Partida Rol por web

El fin de la realidad [+18]

Capitulo 2: La isla

Cargando editor
22/11/2020, 19:29
Vadik

Tras recoger  vuestras pertenencias comenzais a andar colina abajo rumbo al pueblo, al principio Vadik no responde al comentario de Lissandra y por un instante  la muchacha piensa que el muchacho está molesto con ella, solo cuando estan  a medio camino ya es cuando  abre la boca.

---No tienes que disculparte- dice mirando a Lissandra, de nuevo lleva en la boca aquella pipa que despide un olor dulzón aunque no recuerdas haberle visto sacarla- os dije que corrieras y eso hicisteis llevaros al pequeño Al solo os hubiera retrasado y hubierais sido objetivo de la bestia.

Es el único comentario que suelta aunque puedes ver que te dirige una mirada ciertamente compasiva entre toda esa chuleria antes de darte una palmada en la espalda que hace que casi caigas de brauces al suelo.

Finalmente llegais a la calle central del pueblo que no es sino un camino ancho embarrado  y aplanado por seguramente el constante paso de las personas, entre las distintas casas podeis escuchar voces  animadas de varias personas, así que siguiendolas  entrais en la única zona que parece pavimentada y que al parecer es la plaza central del pueblo.

En ella veis un gran número de gente reunida que va colocando comida en diversas mesas distribuidas a la largo de la plaza, tambien podeis ver banderas  que cuelgan entre los edificios  y os llega el olor a pan recién hecho, al principio no llamais la atención de la gente, pero poco a poco van reparando en vosotros y comienzan a acercarse formando un círculo cuyo centro sois vosotros, al cabo de un rato el silencio se adueña de la plaza pudiendo sentir como la tensión se puede cortar con un cuchillo.

Entre la gente veis salir un hombre de mediana bastante fornido que se encara hacia vosotros.

---¿Como habeis llegado hasta aqui?¿ Quienes sois? y lo más importante ¿ A que habeis venido aqui?- pregunta con cierto tono de esceptico.

Cargando editor
24/11/2020, 16:04
Emelie Dahl

El pueblo no se antojaba especial ni muy distinto a tantos otros por sus edificios o sus calles. Pero el ruido de gente reunida y, sobre todo, la visión de comida y el olor a pan recién horneado hizo recordar, involuntariamente, a Emelie que podía haber pasado ya algún tiempo desde la última vez que probó bocado.

Desafortunadamente, la satisfacción del apetito iba a ser un tema secundario. Los lugareños no tardaron en reparar en ellos conforme se adentraban en lo que parecía la plaza central del lugar (y el único sitio, hasta el momento, que parecía merecer ser pavimentado). El círculo de curiosos que se formó alrededor no era exactamente el tipo de atención al que estaba acostumbrada en los salones de la alta sociedad. El silencio resultaba opresivo e incómodo, por lo que sintió cierto alivio cuando, finalmente, alguien les interrogó. La asesina observó al que parecía iba a ser su interlocutor, un hombre de mediana edad, aunque la edad aun no parecía haber hecho mucha mella en él.

- Saludos, buen hombre. - No esperaba que funcionase como en un ambiente más refinado, pero no dudó en dibujar la mejor de sus sonrisas para acontimientos sociales y empleó un tono cortés. - No hemos venido a causar problemas. Somos naúfragos; el navío en que viajabamos se hundió durante un motín sangriento y las corrientes parece que nos han arrastrado hasta vuestras costas. Soy lady... - Se interrumpió voluntariamente en ademán de corregirse. - soy Angelica y éstos son otros pasajeros supervivientes del accidente. Sus nombres son Kelgar, Lissandra, Ragnhild, Evanora y Vadik y ¿Al? - Preguntó de forma que aparentase que siempre parecía tener problemas para recordar aquel nombre. - Si no es indiscreción, ¿puedo preguntar por vuestro nombre y el de esta villa a la que hemos llegado? - Prefería no tensar la situación innecesariamente. Confiaba en crear un ambiente de confianza mínima antes de intentar pedir ayuda y esperaba que ninguno de sus acompañantes pasara directa, y groseramente, a solicitar algún tipo de asistencia.

Cargando editor
25/11/2020, 08:14
Kelgar Stalsson

Una vez llegaron al pueblo, pudieron comprobar cómo era un sitio pequeño, no demasiado desarrollado, lo que sería la típica población rural.
Kelgar notó el olor a comida y sobretodo el del pan recién horneado, despertaron un repentino apetito en el norteño.

Llegaron finalmente a la plaza del pueblo o algo así, único lugar pavimentado y en el que los lugareños parecían celebrar un festival, seguramente en honor a alguno de los santos de la iglesia.
La actitud de los lugareños al rodearles le pareció algo hostil, pero por ahora se contuvo y dejó que Angie hiciera los parlamentos, pues era a la que mejor se le daba.
Cuando pronunció su nombre, asintió mirando al hombre que los había interrogado.
Tenemos algo de oro y tan sólo queremos alimento y cobijo. No causaremos problemas. aseguró Kelgar, intentando hacer ver que todo serían beneficios.

Cargando editor
25/11/2020, 15:41
Ragnhild

Aunque no me cae bien el tono del viejo ese, no tiene que ser nada malo, debe sentirse preocupado por nuestra súbita aparición, espero que cuando se entere de lo que nos pasa le cambie la cara.

—Tengo hambre —espeto mirando al suelo y frotándome la barriga. No necesitamos tanta hospitalidad, al menos en mi caso, que de milagro aún tengo mis platas y me alcanzarán para varios días. El problema será reunir luego suficiente dinero para un viaje en barco, porque no creo que pueda irme de aquí nadando si esto llega a ser una isla fuera del continente, cuando estábamos en la orilla no alcancé a ver ninguna costa en el horizonte.

Como sea, si tendré que quedarme un rato largo, veré si puedo serle de ayuda a esta gente a cambio de llenarme el estómago. Ya me estoy haciendo ilusiones de una posada calentita.
—Raghnild —digo señalándome, Angélica ya nos presentó, pero prefiero hacerlo yo misma igualmente— no hablo latín.
—Trabajo por dinero o comida. —Agrego, mostrando la espada que llevo a mi espalda.

Cargando editor
26/11/2020, 12:43
Lissandra

Por unos momentos pensé que Vadik estaba enfadado realmente por la actitud que habíamos tenido, pero no tardo en sacarme de mi error. Aun con la mirada que me lanzo, la palmada finalizando la conversación me decía que seguía resentido en parte. 

Mientras avanzamos hacia el pueblo agradezco haber abandonado los zapatos de aguja en la playa, en aquel camino de barro únicamente habrían conseguido que cayera repetidamente y acabara con toda la ropa sucia. 
El centro del pueblo parecía tener ambiente, debía de estar dándose alguna celebración Pues incluso habían puesto mesas en la plaza y el bullicio, pese a ser un pueblo pequeño estaba allí. Aquella escena movió recuerdos de mi infancia y las celebraciones que se daban en el lugar en el que había nacido.

No había duda, por mucho que lo pensara, la vida de noble no era la mía. Si había tenido alguna duda cuando había empezado el viaje, ahora no quedaban muchas dudas. Quizá cuando descubriera donde estaba podría poner rumbo al pueblecito de Alberia donde había crecido, desde que lo había abandonado no había podido volver a ir.
Aún estaba sonriendo para mí misma mirando el espectáculo de toda la gente reunida cuando mi mueca fue apagándose según la gente se fijaba en nosotros y empezaba a acercarse. Mi mano se elevó al pecho a modo de saludo dándome por aludida cuando Angelica presento al grupo y dio mi nombre. Realmente el olor a plan que inundaba el pueblo había levantado mi apetito. 

Todas las preguntas realizadas por el anciano habían sido ya contestadas por Angelica así que preferí guardar silencio. Probablemente la información que obtuviéramos y la recepción por parte del pueblo dependía de la reacción de aquel hombre en ese momento.

Cargando editor
27/11/2020, 09:41
_Evanora_

Aunque Evanora se sintió frustrada al ver que alguien mencionaba nombres que no le pertenecían, dejó esa ofensa de lado al ver como se había tornado la situación. Pese a que según ella misma no podía haber nada peor que haber naufragado en la playa junto a un grupo de desconocidos, la tensión palpable en su llegada al pueblo confirmaba que había saltado de la sartén a las brasas y Disgustada, dejó que su improvisada compañera de viaje resolviera aquella situación antes de que ella dijera algo que ofendiera a algún pueblerino.

Por otro lado, había querido abandonar a aquellos desconocidos y ahora probablemente los nativos la pondrían en el mismo saco, así que siguió el juego de la que los estaba representando y asintió en todo momento, intentando parecer a los ojos del pueblerino que eran un grupo homogéneo y cohesionado y pudiera traerle problemas confrontar a tantos individuos a la vez. 

Cargando editor
29/11/2020, 16:50
Director

El hombre se queda  callado durante unos instantes claramente sorprendido y luego sonrie.

---Madre mia, debeis de haberlo pasado muy mal, por favor, no se queden ahí y tomen asiento - dice mientras os guia a una mesa donde hay varios platos de comida y bebida- Adelante, sientense y coman lo que quieran mientras hablamos, en cuanto a quien soy, soy Raymon, alcalde del único pueblo de la isla de Corvinus, la aldea en si no tiene nombre en si, pero podeis llamarla Corvinus- dice sonriendo mientras os ve comer- Disculpen que os pregunte pero me gustaria escuchar vuestra historia completa acerca de las circustancias que os han llevado hasta aqui, no suelen llegar gente a la isla....bueno,  todavia....

Cargando editor
29/11/2020, 23:22
Ragnhild

Vaya, le cambió rápido la cara. Como sea, dejaré que entre ellos se entiendan, confío en que Angélica o si no alguien más le explicará lo que nos pasó.

Mientras tanto me siento en la mesa, cojo un plato vacío y empiezo a servirme un poco de cada cosa que encuentro. No todos los días se consigue comida gratis y hoy ya van dos veces, además sobreviví a... lo que sea que haya sido todo esto otro. Me pregunto si cuando se me acabe esta racha de suerte se me vendrá una desgracia insostenible.
No, esperemos que no, y si viene ya veré luego como me encargo.
—¿Dónde estamos entonces? —hago una pausa para preguntarle a Kelgar, aún con la boca llena— ¿nos tendremos que quedar mucho tiempo?

Una cosa que haré en este pueblo será comenzar a aprender latín. No puede ser muy difícil, si todo el mundo lo habla.

Cargando editor
30/11/2020, 15:58
_Evanora_

Evanora sospechaba de la generosidad de aquel hombre pero, sin poder negar a su estómago, aceptó gratamente la comida y sirvió a su compañero por debajo de la mesa.

- Un accidente, un naufragio y la orilla nos arrastró hasta aquí, supongo. - Contó su propia historia mientras esperaba conocer un poco que les había ocurrido a los demás. - Podría contar una historia épica inventada ya que la realidad es bastante deprimente, pero es la verdad. 

La conjuradora aún no confiaba en aquel alcalde pero, confiaba apaciguar un poco su entusiasmo con su soso argumento y que le permitiera comer tranquilamente, mientras también confiaba en conocer la respuesta que su acompañante solicitaba. 

Cargando editor
01/12/2020, 16:18
Emelie Dahl

El nombre de Corvinus no le decía nada, salvo que debió de prestar más atención durante las lecciones de geografía. Así que "Angelica" dejó de darle vueltas y se conformó con asumir que no podían haberse alejado demasiado de las costas meridionales de Gabriel. Acompañó al hombre, quien resultó ser el alcalde del único pueblo de una isla, si sus palabras eran creibles, hasta la mesa que les ofrecía.

- Muchas gracias, buen Raymon. Supongo que Excelencia no será muy empleado entre sus conciudadanos para referirse a vos, aunque no dudéis en rectificarme si me equivoco. - Se quitó la capucha antes de sentarse. Y aun entonces, lanzó un vistazo alrededor. - Hubiera juzgado que os disponiáis a celebrar algo, si es que no lo estabáis haciendo ya. No me gustaría ensombrecer una festividad con un relato lugubre, pero tampoco puedo daros muchos detalles. Llevabamos varios días en alta mar, rumbo a Eburah, cuando, durante una sobremesa, oímos voces de alarma: los guardiamarinas que se encargaban de la seguridad se habían amotinado y atacaban a la tripulación. Cuando les vimos matar a un par de pasajeros también, algunos - Hizo un gesto en ademán de englobar a la mayoría de los presentes. - hicimos acopio de valor, nos escurrimos para armarnos y plantar cara. Pero durante la confusión, ignoro cómo o por qué, el casco se partió y el navío comenzó a hundirse. Los que pudimos, saltamos por la borda y nos aferramos a lo que fuera que flotase. En mi caso, creo que me dormí mientras estaba a la deriva y, al despertar, estaba en una playa, rodeada de restos de madera, y con otros supervivientes dispersos por el arenal. Supongo que llegarían del mismo modo, arrastrados por las corrientes. Si alguno de ellos tiene memoria del viaje hasta la isla, tal vez lo pueda compartir. - No era una historia increiblemente original, había dejado lagunas y había retorcido ciertos eventos del hecho real, pero esperaba que eso bastase para satisfacer la curiosidad del alcalde. Había algo más que Raymon había dicho, y que le había intrigado, pero lo dejó para más tarde, mientras esperaba a ver si alguno de sus acompañantes añadía algo más.

Cargando editor
02/12/2020, 17:23
Kelgar Stalsson

Kelgar se relajó al ver la reacción amistosa del llamado alcalde.
No hubiera dudado en defenderse en caso de que fueran hostiles, pero seguramente no lo habrían contado al superarles ampliamente en número.
Así que era un alivio saber que no sólo eran amistosos, si no que les ofrecían gentilmente su comida.

Kelgar no lo dudó y echó mano a un trozo de pan y un muslo de pollo que agarró por la parte del hueso.
Escuchó la pregunta de Ragn, y también con la boca llena, contestó en su idioma natal.
Es el único pueblo de la isla. Se llama Corvinus, el pueblo no tiene nombre... supongo que les daba pereza pensar uno. bromeó mientras daba otro mordisco.

Supongo que nos quedaremos hasta que descubramos cómo salir de aquí. Aunque a lo mejor podríamos instalarnos una temporada... ¿has visto al mozo aquel? señaló con la cabeza a un chaval flacucho con la cara llena de pecas. Yo creo que le gustas... y comenzó a reír pero casi se atraganta con el pollo.
Cogió una jarra de cerveza que vio por allí, y tragó aliviado.

Fue en ese momento cuando el alcalde dijo algo que le llamó la atención.
Angie lo entretuvo con un cuento sobre lo que supuestamente les había pasado y cuando terminó, Kelgar se acercó.
Su sombra y el ruido de su armadura no necesitaban que se hiciera notar.
Muchas gracias Señor Raymon por su ayuda. Si necesitas ayuda con algo de fuerza física, puedo hacerlo para compensar.
Por cierto, ¿hay alguna embarcación en la isla?... Y, has dicho que no suele llegar gente a la isla “todavía”... ¿significa eso que estáis esperando a alguien?
preguntó el norteño.

Cargando editor
04/12/2020, 09:03
Lissandra

En cuanto dio el nombre de la isla intente recordar si este, aunque hubiera sido fugazmente, hubiera sido captado por mi mirada en algún que otro libro. La actitud del anciano había pasado de lo que parecía hostil a cordial en pocos segundos y aquello no acababa de cuadrarme. Camine con nuestros compañeros hasta la mesa que nos indicaban y me serví escuetamente de algunas de las cosas que había allí mientras escuchaba como Angelica contaba la historia. Era preferible que solo uno de nosotros hablara para no crear incongruencias en el relato.

La actitud de todos se había relajado, incluso Kelgar parecía realizar alguna que otra broma con Ragn en su idioma. Debía ser complicado no entender lo que la gente decía. Cuando Kelgar se ofreció a ayudar con su fuerza física yo levante la mano para llamar algo la atención.- Donde vivía actuaba como doctora, no me quedan muchas medicinas…- Dije mientras miraba al maletín que trasportaba conmigo y ahora descansaba en el suelo.- Pero si necesitáis en algún momento una cura no dudéis en pedirlo.- Cuando me ofrecí para el trabajo recordé algo.- Y si alguno empieza a encontrarse mal, por favor, decírmelo, aunque ahora os notéis bien, si habéis tragado mucho agua y ha acabado en los pulmones podéis sufrir un ahogamiento en seco.- Dije girándome a mis compañeros.

Cargando editor
07/12/2020, 19:20
Director

El alcalde escucha con atención vuestro relato que no pasa desapercibido para los lugareños que se acercan  para escucharla, en ningún momento les interrumpe y deja que Emelie termine de narrar la historia.

---Solo Raymon, los titulos honorificos son para la nobleza y yo solo soy un plebeyo...la verdad es que han tenido mucha suerte de llegar con vida, el mar interior no suele perdonar las vidas que caen en sus garras, alabado sea Abel por  que os haya acercado a nuestra costa, llegais a tiempo para celebrar la fiesta de nuestro patrón.- dice mientras hace un gesto emulando la cruz mientras los lugareños  murmuran y asienten.- La isla en si es de dificil acceso esta rodeada de peñascos afilados  y poderosas corrientes que te estampan contra los acantilados, solamente una pequeña franja al sur de la isla  permite a los marineros más expertos entrar en la isla- explica el hombre mientras os ve comer, Hati suelta un maullido mientras estira las piernas  para  ponerse sobre las rodillas de su dueña, sin duda reclamando comida.

---En cuanto a la embarcación- dice girandose a Kelgar- No vivimos de la pesca, es demasiado peligroso navegar por estas aguas, incluso sí estas cerca de la orilla, así que vivimos de la agricultura y de la ganaderia- dice encogiendose de hombros y señalando la comida- Sí nos falta algo no hay problema, dos veces al año viene un barco mercader a las costas y nos trae algunas cosas que no podemos obtener aqui y las intercambiamos por lanas y otras cosas aparte de recibir noticias del exterior, comentaba lo de todavia porque no quedará mucho para que llegue dicho barco, quizas unas semanas pero poco más, podreis cogerlo y partir de la isla hacia un lugar cercano.

Finalmente se gira hacia Lissandra y asiente con la cabeza.

---Agradecemos que haya otra médica, tenemos un sanatorio aqui que lo dirige  el viejo doctor Ferrigo así que sí necesitan asistencia tambien podeis ir alli.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Lissandra, no te suena de nada el nombre de la isla

Cargando editor
08/12/2020, 15:45
Emelie Dahl

- Entonces si podemos considerarnos afortunados. - Emelie comentó aquel inciso cuando Raymon describió la orografia de la costa de la isla. Pero, por alguna razón, sospechaba que sus oportuna llegada a la playa y no contra un acantilado pudo tener más que ver con el extraño incidente en la sala de maquinas de La Dama que con una intervención divina.

- Debe de ser duro vivir en ese relativo aislamiento. Recibir noticias sólo dos veces al año y poder comerciar para obtener suministros no disponibles solamente durante esas ocasiones... Cuesta imaginárselo. Pero, si esperan ese barco en unas semanas, haremos lo posible por no molestarles en sus quehaceres durante ese tiempo y ayudar en la medida de nuestras capacidades, si lo precisasen. - Inclinó levemente la cabeza en dirección al alcalde en señal de respeto. - Creo que hablo por todos si les digo que no deseamos importunarles más; las celebraciones de los patrones son importantes y deben honrarse. Y casi es seguro que llevan mucho tiempo esperándola. - Hizo un gesto con la mano a modo de invitación cortés para que el alcalde y el resto de participantes siguieran con el festejo. En una comunidad tan aislada, ese tipo de ceremonias seguro que era de gran importancia para mantener el espíritu de vecindad.

Cargando editor
09/12/2020, 15:30
_Evanora_

Evanora frunció el ceño al escuchar las palabras de Raimon. Las fiestas siempre traían ruido y molestias y eso era lo que menos necesitaba en su vida. 

- Raimon, necesito un lugar donde pasar la noche y, a poder ser, darme un baño por voluntad propia. - Exigió al alcalde. - Además de ropa que no me irrite la piel o que al menos tengo menos cantidad de sal que la que ahora llevo encima. 

El tono de la mujer siempre era bastante altanero y desafiante y, pese a las condiciones adversas que estaba sufriendo, no quiso rebajarse a ser una campesina como bien había ofrecido su compañera. 

- No tengo dinero, así que pagaré con mi cuerpo. - Sentenció ante su nula capacidad de pagar por algo y siendo consciente de que trabajar bajo el sol sería su última opción. 

Además, confiaba en cobrar una exorbitada cantidad de dinero por sus servicios, dada su cualidad de exótica y su propósito de abandonar pronto la isla, y poder tener tiempo libre para investigar si por alguna gracia del destino aquella isla guardaba algún secreto que ella pudiera desentrañar.

- Para él también. - Incluyó a su mascota en el trato. - No es tan amable como yo así que no conviene hacerle enfadar. 

Cargando editor
11/12/2020, 09:06
Lissandra

El ojo que no estaba oculto por el parche se abrió sorprendida cuando escuche a nuestra acompañante decir tan alegremente que pagaría con su cuerpo al no tener dinero. Aquello se salía de lo común. ¿Se estaba dando cuenta de lo que estaba diciendo? Qué clase de persona ofrecía sin pudor alguno su cuerpo como pago para poder comer y conseguir comida. Agite la cabeza negativamente. 

Fuera de la corte, en el lugar donde había crecido, una declaración como aquella habría acabado muy, muy, mal. Como si me hubiera atragantado empecé a toser.- Señorita Evanora, no creo que eso sea necesario.- Dije pensando en que, aunque hubiera podido malentender sus palabras, otro también podría hacerlo.- Si desea, puedo pagar yo sus gastos, si es que admiten monedas como pago...- Digo a modo pregunta mirando al alcalde con la duda de, al ser un lugar con tan poco intercambio al exterior, el dinero tuviera peso allí.

-A cambio solo le pediría algún que otro favor que no dista de lo que ha ofrecido, aunque podremos discutirlo más adelante.- Digo con tono cordial aunque hay un matiz extraño en la oferta.- Aunque si es cierto que el cansancio puede con nosotros.- Añadí nuevamente a la mesa intentando desviar el tema, no tuve que simular el cansancio en mi voz.- ¿Hay algún lugar donde podemos descansar… y asearnos?.- Pregunte trayendo la petición de Evanora sobre quitarse la sal.

Cargando editor
13/12/2020, 11:26
Kelgar Stalsson

El alcalde explicó la situación en la que se encontraba el pueblo y la isla en general. Era un lugar recóndito y pacifico, apartado del mundo voluntariamente.
Por suerte dijo que venían comerciantes de vez en cuando, y estaba prevista su llegada para dentro de poco.

Así pues, esperarían a que el barco llegara, ayudando en lo posible a los lugareños, puesto que tenía dudas de que las monedas les sirvieran de algo.
Evanora ofreció su cuerpo... ¿era lo que pensaba? ¿O es que en su cultura, váyase a saber cuál, aquello significaba “echar una mano”?
Porque al norteño le había parecido que se ofrecía para que los hombres del pueblo se divirtieran...

Sea como fuera, Kelgar no tenía mucho más que añadir.
Entonces aguardaremos hasta la llegada del barco. Estaría bien tener un sitio donde hospedarse y asearse hasta entonces...
Reitero que si necesitáis ayuda con la tala de árboles, transporte de cosas pesadas, caza o cualquier cosa parecida, estaré encantado de ayudar.
Además estar aquí varios días sin hacer nada sería muy aburrido...
se encogió de hombros.

Cargando editor
14/12/2020, 13:47
Director

---Esto....no creo que haga falta realizar semejantes actos de  barrios bajos- dice Raymon claramente consternado ante las palabras de Evanora y gira la cabeza  entre la multitud  como buscando a alguien.- De todas maneras, esas cosas deberiais hablarla con Miriam, la posadera, mira, ahí está.- dice mientras señalaba  con la mano a una mujer que se encuentra bastante cerca de vosotros, es bastante joven, quizas de vuestra edad y se encuentra en estado a juzgar por la barriga que se le empieza a notar, la mujer interpreta el gesto para terminar de acercarse hasta vosotros mientras Raymon  se levanta- Os dejo solo para que podais hablar con ella, sí quereis algo, las puertas del ayuntamiento estan abiertas, nos vemos Miriam.

---Gracias Alcalde- dice la mujer mientras con cierta dificultad se sienta donde ocupaba sitio el hombre y os mira a todos- He escuchado gran parte de la conversación del alcalde Raymon y no tendreis que "vender" vuestro cuerpo para poder pagar el alojamiento- dice sonriendo a Evanora y luego al resto- Antes de nada me presentaré, soy Miriam y regento "El pequeño castillo" la única posada del lugar...sí se le puede llamar así...- dice con una mueca irónica- Podeis pagar el alojamiento por una moneda de plata al dia, con dicho dinero tendreis una habitación, baño y comida caliente; la otra opción es que pagueis vuestra estancia trabajando para mi, vereis, estoy llegando a un momento en el que mi estado me impide realizar ciertas tareas cotidianas- dice palpandose el vientre- Así que las realizareis por mi, os mantendrán ocupados toda la mañana pero tendreis la tarde para vosotros ¿ Que os parece?

Cargando editor
14/12/2020, 14:07
Ragnhild

Tras hablarse todo aquello, me quedo mirando a Kelgar, esperando su traducción. Levanto las cejas una vez recibo la información.

Es estupendo, poder pagar trabajando me parece grandioso, podré seguir ahorrando mi dinero, evitar gastarlo si también le sirve a esta gente que ayude en las tareas que puedan tener.

—También puedo ayudar —Le digo a la mujer embarazada, con una mano en el corazón— Leñador, cocina, animales, forja, muy bueno.

Creo que con eso he soltado todas las palabras que sé en latín. Espero que se haya comprendido y no haber metido la pata.

Cargando editor
15/12/2020, 16:17
_Evanora_

Evanora se preguntó qué tipo de poblado rechazaría aquel tipo de servicios que estaba dispuesta a ofrecer, pero luego entendió que el sonido de las campanas implicaba algún tipo de fé que tachan de pecaminosas las actitudes más antiguas de los humanos y las condenan. Era algo que intentaría recordar a la hora de tratar con los pueblerinos.

Después, mirando con resignación a la posadera, se resignó a hacer cualquiera de las tareas que le ofreciera, puesto que entendía que forzarle un aborto tampoco estaría en sus planes, aunque sin duda eso resolvería el problema más rápidamente.

- Sí ese es el ofrecimiento, lo aceptaré. - Alegó negándose a regatear con la mujer en estado para luego mirar a su mascota. - Hoy tampoco serás comida de emergencia. 

Sabía que su compañero era lo suficientemente inteligente para entender aquella broma, aunque lo cierto es que con el poco de sentido del humor que había por los alrededores, hablar sin que le pudiera responder era lo mejor que podía hacer para no volverse loca entre tanto estirado.