Partida Rol por web

Karlack se giró justo a tiempo de ver como la criatura aparecía y corría hacia Evea.

El guerrero tardó en reaccionar y con un grito de rabia se giró contra el monstruo.

Cuando la bestia surgió de entre los arbustos, cargando contra Evea para, con toda seguridad, despeñarla, Gaëlle no tuvo tiempo de pensar. Solo tenía unas decimas de segundo por delante y fue su instinto el que tomó el control. Lanzó un violento espadazo contra la criatura, confiando en que la ralentizara o la hiciera trastabillar para que la batidora tuviese oportunidad de apartarse de su camino. 

Fue una acción tan rápida que no tuvo tiempo ni de sorprenderse por el aspecto tan "humano" del que el monstruo hacía gala. 

Por suerte o por pericia, el espadín de la bardo se dirigió directo contra el cuello - oculto entre las greñas - de la bestia, ella esperaba una finta que minimizase la herida, pero la bestia no paró, ni esquivó, ni se preocupó del peligroso estoque. Dejó que golpease.

Pero para sorpresa de todos, el ímpetu del monstruo no provocó su empalamiento. La fina hoja se tensó y dobló contra la piel del ser como si fuera de madera maciza, por un momento hubo dudas de si el estoque se partiría o no pero finalmente un trozo de carne que parecía cuero saltó de entre el cabello mientras el estoque ganaba la pugna y se soltaba causando una pequeña herida que no pareció tener demasiado efecto en el monstruo.

Auria había preparado su arco apenas había constancia de la presencia del abominable ser que sólo una hora antes le había desgarrado cruelmente la espalda. Aunque la magia curativa de Selen había sanado las heridas, la memoria del dolor que las uñas le habían causado estaba aún fresco en su memoria.

Sin embargo la velocidad con la que esa cosa embistió a Evea la dejó incapaz de reaccionar a tiempo.

La criatura alcanzó a Evea con un violento empujón que la arrastró inevitablemente, la joven trató de dejarse caer y evitar salir despedida hacia atrás; pero sólo logró perder pie y que la embestida la enviase volando hacia el precipicio, pataleando y moviendo las manos, la joven de piel oscura rebasó el borde del camino y se precipitó al vacío volando en dirección a los cadáveres esqueléticos que habían visto al pie del barranco.

El ser ni siquiera detuvo su marcha, cayó a plomo sin tratar de reducir la marcha e impactó sonoramente contra la tierra de debajo machacando uno de los esqueletos al caer encima. Pero no pareció afectado en lo más mínimo, en el mismo movimiento de caída siguió corriendo un poco más, lo justo para salir de la luz de las piedras de los aventureros, aunque no lo suficiente para ponerse a cubierto de sus flechas.

La sorpresa de la batidora fue mayúscula cuando la bestia cargó contra ella. Como si de alguna manera reconociese su relación con aquella que fue sacrificada para invocarla fue hecha objetivo entre los miembros del grupo.

Sorprendida, no pudo reaccionar a tiempo y aunque intentó esquivar la embestida su velocidad no fue suficiente. El impacto la lanzó de espaldas hacia atrás, al vacío, y el pánico se adueñó de ella unos instantes. No fue capaz de enderezar el incontrolado descenso de tal forma que acabó golpeando pesadamente el suelo entre los cadáveres de las desventuradas víctimas.

La caída la privó de todo aliento y no puedo contener un quejido con el poco aire que era capaz de respirar. Al menos sus compañeros sabrían que seguía viva, aunque se encontraba en el mismo nivel que la bestia siendo el único objetivo disponible.

Mientras Evea boqueaba tendida en el suelo entre esqueletos tratando de recuperar el aliento y levantarse antes de que el horrible ser volviera a por ella, una idea fue haciéndose fuerte en su consciencia. El monstruo había embestido contra ella de frente y, aunque avanzaba encorvado y retorcido por algún motivo, lo cierto es que la había golpeado en pleno plexo solar. La evidencia era que incluso si se estirase no podía medir más de metro cincuenta. Era una criatura menuda y esbelta, aunque fuerte como un demonio; esto último muy apropiado, si se tomaba como cierta la historia que Gaëlle había leído en el libro de infernalismo. Parecía un dato importante, por algún motivo...

Karlack soltó una maldición cuando la criatura pasó cerca de él y no le dio tiempo a reaccionar. Ahogó un quejido cuando se dio la vuelta para ver como se abalanzaba sobre Evea y se precipitaban al vacío. 

Un cúmulo de sentimientos se agolparon en el guerrero, culpa, angustia, sufrimiento. Sacudió la cabeza como para rechazarlos y poder centrarse en su próximo movimiento. En un primer lugar fue a echar mano de su arco, pero al ir a cogerlo notó algo que le hizo cambiar de opinión. 

El guerrero agarró la cuerda que colgaba de su mochila y arrojó uno de los cabos al vacío para que Evea pudiera trepar.

Rápido Evea, agarra la cuerda que te subimos.

Karlack se enrolló su parte del cabo alrededor de su guantelete para tener un mejor agarre. Después miró al resto de sus compañeros..... los que podáis disparar y entretener a esa criatura, hacedlo, los demás ayudadme a subir a Evea

Auria, visiblemente nerviosa tras el nuevo ataque, probablemente recordando la sensación de las tremendas garras de la criatura en su espalda soltó una flecha que ya había preparado a la figura que percibía envuelta en penumbras. La saeta voló certera, pero con una velocidad endiablada el monstruo eludió el cuerpo y la flecha rebotó inofensiva por la tierra más allá de ella, perdiéndose en la espesura que volvía a surgir a menos de una decena de metros por detrás de ella. Inmediatamente se agachó para ayudar a Karlack a tirar de la cuerda una vez que Evea estuviera agarrada. Aunque Gaëlle era más alta era muy esbelta y delicada, la pequeña elfa, con su dura vida montaraz había desarrollado más su fuerza física.

Cuando Karlack lanzó la cuerda ella no se lo pensó dos veces. Envainó la espada, la cambió por el arco y apuntó a la criatura que ahora se refugiaba entre tinieblas. Que aquella criatura que les hostigaba y que ponía en peligro la vida de Evea hubiese sido una persona en otro tiempo no la hizo dudar, la vida de su compañera, y la de todos ellos, estaba en aquel momento en riesgo. Tensó el arco, apretó los dientes y dejó que la flecha volara hacia su obkjetivo. 

A pesar de la oscuridad que dificultaba delimitar claramente al ser, Gaëlle tensó certera el arco, la flecha voló directa contra la cabeza de la criatura e impactó en su frente. La puntería de la bardo estaba resultando soberbia, pero como otras veces antes, un sonido como si hubiera golpeado contra un árbol, aguó la ilusión de la tiradora, la flecha se hizo astillas contra su cabeza, probablemente magullando ligeramente la correosa piel del ser, que aún así lanzó un gruñido de furia - obviamente no de dolor - inmensa. Una expresión de rabia para nada acorde al poco daño que los aventureros le habían causado.

Aún aturdida por la caída la batidora sacudió la cabeza, mirando alrededor en busca de una salida que la permitiera poner distancia entre ella y la bestia, a la que ubicaba por sus aullidos de rabia. Como caída del cielo la cuerda del guerrero llamó su atención y echó mano de ella para retornar a la parte alta del talud.

Sin embargo los nervios, el aturdimiento y la propia tierra por la que tenía que subir hicieron imposible que avanzara apenas unos palmos, resbalando a cada paso. El nerviosismo aumentaba pues era consciente de que corría peligro estando de espaldas al enemigo y con las manos ocupadas con la cuerda.

Y hasta aquí has llegado-pensó. Al menos intentaría no caer entre alaridos y con algo de dignidad...-Te he fallado Tianna, perdóname allá donde estés-murmuró aceptando lo que viniera

Evea no conseguía trepar por la cuerda, a pesar de que estaba a menos de cinco metros de su salvación. Pudo escuchar tras ella cómo el monstruo echaba a correr ágilmente en su dirección. Antes incluso de girar la cabeza había llegado hasta ella, se balanceó en la cuerda para intentar evitar el zarpazo, pero fue en vano. La garra golpeó contra ella, por suerte su armadura aguantó, varios remaches metálicos saltaron por los aires, ganándose cada moneda de plata que aquellos refuerzos aumentaban el precio del cuero repujado convencional.

La bestia giró en el mismo movimiento con un alarido de rabia, que no logró apagar en los oídos de Evea un grito desgarrador que sonaba por debajo y que los recuerdos de la muchacha ponían sin ninguna en la garganta de Lady Tianna, pero que puso los pelos de punta a todos los que lo oyeron. Se retiró piafando y gruñendo incapaz, aparentemente, de emitir sonidos articulados, pero en una cadencia que, de algún modo, recordaba a una sarta de juramentos, maldiciones e insultos.

Nuevamente se movió rápido como el rayo, de modo que ninguno de los compañeros pudo distinguir detalles adicionales en el ser. Parecía estar dirigiéndose hacia la espesura de nuevo entre alaridos de rabia por perder su presa, aún Gaëlle tenía al monstruo a su alcance, aunque sumida en las tinieblas cuando tensó su arco. Karlack y Auria por su parte, pudieron izar a Evea a pulso, gracias a la cuerda, mientras el ser se retiraba, pero para cuando tuvieron a su amiga de nuevo a salvo el enemigo había desaparecido incluso de la aguda vista de la elfa.

Una vez arriba Evea pudo recordar algún detalle de su reciente experiencia en el fondo del barranco, una vez que pudo calmar su corazón después de estar a punto de morir a garras del monstruo. Los cadáveres que la habían rodeado tenían todos graves daños en la caja torácica como... como si les hubieran abierto el pecho con un cuchillo enorme. También tenían algunas fracturas, tal vez producto de la caída, aunque todos los esqueletos tenían daños muy considerables en las muñecas. Tampoco había tenido tiempo de más, ocupada como estaba en correr para salvar la vida.

La joven quedó tendida en el suelo, cerca del borde del barranco, sabiendo que había sido salvada por la ayuda de sus compañeros, pero incapaz de articular palabra por unos instantes. Intentó levantarse y recuperar el resuello mas apenas puedo incorporarse hasta sentarse, jadeando.

-Mil gracias...-consiguió exclamar mientras cogía aire mirando a los demás-Pensé que no salía de esa...-y que había fallado a su mentora, y que todo lo que había hecho no habría tenido ningún sentido y otras cuantas cosas que no venían al caso-La bestia... las mujeres...-aún no podía hilar sus ideas de forma coherente, pero no cejaba en su empeño. Era importante.

Cuando consiguió recuperar el aliento y ya con la bestia nuevamente lejos, estaba claro que la afectaba sobremanera su cercanía, retomó la palabra.

-Al caerme estuve más cerca de los cuerpos-algo obvio-y aunque no pude pararme a mirar sí que llamaba la atención que todos tenían heridas severas en el pecho, como de un cuchillo pesado y las muñecas dañadas, ¿tal vez por ataduras de cadenas?-aventuró-Ninguna parece que se prestase voluntaria para eso, ni que fuera rápido...-añadió con un escalofrío

Y ahora venía la parte difícil. Tomó aire profundamente antes de hablar, deseando que no la fallaran las fuerzas-Al estar otra vez cerca de la bestia he vuelto a oír los alaridos de mi mentora. Casi sin dudar afirmaría que ella fue el sacrificio para invocarla-tenía que ser fuerte y luchar para liberarla de aquel destino bastante peor que la muerte-Y ciertos comportamientos parecen demasiado...humanos-a falta de una expresión mejor-Frustración por no haber podido rematarme ahí abajo, por los golpes aunque apenas dañaban su piel... ¿qué podemos hacer?-preguntó.

Su conocimiento en estos temas era prácticamente nulo y no podía pensar con claridad estando el alma de Tianna en juego, por lo que suponía.

Gaëlle tenía una última flecha preparada para disparar, ya con el arco tensado y el punto de mira fijo en la criatura, pero tras unos segundos de duda desistió de hacerlo. La oscuridad, que con seguridad la haría fallar, la inaudita resistencia de la criatura, que con seguridad haría que acertar fuese inutil... ambas cosas se le pasaron por la cabeza, pero ninguna de ellas fue la que la hizo bajar el arco. Lo que dijo Evea sobre su mentora fue lo que la hizo detenerse. Quizá fuese un error, quizá simplemente debiese tirar a matar, pero algo le decía que podría haber otra salida. 

-¿Crees que de verdad aun queda algo de ella ahí dentro? - le preguntó.

Sin esperar respuesta levantó la vista, de nuevo hacia el camino que originalmente tenían planeado recorrer. 

-Debemos encontrar al nigromante. Es la única manera. Ninguno poseemos el conocimiento arcano para deshacer esto. 

Tras todo lo sucedido Auria se quedó pensando en lo que podría haber sido en caso de que el Unicornio la hubiese elegido a ella. Por primera vez en toda su vida se alegró de la desgracia que había caído sobre ella cuando apenas era una chiquilla y aquel que había mancillado su honor, ahora le había dado el regalo de la vida.

Si no hubiese sido por culpa de ese desgraciado, era muy probable que el cadaver que habría ahora allá abajo fuera el suyo. Auria estaba en estado de shock y no podia evitar ese pensamiento de su cabeza. Trató de pensar en mil cosas diferentes, pero los recuerdos de aquel nefasto día se le aparecían una y otra vez en su cabeza. ¡No podía estar agradecido por ello! ¡No podía! Pero aquello, ahora mismo... ¡Le había salvado la vida!

Auria logró salir de sus pensamientos cuando escuchó unas palabras de Evea.

¡Un momento! Dijo Auria alzando la voz más de lo que era costumbre en ella. ¿Me estás diciendo que crees conocer a esa oscura criatura? ¿Crees que ha sido víctima de algún hechizo y que antes era tu mentora o algo por el estilo? Auria se había quedado aún más sorprendida de lo que estaba ya.

Evea asintió con cansancio, respondiendo a la bardo y la joven druida.

-No es que conozca a la criatura, sino que sospecho que para invocar a ese ser se empleó a mi mentora-y los gritos, siempre los gritos, ¿cómo explicarlo sin que pensasen que había perdido la cabeza?-No sé cuánto queda de ella en ese ser infernal, pero sé que sigue sufriendo... siempre que se aproxima la puedo oír-miró implorante a Theonil, pues él también había comentado que notaba una sensación parecida y tal vez él terminase de convencerlas-No puedo dejarla así, ya la he fallado lo suficiente llegando demasiado tarde para salvarla de ese destino.-

Miró por el mismo sendero que señalaba Gaëlle, asintiendo para sí. Ahora mismo para la batidora el culpable de todos sus males era el nigromante que había reducido a alguien tan vivaz como Tianna a un mero sacrificio para sus malévolos propósitos.

-Aún tenemos que encontrarlo. Pero deberíamos movernos, el tiempo sigue en nuestra contra-

Evea echó la vista atrás alzando la mirada ligeramente para dirigirse a Theonil, sólo para darse cuenta de que el aasimar se había quedado en el claro, demasiado herido para seguir. Se sorprendió de que el gesto de mirar arriba le saliera tan natural, sólo para darse cuenta un segundo después de que era herencia de su tiempo con Lady Tianna, físicamente, Theonil era – salvo por el aspecto descuidado – una versión masculina de su mentora y Evea que siempre había sido una mujer menuda se había acostumbrado a dirigir sus ojos hacia arriba para encontrar la mirada de la paladina, cuya sangre de eladrín había aumentado su estatura como elfa hasta cerca del metro ochenta.