Partida Rol por web

El Portal Bostezante era una de las numerosas tabernas que salpicaban la ciudad de Aguasfrías, la Capital de Mercatia. Ubicada en el distrito del Castillo, se trataba de un local de gran tamaño con una gran sala común y balconadas interiores a izquierda y derecha que daban algo más de privacidad a los que allí se ubicaban. Sin embargo, ésta no era una taberna como las demás. En el centro de su sala común había un pozo de cuarenta pies de diámetro que conectaba directamente con el primer nivel de Ark Olaramordin. De hecho, junto al pozo había instalado un sistema de montacargas para descender a aquellos audaces aventureros que estaban dispuestos a internarse en los dominios del legendario mago enano Tharkün.

También se trataba de un local muy concurrido y esa noche, como casi otra cualquiera, estaba a rebosar. Su propietario, un hombre llamado Durnan, se encontraba tras la barra sirviendo bebidas. Era una posición privilegiada para vigilar casi todo lo que ocurría allí. O casi todo. El resto de personal, iba y venía atendiendo a los clientes, entrando en las cocinas y sirviendo las comandas. Todo parecía igual que siempre.

Aunque también había cosas que no eran como siempre. Esta noche ocurría un evento especial. No especial a nivel cósmico, ni siquiera algo que fuera a sacudir a Benerluxia o a la Confederación de Ciudades. Tampoco era algo que fuera a hacer temblar los cimientos de la ciudad (aunque quizás eso esté por ver). Pero sin duda alguna era especial. No todos los días un grupo de amigos se reunía después de varios años. Incluso aunque no estuvieran todos. Algunos seguían con el rastro perdido, otros estaban en algún lugar ganándose la vida y otros, bueno, nunca volverían. Pero al menos el destino había querido que cuatro de ellos se pudieran reunir. ¡Y no sólo eso! Era más que una simple reunión de amigos. Todos ellos, que ahora pretendían ganarse la vida como aventureros, se habían reunido para recibir un encargo del mismísimo Kernie D. Masters. ¿Quién es él? Pues nada más y nada menos que el mago detrás de las famosas Guías de Kernie. Como la Guía de Kernie para Aguasfrías, un repaso sobre la historia, la geografía y las costumbres de la ciudad. Y posiblemente el primer libro que podía ser utilizado como guía turística.

Y allí estaban los cinco amigos: AlexandrIa, Vladislav, Lía, Rabindranath Y Rogen. Rabi había sido el artífice de la reunión. Su padre adoptivo, era amigo de Kernie, y era a él a quién el famoso mago y escritor le había pedido ayuda. Así que esa mañana, Alterión le encomendó a su hijo y aprendiz la tarea de reunir un grupo de aventureros para ayudarle. El hombre consideraba que era hora de que su hijo llevara la práctica de la magia a otro nivel. Buscar aventureros en Aguasfrías era fácil. Pero tras saber que algunos de sus viejos amigos estaban de vuelta por la ciudad, no se lo pensó dos veces. Fueron a ellos a los primeros a los que Rabi contactó. Y respondieron a la llamada.

El quinteto llevaba varios años sin verse y la añoranza se respiraba en el ambiente. A la vista saltaba que ninguno de ellos era la misma persona que cuando se separaron. El mentado Rabi ya era un mago miembro de la Orden Vigilante de Magos y Protectores. Ax era ahora una mujer fuerte y de aspecto fiero que se había curtido en el frío Hormunskrr. Lav había seguido los pasos de sus padres y ahora, además de ser un un aprendiz en el Gremio de Marinos Maestros, era conocido como el Hermano Lav. Rogen tenía hechuras de guerrero hecho y derecho. Y Luna... bueno, la verdad es que ella parecía un enigma envuelto en un misterio.  ¿Sería esa antigua amistad más fuerte que los cambios que habían sufrido? Y si no era así, ¿estarían preparados para afrontar juntos el trabajo que Kernie quería encomendarles?

De momento sentíos libres para rolear e ir rodando a los PJs. Yo iré metiendo baza conforme vaya viendo pertinente.

Lia estaba nerviosa. Siempre había sido un culo inquieto, pero esto era otra cosa. El recuerdo de una infancia plena es lo que le hizo volver a Aguasfrías, y es lo que le ha hecho salir de casa para venir al Portal Bostezante. En un extremo alejado de la barra, con la capucha puesta, la elfa golpeteaba rítmicamente su vaso con los dedos. Ponme el vino más fuerte, le había dicho a Durnan con la intención de calmarse un poco. Pero la resistencia élfica al alcohol era superior a la bebida de la taberna (o mejor dicho, a la bebida que ella podía permitirse).

Lia estaba muy, muy nerviosa. Había llegado 1 hora antes de la establecida para el encuentro. La nota que su madre le había dado no dejaba lugar a dudas: esa letra tenía que ser de Rabi, no podía ser un engaño. Y además decía que se iba a poner en contacto con más amigos. ¿Quién vendrá?, se repetía continuamente a cada sorbo. Ilusionada y agobiada a partes iguales, Lia se había dedicado a analizar el lugar y la gente que había allí; ya no se fiaba de desconocidos, y aquel lugar estaba repleto.

Lia estaba atacada; era la hora. Pese a los años (no tantos en realidad, y menos para una elfa, pero en su caso habían durado una eternidad) pudo distinguir con claridad a quien allí se reunía. Alexandria, Vladislav y Rabindranath estaban ahí. Terminó de un trago lo que le quedaba y dejó una moneda que no era suya en la barra; a esa ronda invitaba el semielfo que ''accidentalmente'' se había chocado con ella. 

Como un gato se deslizó entre la multitud y en un instante estaba al lado del grupo que ya había empezado a saludarse y a conversar. Venga idiota, se pellizcó el dorso de la mano y dio un paso.

 - H-hola -dijo con voz entrecortada mientras se quitaba la capucha. Los ojos claros de Lia brillaban con la ilusión de aquella niña revoltosa, mas su rostro expresaba inquietud con aquella sonrisa nerviosa que pudo gesticular a duras penas.

Con un sonoro crujido las puertas del Portal Bostezante se abrieron de par en par tras un contundente empellón. Una figura corpulenta, vestida con pieles y piezas de metal, se adentró en la taberna acompañada por una ráfaga de aire frío. Su piel estaba marcada por pinturas de guerra de aspecto salvaje y hachas de diverso tamaño colgaba aquí y allá de su pesada armadura. Su rostro, sin embargo, no parecía encajar con el resto de su indumentaria. Un cabello rojo cobrizo cuidadosamente trenzado, unos ojos vidriosos de un intenso color azul y una cálida sonrisa recordaban que aquella mujer aún seguía siendo la niña que años atrás correteara por las callejuelas de Aguasfrías.

La Norteña había estado en otras ocasiones en aquel insólito local y sabía que la mejor forma de anunciar su llegada era con una buena entrada. Conocía a Durnan, dueño del local y material de leyendas, y en el poco tiempo que llevaba de vuelta en la ciudad había llegado a congeniar mejor con él que otros parroquianos que llevaban años frecuentando el Portal Bostezante. Pero no fue a éste a quien Alexandria se acercó a saludar. Una figura menuda (al menos en comparación a ella) se encontraba de pie recibiéndola con una tímida sonrisa.

Con pasos que parecían zancadas Ax se acercó a su amiga de la infancia con los ojos bien abiertos y una sonrisa grabada en la cara.

- ¡Luna! - bramó, y al tiempo estrechó a la elfa entre sus abultados brazos, alzándola del suelo varios centímetro y haciéndole crujir la espalda - ¡Oh, Luna! ¡No puedo creer que volvamos a estar juntas!

Dándose cuenta de que aún sostenía a su amiga en el aire, procedío a depositarla nuevamente en el suelo con suavidad.

- Dime, ¿qué ha sido de ti todos estos años? No has cambiado un ápice - dijo atusando los ropajes de su compañera para evitar que se arrugase - Vamos. Cuéntamelo todo.

El resto de sus camaradas y antiguos compañeros de pillerías fueron haciendo acto de presencia en aquel lugar. Un punto de reunión para los antiguos miembros de la pandilla de las caracolas. Todos y cada uno de ellos fueron recibidos con la misma efusividad y cariño por parte de Ax.

Seria faltar a la verdad si dijéramos que Las ya estaba en el local antes que sus compañeros, pues hacia apenas unos minutos que había entrado, pero la verdad sea dicha, olía como si no hubiera salido de una taberna en semanas. Y puede que hasta cierto punto fuera verdad.

Se encamino a la barra, pidió dos jarras de cerveza y se puso a andar hasta que dio con  Rabi, unos instantes después y dejando dos veces sin responder a la pregunta de cómo estaba, estaba llegando Luna, que salía volando por los aires en los brazos de Ax.

- Ey, Lunita,  lunitaaaa buena.-

Dijo con una sonrisa de oreja a oreja y con voz pastosa, mientras agarraba de forma mucho más incomoda de como pretendía el menudo del grupo, sin tener la perspicacia suficiente para darse cuenta de que el mago quería ir a saludar a la joven.

Finalmente algo le hizo mirar abajo y soltó al Rabindranath sin soltar la jarra medio vacía que llevaba en esa mano.

Dos dos pasos hacía atrás, casí, pero solo casi cayéndose, y busco un taburete con la vista en el que se se sentó dejando caer como un peso muerto.

- Eso, como te ha idiormerte…. Buffff.... umm... ahh, lunita buena, ax grande y rabí listo. Siii.-

Apostillo entre movimientos inconexos con el cuerpo, el ahora sentado Lav, al que poco parecía importarle que el taburete estuviera en una mesa ya ocupada por otro grupo, puesto que estaba sentado de espaldas a los mismos.

No es que el hermano sacerdote marino estuviera beodo, que claramente lo estaba, sino que era evidente que no comía bien, y que estaba algo pálido. No ofrecía el mejor aspecto. Aunque sí la mejor de las predisposiciones al encuentro.

Rabindranath se había estado encargando de que todo saliera bien esa noche. Había hablado con Durhan para que les reservara "su mesa", y hasta había solicitado de antemano algunas cosas que les podría gustar a sus amigos. No estaba seguro de si seguirían gustándoles las mismas cuestiones, pero no perdía algo al comprobarlo. Alterión le había dado dinero extra para ello, y no quería fallar en su tarea.

¿Llegarían? ¿Alguno se arrepentiría? No lo sabía, y eso le carcomía la mente. Iba de aquí para allá, y por un momento hasta parecía uno más del local. Hasta Durhan le mencionó que si necesitaba trabajo en algún momento, que considerara entrar a la taberna, que seguro que iría bien... y tendría buena compañía.

...muy gracioso, Durhan... había pensado el gnomo en ese momento, mientras revisaba la mesa de arriba a abajo ...me doy cuenta que esto no es necesario... y dejó de hacerlo.

Quería que saliera todo bien esa noche, ya que su maestro le había encomendado atender al llamado de su amigo, y creía estar en lo cierto en que buscando a Ax, Luna y Lav tendrían un equipo sin igual. No había considerado a otros ya que no había podido contactarlos, o no supo algo más de ellos, pero además ellos contaban con una conjunción de talentos que harían de ellos una buena propuesta para el escritor y mago que les pedía el encargo. Sólo esperaba que Ax siguiera teniendo su fuerza, Luna su agilidad, Lav su labia... que los talentos también se pierden.

Luego comenzó a entrar la gente... y eso se volvió caos.

...tienes que saber manejarlo... así será la vida de aventuras, no puedes tener todo controlado...

Lav parecía que había vivido en la bodega de la taberna la última semana, y no precisamente inventariando o protegiendo la mercancía; Ax seguía siendo la fuerte y gigante mujer que recordaba, así como su cariño; y Luna seguía teniendo su timidez de siempre. Sonrió, aunque algo preocupado por su amigo símil hermano mayor.

-¡Qué lindo verlos!- exclamó una vez estuvieron todos reunidos alrededor de la mesa que había solicitado, pero que tuvo que hacer desocupar de un par de enanos que no vieron o no quisieron ver el cartel de reservado en fina letra caligráfica.

-Estoy muy contento de que hayan asistido, no sabía si lo harían- dijo sincero el gnomo, que aunque vestía ropas bastante simples y mundanas, había un aire distinto con su morral con runas y una punta del libro sobresaliendo de éste.

-Tenemos una gran oportunidad delante nuestro, pero antes de que llegue Alterión con su amigo, me gustaría escucharlos... ¿Qué han hecho estos años?- preguntó mirando especialmente a Lav -¿Estás bien, Lav?-

Se dio cuenta que no había aclarado quién era Alterión, por ejemplo, pero más le preocupaba saber qué sucedía con su amigo de la infancia.

Entre la fuerza de Ax y el peso pluma de Lia, desde fuera aquel apretujón pudo verse bastante cómico, como quien levanta una hoja de papel. Ahora que se alzaba un palmo del suelo, pudo ver con claridad a Rabi expectante y a Lav con las jarras.

 - Casi había olvidado los abrazos de oso -dijo arriba medio riendo, medio tosiendo, pues los brazos de la pelirroja no eran cosa baladí- ¡pero cuidado con Rabi que igual lo desmontas! -añadió con una carcajada, devolviendo el abrazo.

Pero ya en el suelo, y ante la pregunta de su amiga, Lia desvió la mirada hacia abajo durante un instante en el que apretaba los labios. 

 - Sí... eh... nada apasionante... -al alzar la vista de nuevo evitaba mirar directamente a los ojos de Ax, pues sabía que la iba a calar enseguida- ¡te-te queda muy bien la pintura de guerra! -añadió desviando el tema con la sutileza de un ladrillo.

Las palabras de Rabi fueron la excusa perfecta para salir del apuro. 

 - Claro que vendríamos -dijo apoyando una mano en el hombro del gnomo- caracola una vez, caracola siempre. Me alegro de volver a veros.

Pero lo siguiente que les dijo, algo sobre oportunidades y alteriones, lo escuchó de refilón pues su atención estaba centrada en Lav.

 - Lav, qué te ha pasado... -alargó la mano y, con una agilidad imperceptible para alguien beodo, le arrebató la bebida para ponerla sobre la mesa, a cierta distancia- y no lo digo por la cerveza -dijo con voz seria y se colocó en frente de Lav para poder verlo bien.

Vladislav asintió a la pregunta de Radi con una sonrisa, y frunció el ceño cuando se llevo la jarra a la boca y esta no estaba.

- Racola siempre SI, hic.-

Luna se le acerco de repente, o él no se había dado cuenta hasta que ella estaba realmente al lado, noto que ella le estaba preguntando algo por la manera de mirarlo y el achino los ojos.

- Sí, claro, blurp….- silencio incomodo tras el eructo sobrevenido pero poco sonoro. - Estamos de celebración, ¿no?.-

Se intento poner de pie y termino sentado en el mismo sitio, mientras el grupo de aventureros a su espalda empezaba a ponerse nervioso por la intromisión de este tipo en su mesa. Cosa que de ninguna manera Lav había percibido porque era ajeno a este hecho.

- Pellan marino…. pellan… oh, ca pe llan marino, eso soy ahora.- Apostillo informando y confirmando que había ascendido en la orden de Altair al punto de que como marinero se le permitía ordenar ceremonias en el mar y cuidar de los marinos en transito mientras viajaban.

No es que fuera el mejor trabajo del mundo, pero era un trabajo valorado por los navios que podían permitírselo. Aunque siempre era mejor tener un mago de los vientos claro.

Lav iba camino de montar un pequeñito numerito. De hecho, los clientes de la mesa en cuyo banco se había sentado estaban mirando la escena con incredulidad. Lo malo es que en una taberna era fácil pasar de la incredulidad a la hostilidad en unos segundos. Seguramente por eso la diligente Bonnie no tardó en acercarse al grupo de viejos amigos con gesto de pocos amigos.

—Lo siento mucho pero si no os vais a vuestra mesa y dejáis de molestar a los clientes, voy a tener que pedir que os marchéis—dijo con una voz asertiva pero que no daba lugar a muchas réplicas, entonces miró directamente al capellán marino su voz se tornó en más agresiva—. Y ahórrate los Hoooola Bonnie, ¿cómo estas? con voz de pavo, Lav. O te comportas o a la calle.

Parecía que Lav conocía a la camarera e incluso tenían una relación relativamente cercana a tenor de como se había dirigido a él. Parecía que ya había acabado con ellos cuando se dirigió a Alexandria de nuevo con un tono más amable.

—Durnan me ha dicho que te pases a verle.

Después de que la norteña asintiera a las palabras de la mujer y se marchara a ver al dueño de El Portal Bostezante, Bonnie se dirigió a los clientes de la mesa a la que los Chicos de la Caracola habían importunado.

—Lamentamos las molestias—dijo con un tono mucho más cariñoso—. Estáis invitados a la próxima ronda.

Post editado. Alexandria de momento se ha ido a hablar con Durnan, podéis continuar.

 - Venga Lav, aaaarriba -dijo con esfuerzo al sujetar al clérigo por el brazo para ayudarlo a levantarse. A falta de los fuertes brazos de Ax y contando conque Rabi lo iba a tener difícil, fue Lia quien tuvo que tirar de su amigo. Por suerte, su mesa estaba cerca- pe-perdona Bonnie, cuando puedas algo de comer, una jarra de agua o zumo, y un balde vacío... se avecina aliento de dragón venenoso.

Ya sentados donde les correspondía Lia miró a Rabi con preocupación, parecía que la situación le había hecho perder el nerviosismo.

 - Más que capellán parece un prisionero recién liberado, ¿nos estará mintiendo? -se giró de nuevo a Lav que parecía adormilarse- eh, eh, eh -exclamó dándole unos golpecitos en la mejilla- no cierres los ojos, no mires al techo ni al suelo, te marearás más. ¿Hace cuánto que no comes?

 - Te veo bien, Rabi, mi madre me ha dicho que ahora eres mago afiliado -añadió con un sonrisa tímida y apretó con suavidad el antebrazo del gnomo sentado a su lado- has dicho algo de... ¿Asturion? ¿Atresio? ¿Altrabia?

Cuando hubo llegado lo solicitado respondió con agradecimiento a Bonnie, puso en frente de Lav el cubo vacío, y a ambos lados el agua y un plato de estofado que olía maravillosamente. 

Rabi miró asombrado a Lav. No podía hacer mucho con él, lo hubiera aplastado, pero por suerte Lía había acudido al rescate. El mago se estaba convirtiendo en un manojo de nervios, viendo a su amigo en el estado en que estaba.

-Magus manus- dijo casi sin darse cuenta, al tiempo que hacía un movimiento con la mano que se asemejaba a agarrar algo.

Justo al lado de la jarra de la que había estado tomando el capellán de barco, apareció una pequeña mano de gnomo, que la agarró y la alejó aún más, mientras el gnomo se sentaba a la mesa. Inmediatamente después, la mano desapareció, pero apareció un ratoncito que se subió al hombro del mago, husmeando el ambiente. Rabindranath le dio un pedacito de algo que llevaba en el bolsillo.

-Sí... sí, así es- dijo algo más alegre -Hace poco me afilié- miró con ojos brillosos a Lía -Todavía no tengo mi propia escuela de estudio... pero ya vendrá- se encogió de hombros.

-Así que sí, me ha ido bien- sonrió -Gracias a Alterion, que es mi mentor, es amigo del que nos contratará...- y se interrumpió mirando a Lav -Bueno, ojalá nos contrate- 

En ese momento llegó el estofado, y las manos del mago se apretujaban nerviosamente de nuevo.

-Lav, come, te hará bien- le dijo a su amigo -Celebremos, pero aún más celebraremos cuando nos den el trabajo- le guiñó un ojo -Así que a recomponerse que tenemos que dar una buena primera impresión-

El gnomo lo miraba de frente, y buscaba señas que le dieran más información sobre el amigo de la infancia y adolescencia. A él le había golpeado aún más la muerte de su madre, mientras que el gnomo, además de dolido, ya conocía lo que era vivir casi en la calle. Tal vez lo había llevado mejor... o no. Pero creía que podía tener que ver con ese hecho, y lamento no haber estado disponible para acompañarlo.

El marino se puso en pie casí al segundo de escuchar la voz de la camarera, pero su culo estaba cayendo de neuvo a la butaca cuando Lia le “ayudo” a levantarse y dirigirse a la mesa, mientras el por la espalda de Bonnie se dedicaba a hacerle todo tipo de muecas, que como es presumible en las circunstancías dadas, ella pudo percibir y devolverle una mirada completamente asesina.

- La otra hermana Tailer es la agradable.-  Espeto por lo bajo mientras lo sentaban en la mesa.

Espero a que los demás hablaran mientras el contenia toda su atención en lo que decian, aunque le llegara poca información.

La comida por otro lado, aquello le llevo a llenarse la boca hasta atragantarse varias veces. Como si feura un animal que no hubíera probado bocado en semanas o meses.

- Yo tengo un trabajo sabéis, pero…., qué demonios, has dicho que….- un sonoro eructo salió de su flaco y desgastado cuerpo sin que nada ni nadie pudiera evitarlo. - Decía….,decía que… ¿trabajo?. ¿No hemos venido para beber y reír por los viejos tiempos?.-

No hacía falta ser muy listo para darse cuenta que “viejos tiempos” para Lav eran ahora una herida de algún tipo, pero la conversación siguió hacía otro punto.

- Mago, afiliado. Enhora buena Rabi.- Dijo al tiempo que se volvía a poner de pie cuchara en mano.

- ¡Amigos, mi amigo es afiliado, vamos a celebrarlo!.- grito para todos los presentes de la taberna y durante solo una fracción de segundo todo el mundo miro en vuestra dirección, pero la gente tenia tantas cosas que hacer y hablar que él murmullo de las conversaciones no se detuvo y unos instantes mas tarde, Lav caía a plomo sobre su taburete y empezaba a llenarse la boca otra vez, con los ojos turbios del alcohol y un sabor agridulce en el alma.

Los Caracolas reunidos de nuevo……

Lia se quedó muda. Notaba en Lav la desazón de alguien que no lo ha pasado bien. Y lo sabía porque para ella habían sido unos años horribles.

 - Mira Lav... sé lo que es pasarlo mal. Llevaba meses sin salir de casa desde que volví a Aguasfrías, y el hecho de juntarme con vosotros es lo que ha hecho que decida salir -miró a Rabi pidiéndole ayuda con los ojos- parece que no has pasado por tu mejor momento, y desde luego esto es momento de celebración, sí, pero no ahogues las penas en alcohol -Lia se acercó a su amigo y con la mano le alborotó el pelo- la cerveza no es parte de la pandilla de las caracolas -añadió intentando darle ánimos, aunque no fuera su punto fuerte.

 - Y el trabajo lo podemos ver como una aventura de la infancia -dijo intentando convencerse también a sí misma- antes nos metíamos en líos por gusto, esto puede ser lo mismo pero con una recompensa. Ganarse la vida en un taller, en un laboratorio o en un barco está bien... pero ¿y ganarse la vida junto a los amigos?

Luna procuraba mantener la sonrisa para no derrumbarse y no entrar en bucle junto a Lav, aunque le estaba costando. 

El muchacho se encendió mucho más con las palabras de Lia que con el alcohol que sin duda viajaba por su cuerpo en grandes cantidades.

- Eh, que yo estoy estupendamente, ¡mi vida es perfecta!.-

Nadie, en ningún mundo, en ninguna realidad, de todo el multiverso, se creyó aquella respuesta. Estaba claro que Lav se había sentido en su orgullo, y que no estaba listo para hablar de lo que fuera, así que aunque frunció el ceño durante unos instantes, no despotrico ni se comporto de manera asilvestrada.

- Me gusta tu plan de ganarnos la vida como amigos. Solo espero que el plan no sea entrar en una casa encantada…..-

Dejo la frase ahí en un punto incomodo que parecía indicar que ahora venían las risas, pero sin reírse, solo con una sonrisa que invitaba a confiar en que había entendido que tenia que aflojar delante de sus amigos.

La única duda en la mente de Lav es si la caída a las profundidades del insondable mar que era su vida, podía frenarse de verdad.

Rabi estaba preocupado. Preocupado por Lav y la incógnita de qué le había sucedido y/o le estaba sucediendo. Preocupado porque Ax se había retirado y no había vuelto, tal vez un sopapo de ella lo enderezaba a Lav. Preocupado porque él le había prometido a Alterión que conseguiría a un grupo adecuado. Preocupado porque el contratista, amigo de Alterión, pensara que no lo eran. Parpadeó rápidamente, y volvió al lugar, ya que se había perdido en pensamientos. Bigotes husmeaba en su manga para alcanzar algún otro pedazo de comida sin ser visto.

-Será la Banda de las Caracolas, sólo que ahora ganaremos dinero, tal vez hasta viajemos, y ganaremos renombre- dijo el gnomo intentando compartir su entusiasmo -¿Quién sabe qué misterios nos esperan? ¿Cuántas cosas nuevas conoceremos?- el gnomo no había perdido su curiosidad...

Volver a Aguasfrias después de tanto tiempo fue toda una sensación para Rogen. Lo cierto es que había podido volver antes, pero siempre encontraba cualquier excusa para retrasar el momento. Y no es porque no tuviera buenos recuerdos del lugar, simplemente creía que su camino no le llevaba allí por el momento.
No obstante el recibir el aviso de Rabi justo después de la muerte del viejo Sttar fue como una señal. Por lo que encaminó sus pasos a su ciudad natal.

Y he aquí que había llegado. Y no sólo eso, si no que estaba entrando en el famoso Portal Bostezante. Una taberna cuya fama había trascendido las murallas de la ciudad. Lo malo es que llegaba tarde. Esperaba que los demás no hubiesen empezado sin él, aunque había posibilidades de ello, así que cuando entró en el local empezó a buscar con presteza a Ax. Solía ser la más fácil de localizar. Una vez hecho, los otros estarían cerca. O eso esperaba.

Afortunadamente la cosa no fue demasiado complicada y se acercó al grupo que ya estaba en una mesa.

-Buenas noches amigos. Ha pasado mucho tiempo ¿verdad? ¿Qué os contáis?-

El guerrero estaba en pie al lado de la mesa examinando a sus antiguos amigos. Por su parte Rogen portaba una espada larga al cinto y le colgaba un escudo cometa de merodeador a la espalda. Se podía entrever una cota de mallas ligeramente azulada debajo del tabardo que llevaba.

-¡Rogen!- exclamó el gnomo -¡No sabía que llegarías! Me alegra mucho que estés aquí, ¡siéntate!- invitó.

Del humano había tenido dudas incluso si aún estaría vivo. Había logrado conseguir su ubicación más por las artimañas de Alterión que por otra cosa, pero finalmente lo había logrado contactar. De ahí a que llegara había un mundo de distancia.

-Estábamos precisamente poniéndonos al día con Lav- agregó.

Lav sonrío y se fue a poner rápidamente en pie, pero a mitad de camino le cambio la cara, se dejo caer y agarro el cubo que Lia le había puesto allí. Lo demás es historia como se suele decir…

- Estoy muy contento de verte… ufff, condenada comida, se resiste a mantenerse dentro…- levanto el brazo para un choque de puños y farfullo de nuevo - caracolas.-

Luego siguiendo a su vocecita interior se intento poner erguido en el asiento y se concentro en respirar y despejarse. Mientras se preguntaba porque esta reunión estaba siendo tan poco divertida.

Lia se levantó de la silla como un resorte.

 - H-hola Rogen -dijo atropelladamente. Dio un fuerte apretón en su brazo derecho, una costumbre que solía hacer cuando eran niños. Rogen era un tipo fuerte y sabía que no iba a hacerle daño- ven, es una alegría que estemos todos.

La atenta mirada de Luna se detuvo un instante en el gran escudo que colgaba de su espalda.

 - Ese escudo parece pesar más que Rabi y yo juntos -añadió la elfa con risa nerviosa.

La llegada del amigo de la infancia le vino de perlas para cambiar sus pensamientos a algo más alegre. Pero el semblante sombrío seguía ahí; algo que sus amigos no habían visto antes cuando eran niños.

 - Ax está por aquí también, hablando con Durnan creo. Rabi nos estaba contando que hay un trabajillo que tal vez podríamos hacer, y comentábamos que puede ser otra aventura, esta vez remunerada claro. ¡Y con los amigos!

Una fuerte palmada golpeó a Rogen en la espalda. Menos mal que el hombre era fuerte. Si en lugar de él hubieran sido Luna o Rabi los que la hubieran recibido, habrían sido arrojadas contra la mesa.

—¡Rogen!—exclamó Alexandria como antes hubiera hecho el gnomo—¿Desde cuando estás en la ciudad?

La mujerona puso cuatro jarras en la mesa y se apresuró a repartirlas rápidamente para evitar que Lav hiciera el ademán de coger una.  Todos estaban de acuerdo de que el capellán marino ya había bebido más que suficiente. Mucho más que suficiente. Por varios días.

—Antes de comer igual es mejor que vomite. Le dejará mal cuerpo, pero después tendrá más hambre. Y purgará un poco el alcohol—se la veía bastante experta en esos temas, así que se apresuró a decir—. Los borrachos en Hormunskrr beben como el doble que aquí, se saben todos los trucos.

El capellán marino vio la jugada de las jarras, y se puso serio de verdad por primera vez desde… hacia mucho. Achino los ojos para mirarlos a todos, al menos hasta que le sobrevino otra nausea.

Luego parecía que seguía siendo el mismo de siempre, y a pesar de tener perlas de sudor por toda la cara, se lo notaba algo más entero de actitud, aunque parecía que seguía necesitando una buena comida y horas de sueño.

- Así que beben más que aquí, tendré que ir a ver eso por mi mismo supongo. Pero será otro día ahora toca celebrar, y como dicen las escrituras de Altair, mejor navegar a buen viento que remar con mucho aliento.-

Ante lo cual empieza a comer de nuevo, en silencio y de manera mas mesurada, dando por zanjado el tema de su alegría alcohólica previa. De la que ya habían dado cuenta todos de una manera u otra.