Partida Rol por web

- ¿Todos tus amigos son tan indecisos en sus temas personales Eleanor? - Annemarie intentó ser discreta. No entendía a qué venía preguntarles a ellas eso - Señor Lean, su amigo suena francamente necesitado de ayuda. Si no está en apuros, tiene una manera extraña de expresar su tranquilidad. Pero no me atrevería yo a darle un consejo tan ajena como soy al nivel de su relación. ¿Cuál es la profesión de su amigo? ¿Tiene idea de a qué puede relatarse su problema?

Se había sonado a sí misma ciertamente cortante e intentó arreglarlo interesándose un poco más por el amigo de Alfred. Al verle dubitativo intentó aclimatar más la conversación. 

- Lo que sí puedo decirle es que Aberdeen, aparte del tiempo horrible que sufre cuando llega el otoño, es una pequeña ciudad que puede ser divertida, principalmente por sus pubs. Definitivamente le recomiendo que aproveche la ocasión. Yo la he visitado un par de veces invitada por mi amigo Peter Parker, trabaja en la Universidad de Aberdeen en el departamento de lingüística peleando por obtener fondos para investigar los idiomas pictos. Un tipo bastante peculiar. Si finalmente acude a la llamada podría acompañarle, mataría por volver a desayunar unos rowies típicos de la zona. Tengo unos días de asueto y me encantaría volver a ver a Peter - cogió su pinta de ale y se la acabó de un trago antes de terminar dirigiéndose a su amiga - Eleanor cariño, ¿tú no conoces Escocia verdad? ¿No te apetece descansar de tu marido unos días?

"No sé qué pensar... ¿De verdad estará en apuros? ¿Creéis que debería ir?"

Salgo de mi ensimismamiento y escucho a mi sobrino formular esas preguntas. Con un gesto amable, curioso, le pido que me entregue la carta y empiezo a leerla. Mientras, las mujeres arrojan comentarios sobre las dudas de Alfred. Un minuto después, ya me he puesto al día.

"Querido sobrino, si, como dices, ese tal señor Drake es un gran amigo tuyo, no creo que debas dudar en desplazarte a Aberdeen para ofrecerle la ayuda que te pide. Como bien dicen las santas escrituras, el amigo ama en todo momento; en tiempos de angustia es como un hermano."

Noto como la duda se cierne sobre la mente de mi sobrino, quizás debido a que el compromiso adquirido al invitarme a pasar una temporada en Londres le ata a esta ciudad.

"Por mi no tienes que preocuparte, Alfred. En cualquier momento puedo volver a Waterbury. No consentiría ser un obstáculo entre dos amigos que se necesitan."

-¿Buenos pubs en Aberdeen?- pensé sorprendida abriendo los ojos sin poder evitar esbozar una sutil y pícara sonrisa al tiempo que cruzaba mis piernas y dirigía mis hombros en dirección a Annemarie a fin de centrar todo mi interés en su conocimiento del lugar.

Apenas sin tiempo a reaccionar por mi parte, se pronunció el Pastor haciendo alarde de la bondad propia de alguien de su categoría.

-Si me permitís el comentario, Pastor, os honran vuestras palabras-

-Alfred- dije con un tono de voz seguro - tu tío nos acaba de dar toda una lección de bondad y saber actuar ante las necesidades de los nuestros. He de reconocer- añadí tras una breve pausa -que me ha convencido, si te necesita y es alguien con una cercanía hacia ti tal que no es necesaria una justificación para convocarte, deberías acudir. Además- proseguí algo más sonriente, con rostro relajado -dicen que Escocia es preciosa a pesar de la lluvia con sus verdes colinas y su olor cautivador. A buen seguro que sería una experiencia cuanto menos interesante-

-Ojalá nos pida que me le acompañemos, ¿se molestaría si me auto-invito?al fin y al cabo el acude por un problema y yo... lo haría para hacer turismo...- pensé fantaseando con la idea de conocer tan misteriosa tierra.

Observo en silencio. Como bien dice Juliette, el pastor nos ha dado una buena lección de humildad y de amistad.

-Ves amigo, sin preguntas. Yo lo haría-le dije algo parca en palabras mientras asiento con la cabeza hacia Alfred.

Mis ojos se fijan de nuevo en el pastor.

-No, Annemarie, no conozco Escocia y ¡no, no me apetece descansar de mi marido unos días! ¡¿Qué locura es esa?!-le recrimino a mi amiga riendo sonoramente-. Tú sabes perfectamente como es George, jamás necesitaría descancar de él.

Luego me quedo pensativa.

"Escocia... tiene que ser bonito y tal vez, solo tal vez lo que le ocurre al amigo de Alfred sea una buena historia" pienso mientras miro al infinito, luego sonrío para mí, sacudo la cabeza y tomo una vez más mi copa para darle un ligero trago.

-No se preocupe padre, entre los amigos de Alfred seguro que alguno podemos darle cobijo hasta que su sobrino vuelva-le digo amable y sonrío con dulzura.

Annemarie se carcajeó al escuchar la previsible contestación de Eleanor al respecto de su matrimonio.

- Por todos los astros 'El' - así se refería a su amiga en confianza, pareciendo que pronunciara la letra L tal como suena en inglés - cualquier pareja se beneficia de un descanso de cuando en cuando mujer. Piénsalo al revés, ¿no querrá descansar George de ti? Bien sabes que eso es más probable - siguió riendo.  

Todos parecían estar de acuerdo. Tenía que ir a la llamada de mi amigo sin falta.

-¡Cómo es posible que incluso haya dudado! ¿Qué clase de persona soy?

Comencé a inquietarme por la precipitación del viaje, las manos me temblaban ligeramente. Miré a mis amigos.

-¿Sabéis cuanto puede costar un billete de tren? Creo que me iré esta misma tarde... Sin falta. Bueno, quizá mañana. Sí, mañana sin falta.- dije empezado a cavilar.- ¿A alguno le apetecería conocer Aberdeen?- exclamé sonriendo, entre bromas.

Asiento con una gentil sonrisa a las palabras de la señorita Moreau y el ofrecimiento de hospedaje de la señorita Harris no puede hacer otra cosa que sonrojarme por su extrema amabilidad. No obstante, cuando mi sobrino propone a los presentes acompañarle en su viaje a Escocia, no puedo evitar mirarle con sorpresa y reprenderle, no sin perder el tono amable de mis palabras.

“Alfred, querido sobrino, no creo que esté en tu mano extender de esta manera la invitación de tu amigo que, por si no fuera poco, se encuentra en un momento de necesidad. No por lo menos sin que este sepa con anticipación que pretendes acudir a su llamada en compañía.”

Escucho el ofrecimiento de Alfred a la par que las bromas de Annemarie me hacen sonreír.

-Tienes una lengua viperina, mi amiga-le digo sonriente-. Mi querido amigo, me temo que su tío tiene razón-le digo a Alfred con tono amable y conciliador.

Luego miro a Annemarie y le guiño un ojo.

-Opciones he tenido de liberarle del yugo de mi compañía por un tiempo-le susurro con tono bromista.

"No podría soportar alejarme de George tantos kilómetros" pienso para mí siendo ésta la verdadera razón de mi negación a tan jugosa oferta de encontrar cosas sobres las que escribir.

Catherine sonríe ante el intercambio de las mujeres mientras sus pensamientos vuelan

-Escocia...debe ser preciosa y seguramente encontraría objetos extraordinarios que traer a la tienda...Sí,me encantaría conocer ese lugar.De todos modos es algo imposible.no puedo marchar ahora y mucho menos auntoinvitarme"-continúa escuchando a todos y observando al pastor.Parece un buen hombre e incluso se sonroja ante el ofrecimiento de alojarse con alguna de ellas lo cual hace que Catherine sonría con ternura.Definitivamente es un anciano entrañable

En ese momento, uno de los elegantes camareros se acerca a la mesa en la que os encontráis y susurra algo al oído del señor Lean a la vez que le hace entrega de lo que parece un papel.

Uno de los camareros se acerca y con una voz suave te dice:

Señor Lean. Ha recibido un telegrama. Cómo en la Oficina de Telégrafos conocen sus costumbre lo han traído aquí.

El camarero te hace entrega de un papel doblado con el siguiente texto.

_{Ignora la carta del día 15 STOP Todo va bien STOP No vengas STOP Siento las molestias STOP Quédate el dinero STOP}

_Drake.

No puedo creer lo que ven mis ojos. Tras acabar, me dejo caer en el respaldo de la silla y tiro el papel en la mesa. No se qué pensar. Mi nerviosismo va en aumento.

-¡Diablos! ¿Qué es esto?...

Espero a que se vaya el camarero. No quiero que piense que estoy loco.

-Por favor... echad un vistazo a... a eso.

Alza las cejas por la sorpresa antes de fruncirlas y coger el papel que Alfred ha soltado como si le quemase.Lo mira con curiosidad antes de dejarlo de nuevo sobre el tapete

La distendida conversación fue de pronto interrumpida por la reacción de Alfred al leer el mensaje que le fue entregado, ante el cual fruncí el ceño, extrañada, y acerqué mi rostro para poder leerlo ayudándome con el apoyo de los codos sobre la mesa.

Mis ojos escrutan el rostro de Alfred. Parece alterado y desencajado. Cuando mis compañeras han terminado de ojear esa nota, la cojo para yo misma leerla.

Annemarie no aguantaba más con la tensión repentina y el silencio grupal. - Por todas las ánimas, que alguien lea en alto esa nota. ¿Qué ocurre?

Me disponía a beber un sorbo de te, cuando mi sobrino exclamó excitado al leer el papel que el camarero le acababa de entregar. Devolví la taza algo contrariado a la mesa y, mientras varias de las presentes leían el contenido de la nota, pero sin soltar prenda de lo que esta decía, aguardé a que alguien diera alguna explicación a aquel sobresalto. Ante la incertidumbre reinante, la muchacha viajera, la señorita Kavanagh, no tardó en instar a la lectura en voz alta del escrito, petición a la que me uní cada vez más alterado, aunque tratando de guardar la compostura.

"Sí, por favor. ¿Nos podéis decir qué sucede?"

Finalmente, me hago con la nota y la leo en voz alta. Al acabar, quedo perplejo.

"No conozco al señor Drake, querido Alfred, pero quizás tu amigo es un hombre timorato y dado a alarmarse sin motivo ante hechos desprovistos de cualquier tipo de riesgo o notoriedad. ¿Podemos pensar que alguien le ha hecho entrar en razón?"

Pese a intentar buscar un sentido a aquel telegrama, mi rostro sigue denotando desconcierto.

Después de ver la nota miro al señor Alfred pues no entiendo su alarma.

-Alfred, seguramente su tío tenga razón. Creo que su amigo ha entrado en razón y ha decidido no alarmarle-le digo antes de dar un último sorbo a mi copa que ahora descansa vacía.

Saco un cigarrillo de mi bolso y lo enciendo tranquilamente.