Partida Rol por web

Es de noche. Te hallas ya metida en la cama bien arropada, tras un día tranquilo, lluvioso. Lord Baelish entra en la habitación. Empieza a desnudarse. Se pone la muda del pijama y entra contigo en la cama dándote un dulce beso en la mejilla. Puedes oler su aliento ligeramente a vino, pero no te desagrada.

-Cariño, tengo cosas que contarte.
Te sonríe, o puedes intuir una sonrisa dentro de la oscuridad.

Esta noche te toca montar guardia. Estás en el pasillo que da a la habitación de Lord Arryn. Vas perfectamente armado, y notas como el sueño intenta vencerte poco a poco. No te preocupas demasiado, estás ya acostumbrado a esta sensación. Meñique ha entrado a su habitación hace un par de minutos, no más. Escuchas sus risas a través de la puerta. Junto a ti pasa el mayordomo, con paso ágil. Te saluda.

-Vaya, te toca guardia por lo que veo ¿eh?

Otra noche aburrida de guarda nocturna ,lo peor de estas guardias es que son siempre la misma monotonía de mierda, vigilando el pasillo ,la puerta, de pie y sin pestañear y sin poder estirar los músculos, esto no estaba echo para mi pero supongo que esto iba implícito en el trabajo y es un mal menor, para mi los mejore momentos del día era cuando entrenaba o cuando salíamos de cacería ,las de mas horas estando en la corte de pie y viendo y escuchando interminables reuniones de un coñazo interminable sobre asuntos de la Casa Arryn era uno de los peores momentos del día.

Estando en el pasillo veo que se acerca el criado anciano de la casa Arryn. Un buen hombre siempre muy servicial, pese a su edad  hace muchas tareas y yo diría que incluso mejor que un hombre más joven.Eficiente es  de eso no cabe duda.

Le saludo y le contesto

Si digamos que hoy me toca ami, tener una noche muy divertida de guardia, pero es lo que toca y hay que joderse.

Arcolargo. Ha amanecido. Un día fresco. Durante la noche anterior no paró de llover. Te levantas de la cama y te asomas a la ventana. Las calles de Arcolargo están mojadas, la gente se resguarda en sus hogares. Se ve el humo de las primeras chimeneas. Sobre la mesa de tu habitación hay preparado un vaso de zumo de naranja, huevos fritos y algunos frutos secos. Hay una nota junto al desayuno. Por lo demás el resto de la habitación está como siempre, aunque ya va haciendo falta que Jela, la sirvienta, la limpie un poco.

-Es normal, a alguien le tenía que tocar ¿no? Se frota la nariz. Seguramente es mejor que estar ahí fuera en la interperie, con la que está cayendo. Aunque una tormenta así es buena para el valle...

Te encuentras en una sala en el castillo del Nido de Águilas. Junto a ti hay en la habitación tres guardias armados. La sala está iluminada gracias a la chimenea y a la luz que empieza a entrar del día. Es una sala de reunión por lo que pareces percibir, pues hay una gran mesa central y varios asientos. Has dejado el suelo algo embarrado puesto que ha estado lloviendo durante toda la noche. Los guardias te echan miradas despectivas, pero ninguno dice nada. Un hombre anciano entra en la habitación, y no olvida cerrar la puerta para que no se pierda el calor.

-Vaya día más malo ¿eh? ¿Dónde habré puesto la llave?. Abre un par de cajones de un mueble. Es que tengo una cabeza...En seguida baja Lord Arryn amiga.

En eso le doy al razón ,pero se sorprendería donde dormíamos yo y mis hombres durante la guerra, tengo dormido lloviendo y haciendo un frío de mil demonios  en el hueco de un árbol ,en una gruta y hasta en un bote varado roto que valía de refugio improvisado, hambrientos, calados de frío y de lluvia ,pero cuando te acostumbras a vivir en esas condiciones ,te da igual que llueva, nieva o se caiga el cielo sobre ti ,lo único que vale es la supervivencia y adaptarse a las condiciones en las que estas ,en eso los que están acostumbrados  a la vida cómoda de un castillo no duran ni dos días en esas condiciones y ahí es la diferencia entre un guerrero y un soldadito de postin,ajajja.

Hablo en bajo para no despertar ni molestar  a nadie a esas horas.

Y dime amigo. Se acerca a ti para hablar en susurros. ¿Te has enterado de lo que ha pasado durante estos días?

No la verdad que no estoy muy enterado de las intrigar palaciegas o las noticias del exterior, normalmente voy a mis asuntos privados, pero cuéntame que noticias circulan por aquí, es bueno a veces estar informado.

Tiene que ser importante para que me lo diga en susurros.

Le devuelvo la mirada a los soldados, tan despectiva como ellos o más si cabe. -¿Habeis oido?- miro a los guardias. -A-mi-ga. Dejad de mirarme asi  antes de que me canseis.-

-¿Para qué me ha hecho llamar el lord?- miro entonces al anciano mayordomo, impaciente.

La reina ha muerto...Y ya sabes lo que dice el dicho. A reina muerta, reina puesta. ¿O no era así?. Pone una expresión pensativa, como si estuviese recordando algo. Bueno da igual, ¿a quién le importa? He de marcharme, mañana se intuye un día duro. Te da una palmada amistosa en el pecho y se marcha silvando suavemente.

Eso no lo sé, no son cosas que me suele contar el señor. Se para y recoloca las vasijas que había sobre la amplia mesa. Pero creo que son asuntos de bastante interés. Según parece, alguien importante ha muerto. Pero que leches, yo no tendría que estar contándote esto, no son asuntos míos...No puedo parar callado, maldita sea. Estoy chocheando. Para de hacer sus cosas y te mira fijamente. Te veo muy guapa. ¿Has disfrutado de un buen viaje?

Llevo mis manos a mis pechos y los levanto apretándolos.

-Es lo que tiene que no deje de llover, la ropa se pega al cuerpo de una buena mujer, y la hace aún más hermosa. Tu estás cada día más viejo, viejo.-

No lo digo de mala manera, de hecho es uno de los pocos hombres que me caen simpáticos del castillo.

-Subir hasta aquí arriba nunca es cómodo, y si llueve menos.-

Rápidamente, como sonrojado, intenta mirar hacia otra parte.

¿Dónde habré puesto esa maldita llave? Desde luego, a veces me pregunto que sentido tiene que me conserven como el mayordomo. Les caeré bien o algo al señor. Porque muy guapo no soy, ni alto, ni fuerte. Ahora sí, sé guardar un secreto, y sé ser leal. Vuelve a mirarte, una vez pasada el sonrojo. ¿Me ayudas un momento a colocar estas sillas? Señala hacia unas sillas relucientes que están en le esquina de la habitación. Tienen que estar listas para cualquier reunión.

-Claro, te ayudaré. ¿Cómo iba a decir que no después de que me hayas contado ese secreto?-

Intento que pique diciendo eso.

Ah sí, lo de la muerte de la reina. Esto se puede convertir en un caos. No corren buenos tiempos amiga y yo creo que Lord Bae... Ves que de repente se para en seco, dándose cuenta de que ha metido la pata. Deja la silla que estaba transportando en el suelo un momento. Y se acerca para susurrarte. No debí haber dicho eso, por favor, no le diga nada a Lord Baelish. Era él quién te lo tendría que decir...Cada vez estoy más viejo...Maldita boca la mía.

Los guardias de la sala evidentemente, también se han enterado, y se miran entre ellos aguantando la risa.

-Tranquilo...¿quieres que mate a esos dos?- señalo a los guardias con un gesto por encima del hombro. -Así no dirán nada. Y de paso dejan de reirse tan descaradamente como imbéciles.-

Termino de acercar las sillas para que no se esfuerce.