Partida Rol por web

El éxtasis de nuestros cuerpos fundiéndose resultaba simplemente mágico. Más allá del placer carnal que el sexo me brindaba, había algo más que hacía que sintiese plenitud. Era una sensación que, a pesar de la dilatada lista de chicas con las que me había acostado no había experimentado nunca antes con ninguna otra. Era algo totalmente nuevo. Tessa era distinta a las demás. Con cada beso, con cada caricia, cada mordisco, sentía una sensación de la que nunca deseaba desprenderme, sentía como si no pudiera vivir sin Tessa.

Los segundos pasaban, pero para mí era como si el tiempo se hubiera detenido a nuestro alrededor. Los jadeos de Tessa se apegaban al compás que marcaba cada de una de mis embestidas, cada vez más intensas. No sabía qué pensarían los otros supervivientes del refugio si nos escuchaban, pero no me importaba. Era una sensación deliciosa. Mientras aumentando la cadencia e intensidad de aquel movimiento mientras la penetraba con fuerza, recorro el cuerpo de la chica con delicadas caricia sobre al abdomen de la chica, hasta llegar a sus senos y volver a bajar. Eran las claras ansias de conocer cada rincón de su bonito cuerpo, todo de ella.

Diana apareció a la mañana siguiente, se había vuelto a cambiar por la ropa militar (de paintball) que llevaba antes y sus botas militares. Había vivido una tarde de fantasía y ahora tocaba volver a la realidad. Una llena de zombies que querían comerla. En su hombro sujetaba una escopeta recortada, parecía orgullosa de haber podido cambiar el cuchillo por algo mejor. Acercándose al militar - Tom, dime donde puedo ayudar, ahora tengo algo útil para defenderme. - Tenía que empezar a adaptarse, iban a tener que sobrevivir y para ello debían ser fuertes. 

Parecía que casi todos estaban preparados para partir y comenzaban a repartir los sitios. Ella tenía que empezar a sentirse más activa y no tan pasiva, dejando que el resto decidiera por ella. Pero aún así no iba a saltarse la cadena de mando, decían que eso era lo más importante y en este caso el más experimentado seguro que eran los soldados que quedaban allí. 

Roan poco podía decir ante el giro que había tomado el tema... - Yo iré en el autobús acompañando a los enfermos y a los niños. Comentó Roan a la hora de decidir en el vehículo que iba a ir. - Pero antes...Le comentó al señor Philippi: - Me gustaría llevarme todo el equipo médico que tengáis como también alimentos y bebidas, si nos vamos todos será mejor no dejar nada que nos haga falta para el viaje, también podemos coger la gasolina que tengamos y equipo para el mantenimiento de los vehículos como si hay que cambiar las ruedas, por supuesto llevarnos ruedas de repuesto, y todo el equipo de supervivencia que halla en la casa. Comentó Roan con actitud decidida sabiendo el giro que había tomado la cuestión, y que los recursos de alrededor se habían gastado con el tiempo... y lo que quedaba era lo más valioso que podían llevarse para allí donde iban.

Empezamos a preparar la marcha inmediatamente, no teníamos casi tiempo. Fui con Cameron a una habitación y me enseñó los equipos de música que tenían. Evalué los radiocassetes y comprobé, satisfactoriamente, que había bastantes para lo que quería hacer. También había cintas y CDs de música, de los cuáles cogí uno y lo examiné.

-¡Perfecto! Este es perfecto, el Black Album de Metallica. Me encanta James Hetfield, espero que siga vivo.

Salí de la habitación y me cogieron Larry y Diana por banda.

-"Contaba contigo Larry, has demostrado tener muchas agallas. Y contigo también, Diana. Necesito que cojáis a alguien más y llevéis todos esos equipos de música de ahí dentro al stryker. También hay que encontrar: cinta americana, bridas, cable de altavoz o paralelo, clemas de empalme y tijeras. Después hay que montarlo por el stryker, para que el vehículo sea una especie de concierto ambulante. Hay que hacerlo en quince minutos como mucho. Por cierto Larry, después de montarlo, espero que vayas en el grupo que vaya por delante del bús eliminando cualquie zombi que os salga al paso. Tú, Diana, irás en el bús. Dispara a todo aquello que no haya sido barrido por el grupo de Larry. Hablad con los demás y que recojan todo lo que nos pueda servir para sobrevivir: comida, agua y armas. ¡Que NO se quede nadie atrás! Los heridos o ancianos al bús y los demás en otros vehículos o con Larry. Que estén todos preparados, en quince minutos, en la entrada. Y no te olvides de Xira y su comida, por favor.

Vi entre la multitud a la doble J y me acerqué a ellos. Les comenté rápidamente el plan que íbamos a seguir.

-"Ya sabéis el plan y lo difícil de la situación, no hace falta decir que si fallamos estaremos todos muertos. No os voy a pedir acompañarme en el stryker, es el sitio más peligroso del plan. Voy a hacerlo sólo, pero no voy a impedir a nadie acompañarme. Si alguien viene, agradeceré no morir sólo, jajajaja."

Esta era una de las pocas veces que reía, quizá por los nervios. No esperaba morir, pero era lo más factible dado el plan. Sólo esperaba darles una oportunidad de escapar a los demás.

-"John, devuélveme las llaves, por favor. En quince minutos hay que estar listos en la entrada. Decidáis lo que decidáis, espero que salgamos de esta."

Una vez con las llaves en mi poder, me dirigí al stryker para prepararme.

La preparación del autobús me dio esperanzas y corrí para detener a mi madre. Fuera como fuese, ella no se quedaría allí.

-Mamá, el autobús se viene, y vosotros en él. No voy a dejarte aquí. Así que vamos, te ayudaré con Ian y el resto de heridos -le dije, sonriéndole pero a punto de echarme a llorar.

Cuando llegamos a la zona en donde estaba, vi que había bastante gente, algunos simplemente afectados por algo de desnutrición, seguramente por haber sido encontrados más tarde, otros por heridas de armas o gripes, y por supuesto, gente mayor, que sufría dolencias varias.

Yo miré a mi madre y ambas entendimos que o nos íbamos todos... o nos íbamos todos.

-Está bien. Este lugar ya no es seguro, así que todo el que pueda caminar, que intente ayudar a los demás. Vamos a salir de aquí con banda de música y todo.

- No. Me voy contigo Larry, no voy a permitir ver que te arriesgas la vida mientras yo estoy debajo del asiento. Es de a dos, así que da igual. Me pongo a tu lado. - respondo a Larry completamente decidida, sin dejar de escuchar a los demás. - Cuenten conmigo, seré la sombra de él y no me importa lo que diga, pero yo paso de ser televidente activa a ser alguien que tiene cojones. Y los tengo joder. - agrego al mirar los ojos de mi novio, dejando claro que no aceptaría un no como respuesta y más allá de que los militares tienen sus formas, es vital que alguno vaya al autobús para defender en caso de que se complique la situación. 

- ¿Disponemos de armas? ¿Objetos contundentes? Ya sea un martillo, un bate, lo que sea, pero que no haga ruido... Se nos vienen en bandada y no es plan. Tenemos que usar algo a beneficio nuestro y ver de asegurar los vidrios del autobús con algo, porque como rompan algún vidrio, se meten y no los paras con nada. Ya lo hemos vivido. - afirmo ya planificando, atrás había quedado la chica risueña, idealista, que soñaba con lograr algo lindo en su vida. Esto es supervivencia y demasiadas cosas hemos vivido, perdido y demás, no puedo darme el privilegio de no hacer nada. Tengo que hacerlo igual. 

Me mantengo presa de aquel acto, del roce de sus manos al recorrer cada rincón de mi cuerpo mientras los amarres se intensifican gracias al placer que ofrecen. Sigo allí danzando al compás de sus embestidas, moviendo mis caderas para sentirlo muy profundamente cuando golpea con su glande mi cérvix. La sensación me doblega, sintiendo como todo el cuerpo se estremece y deshace en el mismo vaivén los cuerpos. Ya ni recuerdo que estamos debajo del grifo, que la casa está llena de gente ni que esos gemidos de mi parte, nos puede traer una regañina como consecuencia. 

Estoy viviendo el instante, dándolo todo allí mismo por la persona que amo y es entrega, plena, pura, carnal y romántica. Nunca he estado con alguien como Larry, me puede, todo él y más su mirada cuando nos mantenemos unidos mientras el sonido acuoso de mi sexo es la melodía que ambos escuchamos para mantener la pasión a tope. Vuelvo a su boca, besando esos labios, jurando en silencio todo lo que anida en mi corazón que es suyo. Pero la lujuria me desborda, acelero un poco más el ritmo y lo miro a los ojos entre gestos muy eróticos, sensuales. 

Hasta que de repente viene el primero de mis orgasmos, es fuerte, con ganas y hace que me contraiga entera mientras él está allí dentro de mi. Me aferro a su cuerpo, los gemidos mueren en su boca bajo el manto de un placer explosivo, único. Como si fuera la primera vez, como si fuera un para siempre, da igual. Estoy tan enamorada de este hombre que sigo, quiero más, retomo el ritmo jadeando, ilusionada, tonta. - Te... ahm... Te amo, Larry. - confieso entre gemidos, entregada, feliz. 

 Staci suspiraba aliviada. Por un momento temió lo peor y creyó que su padre iba a dejar a toda aquella gente por su cuenta, pero no. La familia estaba primero, pero eso no significaba dejar de lado a todos los demás.

- Ok, Papá. Yo... yo iré al autobús. Lo conduciré hasta el puerto; ya lo he hecho antes. Creo que es donde más puedo ayudar...

 Diciendo esto, la chica prodigio se dirigió hacia aquel vehículo, viendo como todos los heridos, enfermos y demás personas con prioridad subían. También vio que Roan se enlistaba para ir dentro del autobús; eso tranquilizaba a Staci puesto que si algún zombie lograba entrar necesitaban gente capacitada en pelea para defender a los demás. Ese pensamiento le recordó cuando los zombies le agarraron el pelo a través de la ventana mientras conducía ese vehículo. Recuerdo poco feliz.

- Lo que Tess dice es cierto: debemos reforzar las ventanas del autobús. Láminas de metal, chapas, rejas... lo que sea que evite que puedan simplemente romper el cristal y ya estar adentro. Y también haría falta algo para que los zombies no se queden trabados en la parrilla frontal del bus.

Diana aceptó el cumplido de Tom y se puso manos a la obra. Escopeta a la espalda comenzó a mover todos los equipos de música hacia el Stryker para ser usados por el militar. - No deberías ir solo en el coche Tom, si algo te ocurriera, dios lo no quiera, quedarías solo y sin posibilidad de moverte. Alguien te debería acompañar al menos por si las moscas y más cuando tienes el papel más peligroso. Si no tienes voluntarios iré contigo si te fías. - Añade entre carga y carga de material. La habían puesto como vigilante en el bus y aunque la gustaba la idea de acompañar al grueso del grupo para protegerlos no veía bien que alguien fuera solo a la misión más importante. 

Cuando todo estuvo, fue a por toda la comida de la perra y su juguete, aquel animal era la alegría que servía para hacerles sonreír entre todo aquel caos. Luego ayudó a meter todo suministro necesario tanto al autobús como al resto de vehículos, debían estar distribuidos por si alguno de ellos no lograra llegar. Siempre era importante tener otro plan para aquellos que no lograran llegar. 

John miró al militar sin decir nada.

Así que ahora quería ir solo, ¿eh? Ignoraba qué se le pasaba por la cabeza al sargento pero no entendía por qué el Stryker iba a ser el sitio más peligroso.

A menos que...

Bueno, no sería él el que intentara detenerle así que asintió mientras buscaba las llaves en uno de sus bolsillos y se las tendía a Tom.

- Espero que mi sitio siga libre, sargento - dijo intentando que no se notara el temblor de su voz. Y aunque supuestamente era un hombre de paz también estaba escrito que un pastor debía de cuidar a su rebaño, por lo que agregó - Y me gustaría poder contar con algún arma mejor que un mechero y un palo.

Me mantuve erguido, sin perder el porte militar que tenía tan estudiado y que ya había hecho tan mío, pese al mareo de sentirme atrapado en mitad de aquel remolino de personas espoleadas por el pánico. De ser cierto lo que contaba el padre de Staci el bombardeo era inminente y el tiempo de reacción que teníamos era poco más que un placebo, apenas un macabro momento de cortesía concedido a las víctimas para poder despedirse de sus seres queridos para no arrancarlos por sorpresa en el efímero instante de la detonación de una bomba termonuclear.  

A estas alturas la falta de sueño, el estrés y la fatiga se habían mezclado en mi cerebro formando un cóctel ácido que había diluido los recuerdos de las últimas horas hasta convertirlos en fragmentos de un sueño. Escuchaba a Tom dándonos las ordenes a John y a mi, pero ya solo podía concentrarme en la pregunta de si había merecido la pena dar de lado a la gente que quiero por mantenerme fiel a un sentido del deber sobredimensionado e inútil, vista la ineficacia y brutalidad que había demostrado el ejército durante el fin del mundo. 

Había sacrificado demasiado por nada. Había traicionado a los que más me necesitaban por ayudar a otra gente que si tenía muy claras sus prioridades, como Cameron. ¿Sería ya demasiado tarde para mi?. Si, estaba seguro. Pero asentí y me puse en movimiento. Algo tendría que hacer durante mi última hora de castigo. 

- Yo voy contigo en primera línea, sargento. Necesito...estar ahí - dije con la mirada clavada detrás de Tom, contemplando a una Claire de ojos enrojecidos cogiendo por la mano a su madre y dejando claro que no la abandonaría.  

Lentamente, la caravana fue formándose, en medio de prisas y tensión, llantos y ganas de luchar. El sargento colocó los altavoces en la parte superior del Striker y se montó en él, junto a John y Jack. John logró hacerse con un fusil.

Diana se subió al autobús, junto con la perrita, y ayudó a cargar los suministros y heridos. Después, se fue al Stryker junto a Tom, Jack y John. Deseaba estar en primera línea.

Por otro lado, la pequeña Hazel, Claire y su madre, la madre de Larry y James... todos fueron poco a poco encontrando su lugar en el interior. Mucha gente estaba sentada en el suelo. 

Staci ayudó también a reforzar las ventanas del autobús, y su padre colocó toda una estructura de metal delante, convirtiendo al frágil vehículo en una especie de quitanieves.

Roan se encargó de los suministros médicos y junto con la madre de Claire, de que el niño, Ian, y todos los heridos, estuviesen bien atendidos, al menos por el momento.

Por su parte, Tess y Larry se quedaron fuera, junto con el grueso del grupo, armados con sendas escopetas y dispuestos a volarle la cabeza a cualquier zombie que encontraran a su paso.

Cuando todo estuvo listo, Cameron miró la caravana y pensó que jamás tendrían una oportunidad mejor de salir de allí. Sonrió y miró al sargento, que lo observaba desde el Stryker.

-¡Adelante!

Tras dar la orden, todos avanzasteis, con medio ejército de hombres y mujeres rodeando el autobús y el Stryker a la cabeza, saliendo del recinto y empezando a avanzar lentamente hacia el puerto.

Directora, Diana dijo de venir en el stryker junto a la doble J y Tom. Por mi no hay problema. Añádala y a Xira también, por favor. El stryker irá un poco adelantado al grupo.

La caravana estaba lista. Desde arriba del stryker miré alrededor y comprobé que había decisión y coraje en las miradas de la gente. Todos los civiles estaban en el autobús o en otro vehículo. Los más capacitados iban en vanguardia y rodeando los vehículos, siendo la protección de estos. Iban bien armados. Teníamos, a lo sumo, cuarenta minutos para llegar al puerto, despejarlo de zombis y encontrar una embarcación que nos alejara de la ciudad. Había calculado que llegar al puerto, sin contratiempos graves, serían unos veinte minutos. Otros diez minutos para evacuar a la gente de los vehículos. Y otros diez minutos para zampar y alejarnos un trecho de la zona. Íbamos con el tiempo justísimo.

-"Buena suerte a tod@s, espero que nos veamos más tarde. Esperad mi señal para poder meteros al puerto. Hasta pronto."

Me senté y encendí el contacto. Miré hacia atrás y miré a mis compañeros. No sabía a ciencia cierta si comprendían que nuestra misión podía no salir bien y morir en ella.

-"Abrocharos bien los cinturones. Jack, tú te encargarás de la metralleta de arriba, si hiciera falta. John, tú de encender los radiocassetes cuando te lo comente. Diana, tú ayudarás a uno u a otro si necesitan algo. Ah! Ata a Xira en un asiento... hay un arnés y un enganche, que cogí para ella, detrás de ese asiento. Y bien, vamos a por nuestro destino. Por cierto, que alguno pruebe el walky-talky para ver si funcionan bien y ver quién lo tiene en los otros vehículos."

Aceleré y salí el primero de la casa. Tomé velocidad y empecé a dirigirme al puerto. Teníamos que llegar antes que el resto de la caravana para poder despejar el camino y, una vez en el puerto, a la horda que allí había. Si nosotros fallábamos, no habría futuro para el resto de nosotros.