Partida Rol por web

 Staci no tuvo nada que replicar a lo dicho por Donnie. Hablaba desde el razonamiento puro y duro, algo que ella no estaba pudiendo lograr. Lo cual era desesperante para ella, tan acostumbrada a saber todo lo que necesitaba para aprobar un examen o realizar trabajos escritos. Ahora, la adversidad la superaba. Agradecía por lo menos estar rodeada de compañeros que tenían los pies en la tierra.

- Tienes razón... no es como si hubiera opciones que sean cien por ciento seguras en estas situaciones.

 Viendo como todos los demás se iban preparando para partir, ella no se quedó atrás. Rápidamente se dirige a su habitación a buscarse una muda de ropa, una toalla y un limpiador de lentes en spray. Lo último que necesitaba era quedarse ciega.

La verdad es que ir en coche, aunque fuese el medio que debíamos utilizar, tampoco iba a ser un viaje de placer. Si todo se había ido a la mierda, a saber cuánto podríamos recorrer por carreteras y cuando nos las encontraríamos llenas de otros vehículos o de cadáveres por todas partes.

Lo cierto es que cada vez me veía más metida en una de esas estúpidas y hasta entonces risibles películas de zombies.

- Ey, bruja, ¿Necesitas que te explique como se usa?

La bruja se apaña sola, gracias -le dije, sonriendo agradecida por su intento de aliviar la tensión.

Una vez dentro de la casa, recogí lo que había pensado, lo guardé en una mochila y observé como todos hacían los preparativos. Larry y Tessa se movían como empujados por el mismo motor y eso me hizo sonreír de nuevo. Si algo bueno podía salir de todo aquello era que a ella al final le había caído encima la oportunidad de estar junto al tío que le gustaba. Eso, en aquellos momentos, era algo que no tenía precio.

Instintivamente, miré hacia el bar. Sentía la necesidad de beber. Pero el alcohol no era una prioridad. Con temblores o sin ellos, con la boca seca y los nervios a flor de piel, e incluso con un poco de mono, no pensaba acercarme a una puta botella hasta que no llegásemos a la ciudad...

... si es que lo conseguíamos al final.

Observo a Zach salir de la sala en busca de su mercancía. Será lo mejor llevarla, puede servir para múltiplos usos. Incluso, para salir un rato de esta realidad. Staci duda si tenemos que salir, pero Donnie parece intentar convencerle de que es lo mejor. Antes de que pudiese interferir en su conversación, la muchacha aprovecha para salir de la habitación en busca de sus cosas.

- Puede que aquí parezca que estamos seguros pero quien sabe cuando alguno de esas... cosas pueden atacar de nuevo. Además, tenemos que buscar a nuestras familias.- Digo mis pensamientos en voz alta.

Cita:

- Tienes razón, Donnie. Tenemos que encontrar a alguien que nos informe de qué coño ha pasado.- ¿Dónde harían un refugio? Las ciudades deben de ser una locura, ¿Quizás a las afueras?- Puede que John tuviese un medio de comunicación en su casita.

- Puede que una radio o algo. Por esta zona es difícil encontrar algo de cobertura.- Contesto a Tessa.- Lo ideal será salir en media hora. Hay un largo camino hacia la ciudad, si queda algo de ella...

Los coches están aparcado en medio del camino de tierra que comunica con el bosque de la colina, a las afueras de la casa. Hojas secas de los árboles han caido sobre ellos. Pero no es eso lo que capta tu atención. Las ruedas están rajadas. Los capos están levantados, han vaciado el depósito de gasolina. Hay un pequeño trozo de papel amarillo pegado a uno de ellos.

Cita:

¿Cuándo habrá pasado eso? ¿Desde cuando no se asomaba alguno a ver los coches? ¿Horas? Quizá, ¿Días?

Deberíamos descansar un rato, prepararnos. Puede que esta sea la última oportunidad que tengamos para hacerlo en mucho tiempo, si como sospechamos, la epidemia se ha extendido -comenté, acercándome a uno de los sofás y dejándome caer en él.

Lo que había empezado como una noche más, el momento de olvidar, se había convertido en una pesadilla a punto de comenzar. No me gustaba nada mostrarme así de seria y preocupada, sobre todo teniendo en cuenta que no esperaba vivir mucho más. 

Cuando empecé a beber, sabía que estaba cavando mi propia tumba, o más bien, creando mi propia versión del Titanic. Era un asco tener que abandonar aquello para ir... a dónde, ¿en busca de una madre que seguramente estaría ya muerta? Solo ella me esperaba, aun sin decírmelo. No tenía a nadie. Estaba.... siempre había estado sola, y siempre supe que moriría sola.

Joder, pero no me apetecía nada hacerlo rodeada de zombies de mierda.

Sin darme cuenta, mis párpados se cerraron y me abandoné a un descanso rápido sin soñar.

Regresando de nuevo junto a los demás, escucho que mis compañeros están pensando en regresar a la ciudad para intentar buscar a nuestras familias. Pienso en mi hermano mayor Luke. ¿Qué habrá sido de él? Joder, ni siquiera me acuerdo cuándo fue la última vez que hablé con él.

-¿Queda algo más por recoger? -pregunté, al ver que casi todos estaban introduciendo latas y botellas de agua en sus respectivos petates-. No sabemos qué nos encontraremos fuera. Cualquier alimento puede sernos de ayuda.

Eve fue una de las ultimas que regreso junto con el resto, llevaba su mochila, se habia cambiado el vestido por ropa deportiva, bambas mallas y top, mas una chaqueta. Llevaba el bate en la mano. Parecia un anuncio de publicidad de la marca, toda con el mismo logo.

Cuerda, toda la cuerda que podamos encontrar...dice cuando llega al grupo justo con la pregunta de Larry

Llanta, pala, Jhon, agua, Ares, violín, epidemia, primer beso, accidente, llanta… El primer rayo de sol se ve por la ventana del carro, arboles pasan sagaces mientras el aroma a calidez abraza la tranquilidad de la carretera un golpe fuerte, todo de cabeza, gritos sangre y todo negro.

La escena de los carros desmantelados le recordó brevemente a Nikola un evento del pasado que mantenía reprimido. Al entrar en si ve la nota, la quita para guardarla, pasa por el motor para ver en l estado que lo dejaron, el sudor recorre su cuerpo, comprende que sin carros el volver a la ciudad sería un suicidio en sus actuales condiciones. Vuelve a casa corriendo con intención de advertirle a los demás.

Entro agitado a la sala principal, dando un portazo seguido un grito que se escucha en toda la casa –¡Todo el mundo vengan rápido!– Dejo una pala junto a la puerta y comienzo a cerrar las cortinas –Estamos muy jodidos… Claire, ayuda con las cortinas, de día seremos un blanco fácil–

Miro hacia los primeros que se reunieron en el salón principal, se me nota nervioso, me tiemblan las manos, con la respiracion agitada, aprieto los puños y después de un gran sorbo de saliva exclamo –Creo que tenemos invitados y no presisamente enfermos- un dolor de cabeza surge de pronto, llevando mis manos junto a mis orejas tapándolas por un momento mientras un gemido de molestia interrumpe mis palabras.

Yo estaba durmiendo, así que el grito de alarma de Nikola no fue precisamente agradable. La escopeta casi se me cayó de las manos, por lo que durante un segundo pensé que al final, acabaría disparándole a alguien, aunque al final, logré retenerla y me puse en pie de un salto, justo a tiempo para más o menos enterarme de lo que estaba diciendo.

... jodidos… Claire... cortinas... invitados... enfermos

-¿Pero de qué coño estás hablando? -pregunté, totalmente confundida y mirando a Nikola, que iba corriendo de un sitio para otro como si hubiese esnifado cocaína y tomado anfetas mezcladas con un whisky -. ¿No íbamos a irnos al amanecer? ¿Qué invitados?

Durante una hora todos están expectantes, esperando cualquier ruido que delate que hay alguien más con ustedes en la casa o cerca de ella pero nada pasa. Parece que las personas que han rajado las ruedas de sus coches y le han robado la gasolina, se han ido.

Ares acabó de enterrar a John hace media hora, y durante el otro tiempo se dispuso a guardar varias petacas de alcohol en su mochila, sin importarle las miradas de reprocho que cualquiera podría dedicarle. El sol ha salido para alumbrar la primera mañana del fin del mundo.

Todo el mundo está preparado, no es buena idea quedarse allí durante mucho más tiempo. El mayor de los Miller, Ares, es el primero en salir por la puerta. Todo está tranquilo y pacífico, como si ayer un enloquecido John no hubiese tratado de comerse a Eve.

- Tendremos que ir andando.- Murmura señalando el sendero que baja entre los árboles.

- ¿Crees que es buena idea? ¿Y si nos atacan?- Pregunta Hera horrorizada ante la idea.

Si quisieran atacarnos lo hubiesen hecho anoche, entre la oscuridad.- Él se encoge de hombros.- De todas formas, si deciden atacar somos diez personas armadas.

No dice ninguna explicación más, simplemente mira a sus amigos antes de emprender el camino de descenso.

Con suerte, si nadie se retrasa pueden llegar a la casa en media hora, como muy tarde. Hera recoge sus cabellos en una coleta alta, y después de que todos salieran cierra su puerta con llave. Quien sabe, quizás algún día volvería allí con su familia.

- Vamos..- Murmura al resto ante de seguir los pasos de su hermano.

Así que era eso. Alguien había acabado con todas nuestras posibilidades de ir en coche*. Quién quiera que lo hiciese, en primer lugar se había asegurado de que tendríamos que movernos más despacio y en segundo lugar, que estaríamos mucho más expuestos.

Pero sobre todo, dejaba clara una cosa. Lo que nos esperaba más allá de aquella casa era un lugar de mierda, rodeado de gente de mierda.

Cogí el destornillador y me lo introduje entre los pantalones y la cintura. Resultaba algo incómodo, pero quería llevarlo a mano, por si me veía necesitaba de tener un arma punzante. Después, agarré la mochila y la escopeta y salí detrás de Hera. 

Tan seguro como que estamos aquí que nos atacarán e intentarán separarnos, pero no hay otra opción, ¿no? -dije, mirando a nuestra asustadiza anfitriona. Miré hacia atrás en busca de Tessa. Estaba con Larry. A partir de ese momento, estaba bastante segura de que serían como las patatas fritas y los partidos de fútbol y no se separarían ni un instante. Al menos ella había conseguido algo bueno de todo aquello, aunque no fuese a durar demasiado.

Después, volví a concentrarme en los escalones. Solo hubiera faltado que tropezase y llegase antes que nadie abajo. Claro que me habría llevado al menos a Hera conmigo.

Sonreí con aquella idea y terminé el descenso mucho más animada.

El grito de Nikola me alarmó. Aquel chico era de lo más raro, por lo que era difícil saber si estábamos en serios problemas de verdad o tan sólo era un exagerado que había visto algo que le había asustado demasiado. No descartaba que estuviera drogado, aunque tenía que reconocer que, si era el caso, tampoco iba a culparle por ello. ¿Quién no se drogaría después de una situación como la que habíamos vivido para despejar la mente de semejanta pesadilla?

Tomando el rifle, al que todavía le quedaban siete balas, me aproximo hasta Nikola para intentar entender a qué se refería. Todo indicaba que alguien, quizá una persona o un grupo de ellas, habían rajado las ruedas de los coches, impidiendo que pudiéramos viajar en ellos hasta la ciudad. Genial, nos tocaba ir andando.

-La otra opción sería quedarnos aquí y resistir como si esto fuera El Álamo -comenté, al escuchar a Claire-, pero con una cristalera rota -señalé a la puerta a la puerta corredera que había destrozado John-, este sitio ya no es seguro. Quedarse no es buena opción. Deberíamos marcharnos mientras aún podamos. Eh -me dirigí a Nikola-, ¿llegaste a ver a alguien?

Larry da ánimos para salir a todos, mencionando la cristalera rota incluso. Pero mi mente no deja de pensar de que esos desconocidos que nos han reventado los coches. Si quisieran habernos hecho daños, nosotros estábamos débiles y expuestos. Podrían haber acabado con nosotros con facilidad, como un gato cazando ratones. Pero no, no hicieron nada de eso. Simplemente robaron la gasolina y se fueron, sin más. Quizás la necesitaban. Eso no es una escusa.

Aumento la velocidad de mis pasos, alcanzando el ritmo de Claire. Ella es toda la familia que me queda.

¿Sabes que es lo único bueno de toda esta mierda?- Le murmuro con una diminuta sonrisa.- Que estamos las dos juntas. Si tú no estuvieras aquí, yo...- La simple idea me destroza, pero sacudo un poco la cabeza para deseshar esa idea.- No nos pongamos cursis, que en las películas los ñoños son los primeros en morir.

Sé que no es el momento de ponernos a exponer nuestros sentimientos como crías de pañales, pero no puedo evitar sentirme afortunada al tener a alguien de mi familia conmigo. Imagino que Ares y Hera comprenderán a la perfección este sentimiento. El olor a bosque es fantástico, mejor que ese pútrido olor que desprendía el cuerpo de John.

 Sin autos. Sin casa. Sin protecciones mayores contra todo el peligro que pudiera haber allí afuera. Así es como sentía Staci que se encontraban: el blanco de los zombies. O lo que sea que fueran aquellas personas infectadas que intentaban devorar a los vivos. Por cultura general, desde ahora serían llamados zombies.

 Tomando su mochila y acomodándose los anteojos, Staci se dispone a seguir a los demás en el descenso. Intento ser de las últimas personas en la fila india que ese sendero les obligaba a hacer. Sabía que no sería de mucha utilidad para nada que fuera pelea o supervivencia. Y dudaba que fueran a encontrarse una integral salvaje o una obra de Dostoyevski en el medio del bosque. Suspiro apenada, al percatarse de su inutilidad. Pero se animo a si misma con un poco de humor al oir el comentario de la chica pelirrosa.

- Si los ñoños son los primeros en morir, creo que ya saque boleto hace rato, ¿no?

 En la fila que se formó, buscó ante todo estar atrás de Tessa. Le angustiaba pensar que hasta el momento no habían hablado o compartido nada. El ambiente de la fiesta lo hizo imposible para las dos chicas tan dispares. Pero la amistad de las dos chicas trascendía sus diferencias.

Mirar la parte positiva si nos han rajado las ruedas y robado la gasoline es para que ellos se puedan ir y nosotros nos tengamos que quedar....asi que no se muy bien el porque, refiriendose a las ruedas, pero que ellos se han ido casi seguro.

Ya fuera de la casa mira alrededor, aunque estemos en verano, tenemos que tener presente el tema comida, agua y sobretodo refugio. 

La presencia sorpresiva de Nikola tomó desprevenidos a todos. Al parecer alguien les había robado la gasolina y rasgado los neumáticos. Podía entender que se llevaran la gasolina. Cualquier fan de pelis de apocalipsis sabría que cuando los recursos escasean, la gente se vuelve....bueno, unos malnacidos. Pero rasgar los neumáticos era innecesario. Donnie suponía que había dos alternativas: o querían que se quedaran allí dentro por algún motivo, o eran unos imbéciles. Con muchas ganas, Donnie esperaba que fuera la segunda opción. 

- Si los ñoños son los primeros en morir, creo que ya saque boleto hace rato, ¿no?

-Bueno, si es por eso, vamos a hacer lo posible para causar una excepción. -responde Donnie, un poco contento por el buen humor que intentan mantener.  

Agarro el rifle y la mochila y me pongo en marcha en silencio, satisfecho porque por fin salimos. Mis nervios se aplacan pero tan pronto piso el exterior me vuelvo a poner en alerta.

Espero que tengamos alguna noticia por radio. Supongo que el guarda no la tendría para mirarla.