Partida Rol por web

Abro la puerta y dejo paso a los hombres que vienen muy  seguro a darnos una calida bienvenida.

Me quedo a una distancia prudencial, con los brazos cruzados y por supuesto en actitud vigilante, por mucha autoridad que sea no me fió de nadie en esta ciudad.

-¿Cómo me van a tender una trampa? y baja la voz.-

La miro, esperando que se explique.

Te conducen a una habitación especial, cercana a la de Lord Baelish. La habitación es espaciosa, bien iluminada, limpia. Hay ropa junto a la cama y algo de comida servida en la mesa. Desde luego no se han ahorrado en detalles a vuestra llegada. Te despediste de Lord Baelish hace unos quince minutos. Ser James llega a tu habitación a ver si está todo en orden.

-Vaya...veo que no te puedes quejar Lord Hunter. Todo tipo de comodidades, ¿eh?

Me sorprendo cuando llaman a la puerta. ¿Quién puede ser? ¡Si acabamos de llegar! Miro a aquel anciano cuando entra a avisar de la llegada de Lord Blackmont. Rápidamente y antes de que entre me arreglo el vestido y el cabello para intentar mejorar mi aspecto que tras varios días de viaje no creo que sea precisamente bueno.

Muestro la mejor de mis sonrisas mientras aquel anciano me besa la mano y me alaga con sus palabras.

-El honor es nuestro, Lord Blackmont.-le digo sonriéndole-Nos disponíamos a pedir algo de comer ¿quiere acompañarnos?- le pregunto educadamente dada la situación mientras le señalo una butaca donde pueda sentarse.

 Asentí conforme, mientras escuchaba las nuevas noticias:

 - Así sea, estaré listo para el evento, ¿sabéis algo ya del resto de las casas?. No me vendría mal saber a lo que atenerme con respecto a ellos.

Alisa clava tira su espada sobre la mesa, rompiendo algunos platos y esparciendo la comida.
Eres hija del Azor Ahai, comportate como tal -grita enfurecida Alisa, mirando a Sylven -no me quedaré callada mientras pasas por alto nuestro deber, mientras escupes en nuestro dios ¡blasfema! -continua la mujer, furiosa, sin mirar a Lord Gendry -La Casa de la Luz solo es una herramienta para que el Señor de la Luz alcanza el lugar que le pertenece, al igual que yo misma o el propio Azor Ahai.

Alisa se acerca a vuestro señor tras coger su espada y se arrodilla ante él -Mi espada está bendecida por el Señor de la Luz, por él respiro, por él lucho y a él he encomendado mi vida. Vos también jurasteis luchar por el único Dios por encima de todas las cosas. No puedes anteponer los deseos de la Casa de la Luz a los de R´hollor. Como Azor Ahai te sirvo con mi vida, pero tus órdenes deben seguir la senda de la luz.

Vuestro señor parece extrañado, inquieto. Mira rápidamente toda la habitación hasta que sus ojos se fijan en su hija. Su mirada es dura e inflexible, aún con cariño. Luego mira a la mujer que le ofrece una vez más lealtad, guardando sus palabras.

Finalmente Lord Gendry se levanta, lanzando la espada de la mujer contra la pared con fuerza -¡No toleraré disputas entre mis vasallos! ¡No permitiré conflictos durante nuestra estancia en Desembarco del Rey! -grita furioso mientras coje una jarra de vino y la estrella contra la mesa - Marchaos todos de aqui, ¡ahora! Dejadme solo, necesito meditar en soledad.

El maestre te señala uno de los dibujos -¿Ves eso que está dibujado en este folio? Es lo que mató a la reina. Observas el dibujo detenidamente. Ves que algunos de los órganos del interior del cuerpo de la mujer están dibujados con algunas zonas oscuras, dándoles un aspecto necroso, enfermo, muerto.

Algunos de los órganos de la Reina estaban ¿como decirlo? enfermos, muertos. Algunos dirian que estaban malditos, embrujados por demonios, dioses o pesadillas-te comenta el hombre -nunca había visto algo así y no se a que se debe. Pero esto es lo que le provocó una muerte tan rápida a nuestra difunta reina.

Muchas gracias por la hospitalidad mi señoria pero me temo que el tiempo urge y no puedo disfrutar de una comida con ustedes. Simplemente he venido a daros una información en nombre de la Mano de la difunta Reina, Lord Quentyn Martell. Mi señor os envía sus disculpas ya que no puede asistir en estos momentos ha recibiros -os contesta el anciano con amabilidad, explicandoos el motivo de su visita.

Lord Arryn asiente con amabilidad ante las palabras del anciano Lord Blackmont y responde usando palabras con tono suave, medidas -Es todo un honor para nosotros ser recibidos por un miembro del consejo, sobretodo siendo usted dicho miembro, el gran Lord Blackmont. Mis oidos estarán encantados de escuchar la información que Lord Quentyn quiere compartir con nosotros, aunque me apena no poder verle en persona

Es todo un honor recibirle Lord Arryn. La Mano me ha pedido que os haga llegar su voluntad. Quiere que vuestra gloriosa y honorable casa apoye el testamento dejado por la Reina Daenerys para de esta manera asegurar un nuevo periodo de paz en nuestras tierras -comienza a explicaros el miembro del consejo -me ha pedido que os informe que si los apoyais, tal y como es vuestro deber para con la difunta reina, os será concedido un puesto en el consejo, mi señor Lord Arryn, además de una disminución de los impuestos que debe pagar vuestra casa a la corona -mientra habla Lord Blackmont se acerca a Lurleen quedando justo delante de ella y dedicándole las últimas palabras -y que vuestro hijo deje de ser el escudero de un caballero Lannister y se convierta en el escudero del futuro rey, protegido a su vez por uno de vuestros hombres de confianza, como por ejemplo este -dice señalando a Logen.

El anciano deja que sus palabras resuenen en vuestras cabezas varios segundos antes de explicaros lo que significa esa última propuesta -De esta manera vuestro hijo dejará de ser un rehén de los Lannister y se convertirá en el escudero más importante de Poniente, siempre protegido por hombres leales a su padre. Vuestro hijo os estará eternamente agradecido si aceptais la petición de Lord Quentyn Martell.

Escucho atentamente la conversación del  anciano consejero

Interesante ya comienza los movimientos por el poder, la propuesta la verdad por apoyar el testamento es inmejorable, pero yo antes de decantarme apoyar a muerte ese testamento estaría bien escucharlo antes por si acaso hacemos un mal trato, al menos es lo que yo haría, pero claro uno solo es un simple hombre de armas……. Oír, ver y callar.

Den abre su boca para hablar, pero sabe que en este estado de efervescencia sus palabras se diluirán como las sombras ante una hoguera. 

Hermana Alisa, una palabra en privado, si es tan amable. Hace un gesto de total bondad e inocencia, como si no hubiese visto la acción violenta que tomase hace unos segundos y como si no pudiese destriparle como un pescado en un instante a través de sus ropajes de seda.

-Hombre pues... hay pocos detalles a mejorar. Tendré que ordenar a los lacayos que se den prisa con mis enseres. Hay que dar un buen espectaculo.- Dice mientras echa agua en un lavamanos y empieza a quitarse el polvo de la cara.