Partida Rol por web

La irrupción de las chicas fue como la llegada de Gandalf al Abismo de Helm. No sabía como lo habían hecho pero desde luego se las habían apañado mucho mejor que nosotros. 

Cuando nos reunimos en aquella carrera desesperada quise quedarme de los últimos, cubriendo como pudiera a Keira, que junto a Tessa y John iban más despacio. Solo tenía una vara y no confiaba en que sirviera de mucho en cuanto esos lobos que amenazaban con soltar nos alcanzaran, pero tampoco teníamos mucho más con que defendernos. 

 Por suerte, los chicos estaban sanos y salvos. Bueno, salvos no; faltaba para eso. Pero por fin pudieron reunirse nuevamente después de que todo buen trato que pudieran tener con aquel nuevo grupo se transformara en un "¡suelten a los perros!" de su líder. Al llegar a ellos para mostrarles una salida del fuego del granero, Zach se abalanzó sorpresivamente hacía Staci para abrazarla. Puede haber sido una cuestión de segundos, o un impulso propio de alguien que estaba a punto de morir, pero el rubor de las mejillas de la chica prodigio revelaban que eso fue algo completamente inesperado... y sentó bien. No desde una mirada romántica ni nada por el estilo; sino por ver que aquel muchacho rudo que se mofaba de ella en el instituto dejaba todo eso atrás para compartir con ella su felicidad. Cosas que solo pasan en el apocalipisis, pensó la conmocionada Staci...

 No perdió más tiempo pensando en banalidades: había que escapar. Y entre el subidón de adrenalina del escape y la posibilidad de ser perseguidos por lobos (otra vez no...) Staci dijo lo impensando para ella.

- Tessa, pásame el arma... tu y el padre encárgense de cargar a Keira. Yo los cubriré...

Roan se alegró del fuego de cobertura pero esto se había transformado en algo personal para él... si la loca esa pensaba que iba a ser comida para zombies estaba muy equivocado. Pero en el fondo Roan la entendía, el habría hecho lo mismo, ese granero había mantenido esta comunidad unidad...y su quema era en gran parte de su salvación. Para la mente de Roan las cosas eran así: Grace tenía que agradecer que le quitaran la cruz de una esperanza imposible... el fuego sería el nuevo comienzo para esta comunidad, serían por fin libres. Libres de su pasado.

Pero lo que molestaba a Roan es que encima los persiguieran, especialmente a él. Después de lo que había pasado y de que le hubiera hecho el favor de liberarla de la carga de mantener a esos muertos le mandaba a los perros.

-Vamos, me alegro que estéis bien- el no se sentía especialmente querido en este grupo pero al menos se alegró de corazón que las chicas estuvieran bien y no hubieran corrido la misma suerte que el pring..que el bueno de Donnie.

El padre acudió en nuestra búsqueda, rodeándome con su brazo para ayudarme y pudiéramos correr más deprisa y así llegar al resto del grupo. Pude contarlos uno a uno, viendo que no faltaba nadie más, pero no era momento para andar con sentimentalismos. Debíamos largarnos de allí, ya. Tan solo el abrazo de Claire consiguió que me detuviera unos segundos, apretándola entre mis brazos al ver que las dos habíamos conseguido volver a estar juntas. Por un instante cuando la miré quise enfadarme con ella por haberse largado de esa forma, por decir lo que había dicho, pero sabía que tenía la fuerza suficiente y había hecho lo necesario.

- No vuelvas a hacer eso... - le susurré, dibujando una suave sonrisa, una que no tardó en esfumarse de mis labios.

Fue entonces cuando los gritos lejanos hicieron referencia a los ¿lobos? joder, como si no hubiésemos ya pasado suficiente con los putos humanos. Gruñí con algo de dolor y me agarré de nuevo a ella, esta vez para empezar a caminar, mientras escuchaba a Staci.

- ¡Ey, Staci! Pilla esta, yo no puedo disparar así que tendréis que hacerlo vosotras - empujé entonces a Tessa, con un suave asentimiento, agradecida. Me quité el rifle de la espalda y se lo tiré a la chica, esperando que se atreviera a hacerlo y no se pusiera a llorar antes de apretar el gatillo. Después alcé la mano y rodeé a John de nuevo - Vamos padre, ayúdeme y larguémonos de aquí de una puta vez.

Mientras huíamos me fijé también en Tom y en Jack, y lo cierto es que me alegré más de lo que pensaba al ver que estaban bien. En muchos momentos me había pensado separarme de ellos, largarme por mi cuenta, apañármelas sola. Pero ahora, incluso me alegraba volver a ver a Roan, pues aunque fuese un capullo integral, seguía siendo uno de los nuestros. Al menos por el momento.

Una vez todos reunidos*, el grupo observó un instante como Grace y compañía se dirigían a toda prisa hacia el granero, que ya parecía insalvable. Unos gritos desgarradores parecían surgir del interior, haciendo que un violoncelo mal tocado pareciese algo perfectamente aceptable.

Era insoportable y muchos de vosotros os tapasteis los oídos, fingiendo que aquello nada tenía que ver con vuestra huida.

Por otro lado, si las palabras que habíais oído de Grace eran ciertas, no había tiempo que perder. Ahora, parecíais tener vía libre para salir de allí y no había tiempo que perder, así que echasteis a correr. Keira le dio su arma a Staci y entre Claire y Tess tiraron de ella lo más deprisa que pudieron, mientras el resto hacía lo mismo.

Había que alejarse de allí, sí o sí.

Así, en pocos minutos estuvisteis protegidos por el bosque, pero no a salvo. Un aullido resonó a vuestras espaldas, recondandoos que aún estabais lejos de conseguirlo. Estáis en los lindes del bosque y al mirar hacia atrás, visteis, desde la colina en la cual os encontrabais, el recinto y también a una manada de lobos gigantescos dirigiéndose hacia vosotros. 

Por otro lado, a medida que seguíais subiendo, un ruido bastante familiar os llegaba justo de enfrente. Cuando seguisteis corriendo, llegasteis al origen del mismo.

Un acantilado.

Y al mirar hacia abajo, vuestra única salida.

A mí me pareció que no dejábamos de correr, primero para alejarnos del lugar, esperando que en cualquier momento pasaran los disparos por encima de nuestras cabezas o para dejar atrás a aquellos lobos que no tardamos en ver.

-Mierda, sí que eran lobos grandes -exclamé, al mirar hacia atrás y ver el tamaño que tenían. Recordé que la última vez nos costó bastante acabar con uno, así que tratándose de varios, no esperaba que fuese más fácil. Miré a Keira y a Tessa, y empujé y corrí todavía con más convicción.

-Me gustaría... dejar... de correr... algún día... -conseguí decir, mientras seguía subiendo, esquivando árboles y saltando piedras, tirando de Keira como podía y sufriendo por ella, porque sabía que debía estar pasándolo mal, sintiendo que nos estaba retrasando. Por lo poco que la conocía, pero después de ser consciente de lo que sentía por ella, creía conocerla lo suficiente como para prever lo que no tardaría demasiado en decir, así que me adelanté -. Y no se te ocurra decir que te dejemos porque eso no va a ocurrir. Ya lo dijiste antes. Saldremos de esta todos juntos y tiraré de ti aunque sea a rastras.

Con los lobos detrás de nosotros, el humo procedente del granero envolviéndonos y cada vez más cansados, logramos seguir subiendo y alejándonos, hasta que llegamos al final de nuestro camino. Estuve a punto de chocar con los que tenía delante y lanzarlos al vacío, porque no me esperaba que se detuvieran de repente.

-¡Pero qué coño... joder!

El camino se había acabado de repente y teníamos delante un puto acantilado, y yo estaba tan cansada que me costaba hasta respirar, así que agaché un momento a recuperar el aire. Tessa parecía estar igual o peor que yo, y en cuanto a los demás... me parecía que habíamos llegado al límite de nuestras fuerzas.

Gire la cabeza de nuevo para ver a nuestros perseguidores. No había rastro de ellos... pero no tardarían en aparecer, así que eso no nos dejaba muchas opciones. Miré a Keira y descansé la cabeza en su hombro. Sentía su calidez y cerré los ojos un instante, pero sabía que no podíamos perder tiempo, así que volví a mirarla. Estaba segura de que no me iba a salvar, pero ella sí que podía conseguirlo.

-Keira, yo... no sé nadar. Lo siento -le dije, respirando con fuerza.

Apretaba la mandíbula con fuerza, tratando de contener los quejidos de dolor cada vez que apoyaba el puto pie en el suelo. Corriendo por aquel bosque, entre todas esas raíces y piedras, sabiendo que lo único que conseguiría es retrasar al grupo por mi culpa. Me sentía mal por ello y por lo mismo no podía detenerme por más que me doliera. Así que agarrada a Claire y a Tessa continué, escuchando a los lobos a nuestras espaldas, así como los disparos que nos perseguían y nos sobrevolaban impactando contra los troncos de los árboles.

– Me cago en la puta, Claire… – dije entre dientes al escucharla, sabiendo que no me iba a dejar allí ni aunque se lo suplicara.

Continué corriendo sin detenerme ni para mirar atrás, jadeando, dolorida y cansada. Hasta que nos detuvimos apenas a unos centímetros de nuestros compañeros a punto de empujarlos hacia abajo. Me quedé allí parada, con los labios entreabiertos recobrando algo de aliento, notando el calor y mi corazón latiendo con fuerza.

Hasta que entonces sentí la cabeza de Claire sobre mi hombro, tan agotada como yo. Nos miramos y me dijo que no sabía nadar, como si fuese que eso influyera en algo para mí. Ella había arriesgado su vida y estaba segura de que continuaría haciéndolo por mí, por una imbécil a la que acababa de conocer hacía apenas un día. No iba a dejarla allí, lo haríamos, lo intentaríamos, saldríamos de allí juntas o… moriríamos también juntas.

– No pienso dejarte aquí – pronuncié tomando su mano con fuerza, pegando mi frente a la suya antes de buscar sus labios con los míos para darle un suave beso que nuestra respiración agotada no tardó en cortar con presteza – Agárrate a mí y no me sueltes, ¿me has entendido? ¡No te sueltes! – le dije entre rápidas respiraciones, aunque no esperé a su respuesta.

De nuevo, volví a besar sus labios solo que esta vez lo hice de forma más lenta, queriendo que aquella sensación se grabase en mí antes de saltar al vacío. Si moríamos ella sería lo último en lo que habría pensado, en sus suaves labios, en sus manos rodeando mi cuerpo, en lo que me había dicho en el campamento. Debíamos habernos vuelto locas, pero nuestra locura nos mantendría unidas.

Tras aquel beso simplemente la miré a los ojos, siendo lo más hermoso que había visto, la agarré por la cintura e hice que saltase conmigo al agua. Ya estaba hecho.

Iba en la cola del grupo, corriendo contenido sin dejar de mirar atrás, pendiente de batearle los dientes al primer lobo que nos alcanzara. Notaba una ceja muy inflamada, con una brecha que no dejaba de sangrar y teñía mi cara de regueros rojos. Cada poco tenía que pasarme una mano para arrastrar la sangre y que no dificultara mi visión. Estaba seguro que mi aspecto exterior reflejaba la ola de violencia que me había poseído hace un rato, y cuyos residuos todavía cabalgaba en esta situación de vida o muerte. Matar o morir, ya me había quedado claro. También que la próxima vez esperaría a que alguien me desatara antes de ensañarme con alguien. No más cabezazos. 

Pero aquellos chillidos.......¿de verdad eran de zombies?. No lo parecían....no podía sacármelos de la cabeza. Mi conciencia también chillaba en lo más profundo de mi psique. 

Cuando me dí cuenta del tamaño de los lobos que nos perseguían a lo lejos supe que aún estábamos lejos de estar a salvo, y antes de caer en el derrotismo tuve que aminorar la marcha y detenerme. Era el fin del camino. Keira y Claire se besaban. El resto miraba confuso. Y yo me detuve de cara a esos enormes lobos que no tardarían en alcanzarnos. Pensé si convenía saltar o agruparnos cerca del borde hasta que se abalanzaran y rezar por esquivarlos en el último momento, pero no había tiempo, Keira y Claire ya habían tomado una decisión.

Ni siquiera dije nada, no sabía qué era lo mejor. Era una decisión personal y desesperada. Aguantar o saltar. Y yo me giré y salté detrás de ellas.  

Como puedo, tiro de Keira con Claire y corremos a toda velocidad, pero sin dejar de mirar atrás. Es una carrera frenética, complicada y a menudo, accidentada. Tropiezo varias veces y estoy a punto de caerme otras tantas, pero no podemos detenernos, ni siquiera para descansar.

Miro a Claire y veo que está agotada. Me fijo en los demás... y todos vamos más o menos igual.

Los lobos vienen detrás de nosotros y no hay tiempo para gilipolleces, pero claro, no contamos con encontrar el final de aquella condenada subida.

-¡Pero qué coño... joder! -dice Claire.

 Yo me asomo... y entiendo a qué se refiere.

-Me cago en la puta.

Pero la situación es desesperada, por decir poco. Claire y Keira se miran y se besan. El hecho de que Claire no sepa nadar no importa ahora porque cuáles son nuestras posibilidades de sobrevivir a varias decenas de metros de salto.

Acto seguido, las dos se lanzan al vacío, seguidos por Jack. 

Yo estoy agotada y tengo miedo. Miro atrás de nuevo y entonces, corro hacia el extremo y salto con los ojos cerrados.

-¡Mierdaaaaaaaa!

La huida hacia el bosque nos estaba dejando exhaustos a todos. Era una carrera sin parar de mirar atrás, acosados por las bestias que habían soltado. Era un estrés continuo el saber que tarde o temprano esos malditos lobos se echarían encima nuestra.

Keira sufría con cada paso, dolorida del tobillo como estaba, pero recibía ayuda de Claire y Tess e incluso de Jhon. Los demás aguantábamos el ritmo unos mejor que otros. Estaba claro que no todo el mundo tenía una preparación física adecuada. Al llegar a la linde del bosque me alegré un poco, podríamos despistar a las gentes de esa granja, otra cosa eran los lobos. Al cabo de un buen rato nos frenamos en seco al llegar a un precipicio, por el cuál discurría un río en el fondo. La caída era peligrosa, pero era una vía de escape a nuestra situación.

Keira y Claire, después de demostrarse su amor, deciden tirarse agarradas de la mano. Jack las sigue.

-"Bueno, creo que no hay que pensarlo mucho. Si no queréis morir, lanzaros al río. Una vez en el agua no nadéis directamente a la orilla sino dejaros llevar por el agua e ir nadando poco a poco lateralmente. Yo esperaré a que el último se tire y entonces saltaré. Intentad ayudar a los que veáis en apuros. Suerte."

No pude evitar que mi corazón se sintiera aliviado de ver que Tessa, Claire y Staci estuvieran con vida. Jonas había mentido, sólo pretendía provocarnos. Las chicas estaban vivas... Hubiera querido acercarme a Tess, abrazarla y decirle que todo saldría bien, pero aquel aullido me indicó que estábamos lejos de estar a salvo.

-Joder con los putos lobos... -murmuré, de mala gana, apretando el paso.

La presencia del alcantilado que apareció frente a nosotros me indicó que no teníamos otra salida: o tirarnos alcantilado abajo y arriesgarnos a morir, o dejar que los lobos nos devorasen. Y yo no estaba por la labor de dejar que uno de esos malditos monstruos, fuera lobo o humano, me mordiese.

Vi que Claire, Keira, Tessa, el sargento y Brannigan habían saltado ya, así que respiré hondo y me dispuse a hacer lo mismo. "Joder, si el hijo del graciosete de Trainspotting ha saltado, tú también puedes hacerlo" me dije para mis adentros. Observé que Staci parecía impactada por la situación y no quería dejarla atrás. Empollona o no, era una de los nuestros. Por ello, me acerqué hacia ella y la agarré con fuerza de la mano izquierda.

-Vamos... No mires abajo -le pedí, en tono nervioso-. Piensa en perritos y gatitos...

Tomando carrerilla y sin soltar a la chica prodigio, salté por el acantilado, sabiendo que la otra opción estaba lejos de ser la más apropiada.

Aquello era una carrera frenética, contra los lobos, los elementos, el cansancio... y cuando vi que el grupo se detenía, contra todo el puto universo.

A mi lado, todos explotan en protestas y maldiciones.

-Desde luego, el puto destino no nos lo pone nada fácil -digo en voz alta. Entonces veo como ante las dudas, Claire da el primer paso... junto a Keira. Estas dos están juntas pero de verdad, y yo me pregunto... ¿pero qué coño ha ocurrido mientras nosotros no estábamos?

Claro que nada de eso importa. Todos empezamos a saltar al vacío como jodidos Lemmings y cuando veo a Larry lanzarse al agua, yo ni siquiera me lo pienso. Voy detrás suya, dejando al médico, al padre y al sargento al final, que se ofrece a guardarnos las espaldas.

-Gracias, sargento -le digo, antes de saltar -. No se entretenga demasiado. Ustedes tampoco. ¡Uaaaaaaaaaaa!

El teniente médico se quedó el último y le dijo al sargento negando con la cabeza:

-Tom... si muero y vais a la ciudad, hay un centro deportivo a las afueras, al norte de donde cruzamos la otra vez... mi hermano creo que está allí- Roan te enseñó una foto de un joven con algún aire a él.

-Él si se merece una oportunidad... es buen chico y tiene toda la vida por delante-Roan hablaba con lenguaje fatalista...daba por hecho que iba a morir o hablaba incluso como si fuera a morir de forma inminente. No dijo nada más...se tiró al agua. Pero desde luego las últimas palabras que le había dicho Roan eran inquietantes.

Roan había tenido un pequeño cruce de palabras con el sargento antes de saltar... luego saltó lo más recto posible para intentar romper el agua con las piernas y no darse de cabeza y quedar en shock o algo peor.

Algo había pasado entre dos de las chicas: Claire y Keira...a ver si así esta última se le bajaban los humos.... Desde luego esto confirmaba su teoría que "el fin del mundo es caliente". Esto, y otras cosas.

Y así Roan se lanzó al salto del Ángel con la certeza que si moría habría valido la pena y con el último pensamiento sobre como era el fin del mundo. Caliente.

 Finalmente pudieron escapar de aquel grupo de maníacos, aunque sus lobos estuvieran detrás de ellos dispuestos a comérselos si los alcanzaban. Cuando Staci recibió el arma por parte de Keira, pensó detenidamente sobre si darse vuelta y empezar a tirotear contra aquellos bichos. Pero conforme seguían corriendo, no solo se daba la oportunidad de disparar con un poco de seguridad para darle a algo, sino que tampoco parecía una acción significativa. Además, hasta el momento la cuatro-ojos no había disparado un arma; así que posiblemente lo mejor sería que no disparara corriendo si el grupo no querían sufrir perdidas estúpidas.

 Al llegar al borde de aquel acantilado, toda fibra de valentía que Staci había estado construyendo hasta el momento se vieron consumidas por la ansiedad de hacer semejante cosa como saltar desde allí arriba. Realmente no sabía si iba a poder ser capaz de convercerse a si misma de hacerlo; más la ayuda imprevista de Larry fue el tirón que necesitaba. Literalmente.

- ¡¿Q-q-qué?!

 Le daba alivio que el muchacho se percatara de su ansiedad; aunque caer por aquel acantilado seguía dándole un increíble miedo. Siendo arrastrada por Larry, allí va Staci.

- ¡¡¡AAAAAaaaaa_{aaaaa^{hhhhh!!!.... *SPLASH*}}

0:00 La aparición del resto de "granjeros" cerrándoles el paso casi acabó con las esperanzas de John, que veía ahora como lo que había parecido una buena idea se convertía prácticamente en un suicidio.

Padre nuestro que estás en el cielo...

0:14 Como a cámara lenta John observó como el grupo de Grace era atacado por las chicas con Keira y Tessa al frente, forzándolo a retirarse a base de disparos no demasiado certeros pero dejándoles vía libre para escapar y reunirse con las otras chicas, Staci y Claire. Parecía que no todo estaba perdido.

santificado sea tu nombre.

0:27 Lograron reagruparse celebrándolo como una pequeña victoria mientras se sucedían las palabras y gestos de agradecimiento por salvarles de lo que indudablemente hubiera sido una muerte segura. A su espalda John podía notar el abrasante calor y no pudo sino darse la vuelta para contemplar la escena.

Venga a nosotros tu reino.

0:40 Las llamas del granero se elevaban altas y majestuosas como una enorme pira funeraria. Un fuego que iba a tardar en poder olvidar. En ninguno de sus años como sacerdote había presenciado una situación más dantesca. Bajo las mangas de su camisa tenía los vellos de punta mientras escuchaba los desgarradores lamentos que salían del edificio. El resto decía que eran niños-zombies pero él no les había visto. Al igual que con Dios iba a tener que mostrar una fe ciega en que aquello era verdad y que lo que sus oídos interpretaban como lamentos infantiles no eran tales.

Hágase tu voluntad...

1:06 El resto echó a correr y él no tuvo más remedio que seguirles, intentando servir de muleta a la chica soldado. Una nueva amenaza se cernía sobre ellos en forma de lobos. Y por la respuesta de sus nuevos compañeros no debían ser animales corrientes.

así en la tierra como en el cielo.

1:13 No quería morir. Cierto que debía regocijarse porque si así fuera vería a Dios y su dicha sería eterna. Pero no había que precipitar los acontecimientos. Tampoco era tan malo retrasar la reunión.

1:19 Miró sus caras. Por debajo de aquella mezcla de cansancio y adrenalina veía auténtico terror. No era la primera vez que veían a esos "lobos" y estaba seguro de que habían perdido a algún compañero bajo las dentelladas de bestias semejantes.

Danos hoy nuestro pan de cada día

1:32 Así que corrió como jamás había corrido. Con las dentelladas del miedo revoloteando a su alrededor. Entre jadeos, resoplidos y gruñidos de esfuerzo.

Perdona nuestras ofensas...

1:45 Cada vez que caían volvían a levantarse, trastabillando a duras penas. Cubiertos de sangre, sudor, lágrimas y barro. Bosque adentro. Montaña arriba. Parecía que la venganza de Grace iba a llevarse a cabo de la forma más cruel posible.

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

1:57 Se giró un instante mientras intentaba recuperar el aliento y los vio. Una manada de enormes criaturas que no auguraban nada bueno.

2:03 Y frente a ellos apareció un acantilado con paredes verticales que acababan en el lecho de un río. Parecía una broma cruel del destino. Morir o dejarse caer.

No nos dejes caer en la tentación...

2:11 Keira y Claire se miraron. Apenas habían tenido tiempo de recuperar el aliento cuando ambas se cogieron de las manos. Y saltaron.

y líbranos del mal.

2:16 Uno a uno el resto del grupo fue arrojándose al abismo. A lo desconocido. A la salvación o a la perdición. No estaba muy claro. El teniente Jack saltó detrás, seguido de Tessa. John fue mirándolos uno a uno como hipnotizado con Tom a su lado. Allá iba Larry sujetando a Staci como si fuera una niña pequeña. Después Zach y por último Roan. El sacerdote miró al sargento y esbozó una sonrisa irónica, entre esperanzada y resignada.

- Amén - dijo muy bajito.

Y saltó.

2:43 Fundido en negro...

Cuando se hubo lanzado el padre, el sargento se dispuso a seguir a los demás, pero entonces, la manada de lobos apareció de entre los matorrales, enseñando sus fauces. Eran cuatro lobos, que él supiera, a cada cual más grande, y dispuestos en posición de ataque.

Ahora tenía el acantilado a su espalda y los cuatro lobos gigantescos delante, formando un semicírculo. No iba a tenerlo nada fácil.