ediciones anteriores señalaban que aquello no había pasado nunca y que daba otro significado, uno profundo y espiritual, a la unión de unicornio y amazona. Nasha, extasiada, se acercó al flanco del unicornio, dispuesta a montar en cuanto que el equino se lo permitiera, mientras todo el mundo estallaba en aplausos, vítores y llanto de felicidad. Era, sin duda, la edición más emocionante de todas, sobre todo porque, por primera vez, todos habían sentido el vínculo.

 

Pero algo pasó en ese momento. Con un relincho que sonó triste, el caballo astado se alejó de Nasha, con una mirada desgarrada en sus ojos de plata y, al galope, esquivó anonadadas doncellas hasta llegar a Trellana, que todavía aplaudía, emocionada y con lágrimas de alegría, la escena de Nasha con el animal faérico. Se arrodilló frente a ella sin más ceremonia, invitándola a subir al lomo, como su amazona elegida. Nadie parecía entender lo que pasaba, incluyendo a Trellana, y el silencio se había adueñado de la Plaza, pero el unicornio apremió a la joven a subir, empujándola con su cuerno, de modo que fue la primera en toda la plaza en reaccionar y subir a lomos del equino, que no demoró ni un segundo en emprender un galope atronador, sin siquiera examinar a las doncellas que quedaban más allá de Nasha, corrió veloz como el viento en dirección al muro de espinos, que se abrió breves segundos para dejar pasar a la nueva pareja de defensores del bosque entre un nuevo aluvión de vítores y aplausos, que no podía ocultar los igualmente numerosos comentarios sorprendidos y los sonidos de tristeza que brotaban de los seguidores de Nasha.

En medio del alboroto pocos prestaron atención a Nasha, cuyo gesto había formado la viva imagen de un corazón roto cuando el unicornio le volvió la grupa, con un grito de dolor casi físico y llorando inconsolable, salió corriendo hacia el muro de espinos antes incluso de que la no-ceremonia con Trellana hubiera acabado o alguien hubiera asimilado lo que estaba pasando; con más discreción pero igual efectividad, el muro se abrió para ella un breve segundo mientras ella lo atravesaba corriendo, llorando desesperada y gritando de pena de forma ininteligible salvo por las continuas negativas a creer lo que pasaba.

 

Pasada la emoción de la ceremonia, la gente empezó a romper filas. En todas partes se formaban grupos, aquí y allá grupos familiares y de amigos se juntaban para dar consuelo a llorosas candidatas que habían perdido; en otros grupos, endulzaban la tristeza de la derrota con anuncios de boda de las perdedoras con sus novios formales, tras renunciar a seguir postulando como amazonas y el grupo más numeroso y feliz resultó ser el que se formó en torno a los padres de la feliz ganadora, dónde sólo se veía un rostro un poco menos contento, el de un encantador joven elfo cuya sonrisa transmitía un poco de melancolía. Pero el grupo más llamativo era el formado por la gente del templo y demás seguidores de Nasha, que abatidos e incrédulos, alternaban expresiones de desconcierto, lágrimas y lamentos en un estado cercano al shock.

Indiferente a los grupos de celebrantes y dolientes, la música de baile volvió a los escenarios y calles y las posadas y tabernas no tardaron en verse de nuevo llenas, aunque menos abarrotadas, muchos celebrantes aprovecharon el final del Festival para retirarse a descansar del largo día, pero muchos más, incluyendo buena parte de las doncellas perdedoras y sus cohortes, se dirigieron a dar un fin de fiesta apoteósico a su día especial.

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26/03/2012, 21:59
Director

Nívea Selen no pudo evitar sentir sorpresa al ver aparecer el unicornio, de algún modo se había convencido de que los problemas en el bosque eran testimonio de la falsedad del Festival, pero cuando la magnífica criatura se plantó ante ella, no pudo por menos que reconocer la realidad de su naturaleza. Se sentía hechizada por la belleza y majestuosidad del unicornio y sintió su respeto tocarle el alma, como imaginaba que sería estar ante el representante más ilustre de los seres faéricos. No parecía que sus primeras hipótesis se confirmasen.

 

La inmediatez de la criatura llevó un cálido sentimiento de exaltación espiritual a su interior, Nívea deseaba acariciar al équido y era consciente de que aquello iba a ser uno de los momentos más intensos de su vida espiritual. Aunque el impresionante corcel no tardó en alejarse, ella sentía la cercanía de la diosa en su interior tras su marcha.*

Aunque Nívea era consciente de que el unicornio era muy real, pasado su arrobo y éxtasis religioso, no dejó de observar que la criatura estaba tan incómoda y nerviosa con la situación como lo hubiera estado ella misma si le hubiera tocado desfilar ante aquella multitud. De hecho le veía con la misma sensación que ella sentía ahora, con todo el mundo mirándola con expresiones que oscilaban entre la envidia, el fervor religioso y el orgullo.

 

Se desentendió de esa presión manteniéndose atenta al resto de la ceremonia, por un momento su corazón saltó de alegría al pensar que su joven amiga Auria podría ser la elegida; pero el unicornio se frenó en seco, la elfa pudo notar la tristeza del animal sagrado de forma casi física e intuirla en su actitud, sembrando en ella una cierta preocupación al darse cuenta que Auria, a pesar de ser una niña a sus 16 –élficos- años, no era doncella.

Sin embargo el momento más intenso llegó cuando el unicornio tocó a Nasha, aunque nunca había estado presente en algo así antes, la druida no tenía ni la más mínima duda de que se había formado un vínculo eterno, místico, espiritual y sagrado entre la chiquilla y el tótem natural. Sintió la felicidad de ambos y se le hizo extensiva, consciente de que algo muy especial había ocurrido; por segunda vez en la noche había asistido a un acontecimiento místico de primer nivel para sus creencias religiosas.
Por eso mismo, cuando el unicornio volvió la grupa a la joven de pelo de planito, sintió algo en su interior romperse; el relincho triste que emitió el animal sagrado al volverse se vio acompañado en su mente por un grito propio para el que no pudo reunir aliento, sintiendo como propia la pena de la aasimar.

 

Aún le dio tiempo, mientras veía pasar a la emocionalmente destrozada Nasha en dirección al muro de espinos que se abrió para ella como había hecho con el unicornio, y como haría para ella, si lo intentase, de contemplar el no-cortejo de Trellana y su sorprendente elección, totalmente carente de la fuerza espiritual que había acompañado el encuentro entre Nasha y el mismo unicornio que ahora galopaba con una amazona distinta en su lomo, más adulta, pero que a todas luces no provocaba la misma felicidad en el équido que la otra.

Notas de juego

* Respecto a cómo de cercano es el contacto (que queda difuso en el post general), te corresponde a ti determinarlo, si Nívea Selen es virgen el unicornio llega a tocar suavemente su frente con el cuerno y permite que le ponga la mano en la frente e incluso que le acaricie; en caso contrario, es sólo un gesto testimonial de respecto y el cuerno y la mano de Nívea no llegan a contactar con el otro.

* En cualquier caso la experiencia es lo bastante intensa e importante como para que Nívea reciba un +1 de moral a todas sus tiradas el resto de la noche (bueno en realidad hasta cierto evento hipotético que quedará claro, si llega a producirse).

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26/03/2012, 22:05
Director

Cuando Auria vio acercarse al unicornio no pudo evitar sentir emociones encontradas, convencida de que había gato encerrado en todo aquello, se había presentado segura de que no habría unicornios o éstos no serían reales. Sin embargo, desde la primera vez que vio al ejemplar que salió entre los espinos supo que aquel era auténtico, uno de los míticos defensores del bosque, la criatura más sagrada de los bosques que, increíblemente, vencía su timidez para salir allí. Podía notar en el animal sagrado que aquello le había costado mucho más que a ella salir corriendo para tomar el lugar que ocupaba entre todas las miradas y con todo el mundo evaluándola.

 

Ahora el unicornio se acercaba a ella, estaba tan cerca que podía sentir su pureza en su propia alma, sintió una gran atracción hacia él, era un pequeño trozo de la diosa hecho materia y, como cuando entraba en comunión mística con ella para hacer magia, sintió al unicornio conectar consigo. Ansiaba tocar al unicornio, y sabía que él también quería acercarse a ella.

La sensación era un extasiante sentimiento de calor que fue subiendo… hasta que algo en su interior se interpuso y detuvo en seco a la criatura alejándola de si, Auria no entendía bien lo que ocurría, pero sabía que era algo que Karl había dejado en su interior, más bien algo que se había llevado de ella dejando un abismo que el unicornio no podía ni quería atravesar; la unión espiritual se detuvo y, aunque sentía al ser faérico como alguien cercano y amistoso, la fuerza de su vínculo había desaparecido antes incluso de forjarse. Incluso desde la tumba el bastardo de Karl se había anotado un último tanto.

Cuando la joven reaccionó la gente ya no le prestaba atención y el equino sagrado había continuado su búsqueda. Auria había logrado parte de su objetivo, estaba segura de que aquella era una criatura santa, un auténtico unicornio, tan incómodo con la situación como ella misma, pero asumiéndola de todos modos por algún motivo desconocido para encontrar una amazona. Por otro lado haber estado tan cerca, tenido en los labios esa dulce sensación de exaltación y comunión con la naturaleza más pura para luego ver cómo se lo arrebataba algo sobre lo que no tenía ningún control había sido duro y dejaba una amarga tristeza en su interior, una rabia que apenas se apagaba pensando en que el culpable había pagado por su propia mano hacía menos de un día.

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26/03/2012, 22:07
Director

Theonil contemplaba la ceremonia con preocupación. El unicornio y su llegada no era lo que más le inquietaba, tal vez fuera que ya había visto los dos anteriores, tal vez fuera el cinismo que le había crecido desde la muerte de Nalina, tal vez fuera la preocupación por Nasha o tal vez todas esas cosas, o quizás ninguna; el caso es que el desarrollo de la ceremonia le preocupaba menos que el entorno.

 

Prever cualquier amenaza de las muchas que las investigaciones que había conducido con Evea y Karlack sugerían y evitar que afectasen a su hija era mucho más importante para él que la llegada del unicornio y su significado místico.

Así cuando el unicornio rechazó con rudeza a la jovencísima elfa, sólo unos pocos años mayor que Nasha, lo que en una elfa era, básicamente, una niña, él estaba mirando los alrededores en busca de algo que le llamase la atención o hiciera sonar su instinto, en particular, quizás por otras razones que no se atrevía a reconocer conscientemente, miraba a Aleena Recta en su atalaya de vigilancia.
Durante unos segundos el gesto de sorpresa de la elfa le devolvió a la ceremonia, muy preocupado; pero enseguida notó que no era algo que tuviera importancia en sus preocupaciones. En cualquier caso el rostro de la teniente había mostrado durante el episodio de Auria con el unicornio progresivamente sorpresa, consternación, entendimiento y firmeza; junto con un poco más de preocupación que añadir a la mucha acumulada durante el día; y al avispado investigador no se le había pasado por alto, aunque la importancia de eso en el momento que estaba parecía nula. Era obvio que la mujer había atado cabos sobre algo y averiguado cosas, pero no le parecía que fuera importante.

 

Para cuando terminó esa línea de pensamientos pudo ver el principio de la escena del unicornio con su hija. Cuando el animal faérico se acerco a ella, sintió su sangre común arder con un fuego que era un auténtico éxtasis, para él era una sensación suave y difuminada, pero para Nasha, seguramente, sería una experiencia de una intensidad límite; no pudo reprimir un quedo gemido de dicha y placer cuando sintió cómo ese trocito de Nasha que siempre parecía correr por él se mezclaba con un torrente nuevo de algo poderoso, puro y fuerte, tanto como la sangre celestial que llevaba. Jadeó un poco al sentir el agradable calor que le invadía y no dudó que la sensación de Nasha sería incapacitante… Pero entonces, de repente, esa nueva presencia que se mezclaba de una forma perfecta, como si siempre hubiera estado allí, como si ambas esencias fueran en realidad una mitad de un todo, se arrancó. Voluntariamente, de forma inexplicable, salió huyendo del paraíso que estaba formando dejando un vacío desolador.

La esencia de Nasha que había en su interior ardió como fuego griego en sus entrañas, no de un modo agradable como el calor que había despedido al unirse al unicornio, sino de una forma dolorosa y cruel, como si se retorciese y se rompiese soltando astillas en todas direcciones. El aasimar cayó al suelo con un jadeo quedo y ahogado sintiendo un inmenso dolor en el pecho; para cuando reaccionó y volvió a ponerse en pie, Nasha cruzaba el muro de espinos que se apartaba a su paso, como hacía siempre, corriendo con el alma rota.

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26/03/2012, 22:11
Director

Evea y Karlack habían estado observando toda la ceremonia al lado de Theonil, aunque intentaban mantener vigilado el entorno como hacía el aasimar, el espectáculo que se abría ante ellos era tan maravilloso, sorprendente e increíble que no podía dejar de prestar atención. Ninguno de los dos hubiera creído posible que un unicornio se mostrase de esa manera ante tanta gente y tan cerca, pero ahí estaba. Ver uno, por primera vez, era una experiencia increíble y que llenaba de misticismo incluso el alma más descreída.

 

Se sorprendieron como el que más con la extraña reacción del unicornio con la niña elfa, aunque a ellos no les parecía tan niña, a decir verdad, parecía incluso un poquito mayor que Nasha; notaron que Theonil había visto algo más, al estar más vigilante del entorno, algo en Aleena Recta, la teniente de la guardia; aunque no parecía especialmente preocupado por ello.

Fue cuando la criatura faérica llegó hasta Nasha, la hija de su compañero, en el momento que las cosas empezaron a ponerse… Interesantes, mientras el resplandor plateado envolvía a la que parecía que sería la siguiente pareja de guardianes del bosque, su amigo se tensó, primero ahogó un quedo gemido y luego jadeó un poco mientras se llevaba una mano al corazón, parecía compartir una pizca de la experiencia mística de su hija. Sin embargo cuando el equino sagrado volvió grupas a la pequeña aasimar, el investigador soltó un grito aspirado, ronco y profundo, un jadeo sofocado y cayó al suelo boqueando de dolor mientras se arañaba el pecho. Cuando consiguieron recuperarle, Nasha ya corría atravesando el muro de espinos, que se apartó para ella como había hecho para el unicornio.

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26/03/2012, 22:19
Director

Gaëlle había llegado al Centro con el tiempo justo; por suerte el guardia de la entrada había dejado que entrase sin entretenerla nada, tan sólo le había dirigido un gesto de reconocimiento al acercarse; bueno, y, aunque no estaba segura, tal vez, una desvergonzada mirada de reojo a su espalda tras pasar a su lado.

 

La ciudad tenía un aspecto fantasmal, con sus cientos de luces de colores decorando cada rincón, los caminos floridos y adornados y los soberbios escenarios donde se había desarrollado actuaciones exclusivas para residentes, pero todo ello completamente vacío. El silencio interior, acompañado del murmullo exterior que emitía una multitud emocionada pero que trataba de guardar un silencio solemne sin conseguirlo, aumentaban la sensación de estar perdida y sola en un lugar desconocido. Por suerte aquí y allá podía verse de vez en cuando un guardia vigilante, que aunque la tranquilizaban también le daban algún que otro sobresalto con su sigilo y discreción.

Se había dirigido al final de la ciudad, donde los cuidados jardines y los árboles vivienda daban paso a una enmarañada espesura que había que cruzar por caminos vigilados para internarse en el bosque, suponiendo que si sólo un unicornio entraba a la ciudad, si los otros le esperaban cerca, estarían dentro del bosque. Con el vuelo de su vestido recogido en el brazo para evitar que se manchara o se rompiera, paseaba sola por una ciudad desierta, esperando contra toda esperanza que Notcha viniera esa noche.

 

El tiempo de espera, que tampoco fue muy largo, se le hizo corto, entre susto y sobresalto, a veces provocado, tontamente, por una sombra traicionera de una luz mágica y otras por guardia chistoso que parecía haber cogido la costumbre de sobresaltarla cada poco. O ese guardia era un bromista sin gracia o parecía tener una idea curiosa de llamar la atención de una chica… Aunque bien pensado parecía más probable que Aleena le hubiera encargado vigilarla, fuera por su propia seguridad o por una cierta desconfianza. En cualquier caso, esa idea la hizo sentir más segura y dejó de estar tan nerviosa con cada movimiento de las luces.

La irrupción del unicornio le llegó casi por sorpresa, apenas había escuchado el ruido de un gran equino al galope y había corrido en la dirección que sonaba cuando vio formarse un túnel entre la maraña de arbustos, espinos, enredaderas y arbolillos. Una maravillosa criatura salió de él, que se cerró tras su paso; de la espesura había salido un magnífico ejemplar de caballo. Era brillante, del blanco nacarado más puro que parecía rodeado de una luminosidad propia que le hacía destacar en el ambiente de luz irreal que dibujaban los fuegos fatuos y las piedras luminosas mágicas esparcidos por toda la plaza. La criatura tenía un cuerno de marfil que parecía haber sido pulido y tallado, sus pezuñas parecía de plata y una estela de polvo plateado parecía quedar tras ellos cuando se movía. La bestia tenía una altura en la cruz de más de 1,60 y estaba lustroso e impoluto, como recién bañado, a pesar de venir del bosque y haber atravesado un muro de espinos. Su crin, su cola y la curiosa barba que le colgaba en un mechón de la quijada, estaban sedosas y no mostraban ni un solo nudo, de hecho se mecían y ondeaban como movidos por una brisa que, en realidad, no soplaba con suficiente fuerza en torno al equino.
Galopó por las calles del Centro, cautivando la mirada de la bardo con su belleza y majestuosidad, seguía mirando en la dirección en que se había marchado un rato después de que atravesara el muro de espinos. Una sonora ovación de la muchedumbre reunida en la plaza la sacó de su arrobado ensimismamiento, recordándola que ese era el momento de buscar amazonas de unicornio en los aledaños.

Su búsqueda se vio acompañada de gritos y expresiones de asombro y fervor desde el lugar dónde se celebraba la ceremonia; ella no podía seguirla pero pudo oír que algo peculiar pasaba, algunos gritos de diversión fueron superados enseguida por un murmullo de asombro. Luego sonaron, por dos veces, risas y burlas, en el primero de esos momentos, el guardia vigilante, que había vuelto a hacerse visible miró hacia dónde venía el sonido, hizo un gesto muy grosero de claro tono sexual en su dirección y volvió a mirar hacia el lugar de la ceremonia con gesto de burla. Ella que no había tenido ningún éxito en ese momento, sintió por un momento una cierta furia fruto de la frustación, no entendía a qué había venido ese gesto tan desagradable, si se lo había hecho a ella o qué quería decir; pero la prisa era mucha y el tiempo escaso, siguió buscando y poco después un nuevo clamor, esta vez de ovación, emoción, arrobo, alegría y fervor le hizo suponer que el unicornio había encontrado amazona. Desesperada corrió tanto como podía, con su vestido enrollado en el brazo, sin preocuparle miradas indiscretas, que no había – salvo quizás ese dichoso guardia – un nuevo clamor mezcla de decepción, incredulidad y algún grito, estuvo a punto de hacerla cambiar de objetivo, pero se mantuvo firme y un nuevo estruendo de ovación le confirmó que había hecho bien. Se subió a todos los sitios que podían proporcionarle mejor vista y le eran accesibles, incluso se metió unos metros por los caminos que, en la práctica, le estaban prohibidos.

 

No había ni rastro de más unicornios, corrió hasta quedarse sin aliento, sabiendo que pronto la criatura mágica volvería al bosque, aún así cuando la vio atravesar el muro de espinos de nuevo, que se cerró tras él, exigió a su exhausto cuerpo un último esfuerzo para correr en la dirección que el unicornio se marchaba con una amazona con su cabellera pelirroja al viento, cómodamente montada en su lomo gracias a una estratégica abertura en el vestido que nacía en la cadera y le permitía cabalgar como si no llevase falda. Apenas vio, sin pararse a pensar en las posibles explicaciones ni consecuencias, a Nasha, la hija de Theonil que llevaba su carta para Notcha; había atravesado el muro de espinos, igual que el unicornio, pero en otro punto y corría en otra dirección gritando y llorando fuera de control y completamente desconsolada.

Gaëlle cayó de rodillas, agotada, tras el rastro del unicornio y su amazona pelirroja, con los ojos doliéndole de mirar tan intensamente en todas direcciones y gritando el nombre de Notcha sin darse cuenta siquiera de que lo estaba haciendo. Pero no pudo ni siquiera intuir ni el más mínimo rastro de más unicornios. Si habían bajado a la ciudad, se habían escondido mejor que un ladrón halfling. De Nasha, que atravesaba la espesura con tanta facilidad como el animal sagrado, aunque mucho más lenta, tampoco había ni rastro.

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26/03/2012, 22:20
Director

Notas de juego

Theonil, creo que has contestado antes de que publicase el segundo post, lee ese y relee el primero. No tienes opción real de llegar a Nasha antes de que atraviese el muro de espinos, tu tendrías que rodear entrando por el Arco.

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26/03/2012, 22:22
Theonil Bremârck

Notas de juego

Ya lo acabo de ver XD ¿puedes borrarlo?