Partida Rol por web

- Yo no confío en este hombre, y no tiene nada que ver con el lugar, es solo que no me gusta la gente como él. Nada más, así que tú haz lo que quieras y organízate con él como te parezca bien, pero si lo que quieres es ir detrás de la sacerdotisa entonces cuenta conmigo. 

El guerrero no se esperaba un no por respuesta... ¿o no le habían entendido cuando les había dicho que estaban en un grave peligro?

Siento haberos molestado, pensé que podríais ser de utilidad ante el peligro que parece que se nos avecina. De todas formas si os lo pensáis mejor y queréis ayudar en vez de esconderos en el bosque, preguntad por Theonil.

Sin más se dio la vuelta y se dirigió al punto de encuentro con los demás

El ambiente había cambiado mucho en el poco tiempo que hacía que el Festival había llegado a su culminación, el ambiente parecía haberse escindido, como si de repente, varios pueblos ocupasen a la vez el mismo lugar. En unos lugares grupos de gente triste lamentaban, con más o menos pesar, el no tener suerte esa edición, en ambientes que iban desde el melancólico a la profunda tristeza del fracaso sonado. Otros lugares, como por oposición, habían recrudecido la fiesta, con un punto más salvaje si se le comparaba con la festividad más comedida que había rondado toda la celebración; éstos parecían centrarse en el recinto ferial, en las barracas y puestos que habían vuelto a abrir tras la ceremonia y muy en especial en la taberna de Garamm Destilador. Otro grupo numeroso se retiraba a descansar, entre taciturno, los que lamentaban el fin de la fiesta, y emocionado, quienes llevaban el ánimo elevado por la fuerte experiencia espiritual; todo ellos se  dirigían en una lenta procesión hacia el arco de entrada al Centro o a las tabernas más alejadas del bullicio, haciendo extremadamente lenta la circulación cuando mil personas intentan salir a la vez de la plaza. Y no faltaban quienes habían cambiado el tono festivo por otro de celebración, tanto por considerase afortunados en la Ceremonia como por nuevas y más personales razones, como los varios compromisos que se anuncian para la fiesta de primavera.

Evea y Gaëlle se habían reunido fuera del arco de entrada, el aluvión de gente les impedía hablar demasiado con su bullicio, y tal vez por eso había impedido que Theonil les escuchara cuando le llamaron. Esperaban, indecisas, porque el guardia no permitiría pasar a la muchacha morena y, tal vez, tampoco fuera a permitir volver a entrar a la trovadora. Desde su posición, tratando de no estorbar la interminable procesión de elfos que trataba de atravesar el arco a la vez, pudieron distinguir que la negociación de Karlack con la chiquilla elfa no parecía progresar bien, por un momento se tornó tensa y la mujer a la que el unicornio había reverenciado al salir, acudió presurosa, pero los ánimos parecieron calmarse enseguida. Las dos mujeres empezaron a retirarse hacia la cola, con la pequeña interponiendo a la adulta, que parecía otra niña al lado del gigantón, entre el inmenso guerrero y ella. Los tres avanzaban lentamente hacia ellas, mientras conversaban en términos más civilizados, interrumpidos de vez en cuando por algún elfo que se acercaba a decir algo a Nívea Selen.

Karlack no tenía muy claro qué les pasaba a aquellas chicas, tal vez fuera por ser elfas que siempre eran una gente muy esquiva y extraña; pero se retiraban demasiado recelosas hacia el Centro, dónde no podría seguirlas, sin hacer mucho caso de sus advertencias, que aunque no podía decir que él tuviera el don de la elocuencia, le parecían lo bastante preocupantes para atenderlas. Insistió un poco en sus argumentos, aunque sin efecto. No ayudó en absoluto que cada dos por tres uno u otro elfo de los que acompañaban la retirada en la que seguía a las druidas se acercara e interrumpiera su conversación con alguna frase, dirigida a Nívea Selen, que el mercenario no entendía bien pero siempre parecía hacer referencia al unicornio. Si su poca elocuencia no era suficiente, estaba claro que esos comentarios agobiaban a la elfa y complicaban su receptividad. Por suerte para cuando las extrañas mujeres se pusieron en la fila y dieron por cerrada su discusión, pudo distinguir a sus dos compañeras, esperando a un lado del arco de entrada, con el guardia vigilándolas con desconfianza. Al menos no tendría que ir muy lejos, parecía que Evea había tenido más suerte buscando a Gaëlle que él con la pequeña elfa, la bardo tenía un aspecto bastante desmejorado, con el maquillaje corrido por la cara como si hubiera llorado y el vuelo del vestido, que estaba arrugado y un poco sucio, recogido en un brazo; además de tener las rodillas y las manos manchadas con arena como si se hubiera caído o arrodillado.

A pesar de la prisa de Auria por alejarse del hombretón que se le había acercado, les estaba costando hacerlo. La jovencísima elfa había aprovechado la defensa de Selen para escudarse tras ella y sentirse más segura frente al humano, pero la druida de más edad había entablado una conversación con él. No conseguían avanzar deprisa hacia el interior del bosque, dado que una enorme aglomeración, que causaba cierto agobio a ambas mujeres, trataba de hacer lo mismo a la vez. Para Nívea Selen la situación era incluso más agobiante, no se sentía amenazada por el guerrero que, de hecho, parecía amable y razonable, pero a la multitud había que unir un montón de gente quienes, en una actitud típicamente elfa, decidía que su conversación con un humano no podía ser muy importante, de modo que podían interrumpirla para decirle algo, siempre relacionado con lo contentos que estaban de que hubiera sido testigo del milagro o lo mucho que esperaban que su testimonio ayudase al pueblo. Por suerte, sobre todo para Auria, el guerrero acabó dándose por vencido y se alejó de ellas, que esperaban la cola para volver a la ciudad y de allí al bosque, en dirección a dos mujeres que estaban a un lado del arco por el que debían entrar. La druida más joven las reconoció como las dos chicas que acompañaban al guerrero la noche anterior en su misteriosa excursión al otro lado del muro, una de ellas era la pelirroja amable que se había acercado a hablar con ella, la misma que había cantado un poco antes de la llegada del unicornio y que tenía ahora un aspecto bastante desmejorado.

Todos, desde sus respectivas posiciones podían apreciar cómo la multitud que entraba en el centro se dividía en dos cada vez más cerca de la entrada, pronto pudieron apreciar que el motivo era Theonil, que con algún codazo por aquí y algún empellón por allá, pero sobre todo con su cara de furia y preocupación avanzaba contracorriente en dirección al exterior, hacia dónde esperaban Evea y Gaëlle, y donde llegaba Karlack. Auria y Nívea pudieron reconocer al hombre que había salido corriendo tras la joven sacerdotisa casi a la vez que ella empezaba la carrera, aunque a la chiquilla no se la podía ver por ningún sitio. Theonil venía jadeando y con el rostro enrojecido, como si hubiera hecho un gran esfuerzo, caminando tan rápido como le permitían sus piernas.

Aún jadeando, pero con la armadura puesta y la ballesta a la espalda avanzo con paso decidido hacia la tribuna. Me acerco la misma, y grito, colérico y fuera de mi: - ¡Hadush! ¡Hadush! ¡Habla conmigo, ahora! -Hago un enorme esfuerzo por no salirme de mis casillas y evitar así terminar en la cárcel el resto del festival.

Incluso mientras Theonil atravesaba el arco abriéndose paso de malas maneras y se acercaba desde lejos hacia la tribuna pudo apreciar que apenas quedaba nadie en ella, de hecho la mayor parte había sido ocupada como zona de juegos de los chavales lo bastante mayores como para que todavía no les hubieran obligado a acostarse.

Los que permanecieron hasta el final de la ceremonia recordaban haber visto cómo nada más desaparecer el unicornio (y Nasha) por el muro de espinos empezaron a retirarse todas las personalidades, escoltadas por los guardias reales, hacia el centro antes de que la multitud pudiera demorar su retirada, seguramente a seguir la fiesta de forma discreta en alguna de las grandes mansiones del interior de la ciudad.

En cualquier caso, Theonil ni siquiera necesitó alejarse de la fila de elfos que volvían al centro más de veinte metros antes de darse cuenta que Hadush no estaba entre los escasos personajes que seguían aprovechando las cómodas butacas de la tribuna de autoridades.

Gaëlle, aun confusa, aun perdida entre sus pensamientos, observó la llegada de Theonil. Estaba cansada, sucia y aun algo mareada. Recordaba ver a Nasha correr hacia el bosque, tras el unicornio, había tratado de seguirla , pero no había podido alcanzarla. Ahora al verlo, armado y encendido, estaba segura de que algo malo había sucedido.

-¿Que ha ocurrido? - preguntó acercándosele. 

 Evea se sentía extraña. Se sentía desorientada y esto la molestaba, especialmente por que siempre se había considerado una muchacha muy entera. Pero por lo visto eso solo pasaba cuando estaba en zonas despobladas. Sin lugar a dudas las urbes la incomodaban, y esta, repleta de elfos que tan extraños le resultaban más aún. Pero no había elegido este destino por placer, tenía algo por hacer. Y los dioses saben que no había parado un instante en seguir su rastro... pero al final lo había perdido. No sabía como proceder.

 Esta sensación, unida a todos los extraños sucesos acaecidos en la aparición del unicornio solo había servido para que la muchacha se sumiera aún más en caos. Por eso no dudó en seguir las directrices de Theonil cuando este la urgió reunir a los "capaces de hacer algo". Pero el verlo ahora en ese estado la hizo sentirse una idiota.

La muchacha de tez oscura, que hasta hacía unos instantes había sido incapaz de dar una respuesta con pies y cabeza a la juglar también se quedó sorprendida ante el aspecto y estado de Theonil.

 - ¿Qué es toda esa locura? ¿Qué diantres pasa?

Me acerco a Evea a buen ritmo y digo, lacónico: - perdí el rastro de Nasha en el bosque. Voy a solicitar un pelotón de rastreo. - Miro a la muchacha y añado - Intentaré conseguir refuerzos, por si algo raro va a ocurrir. Reunios conmigo en media hora aquí, al lado de la tribuna. Convenced a todos los que podáis del mal presagio; no podemos permitir que se repitan desgracias pasadas. -Dicho eso, rompo a correr hacia el barrio noble, preguntando por Hadush.

Gaëlle contemplo con cierta incredulidad la carrera de Theonil. Rápidamente se giró hacia Evea.

-¿Refuerzos? ¿Mal presagio? - la interrogó - ¿De que está hablando? 

Yo he hablado con aquellas dos.- dijo el grandullón cuando llegó a a la de aquellas dos y señalando a Nivea y Auria, pero creo que han malinterpretado mis palabras y mis intenciones, además, a mí me gustan con algo más de carne y no esas raquíticas elfas.

El gesto de Karlack parecía contrariado, nunca haría daño a una mujer y muco menos intentaría propasarse con ninguna. Es más, alguna que otra vez había apalizado a algún compañeros de trabajo por cosas similares, así que le atormentaba pensar que las dos elfas creyeran eso.

Si no les he dicho nada raro.- pensaba mientras intentaba recordar cada una de sus palabras

lo que yo quería hacer era encontrar a esta chica nasha, quiero entrar derecho por el cerco de espinos en el lugar donde ella se metió. No hacer la cola para ir a la ciudad porque no la alcanzamos más

 Evea estaba apunto de contestar a Gaëlle cuando apareció Karlack hablando de las elfas, tras mirar a las muchachas que pudo reconocer por haber tenido algún papel durante la llegada del unicornio, negó con un gesto y respondió a la juglar.

 - Problemas, de los grandes, con mayúscula. Durante el día hemos averiguado que un mal se acerca hacia aquí. Adoradores de un príncipe demonio.- Dice con los ojos bien abiertos dando émfasis a las palabras.- Tenemos indicios de que esos adoradores han sido llamados por otro adorador presente en las cercanías. Y que deberían llegar en breve. Y nada bueno puede salir de tan malditos herejes.

 Lanzando una mirada a alos alrededores continúa diciendo.

 - Las autoridades y fuerzas de Zoquejo están saturadas por el evento, y no pueden dedicar energías a buscar la aguja en el pajar que es ecotnrar a esos malnacidos. Necesitamos ayuda de cualqueira que pueda hacer algo al respecto. ¿Nos ayudas? Por favor.

 En el rostro de piel oscura se adivina urgencia y angustia a partes iguales, parece que el tema afecta especialmente a la muchacha.

En el grupo al que se había unido el guerrero que las había hablado y Theonil las dos chicas humanas se habían puesto a hablar, en voz baja, la muchacha de piel oscura parecía estar contando algo con mucha tensión y gesto de preocupación. El aguzado oído élfico de Auria pudo captar claramente las principales frases, probablemente las humanas no estaban acostumbradas a susurrar entre gente de sentidos tan agudos.

Evea parecía estar transmitiendo el resultado de ciertas investigaciones, como  respuesta a lo que habían oído decir a Gaëlle:

- "Problemas, de los grandes, con mayúscula. Durante el día hemos averiguado que un mal se acerca hacia aquí. Adoradores de un príncipe demonio."- tras una breve pausa añadió - "Tenemos indicios de que esos adoradores han sido llamados por otro adorador presente en las cercanías. Y que deberían llegar en breve. Y nada bueno puede salir de tan malditos herejes."

Tras dirigir una mirada a los alrededores, fijándose en que Auria la escuchaba, añadió más bajo algo sobre que la guardia estaba saturada y pidió a la bardo que les ayudase con cierta angustia, pero no pudo oír exactamente lo que decía.

Mientras Evea ponía al día a Gaëlle pudo notar, al examinar los alrededores durante su pausa, que la chiquilla elfa que había sobrereaccionado al acercamiento de Karlack parecía haberla escuchado, a pesar de que había procurado mantenerse discreta. ¡Parecía que algunos elfos tenían las orejas tan agudas como apuntaba su aspecto! Para el final de su alocución bajó más el tono, pero no podía estar segura de que la muchacha no hubiera sido capaz de captar sus palabras, al menos algunas de ellas.

 La joven luniliense miró de forma significativa a la muchacha que había escuchado sus palabras. Ladeó ligeramente la cabeza buscando un reconocimiento.

 Tras unos instantes se acercó a la pareja de muchachas elfas y les contestó.

 - Creo que has escuchado parte de mis palabras.- Dice sin reproche alguno.- Eso me ahorrará el tener que repetirlas, antes durnate la celebración de la llegada del unicornio me pareció que tenías gran aprecio a esta tierra. ¿Si este es el caso? ¿Te unirás en nuestra búsqueda?