Partida Rol por web

Ves como alguien se acerca a tí en la distancia. Reparas en quién es y te das cuenta de que es Lysandra, la prostituta que se marchó con vosotros. Viene con cara de preocupación, al veros en vuestro estado. Recorre la distancia que os separa rápidamente, intentando no tropezarse alzándose el vestido, esquivando los destrozos del combate. Llega junto a tí

-Mi señor...recupera el aliento. ¿Se encuentra usted bien? 

Pasa junto a ti un caballero cojeando, al que en un principio no reconoces. Al acercarse reconoces su escudo del toro rojo, en fondo blanco, característico de los Prester. Es ser Agus, visiblemente herido. Va en dirección al campamento de heridos. Al pasar junto a ti te pregunta.

-¿Bien el combate Walter?

- Bien sabéis que no soy un hombre de armas, Ser Agus, este no es mi "campo de batalla" - le dedico una sonrisa cordial - si hay algo en lo que os pueda ayudar... - me ofrezco debido a su estado

Meneo  un poco la cabeza – no creo que sea una razón de mucho peso para desconfiar de él, no creo que sea capaz de morder la mano del amo que lo alimenta, si juzgamos por su pasado creo que tendríamos que extender la baraja de posibles traicioneros, sin embargo le tendré vigilado más de cerca si eso te tranquiliza por ahora lo mejor será apurarnos a desembarco del rey a ver si encontramos allí las respuestas.... has comentado esto con alguien mas?

No responde a tu última pregunta. No sabes si no te ha escuchado, o la ha evitado.

Vigílalo bien.

Se marcha sin más.

 Le dediqué una sonrisa valiente, tratando de quitarle importancia a mis heridas:

 - No es nada, he recibido castigos peores en las sesiones de entrenamiento...

 No quería preocuparla más de lo que ya estaba.

No parece que tu respuesta la halla dejado satisfecha del todo. Lo notas.

¿Quiere que le prepare algo señor? Si quiere le voy preparando su tienda, y le hago su cama. También puedo prepararle algo de comer, si así lo desea.

 Asentí agradecido:

 - Gracias, lo de la comida está bien. Lo de montar la tienda puedes pedírselo a los hombres en mi nombre, no es necesario que lo hagas tú sola.

Como siempre ser axell un gusto hablar contigo– le digo mientras se aleja,pienso un momento en lo siguiente que voy a hacer mientras me encamino a la tienda donde atienden a los heridos, pero antes de  entrar me arrepiento y voy en busca de Ser Robb Beneford

Se marcha cortésmente. Es muy simpática contigo, y puedes percibir que se trata de una buena persona. Te paras un momento y te fijas en el campamento. Han retirado los cadáveres y los han juntado todos en hileras, debidamente tapados por mantas. Las tiendas de campaña ya están montadas y hay mucho ajetreo entrada la noche. El maestre se acerca hacia tí.

Ser Gaheris, ¿cómo van esas heridas señor?

Preguntas a varios soldados por Ser Robb Beneford. Habéis tenido bastantes bajas, entre ellas la de algunos notables caballeros. En el ambiente predomina la desesperanza, algunos están intentando insuflar ánimos. Al fin consigues llegar hasta Ser Robb. Está conversando con dos de sus soldados. Te mira y te hace un gesto para que te acerques.

-No gracias Walter...sonríe, se agarra un costado, visiblemente dolido. Estos malditos no nos han dejado en buen lugar eh...Ahora que lo dices Walter. No me vendrían mal un par de rubias, sólo para que duerman conmigo. Ya sabes que estoy prometido, es por eso del calor, ya sabes... 

Pasa junto a vosotros el maestre Dorell en dirección a Gaheris. Está realmente ajetreado con tantos cuidados, y se le ve cansado.

-Pobre muchacho...larga noche le espera...¿Por cierto, qué habéis hecho con el prisionero?, ¿sabes algo?

 Saludé al hombre:

 - Bien, gracias, Dorell. ¿Como está la cosa?.

Disimulé una sonrisa y negué con la cabeza tras la petición

No voy a traerte rameras desgraciado

- No tengo ni idea, y lo cierto es que poco me interesa. Aconsejé que se continuara el viaje y no se ha hecho, cosa que nos costará cara... más que este ataque - aseguré, algo malhumorado

Mi bien hallado Robb , haciendo las cuentas de nuestras pérdidas eh? – me acerco y le coloco una mano en el hombro – tienes tiempo para unas copas de vino necesito beber y despejar la cabeza me acompañas?

-Siempre tengo tiempo señor. Te da un fuerte golpe en la espalda, amistoso, pero que lo notas terriblemente. Saca un barril de una tienda y un par de tocones de madera. Siéntate Brock, te lleno. Te sirve una copa de vino.

Te acercas, y no has escuchado nada que te llame la atención. Han sido un par de frases cortas, y Ser Axell se ha marchado en otra dirección. Ves que Brock se dirige hacia dónde se encuentra Ser Robb Beneford.