Partida Rol por web

Auria se acercó lo más rápido que pudo hacia el lugar del suceso. Su compañera había tenido una fantástica idea cuando decidió convocar al búho gigante. Sin lugar a dudas aquello sería de ayuda para rescatar a la chica. Pero después se quedó pensativa. 

Aquella bestia de ojos rojos era un ser que jamás antes se había encontrado, no sabía como luchar contra él, no sabía como actuar, tan solo se quedó mirando a sus compañeros en busca de alguna idea o pista que se les hubiese escapado.

El aasimar sujetaba las manos de Nasha con todas sus fuerzas. Aunque aliviada por el conjuro de Gaëlle, la gravedad seguía reclamando su tributo y el peso de la joven iniciada amenazaba con descoyuntar sus hombros; sus viejos músculos no daban más de sí, muy lejos sonaba la voz de la bardo, era dulce y tranquilizadora, se sintió mejor y por unos segundos tuvo la sensación de que podía hacerlo. Pero la cruda realidad se impuso y las manos de su hija se deslizaban entre las suyas.

Evea, animada por la suave canción de Gaëlle consiguió llegar hasta Theonil y agarrarle cuando, decidido a no soltar a su hija , estaba a punto de seguirla más allá de la seguridad de la rama. Por suerte para él, que no tenía ningún conjuro de caída de pluma activo, la exploradora llegó a tiempo de sujetarle las piernas y su liviano peso resultó suficiente para impedir que el investigador cayera del árbol.

Por desgracia para ese momento las manos de Nasha habían terminado de escurrirse de las de su padre y volvió a emprender su lento descenso más allá del alcance de los compañeros, aunque aún dentro de la luz mágica que iluminaba esas ramas. Apenas había descendido otros tres metros cuando la letanía, compleja y ululante, que entonaba Nívea Selen, acabó; casi de inmediato la druida pronunció unas palabras en una lengua que parecía como si varios animales hubieran aprendido a hablar y los árboles a modular el viento con sus ramas para formar palabras; su charla resultó ininteligible para los demás, salvo la joven Auria que entendió cómo su compañera daba instrucciones a una criatura para recoger a la niña y llevarla junto a ella.

Un ulular un tanto sobrecogedor brotó de las ramas más altas del árbol en que se encontraban cuando un búho de casi dos metros de alto y una envergadura acorde saltó de lo alto en un picado hacia Nasha, la agarró entre sus zarpas y desapareció de la vista, girando alrededor del inmenso tronco que daba soporte a las ruinas del palacio en que se encontraban. Pasó algo menos de medio minuto antes de que, de repente, por el lado del árbol contrario al que había desaparecido la rapaz apareciera de nuevo con la niña sujeta, aunque si clavarle las uñas. Con un fluido movimiento, se posó junto a Nívea, dentro del edificio, soltando a la pequeña en la rama del árbol, muy cerca de donde estaban Gaëlle y Karlack.

Cuando el búho hubo soltado a la pequeña todos pudieron oír un alarido de furia, a medio camino de un rugido, abajo, muy lejos bajo sus pies, en el suelo del bosque que les rodeaba. Era obvio que a la criatura no le había sentado nada bien que le quitaran una nueva presa. Con un nuevo rugido de furia, pudieron oír el sonido del monstruo al desplazarse destrozando las defensas mágicas en forma de espinos y zarzas al alejarse por el bosque durante unos segundos. Pero pronto se había ido demasiado lejos para que se siguieran oyendo sus ruidos.

Nasha parecía estar en estado de shock, hiperventilaba, aspirando aire con grandes bocanadas entrecortadas que parecían insuficientes para llevar aire a sus pulmones, el pecho se le agitaba casi de forma espasmódica, tenía los brillantes ojos completamente desorbitados, la boca abierta en un grito para el que no tenía aliento y las manos medio alzadas en un amago de postura defensiva pero con los dedos agarrotados como en una postura como de garra. Estaba cubierta de sangre de una pequeña herida en el cuello que a simple vista, se intuía muy escandalosa por lo sangrienta pero muy leve.

Nívea se dio cuenta que con la tensión de la situación estaba estrujando con fuerza el papel que había encontrado en la cámara del tesoro saqueada, que ahora tenía el aspecto de una pelota de papel.

Evea comprobó con cierto alivio cómo la hija de Theonil no caía gracias a la intervención de la druida. Ella sólo había llegado a sujetar al aasimar, pero sus compañeros habían conseguido evitar que fuera a más. Sin embargo la alegría le duró únicamente el tiempo que la llevó darse cuenta que el monstruo, tras su aullido final, se había retirado.

-Y pagará su frustración en otros prisioneros- pensó con un estremecimiento.

Se levantó y tendió una mano a Theonil para que se levantara también y, tras recoger su arco se volvió con gesto claramente preocupado hacia los demás.

-No quisiera ser pájaro de mal agüero y estoy encantada que hayamos podido rescatar a tu hija Theonil...-miró de reojo al nivel inferior por el que se había escabullido la bestia- pero es posible que ese ser tenga entre sus zarpas más prisioneros y no creo que sea magnánimo con ellos- cuando acabó de hablar los demás pudieron ver cómo palidecía claramente. 

Su temor por el devenir de Lady Tianna no hacía más que incrementarse y el funesto presagio se negaba a abandonarla.

-Si hay alguna manera de que tu hija vuelva a la civilización sin peligro sería el momento de hacerlo, pero temo que nuestra tarea dista bastante de estar completa mientras esa...."cosa" siga suelta.-intentaba aparentar cierta fortaleza pero con escaso éxito.

Theonil agradeció la ayuda de Evea mientras se apresuraba a levantarse y fue hacia su hija tan rápido como le permitía la peligrosa rama sobre la que estaban. Con otro gesto de agradecimiento a Nívea Selen por su pronta y ocurrente solución, abrazó a su hija, que ni siquiera pareció notar su presencia.

Tras unos minutos de intentar diversas conversaciones para calmarla, por fin la joven pareció reaccionar, aunque tampoco de una manera especialmente lúcida.

-"Venga cariño, ya estás a salvo y puedes curarte esa herida. Es muy pequeña, de verdad, y no te pasará nada más, lo prometo" - decía Theonil.

La mención de sus poderes pareció sacar a la chiquilla del shock, dejó de hiperventilar, aunque seguía respirando muy pesadamente, sus dedos se desagarrotaron y comenzó a moverse, aunque seguía teniendo los ojos muy abiertos y la mirada perdida.

-"Sí. Curar. Sí. Hay que curar. Hay que trabajar. Curar" - respondió con mucha convicción y demasiado alto, con un punto de histeria en la voz. E imponiéndose las manos en su cuello, con una mueca de dolor, lanzó un conjuro demasiado poderoso para cerrar el pequeño corte que tenía en la garganta.

Tras ello se giró nerviosa y asustada como un cervatillo y miró a su padre fijándose en la herida que el virote le había dejado.

-"Tú también estás herido. Curar. Hay que curar." - sentenció con seguridad y un timbre de voz muy agudo.

Puso sus manos sobre ella provocando un gesto de dolor en el aasimar y gritó, más que cantó, otra plegaria que cerró la punzada que le había ocasionado la trampa.

Nasha volvió a girarse, nerviosa y asustada y se fijó en el corte que tenía Nívea Selen en la cara que, de hecho, ya tenía costra formada y corriendo se acercó a ella mientras decía con una voz que sonaba demasiado alta para no traicionar que su calma era completamente forzada.

-"Tienes heridas. Debo curarte. Curar. Hay que curar."  - e inmediatamente, puso su mano en la mejilla de la elfa, que pudo sintió cómo la niña apretaba con demasiada fuerza, haciendo que el corte doliera más que cuando se produjo unos segundos antes de que su cántico ritual, gritado más que cantado, lo cerrase en medio de un delicioso bienestar cálido y agradable.

Tras eso volvió a abrazarse a su padre, pero sin dejar de examinar despacio a todos los demás, buscando a la desesperada más heridas que pudiera curar aunque, seguramente, no le podían quedar muchos conjuros más.

El guerrero permaneció cerca de Gaelle.... tengo que vigilar a esa bruja.- se decía para sí mismo.

Se alegró de que consiguieran salvar a la chiquilla de Theonil, aunque no por el hecho de no haber podido combatir con tan magnífica criatura. Ardía en deseos de cruzar armas y probar su valía.

Sin guardar el arma esperó instrucciones

Con premura Gaëlle se acercó a Theonil, Nasha y Evea. 

-¿Está bien? - preguntó con sincera preocupación. Ella no sabía demasiado de medicina, y desde lejos le había parecido ver bastante sangre. Verla ponerse manos a la obra con las curaciones, aunque fuese al borde de un ataque de nervios, respondió a su pregunta. 

Deberían sacar a Nasha de allí y llevarla de vuelta al pueblo lo antes posible, pero habían ido allí a tratar de averiguar más acerca de lo que estaba ocurriendo, y hasta ahora no habían obtenido más que nuevas preguntas. ¿Por qué Brien había llevado allí a Nasha? ¿Quería acaso entregársela a la bestia? ¿Estaban los ídolos relacionados con todo aquello? 

-Tenemos que volver al pueblo, pero antes deberíamos terminar lo que hemos venido a hacer aquí. Registremos rápidamente este lugar, y después volveremos a dejar a Nasha en el pueblo. Todos juntos. 

Hizo  una pausa para observar la reacción de los demás antes de continuar. 

-Vamos a necesitar algo más que espadas y arcos para acabar con esa criatura. Ya visteis como apenas le hicimos algunos rasguños. Necesitamos saber de donde ha salido, que es, y cuales son sus puntos débiles. 

Después de todo lo que sucedió en un breve periodo de tiempo, Auria se dio cuenta de que debía comenzar a cambiar en su forma de ser. No podía seguir así, tenía que empezar a aceptar a aquellos hombres como una ayuda y debía dejar de estar tan pegada a Selen. Pues aunque le había mostrado seria confianza no era su madre como para que estuvieran tan unidas.

Auria respiró profundamente y se acercó más que lo que acostumbraba hasta el resto del grupo. Después escuchó las palabras de Gaelle y se dispuso a registrar la zona tal y como la chica pedía.

Auria había decidido cambiar, aunque ello le llevase un tiempo que quizá ya no fuese suficiente.

Auria y Gaëlle empezaron a rebuscar por el lugar mientras Nasha entraba en su histeria curativa, fielmente vigiladas por un pensativo Karlack, que aunque parecía un poco ausente resultaba una presencia reconfortante en esos momentos de tensión con ese monstruo suelto.

Tal como parecía en un principio el lugar parecía haber sido saqueado a conciencia, ni siquiera el suelo que había parecía ser el original. Probablemente la tarima que lo recubría había sido cuidadosamente retirada. El resto de habitaciones de las que quedaban restos estaban incluso más vacías que aquel gran salón y, de hecho, estaban aún más arruinadas y derruidas.

Todo estaba abandonado y las huellas de un centenar de años sin que nadie pisara se mostraban en todos los lugares, salvo la zona de la sala que Brien había usado para acampar... Y un pequeño lugar dentro de la cámara, probablemente del tesoro, que al abrirla Nívea Selen había provocado la lluvia de virotes, allí había un trozo de suelo en el que la acumulación de suciedad era menor, tenía una forma más o menos rectangular, como si un trozo de pergamino olvidado hubiera permanecido allí hasta hace muy poco tiempo junto a huellas de pequeño tamaño similares a las que ellos dejaban al caminar por el lugar - las huellas de Nívea Selen, dado que Auria no se había acercado antes por allí. 

Evea negó de forma vehemente a la sugerencia de la bardo.

- No tenemos tiempo- empezaba a perder la paciencia, aunque los otros no supieran el motivo- ¿Qué puede haber en la ciudad para derrotar a esa bestia? ¡Nada!- la batidora miraba nerviosamente en todas direcciones intentando captar nuevamente el sonido que le indicara que su mentora seguía viva- Es muy posible que tenga más prisioneros... antes cuando rescatamos a tu hija, Theonil, oí una voz. Dos veces. Y aullaba de dolor. No, no me iré dejando a L..a una inocente en sus garras- seguía sin ver motivo para confesarles todos sus miedos, pero esperaba que con eso bastara para convencerles de seguir avanzando.

-Aguanta un poco más, ya vamos- intentó rehacerse para encabezar la marcha. Si fuera necesario iría sola; pero no dejaría a Lady Tianna abandonada a la merced de la bestia.

Te acompañaré si necesitas mi espada a tu lado, Evea.- Karlack ya había combatido espada con espada junto a Evea, y eso era suficiente para él como para no dejar que esa chica se fuera tras la bestia ella sola

Auria se aproximó por primera vez a Karlack, le miró fijamente a los ojos y quizá fuera un gesto que ninguno de los allí presentes se daría cuenta, pero para Auria eso era mucho. Dio varios pasos y cuando estaba cerca de Gaelle la miró también fijamente. Después alternó su mirada con todos los presentes.

- Yo también estoy decidida ya, haré todo lo que esté en mis manos por ayudaros. Aquella criatura es mucho más terrorífica que cualquiera de los pensamientos que tenga en mi cabeza. Es necesario que os ayude, así que trataré de hacer todo lo que esté en mi mano. ¿Algún plan?

Theonil tenía ahora abrazada a Nasha, que seguía respirando como si acabase de correr cincuenta kilómetros y se agarraba a su padre como una lapa, con dedos como garras de agarrotados, a la vez que murmuraba incomprensiblemente para sí.

Observó cómo las chicas exploraban por allí, tranquilo por la presencia reconfortante de Karlack cerca de ellas, entonces se fijó en que Nívea Selen, perdida en sus pensamientos, sostenía todavía el papel que había encontrado en la cámara. Acercándose a trompicones mientras hacía andar a su hija, agarrada a él como un pequeño koala, dijo en voz lo bastante alta para que todos le oyeran:

-"¿Qué es eso que tienes ahí, Selen? Parece... no se... ¿un título de propiedad?" -

-¿Un título de propiedad?

Al escuchar las palabras de Theonil Gaëlle interrumpió su busqueda. volvió a donde Nívea se encontraba y alargó la mano para cogerlo, prácticamente quitándoselo de las manos. 

-¿A nombre de quien? Déjame verlo...  

Selen se sobresaltó -Lo siento, lo siento... - tartamudeo mientras soltaba el papel arrugado en manos de la bardo -yo... no se qué podemos hacer- dijo suavemente la druida que todavía seguía un poco pálida después del ataque reciente. 

-No entiendo por qué la bestia se retiró, podria matarnos a todos fácilmente, no podemos hacerle daño. No puedo dejar de pensar en eso.- Mientras paseó su mirada desenfocada por los alrededores

-Quizá deberíamos revisar qué fue lo que pasó abajo, con el elfo-

El documento que la druida había encontrado estaba escrito en lengua élfica. Gaëlle, a pesar de saber el idioma, tubo que esforzarse mucho para traducirle, tenía un estilo muy arcaico y extremadamente recargado, además de muy formal. 

La impresión inicial de Theonil, probablemente porque él mismo tenía uno de aquellos títulos correspondiente a su casa, era cierta. Se trataba de un documento de propiedad. Tenía el sello real en una esquina, debajo de un texto que podía traducirse aproximadamente como concesionario, en la esquina opuesta estaba un sello, una corona con unas manos sosteniéndola y con una gran y recargada 'C' rodeándolo, que era prácticamente igual que el símbolo mancillado con una 'S' de sangre que había en el letrero que Nívea Selen y Auria habían encontrado en el bosque.

Según entendía la bardo, aquel papel otorgaba derechos de propiedad sobre unas tierras muy grandes que, si sus conocimientos eran correctos, correspondía con un gran trozo de frontera compuesto en su totalidad por bosque cerrado y salvaje, dotado de la magia defensiva propia de todo el perímetro del bosque de los elfos. Había coordenadas muy determinadas de qué espacio era exactamente, aunque la bardo no era capaz de deducir dónde se encontraba.

De acuerdo al documento, la única construcción existente - y constaba una prohibición expresa para construir ninguna otra estructura - era una pequeña cabaña de cazadores, descrita de una forma vaga pero localizada con bastante precisión dentro del lugar aunque, por desgracia, eso no servía de mucho porque la trovadora no sabía dónde estaba dicho lugar.

Mientras Gaëlle expresaba su fastidio por aquella pista que no podía terminar de utilizar, todos pudieron ver cómo las druidas intercambiaban una mirada de asombro después de pasar unos minutos pensativas.

Aunque Gaëlle no era capaz de localizar el sitio que describía, las druidas, mucho más familiarizadas tanto con el bosque de los elfos como con la notación de su raza para referenciar lugares pudieron deducir dónde debía estar el territorio que describía la humana. 

Después de pensarlo un rato, fueron demarcando en sus cabezas el lugar y no pudieron evitar una expresión de asombro al deducir que era, básicamente, el lugar que habían estado explorando durante aquel día. Probablemente ahora que tenían indicaciones, podrían llegar a esa cabaña, que había sido imposible de encontrar a ciegas en tan poco tiempo.

Desde luego sonaba el lugar ideal para que un mago diabolista se escondiera.

Theonil, con Nasha aún pegada a él como una lapa y murmurando incoherentemente, se asomó por encima del hombro de la bardo para cotillear el documento. Escuchó sus palabras, dando por cierto que más o menos su traducción era cierta. Lo único que parecía tener que añadir fue:

-"No es raro que abandonaran ese título de propiedad. El valor económico de ese territorio es, de hecho, negativo. Quien quiera que lo reclamase tendría que pagar los impuestos por la posesión desde que lleven sin pagarse. Lo que podemos datar en unos cien años, por lo que sabemos. Y, por si fuera poco, se tendría que ocupar, a su propia costa, de vigilarlo, patrullarlo y mantener los conjuros protectores." - negando con la cabeza añadió - "Definitivamente, ese lugar habrá estado abandonado el último siglo."

La importancia que pudiera tener ese título de propiedad en esos momentos era más bien nula para la batidora que seguía removiéndose inquieta, aprovechando cualquier resquicio en la conversación para insistir en su punto.

-Creo que Nívea tiene razón, deberíamos terminar de revisar estas ruinas antes de movernos a otro sitio - no compartían los motivos pero si la finalidad era la misma la importaba poco en esos momentos, luchando contra un ataque de nervios.

Sin embargo no se la pasó por alto la mirada que compartieron ambas druidas cuando Gaëlle terminó de leer la nota. ¿Sabrían algo de su viaje previo por su cuenta? En fin, sólo quedaba una forma de averiguarlo. 

-¿Os suena de algo lo que han dicho Gaëlle y Theonil?- preguntó mirándolas fijamente. Si terminaban de reunir la información sobre el título de propiedad, tal vez se pusieran en movimiento de una maldita vez. Inquieta no dejaba de mirar a un lado y a otro buscando la manera de bajar.

-Espero que no haya que usar cuerdas- pensó mirando alternativamente el hueco por el que casi cayó la hija del aasimar y a sus compañeros, Karlack y tal vez Theonil y Gaëlle tendrían problemas con ello...