Partida Rol por web

Mientras comía en silencio, escuchando las palabras de sus compañeros, miraba los alrededores del lugar sin mucho interés, evitando la costumbre de mirar fijamente a la persona que hablaba porque a algunas gentes les producía incomodidad.

La conversación de la posadera era, como siempre, bastante vaga y carente de toda información, pero ya había asumido que aquella mujer era sólo una paleta destinada a vivir sin mayor gloria que perpetuar la especie avocándola a una triste existencia, cosa respetable de cualquier forma.

No sabía por qué pero a Evanora le atraía la idea de visitar aquella casa imprudentemente, pensando que quizás sus residentes compartieran su manera de pensar sobre los paletos del pueblo pero, en un intento de cohesionarse con el grupo, decidió que reprimiría sus instintos en aras de la concordia.

Emelie arqueó una ceja y dirigió una mirada inquisitiva en dirección a la posadera cuando mencionó a aquella familia.

- Esa gente, los ¿Maccordagar?, ¿han vivido en la isla desde siempre o llegaron hace poco?¿Tienen tratos con el resto de lugareños normalmente, son problemáticos o huraños y reservados simplemente? - Aquellas preguntas respondían a una mera curiosidad, por eso ni se molestó en disimularlo.

Bueno, al menos tenéis una playa casi paradisiaca.- Respondo mientras me encojo de hombros cuando la mujer habla de pocos sitios interesantes. Mi cubierto se mueve por el plato con lentitud tomando ocasionalmente algún bocado de la comida servida sin prisa alguna. 

Había dejado fluir la conversación y tenía planeado dejarlos seguir con la conversación así que hable hacia la persona que tenía a mi lado, Evanora, mientras el resto seguía hablando de lo que me parecían temas nimios.- En el pueblo, estabas hablando en serio. No te veo como la clase de persona que busca redención, el perdón de alguien… estas por encima de eso ¿Verdad?.- Mis ojos brillaron levemente. Era bastante obvio que estaba tanteándola para ver su reacción, pero a diferencia de cuando estábamos delante de los del pueblo, ya no estaba hablando de forma mojigata.

---Sus “ terrenos” se encuentran al oeste de la playa de donde aparecisteis, es fácil de encontrar puesto que se encuentran rodeados de carteles para disuadir a los visitantes inesperados, llevan toda la vida en la isla pero siempre han sido gente de mala sangre- comenta encogiéndose de hombros- Pero no hablemos de esas cosas desagradables, adelante, cenemos.

Tras esto, la cena transcurre sin incidentes y tras una copa de vino medicinal todos os vais a dormir, la noche pasa sin incidentes y a la mañana siguiente os despertáis y tomáis un desayuno rápido antes de poneros con las tareas que os asigna casi de inmediato Miriam.

A dos de las mujeres ( Evanora y Emelie)  las mete a la cocina donde las pone a cocinar y preparar los platos y  alimentos que llegan mientras que a Lissandra la pone a limpiar  las mesas de fuera y comprobar el estado de las mesas ya que algún cliente ocasional se ha quejado de escuchar crujidos cuando se ha sentado.

A los dos poderosos nórdicos aprovecha y les ordena cortar matera en la aparte de atrás y luego se dedicarían a revisar algunas áreas de la posada.

Así transcurre la mañana  y una hora después de haber empezado Alsan y Vadik bajan  de sus habitaciones y se sientan en una mesa , tras pedir el desayuno, Vadik sale afuera para fumar  dejando solo al chico al tiempo que Miriam pide a Lissandra que sirva el desayuno a los dos huéspedes.

Antes de terminar la cena, Evanora escuchó como su compañera Lissandra le interpelaba y, mordiéndose la lengua para no comentar nada sobre el parche de su ojo ante las palabras "No te veo como la clase de persona que busca redención", intentando ser todo lo cordial posible.

- Mi búsqueda es para conmigo misma, no por alguien más. - Se limitó a corregir a la chica. - Soy alguien que cree que el fin justifica los medios pero a veces, esos medios vuelven a tu mente en forma de fantasmas, por lo que intento ahuyentarlos equilibrando mi balanza personal hacia el lado contrario.

Aquella mujer, por primera vez desde que habían aparecido en la playa, le había dejado una buena impresión, quizás debido a su nuevo cambio de actitud tras restablecer sus barreras emocionales tras el accidente que, sin duda, había medrado en sus ánimos, muy a pesar de los presentes.

Emelie se levantó de relativo buen humor. Pasar la noche sosegadamente en un sitio desconocido por primera vez, con las suspicacias que le habían surgido, era el principal motivo. También fue el notar que ejercitar sus sospechas sobre la isla le había permitido olvidarse, por una noche, de lo ocurrido a bordo de La Dama con el extraño polizón flotante.

Se demoró un rato en la cama antes de decidirse a levantarse. Para entonces, ya había ruido de actividad en la posada. No tardó en comprobar que eran sus compañeros de viaje, a quienes Miriam había asignado ya tareas, al menos a quienes vió al bajar. Lissandra parecía atareada con la limpieza de las mesas y "Angelica" supuso que los demás estarían ocupados en otras partes de la posada. Se abstuvo de entretener a la joven de aspecto enfermizo y se contentó con pedir y esperar el desayuno.

Una vez hubo dado cuenta del refrigerio, Emelie buscó a la posadera para solicitar indicaciones sobre el pueblo en sí. Sobre todo, lugares donde comprar ropa, por ejemplo, en alusión a su indumentaria básica (que se limitaba a un única muda de ropa de viaje y una gabardina blindada en aquellos momentos). En el fondo, quería utilizar aquello como excusa para hacer un reconocimiento temprano de la villa, mientras Miriam tenía al resto ocupado en la posada.

Con sus demandas originales satisfechas, la asesina se despidió de los presentes con una simple y breve reverencia. Por un momento, tuvo la idea peregrina de "reclutar" a Vadik como guardaespaldas pero, en el último momento, la desechó y le dejó fumando. Aun no tenía claros los motivos ni la agenda de aquel chico, por lo que le pareció conveniente no depender excesivamente de él por el momento.

La noche pasó sin contratiempos, y Kelgar se fue a dormir pensando en todo lo que había sucedido hasta el momento.
Realmente el zepelín había sido un desastre, pero de ello también podía haber salido algo bueno como era conocer a sus actuales compañeras.
Era la primera vez que formaba en una compañía (si es que se le podía llamar así) totalmente formada por chicas, y la verdad es que aún se sentía raro.
Pero por ahora habían demostrado ser de fiar y de utilidad.

Se levantó con cierto hambre, pero como era costumbre Ragn tenía más, y ya de buena mañana estaba decorando panes, quesos y otros embutidos.
Tras eso, era momento de ganarse el pan.
Algo sencillo como cortar leña.

Kelgar se vio tentado a usar su espadón... pero por ahora seguía con el hacha.
Esto se llama “leña”, salen de un “árbol” y esto es un “hacha”, ¿ah, eso ya lo sabías, eh? le dijo a Ragn, comenzando a enseñarle latín algo en serio.

Oye Ragn, dijiste que te adoptó Grum el herrero, ¿aún sigue con su negocio? ¿Ha tenido que ampliarlo para pagar tu comida? preguntó en tono jocoso.

Me había costado dormirme, pero al final lo hice y me pude levantar con ánimos al día siguiente. No sé si descansé bien o mal, la cosa es que me siento estupendamente y tengo hambre, que sacio enseguida en el desayuno y sigo a Kelgar a trabajar un rato.

—Sí, algunas cosas sé, pero te agradezco que me enseñes, nunca me había dado cuenta de cuánto lo necesito, es la primera vez que me toca socializar tanto.

Y cuando menciona a Guthrum le frunzo el ceño y le respondo visiblemente molesta:
—Está desaparecido. La razón por la que viajo es para encontrarlo.

Una única sonrisa se exhibió en mi cara ante la respuesta de Evanora durante la cena. Segun acabo esta no tarde mucho en tomar refugio en mi habitación y caer dormida. Aun el sol no había aparecido cuando ya estaba despierta rondando por la posada. Aquello era un hábito tomado de mi albinismo, en un intento de aprovechar las horas de menos luz de sol.

Como había explicado a Miriam, mi salud no era muy estable y no todos los días podría ayudar en las tareas, guardándome así el derecho de si un día despertaba indispuesta no tuviera que ayudar. Hoy por suerte no era uno de esos días y, pese a estar ligeramente nerviosa por la falta de medicina, mi salud era estable. Después de hablarlo con Miriam empecé con las tareas que me había encomendado.

Por desgracia, el sol ya había empezado a asomar cuando mi trabajo de limpiar las mesas comenzó. Con el rostro oculto bajo la capucha para evitar los rayos solares, una pequeña sonrisa pasaba desapercibida en mi boca, aquello para mí no era un trabajo ajeno, aun recordaba mis días de niñez trabajando en la posada de aquella anciana, aunque a diferencia de a aquellos tiempos, lo que había sobre las mesas era simple polvo en vez de vómito y bebidas derramadas de marineros demasiado borrachos como para saber contenerse.

Tan pronto acabe con el trabajo de las mesas entre al interior para justo encontrarme con Vadik saliendo para fumar y junto con Alsan y Angelica que ya esperaban por el desayuno. Cuando ya iba a dirigirme hacia ellos volví a sacar la cabeza fuera para hablar a Vadik.-Vadik, agradecería que intentaras no derramar las cenizas en una de las mesas esta vez, acabo de limpiarlas.- Comente mordazmente recordando al joven el incidente en la dama. Mi rostro mostraba una sonrisa que no acababa de expresar si era un comentario con humor o simplemente una amenaza ante el descontento de lo que hizo. Dicho esto volví a pasar al interior.

Por indicaciones de Miriam me dirigí hacia ellos para atenderlos y tras unas pocas palabras educadas me dirigí hacia la cocina para instantes después volver con lo solicitado. Tan pronto como lo entregue fui de nuevo hacia las cocinas cargando con uno de los taburetes.

-Señora Miriam, ya acabe con las mesas de fuera, debería a descansar.- Dije mientras dejaba el taburete junto a la puerta. Dudaba que nos dejara solas en la cocina sin supervisión alguna, pero no quería que se quedara de pie.- No es bueno que estando en cinta pase mucho tiempo en pie.- Mi actitud desde la noche anterior había vuelto a cambiar, volvia a ser más educada y cordial de lo que había sido durante la cena.- ¿A que ayudo?

Kelgar abrió los ojos de par en par ante la respuesta de Ragn.
¡¿Qué?! ¡¿Cómo ha podido pasar?! preguntó, aunque probablemente ni ella misma lo supiera.

Yo... ¡Te ayudaré a encontrarlo! ¿Qué es lo último que se sabe de él? preguntó, esperando poder colaborar.

Vadik solo se encoge de hombros ante tú comentario sin añadir nada más y continua a su bola sin expresar sí va a ahcerte caso o no. Por lo contrario, Miriam te agradece el gesto y se sienta junto a Alsan que parece que ha comenzado a comer con voracidad su desayuno como sí este se fuera a escapar, Miriam solo sonrie al ver eso y mira a Lissandra.

---Gracias querida, me quedaré aqui con este joven apuesto y su acompañante, echa una mano a Evanora mientras ¿quieres?- dice señalando la cocina.

Sin nada mejor que hacer, "Angelica" dejó atrás la posada y se dispuso a pasear un rato por las calles para hacerse una idea del trazado del pueblo, localizar puntos muertos que evitar en una posible huída y ver, en general, qué podía ofrecer Corvinus. De vez en cuando, con la excusa de solicitar indicaciones hacia la tienda de Sally, aprovechó para preguntar por otras facilidades del lugar, cómo la iglesia o el puerto, o para descubrir la existencia de aquellas que ignorase hasta ese momento.

En previsión de que las tareas de la posada ocuparían gran parte de la mañana, si no toda, a sus compañeros de infortunio, Emelie no se dió especial prisa por hacer sus recados personales ni por presionar a los lugareños en su labor de recabar información.

No sé hasta dónde confiar en Kelgar, puede que él me vea como una amiga, pero no es tan recíproco. De cualquier manera me ha estado ayudando mucho a comprender lo que dice la gente, así que no veo por qué no contarle esto otro a cambio.
—Un día llegué a casa y no estaba, por el desorden que había asumí que lo habían secuestrado y desde entonces lo estoy buscando.
Si me pregunta quién pudo haber sido, simplemente me encojo de hombros y sigo cortando leña.

—No me parece que pueda progresar mucho mientras me encuentre varada en esta isla triste. Pensé en salir a nado, pero no veo la costa al otro lado, así que imposible. Lo único que me queda es rezar esperando un milagro.

Kelgar asintió algo triste por la revelación de Ragn sobre su padre adoptivo.
Quizás sea un secuestro... ¿sabes si había rechazado forjar para alguien últimamente? Quizás un cliente resentido... o quizás alguien que lo quiere obligar a forjar para él... dijo, pensativo.

Sobre lo de aprender latín, sonrió ante la ocurrencia de ir a nado.
¡Creo que si te prometieran un banquete al otro lado del mar, llegarías! bromeó Bueno, voy a enseñarte todo lo que pueda. Ya no sólo para que puedas valerte por ti misma, si no que hay muchos hombres que podrían tratar de engañarte y aprovecharse de ti... aunque seguramente les partirías la cara. terminó por decir, siguiendo con la leña. Desde luego aquello era diferente a lo que había imaginado que serían sus aventuras.

El tiempo pasa con rapidez y pronto  tanto Lissandra como Ragnhild y Kelgar se quedan realizando diversas tareas en el interior mientras Alsan y Vadik andan  por el lugar ociosos por lo menos en el caso de este último mietnras que el joven Alsan os ayuda de manera servicial con algunas tareas, casi como sí fuera algo natural en él...

El tiempo pasa en la posada rápidamente y con la ayuda de todos hasta que en un momento dado escuchais ruidos en las afueras de la posada, al principio pensais que es Vadik  que ha vuelto a salir a fumar hasta que escuchias voces, una de ella de vuestro amigo.

---Eh tú, eres uno de los extranjeros que habeis venido a la isla- escuchais una voz brusca e imperiosa.

---Tal vez- es la escueta respuesta de Vadik a lo que la otra voz añade

--- Debes de serlo, nunca te he visto en el pueblo- acusa a lo que Vadik añade con tono burlón.

--- Bueno, sí ya lo sabes ¿para que preguntas?La verdad, no pareces muy listo- la chuleria no parece gustarle al otro que murmura algo entre dientes  y a continuación se abre la puerta y entra un grupo de guardias, al verlos Miriam se pone un poco nerviosa pero se mantiene en el sitio, el hombre que parece ser el jefe observa la sala con desden hasta que repara en vosotros.

---Bien, estais aqui, soy Emil Zolt el jefe de la guardia personal del Marques- dice haciendo una inclinación brusca- No me iré por las ramas, vengo de parte de mi señor para deciros que os invita a una cena informal esta noche, el carro vendrá al atardecer para llevaros, sed educados y no como ese salvaje que teneis en la puerta- masculla señalando hacia fuera en el preciso instante que Vadik entra  con aire divertido ante la situación.

Tu examen resulta ser algo frustrante, para empezar no existe un puerto donde llegan los barcos ya que la isla está rodeada de arrecifes muy peligrosos, solo hay un estrecho paso seguro al sur de la isla, en la playa, es demasiado estrecho para que pase un barco así que usan una barca  para ir y volver.

En cuanto a la Iglesia, hay una al norte de la ciudad, un poco apartada del pueblo , en una colina, pero afirman que desde que el Padre Scott murió la Iglesia apareció revuelta, como sí la hubieran saqueado unos vandalos, una cosa horrible y simbolo inequivoco de que Dios los ha abandonado aunque hay gente que piensa que fueron los  Maccordagar, una familia indeseable que vive a las afueras de la isla.

Tambiene scuchas hablar de un hombre, un tal Cavalcanti, tambien conocido simplemente como el Marques, es el autentico dueño de la isla y desde que se mudó al lugar hace unos 10 años se ha dedicado a invertir cantidad de dinero de los impuestos que racauda para conseguir convertir el pueblo en una verdadera urbe, sin embargo, al ser extranjero mucha gente le suele echar la culpa de cualquier cosa mala que ocurre y que el hombre sea solitario e introvertido no ayuda mucho.

Con los recados hechos y su ración de rumores y chismes recolectada, Emelie volvió tranquilamente a la posada. Seguía sin tener claras algunas cosas, especialmente qué podía tener aquella isla para comerciar como para arriesgar un barco en aquellos arrecifes. Y cargar y descargar mercancia en chalupas durante varias idas y venidas se le antojaba una pérdida de tiempo sólo asumible por una carga especialmente valiosa. Tal vez aquel fuera el motivo por el que el Marqués siguiera invirtiendo dinero en aquel lugar, a pesar de que la costa dificultase el tráfico maritimo a aquella isla. Un misterio que crecía un poco más.

Descubrir que la iglesia había sido saqueada, en apariencia, tras la muerte del sacerdote hacía que la muerte accidental de éste dejase de serlo menos y pareciera más intencionada. ¿Qué podría buscar alguien en un templo?¿Reliquias, objetos religiosos elaborados en materiales preciosos? El hecho de que la gente en el pueblo culpase a los MacCordagar de aquel acto de vandalismo hizo sospechar aun más a la asesina de aquellas personas. Si al principio pensó que serían los típicos pueblerinos que rehuían a los extranjeros, ahora se temía que, en realidad, consideraban extraños a cualquiera que no fuera de su familia. "Encantadores", pensó Emelie.

Sospechaba que, bajo la apariencia de pueblo pintoresco aislado, allí había algo más. Aunque, desde luego, era algo que excitaba más su lado curioso e inquisitivo que el profesional. Fuera lo que fuese, dudaba que pudiera ser algo de interés para la Wissenschaft, pero no podía descartarlo con seguridad todavía. Lo que si tenía seguro es que lo que desconoces puede matarte igualmente, así que no tendrían tiempo para relajarse durante el tiempo que estuvieran en la isla.

El resto de la tarde se lo pasó ayudando en tareas varias, la verdad es que aquello era algo nuevo para él y se sentía bastante ridiculo.
No obstante, estaban en una isla remota y sin nada más por hacer (o casi) así que decidió resignarse a hacer lo que le tocaba.

Escuchó la conversación del guardia con Vadik, tan simpático como siempre. La cosa se calmó por suerte hasta que vino otro tipo más pomposo y les ofreció ir a la fiesta de no se qué marqués.
Comida y bebida gratis, cómo negarse.
Claro, dile que estaremos allí. respondió firmemente.