Partida Rol por web

El foso del diablo

Escena 10. Desolación

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17/11/2020, 19:45
Alfred Lean

Tumbado en el suelo era incapaz de ver donde llevaban a Eleanor entre la maraña de puños y pies que me golpeaban sin cesar. Sospechaba que me rompían alguna costilla y estaba a punto de perder el conocimiento.

El cuerpo me dolía y después de un rato casi que dejé de sentir el dolor de los golpes que me asestaban. No podía hacer nada frente al grupo que me golpeaba. Solo deseaba que el destino de Eleanor no fuera como el mío.

- Tiradas (2)

Motivo: Aguantar paliza

Tirada: 1d100

Dificultad: 35-

Resultado: 48 (Fracaso) [48]

Motivo: Daño paliza

Tirada: 1d4

Resultado: 1 [1]

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19/11/2020, 15:25
Eleanor Harris
Sólo para el director

Eleanor pensaba que había hecho lo correcto. No había desvelado más información de la necesaria, no había puesto en (supuesto) peligro a aquellos que le ayudaron, ya fueran las familias de los fallecidos, profesionales de distintos sectores o ciudadanos corrientes que les brindaron un poco información, y había respondido con la mayor sinceridad que podía: No sabía dónde estaba, y cada vez tenía menos interés en descubrirlo.

Sin embargo no fue suficiente, o aquél hombre logró entrever las lagunas entre sus palabras, sentenciando así el destino de ambos.

¡¡Alfred!! – Hubiera intentado correr hacia él si no fuera porque dos hombres la agarraban, intentando zafarse sin éxito de su fuerza.- ¡¡Dejadle, le he dicho todo lo que sé!! – Horrorizada al pensar que sería las últimas palabras que le dedicaría a su amigo, y con lágrimas de impotencia bañando sus ojos, gritó de nuevo buscando la misericordia perdida que habían mostrado en un principio.

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20/11/2020, 20:21
Narrador

Aunque la lluvia de golpes es contundente, Alfred no pierde la consciencia en ningún momento. No obstante, el dolor y el miedo son tan abrumadores que llega un momento en que se siente incapaz de determinar con certeza cuantos minutos lleva tendido en ese mugriento suelo a merced de ese par de bestias.

El cuerpo del crítico de arte se asemeja a un muñeco de trapo, propulsado constantemente por los fuertes puntapiés de los dos policías. La sangre hace tiempo que corre libre por su cara y siente arder sus costillas cada vez que el ímpetu de los golpes le hace tomar una postura diferente sobre el duro suelo.

De repente, de la oscuridad surge una silueta. La poca iluminación y el velo de sangre que cubre los ojos de Alfred no permiten su identificación, aunque su altanera voz le delata. Se trata de Rowland.

— El Hierofante ya está aquí. Jack, te necesito en el embarcadero. ¡Vamos! Tú —el capataz se dirige esta vez al policía alto de cara inexpresiva —, acaba con esa piltrafa de una vez y nos vemos en diez minutos en la caverna.

Dicho esto, Jack, el policía musculado y de baja estatura, tras recoger su chaqueta y su arma, se pierde con Rowland en la oscuridad. Cuando estos se han ido, el otro agente, el de espeluznante mirada vacía, se dirige a un estante y, de espaldas a su víctima, revisa el contenido de este. Hurga entre las diferentes herramientas que ahí se guardan, cosa que hace pensar a Alfred que su verdugo está escogiendo, entre varias opciones, el arma adecuada para darle el toque de gracia.

Notas de juego

Dime qué haces y te digo qué tirada necesitas hacer, si es que es necesario.

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20/11/2020, 20:23
Narrador

Sin necesidad de alumbrar el camino, los dos gañanes arrastran a Eleanor por la oscuridad del almacén. Giran varias veces por los innumerables pasillos de embalajes y maquinaria que hay en el lugar hasta llegar ante una gran caja de madera apoyada en un rincón. Mientras uno de los esbirros de Rowland agarra con fuerza los brazos temblorosos de la escritora, el otro se acuclilla y levanta la madera con evidente esfuerzo. Al hacerlo, una trampilla queda al descubierto. De la oquedad de más de un metro de ancho que hay en el suelo, se cuela un aire gélido que pone la piel de gallina a la mujer.

— ¡Vamo', entra!

La mujer avanza titubeante hacia la trampilla y, al colocar un pie dentro y apoyarlo sobre el chirriante peldaño de lo que parece ser una escalera de madera carcomida, se sorprende al reconocer, surgido del subsuelo, el lejano rumor del oleaje marino.

—  El Hierofante llegará en cualquier momento y hay que prepararlo to'. ¡Vamo'!

Los tres descienden por la escalera varios metros hasta alcanzar un suelo duro y de superficie no uniforme. Una vez allí, uno de ellos busca detrás de unas rocas y saca un candil que enciende con una cerilla. La tenue luz descubre un angosto pasillo excavado en la roca. El ambiente es opresivo y una brisa húmeda y fría procedente del fondo agita levemente el pelo y la ropa de los presentes.

Eleanor, algo más cómoda al verse escoltada únicamente por uno de sus captores, ya que el otro sostiene el candil, empieza a caminar por el pasillo. Gracias a la tímida luz que ilumina su paso, descubre que la senda es irregular y que se ramifica en otros pequeños pasajes que se alejan del principal. Así mismo, a medida que sus pasos la hacen adentrarse en las profundidades, la escritora nota que cada vez es más usual que el camino serpenteé para sortear obstáculos naturales como socavones en el suelo y rocas de gran tamaño.

Notas de juego

Dime qué haces y te digo qué tirada necesitas hacer, si es que es necesario.

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21/11/2020, 14:50
Alfred Lean

Cada movimineto hace que el dolor suba desde mi pecho hasta la cabezas, pero si me quedaba ahi tirado, acabaría muerto. Tal vez acabara muerto de todas formas, pero presentaría algo de batalla.

Busco por el suelo algo que me sirviera de arma contra él. Un trozo de madera, una barra de hierro, algo con punta, pero desde mi posición era difícil ver mucho.

Tal vez pudiera empujarle contra las estanterías y salir corriendo, pero no llegaría muy lejos.

Notas de juego

Busco algo que me sirva de arma por el suelo.

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22/11/2020, 11:40
Eleanor Harris
Sólo para el director

La escritora seguía intentando zafarse de sus “captores” mientras gritaba el nombre de Alfred esperando que respondiera. Sólo así sabría que seguía vivo.

De los cientos de novelas de género negro que había leído, siempre pensó que el protagonista debía fijarse en el más mínimo detalle. ¿Qué le rodeaba? ¿Cómo era el tacto en el suelo? ¿A qué olía? ¿Qué dirección estaba tomando? Ahora sin embargo entendía perfectamente la psique de esos personajes ya que giraba, veía cosas a su alrededor mientras la arrastraban y no sabía discernir la ruta que estaban siguiendo o de qué material eran las paredes. Estaba completamente perdida a merced de esos desconocidos y eso era lo que más la aterraba.

Entre jadeos de impotencia y la rabia humana, tuvo que controlar sus impulsos de no abalanzarse sobre aquellos hombres y correr sin ninguna dirección simplemente para pensar. La trampilla, ese breve descanso mientras la abrían, fue suficiente para que su mente se ordenara, más activa que nunca, buscando soluciones y respuestas que necesitaba. El exterior. Estamos en el puerto. Tal vez un barco, un pasaje subterráneo. Unas cuevas.

No entendía de qué le hablaban, ¿Hierofante? ¿Preparar? ¿Acaso iban a presentarle a alguien? Reordenar la información que tenía tampoco estaba sirviendo de nada, confundiéndola más todavía mientras caminaba. Roca, explotación natural. Humedad, estamos al lado del mar. Intentó fijarse en los sonidos buscando el romper las olas o cualquier cosa que la localizara.

¿A dónde me estáis llevando? – Intentó apelar al único hombre que la sostenía, aunque su mirada seguía virando entre todos ellos y el camino natural.- ¿Quién es Hierofante? Si vais a matarme merezco al menos saber qué queréis de mí.

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24/11/2020, 12:33
Narrador

Dolorido y con la vista nublada por los restos de sangre y suciedad que le cubre el rostro, Alfred se coloca boca abajo y extiende los brazos tanto como sus entumecidas articulaciones se lo permiten. Aunque el tacto untuoso del suelo en cara y manos le repugne, el hombre se repone y busca desesperado algo con lo que poder defenderse cuando el policía regrese a, por lo que parece, darle el toque de gracia.

Tras apartar una gran cantidad de inmundicia, sus dedos no tardan en dar con algo alargado y metálico bajo el banco de trabajo que hay junto a él. No le hace falta mirarlo para saber que se acaba de hacer con un destornillador de considerables proporciones.

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24/11/2020, 12:35
Narrador

Antes de contestar a Eleanor, el gañán que la sostiene emite un desagradable sonido gutural y escupe al suelo, justo a los pies de la mujer.

— ¿Matarte? Pues no sé. A los otro' es mu' probable, pero a ti no creo. Me paece que el Hierofante tiene otra cosa prepará pa'ti. Ahora, en la ceremonia, lo sabremo' — dice el hombre con un repulsivo toque tétrico en la voz mientras sigue guiándola a través de las interminables galerías —. El Hierofante es el jefe. El que manda. Manda má que Rowland, que ya e' decir. Él es el que habla con nuestros hermanos del mar y también con el que mora en el foso, que e' el que ma' manda de tos' — de repente, con voz anhelante, los dos hombres pronuncian al unísono —. Aquel que nos dará riquezas y vida eterna junto a él, más allá de la tierra.

La travesía continua entre rocas y hoyos. Tras las declaraciones de los dos gañanes, Eleanor no puede evitar sentirse más inquieta. Eso hace que procure estar todavía más pendiente de todo cuanto la rodea, en busca no únicamente de algo que le aclare su ubicación, sino de cualquier punto débil en su cautiverio.

Notas de juego

Necesito que hagas una tirada de Descubrir. Si no puedes, la hago yo por ti. No hay problema.

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24/11/2020, 15:07
Alfred Lean

Acomodé el destornillador en la mano e intenté sobreponerme al dolor, y levantarme poco a poco. No sabía si mis piernas serían capaces de sostenerme, pero debía hacerlo como fuera.

Miraba al tipo, esperando que estando concentrado en encontrar una herramienta para rematarme, no me prestara demasiada atención. Poco podía suponer que lograría levantarme, si lo conseguía.

Poco a poco fui levantando mi cuerpo hasta ponerme de pie. Mi primera intención hubiera sido pincharle en el costado, pero sería más efectivo si conseguía clavárselo en el cuello desde atrás.

Notas de juego

Dime si consigo levantarme y eso.

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25/11/2020, 22:50
Eleanor Harris
Sólo para el director

No sabía si es que no estaba entendiendo nada de la conversación o estaba tan ocupada intentando buscar una posible salida que no logró discernir qué tenían pensado para ella. ¿Ceremonia? ¿Se refería a reuniones de algún tipo de religión que desconocía? ¿Algo relacionado con el mar?

Puedo-puedo pagaros si es eso lo que queréis. ¿Fama? ¿Dinero? Prometo daros un cheque en blanco, incluiros en las promociones de mi libro, ¡lo prometo! – Buscando cualquier excusa con tal de sobrevivir un par de horas más, seguía intentando zafarse de sus brazos a medida que bajaba por el camino, preguntándose cuándo llegarían al final.- No tenéis por qué hacer esto, ¡por favor!

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 65-

Resultado: 34 (Exito) [34]

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27/11/2020, 15:08
Narrador

A duras penas, Alfred se levanta del suelo y se aproxima al policía por la espalda, con una única idea en la cabeza: "él o yo".

Notas de juego

Necesito que hagas una tirada de Discreción. Si la consigues, el ataque que hagas impacta automáticamente, así que puedes narrarlo. Si no, me encargo yo de narrar las consecuencias.

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27/11/2020, 15:09
Narrador

Los hombres hacen oídos sordos a las peticiones desesperadas de Eleanor mientras siguen avanzando a través de la oscuridad y repiten con voz profunda, como si de un demencial mantra se tratase, sus últimas palabras:

Aquel que nos dará riquezas y vida eterna junto a él, más allá de la tierra.

La escritora no tarda en darse cuenta de que no conseguirá disuadir a los hombres y que, por muchas cosas que les ofrezca, no podrá alejarlos de su objetivo. El fanatismo es palpable en el comportamiento de los dos gañanes y eso hace que Eleanor vea todavía más reducidas sus opciones para escapar.

De repente, la mujer se da cuenta que, pasados cinco minutos caminando, después de cada giro por la tortuosa consecución de pasillos, el hombre que lleva el candil pasa su mano por la roca de la esquina que están a punto de torcer y desliza sus dedos levemente. La repetición de este movimiento hace que Eleanor enfoque su atención en dicha acción para descubrir que el gañán parece palpar la roca en busca de unas pequeñas marcas que hay practicadas sobre su superficie.

La concentración de la escritora se rompe cuando esta percibe el sonido lejano de un crujido, parecido al de la madera quebrándose. Los dos hombres, que también han escuchado el chirrido, se miran extrañados y, sin decir nada, aprietan el paso.

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27/11/2020, 15:42
Alfred Lean

Conseguí levantarme poco a poco a pesar del dolor de mi cuerpo. Tenía miedo de que los latidos de mi corazón delataran mi movimiento. Para mi resonaban como un tambor de una banda de música.

Movía un pie detrás de otro esperando que en ninguno de ellos crujiera el suelo y delatara mis intenciones. No sucedió nda y logré situarme lo suficientemente cerca de él como para descargar una cuchillada al cuello.

El golpe ahogó el grito que pudiera hacer el tipo y a cada intento de respirar, la sangre salía de la herida, salpicando el suelo. Cayó con un fuerte golpe al suelo, manchándolo de sangre que se extendía cada vez más. Inavdido por la adrenalina, fui hacia la puerta y escuché tras ella para ver si había alguien al otro lado.

- Tiradas (1)

Motivo: Discrecion

Tirada: 1d100

Dificultad: 60-

Resultado: 19 (Exito) [19]

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28/11/2020, 09:08
Eleanor Harris

El camino estaba siendo demasiado tortuoso, preguntándose cuánto quedaría para llegar, convencerlos o lograr escapar. Seguía fijándose en todo lo que la rodeara pero eran idénticos pasillos que parecían repetirse en un plano sin fin, ¿cómo sabían siquiera ellos mismos el camino? Pensaba en una memoria eidética hasta que descubrió que esas paradas no eran para descansar o recordar el verdadero camino, sino para descubrir las marcas que la guiarían. Si logro escapar sólo tengo que seguirlas.

Tenía el plan, tenía la forma, pero le faltaba llevarlo a cambio. Sin embargo, como si de un regalo divino se tratase, aquel ruido lejano y sobre todo ver que los hombres parecían asustados, le hizo pensar que alguien, quien fuera, les había seguido hacia el interior y los buscaba.

¡¡AYUDA!! ¡¡SIGUE LAS MARCAS EN LAS PAREDES!! – Gritó con todas sus fuerzas esperando que aquella cosa  o persona la escuchara.

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01/12/2020, 20:27
Narrador

Alfred se mantiene atento a cualquier sonido que delate la presencia de Rowland  o de alguno de sus secuaces en el gran almacén en el que se encuentra, pero, salvo el ruido de la llama consumiendo el gas de la lámpara que hay sobre un taburete, no escucha nada.

Cubierto por la sangre del policía, cuyo cuerpo tendido sobre una mugrienta tela se agita agonizante y en silencio, el crítico de arte mira en todas direcciones con el pulso enloquecido. La brutal descarga de adrenalina hace que, pese a haber sufrido serias contusiones, se sienta vigoroso y capaz comportarse con determinación. El hombre se reconoce rodeado de altas estanterías metálicas, llenas de cajas de madera y sacos vacíos. Sobre el banco de trabajo en el que hacía unos minutos hurgaba el agente es capaz de distinguir, entre múltiples herramientas de mecánico, el arma reglamentaria del agente.

Notas de juego

Estás en el almacén de la Planta Procesadora que, salvo por el despacho de Rowland, es un espacio abierto, así que no hay puertas. Ya he corregido tu post :)

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01/12/2020, 20:28
Narrador

El hombre que mantiene sujeta a Eleanor, claramente contrariado por la llamada de auxilio de esta, le propina un contundente puñetazo a la altura del estómago, cosa que hace que los gritos queden ahogados al instante. Tras ello, entre improperios acallados, los dos hombres aprietan el paso y se adentran en la caverna, arrastrando el estremecido cuerpo de la escritora.

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01/12/2020, 22:40
Narrador

En el pequeño ensanchamiento del corredor de tierra y guijarros, la temblorosa luz emitida por una vela encajada en la superficie irregular de una roca arroja claridad sobre los barrotes oxidados de lo que parece ser una celda. La iluminación no es suficiente para ver en su interior, pero un murmullo lastimero delata la presencia de, por lo menos, un preso.

A pocos metros, un hombre encapuchado se dirige entre aspavientos hacia la cárcel, agitando una pesada anilla cargada de llaves.

— ¡Us he disho que us estéis quietas, mecagondió!

Justo en ese momento, de la oscuridad de una de las bocas de la caverna, un destello anuncia la llegada de tres figuras humanas. Un hombre de vestimenta desaliñada que porta un candil ilumina el paso de otro más de semejante apariencia que sujeta con fuerza los brazos de Eleanor que, infructuosamente, intenta zafarse de la presa a cada paso que da.

— ¿Se pue' saber que ha sío ese ruido? ¡Estás aquí pa' vigilar y no pa' tocarte las narices, coño!— dice el tipo del candil al encapuchado alzando un dedo a modo acusador— ¡Como algo salga mal, Rowland no' cortará lo' huevo' po' tu culpa, casho mie'da!

El tipo de la capucha queda momentáneamente contrariado por las duras palabras de su compañero. Pasados unos pocos segundos, cuando este, por su parte, se dispone a recriminar el grito de auxilio de la escritora, el portador del candil vuelve a intervenir con el mismo tono brusco.

— Llevaos a esas zorras a la cámara de ceremonias y preparaos. Yo me llevo a esta. No' vemo' allí.

Dicho esto, el tipo le pasa el candil a su compañero y toma a la escritora de las muñecas para adentrarse nuevamente en la oscuridad, no sin antes dirigirse con aspereza a la mujer.

— Como se te ocurra volvé a gritá, te parto la cara.

Notas de juego

Olvida lo de cambiar de escena. Mejor seguimos por aquí hasta nuevos acontecimientos ;)

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02/12/2020, 10:45
Eleanor Harris

El golpe fue tan inesperado como rápido, cortándole durante unos segundos la respiración a la escritora, quien se encogió por acto reflejo mientras notaba un repentino dolor en su estómago. Habría encontrado la línea que no debía cruzar tras tantear los límites de sus captores: el excesivo ruido. Podía retorcerse, podía preguntar, pero no dejarse llevar por sus miedos y gritar… no sabía si esto seguiría vigente el resto del trayecto, pero guardó esa información en un cajón oculto de su memoria.

Ante la “llegada” de nuevos visitantes, aunque no quería arriesgarse a hablar, sí que usó el lenguaje no verbal para intentar lanzar un mensaje de auxilio dudando en realidad que sirviera. Miró al tipo encapuchado con lágrimas todavía en los ojos del dolor y del miedo, jadeando por cada intento de zafarse, pero la insistencia de sus captores para volver a caminar fue suficiente para saber que ahí terminaba la cosa.

Si vais a matarme al menos déjame irme con dignidad.- Ya no le quedaban más formas de intentarlo y, en estas situaciones, la heroína esperaba que el escritor ideara una salida repentina antes de caer en las garras de la muerte.- No puedo huir, y si lo intento volveréis a capturarme… os ruego que me dejéis caminar por mi propio pie.- Estaba aceptando su destino, tal vez demasiado pronto, esperando así que la soltaran. No quería recordar sus últimos momentos entre lágrimas y arrastrada como si de un animal se tratase.

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04/12/2020, 19:25
Narrador

Un último suspiro indica el fallecimiento del policía que, con la mirada fijada en la nada, yace inmóvil y cubierto de sangre en el mugriento suelo. Ante la más que evidente muerte del agente, Alfred no siente la necesidad de comprobar su pulso y, sin saber exactamente cuál será su siguiente paso, se dispone a adentrarse en la oscuridad del almacén.

Notas de juego

Creo que se te ha pasado postear ;) Dime, ¿qué haces?

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04/12/2020, 19:26
Narrador

El hombre tarda unos segundos en contestar a la petición de Eleanor.

— Ya sabes que no creo que te vaya a pasá ná. ¿Es que está' sorda?

Notas de juego

Necesito que hagas una tirada de Persuasión para convencer al tipo de que te suelte. Aplica un malus de +15 porque desconfía de ti. Y no hace falta que dramatices la tirada. Ya lo has hecho en tu último post :)