Partida Rol por web

Al entrar puede encontrarse al hombre del pelo canoso con un documento policial en una mano, parece que lo observa, mientras que en la otra mano tiene un donut bastante pasado de fecha, el otro hombre caminaba hacia la zona de celdas.

Cuando Malcoln se acerco pudo ver como la chica entraba por la ventana con la pistola en la mano en la comisaria, desde donde estaba pudo darse cuenta que no solo estaba la chica, había al menos dos personas más que por las voces debían ser hombres, aunque para su desgracia no era capaz de ver nada mas en el interior del edificio.

Doug leyó la última línea y dejo caer el expediente sobre la mesa.

- ¡Joder! - dijo sorprendido cuando al levantar la vista de la mesa vio a una mujer apuntándole a través de una ventana.

Mantuvo las manos quietas y a la vista. No le gustaba tener un arma apuntándole, pero mantuvo la sangre fría. No era su primer rodeo. Calculo que tenía buenas posibilidades de cubrirse tras la mesa si la tipa decidía disparar primero a James.

Lo primero es seguir vivo. Ya habrá tiempo de desenfundar.

Recordando su entrenamiento decidió hablar con la mujer. Dar tiempo a su "socio" para que, con un poco de suerte igualara la partida.

- Mira guapa, ¿por qué no bajas el arma y hablamos? No me gustaría disparar contra un monumento como tú. Y que me pegues un tiro me gusta aun menos. Soy el Sargento Sullivan, de la policía de Boston. Si quieres puedo enseñarte la placa.

Demasiada gente, demasiados desconocidos. Y sin saber quién era cada uno - no había aprendido aún a distinguirlos de los monstruos desde lejos - no iba a arriesgar su pellejo. Lo había hecho bien desde que se había quedado solo en el mundo, y una de las claves de su supervivencia era ser extremadamente cauteloso. Se mantuvo oculto a distancia, con el cuchillo enfundado para no tener un accidente desafortunado mientras se desplazaba, y observó la escena. Probablemente fueran saqueadores, y él no pintaba nada discutiendo con otras personas por unas pocas migajas.

Los apunto a los dos alternativamente y me quedo en silencio para combar sus reacciones. Uno de ellos se identifica como sargento, bueno, la fuerza de la ley nunca viene mal, parece que no se pone histérico al ver mi arma, y eso siempre juega puntos a su favor.

Mi gesto es serio y anodino, casi de aburrimiento, no es que esté a la defensiva, es que no he sobrevivido un mes este lodazal confiando en la buena fe de los demás.

-A mí no me gustaría que fueras uno de esos engendros. Quietecitos todos, no nos pongamos nerviosos porque llevo un día de mierda y no tengo ganas de disparar ningún humano por accidente. Quedamos ya muy pocos. Será un instante, yo bajaré el arma cuando os hagáis un pequeño corte, en la mano me vale.

No quiero disparara  nadie, no se me ve nerviosa y asustada, el tono de mi voz es tranquilo, hago esto por precaución, quiero asegurarme de que son humanos.

Al final resultó que el esfuerzo de aguantar arcadas y tocar cadáveres no había servido para nada. Móviles, muy útiles actualmente, unas llaves la cuales desconocía que puertas abrían, un par de libretas y un abrebotellas. Sophie cogió el abrebotellas más que nada para no llevarse las manos vacías.

-Si no lo miramos nosotros alguien lo hará. No pienso perder la oportunidad de conseguir algo. Dijo mientras se limpiaba las manos con los pantalones y respiraba profundamente el aire menos viciado de olor a muerto. Dio un chasquido con la boca de decepción. No había conseguido todo lo que esperaba del lugar. Pero bueno, menos daba una piedra.

Miró a Deivid.

-Perfecto. Si tantas ganas tienes de irte vayamonos ya. Al fin y al cabo ahora somos socios ¿no? Le dedicó una sonrisa cansada.

Quizás lo conocia de hacía 10 minutos pero parecía un tipo agradable y aún no le había disparado por la espalda en todas las oportunidades que había tenido. Sentía bien tener alguien al lado después de tanto tiempo. Sin embargo sabía que aquello acabaría pronto y cada uno seguiría su camino.

La pareja parecía que seguía mirando lo que había, Brian no estaba seguro, pero parecía que el hombre le había visto

Habían llegado a lo que normalmente se conocía en francés como impasse, un callejón sin salida. La gente del interior de la cafetería se estaba escondiendo de algo, y el tipo que acababa de llegar, ya fuera amigo o enemigo, vigilaba la puerta trasera. Para él todo aquello no significaba nada, pero le daba en la nariz que si se marchaba sin más se perdería algo, algo importante para su supervivencia.

Decidió probar algo, a ver si ese tipo le había visto realmente, y así podría saber sus intenciones. Alzó las manos, como mostrando que estaba desarmado, pero mantuvo el cuchillo escondido en su espalda. Si se aproximaba con malas intenciones... bueno, no había llegado hasta ese momento para ser asaltado por un cualquiera.

Malcom esperó que las voces se internaran un poco más en la comisaría, para entrar por la ventana, echando antes un vistazo desde una posición protegida.

Aquí se está cociendo algo, esperemos que sea bueno

Cuando se cercioró de que nadie lo estaba viendo, entró a la comisaría, usando el subterfugio como norma principal...

...Y la escopeta presta, por lo que pudiera pasar...

- Tranquila chica, todos estamos cansados y no queremos que el día termine jodidamente mal. Me llamo James, y entiendo tu situación, pero la cuestión es que ni Doug ni yo podemos demostrarte que somos humanos, ¿qué piensas hacer? Porque pronto llegará la noche y estoy hasta los huevos de dormir en el puto suelo.

Frunzo el ceño cuando veo que no me hacen ni puto caso. He pedido un cortecito de nada, en la mano, con un folio mismo, me da igual, sólo quiero que me enseñen el corte, y si son humanos, bajaré el arma y todo está bien, si no son humanos me pongo a disparar como si en ello me fuera la vida. Ah, sí, me va en ello la vida.

-Claro que se puede. He pedido un corte, uno pequeño, con ese folio de ahí, en el dedo, me lo enseñáis y todos tan amigos - no bajo el arma, sigo apuntando tranquilamente, espero que sean humanos. 

Doug meneo la cabeza hacia ambos lados. Cogió uno de los bolígrafos de la mesa, y lo apretó contra la palma de su mano hasta que una pequeña burbuja de sangre se formo en ella. Dejo que rodase por su palma mientras levantaba la mano delante de su cara en dirección a la desconocida.

- ¿Contenta? - dijo y luego le tiro el bolígrafo a James esperando que hiciese lo mismo - ¿Qué te parece si ahora nos cuentas como cojones es la sangre de esos putos bichos? y ya que te pones cuéntanos también como coño lo averiguaste.

Sonrío levemente de medio lado al ver la herida. Tranquilamente, en ningún momento se me ve nerviosa, muestro una actitud aburrida, pero de alguna manera, contenta. Son humanos, y aunque entre nosotros ya teníamos suficiente, y no somos un animal muy confiable, desde luego ya hemos perdido muchos de los nuestros.

En cuanto el hombre que dice llamarse James, haga lo mismo y me deje ver la herida, bajo el arma, entro y me siento en alguna silla, suspirando. Estoy cansada, llevo muchas horas caminando.

- Gracias - asiento cuando veo queme hace caso - qué pasa, sargento... ¿no se ha cargado a ninguno, nunca? Porque yo llevo un puto mes con la mierda hasta el cuello – murmuro. - Yo me llamo Dev. Esto está desierto, esperaba encontrar más de los nuestros aquí.

- No - respondió sin complejos - De momento ninguno.

Doug se consideraba bastante bueno juzgando a la gente. La mayor parte de los policías adolecen de ese exceso de confianza. Observo a la mujer, mas allá de sus curvas, tratando de imaginar de donde habría salido. Por su temperamento podría haber estado en el ejercito, aunque su aspecto contradecía esta suposición. Puede que solo fuese una superviviente que había tenido que endurecerse en el último mes. O simplemente fingía. Tanto daba en realidad.

- Nosotros tampoco hemos visto a nadie, aunque realmente acabamos de llegar al pueblo. - dijo al fin - ¿De dónde vienes Dev? 

Oculto entra en la comisria la escena que ve es la de una escena de tension:

- Tranquila chica, todos estamos cansados y no queremos que el día termine jodidamente mal. Me llamo James, y entiendo tu situación, pero la cuestión es que ni Doug ni yo podemos demostrarte que somos humanos, ¿qué piensas hacer? Porque pronto llegará la noche y estoy hasta los huevos de dormir en el puto suelo.

-Claro que se puede. He pedido un corte, uno pequeño, con ese folio de ahí, en el dedo, me lo enseñáis y todos tan amigos 

El otro tipo coge un boligrafo y se lo clava en la mano lo justo para hacer que le salga un poco de sangre

- ¿Contenta? - dijo y luego le tiro el bolígrafo a James esperando que hiciese lo mismo - ¿Qué te parece si ahora nos cuentas como cojones es la sangre de esos putos bichos? y ya que te pones cuéntanos también como coño lo averiguaste.

La chia parece que se destensa y deja de apuntarles con su arma, toma asiento y habla de nuevo

- Gracias - asiento cuando veo queme hace caso - qué pasa, sargento... ¿no se ha cargado a ninguno, nunca? Porque yo llevo un puto mes con la mierda hasta el cuello – murmuro. - Yo me llamo Dev. Esto está desierto, esperaba encontrar más de los nuestros aquí.

- No - respondió sin complejos - De momento ninguno.

- Nosotros tampoco hemos visto a nadie, aunque realmente acabamos de llegar al pueblo. - dijo al fin - ¿De dónde vienes Dev? 

Habían llegado a lo que normalmente se conocía en francés como impasse, un callejón sin salida. La gente del interior de la cafetería se estaba escondiendo de algo, y el tipo que acababa de llegar, ya fuera amigo o enemigo, vigilaba la puerta trasera. Para él todo aquello no significaba nada, pero le daba en la nariz que si se marchaba sin más se perdería algo, algo importante para su supervivencia.

Decidió probar algo, a ver qué intenciones tenían la pareja del interior y para confirmar si el hombre le había visto realmente. Alzó las manos, como mostrando que estaba desarmado, pero mantuvo el cuchillo escondido en su espalda. No informaría del recién llegado, porque no sabía quién era quién.

Asi que finalmente aquello era una reunión de desesperados. Bueno, la cosa podría ser peor.

Salió de su escondite, con la escopeta en ristre, por si acaso, solo por si acaso.

-Tranquilos todos- dijo con su áspera voz

-No hace falta cortarse un dedo para saber si eres un bastardo Zaruk o no-

-Todos tienen pinta de hijos de puta alienígenas salidos de una pandilla callejera, y con lo vanidosos y prepotentes que son, no creo que quieran vestirse como mugrientos supervivientes- Las palabras de Malcom no iban para la chica, si no para todos en general.

El dedo lo mantuvo en el gatillo, no fuera que a alguien le diese por hacerse el héroe.

-Alejad todos las manos de las armas, y hablemos con claridad de una jodida vez- Comentó esta vez con aire autoritario y con cara de muy pocos amigos, por no decir ninguno.

-Todos estamos jodidos, cansados, apaleados y muertos de hambre, sugiero encontrar víveres y algún sitio donde pasar la puta noche esta invernal, mañana podemos irnos cada uno por donde hemos venido-

Hizo una pausa para que todos asimilaran sus palabras

-Así nos vencieron los cabrones alienígenas, por comportarnos como idiotas- Siguió apuntandoles con su escopeta.

Se sorprendió a sí mismo al pronunciar todas aquellas frases, sin duda alguna su psicóloga estaría orgullosa de él...

...Por otra parte, por introvertido que fuese, llevaba demasiado tiempo solo, y estaba demasiado cansado para gilipoyeces.