Partida Rol por web

- No me echo de allí por no volver a discutir con su hermana Bernadetta.-

Apostillo Lav al comentario de Lia y luego levanto la cabeza hacía la fachada morada oscura, y su extraño muñeco.

Y la verdad, es que su cara de asco lo dijo todo. No le gustaba ni el muñeco, ni la tienda del Viejo Bolbox. Arrugo la nariz, y comento.

- Yo iría directo al bar, a saber qué saben los habituales. Si Floon salió en la otra dirección, dudo que aquí contemplaran nada.-

Puede que tuviera razón, o puede que su única razón fuera beberse una “ultima” cerveza antes de irse a dormir.

Rogen no tenía tampoco muy claro que en una tienda pudieran haber visto nada. Sobretodo de noche. Claro que las tiendas normales no solían estar abiertas de noche, y esta sí que lo estaba. Aún así, la opción de Lav le parecía más razonable.

Si recuerdan algo en el bar, que es un si muy grande, seguramente será la hora a la que se marchó y si lo hizo con compañia. Pero a menos que entrase luego aquí me parace poco probable que hubiesen visto algo.

No obstante, si queréis probar. Tampoco es que tengamos mucho por donde tirar.

El guerrero dejó que otro llevase la voz cantante en aquel asunto.

Rabi soltó una risa por lo bajo, bastante ratonil, ante el chiste de Lia. Pero cuando además los demás se lo habían tomado en serio, la carcajada fue sonora.

-Aún no se dan cuenta de tus bromas...- le dijo a la elfa guiñándole un ojo.

Sí, hacía alusión a la casa, aunque nunca le había confirmado que supiera de dichas ilusiones.

-Vamos, nos espera una investigación...- dijo con entusiasmo.

Realmente lo estaba, se sentía importante, y no era algo común en él. Siempre había sido una "rata" para tantos, que por eso le encantaba tener ratones de mascotas. Bigotes, en realidad, era Bigotes V, pero era demasiado rimbombante para aclararlo.

El grupo decidió ir sobre seguro, así que ignoró la extravagante tienda morada del tal Xoblob y encaminó sus pasos hacia El Dragón Ensartado. Cuando llegaron, vieron un local de aspecto ruinoso. Los dos ventanales  de la fachada estaban hechos añicos y, ¿eso era un ancla de barco en el tejado? ¿Cómo diablos había llegado eso ahí?

Una vez en el interior de la taberna, el aspecto de ésta no mejoró. Era un antro viejo y oscuro. La clientela tampoco ayudaba. La mayoría eran ex-marinos viejos y borrachos. El ambiente tampoco era el más animado. Algunos charlaban entre ellos, otros jugaban a los naipes, pero todo muy por lo bajini. ¿Cómo habían acabado Kernie y Floon en un lugar como ese?

Eso sí, cuando los aventureros pusieron un pie dentro de la taberna, todos los presentes les miraron de arriba a abajo. Estaba claro que no estaban acostumbrados a ver gente como ellos.

Lav había tomado aire antes de entrar al tugurio, porque se imaginaba viendo el exterior que el interior sería incluso peor.

Así que tras dejarse ver y mirar por parte de todos los parroquianos del interior dirigió su vista a la barra y dijo de manera que todo el mundo pudiera oírlo.

- Cinco cervezas aquí. La noche es joven.-

Y tras realizar una batida visual por la zona, vio una mesa despejada y les hizo un gesto a los demás para que fueran hasta ese lugar, mientras él emprendió el camino hasta la barra con paso enérgico.

- Yo mismo me ocupo de llevarlas a la mesa, no vaya a ser qué me entre sed por el camino. Magnifico local si uno quiere disfrutar sin que lo molesten, es una suerte encontrar locales como estos abiertos y sin los puñeteros vigiluchos dando la tabarra. Que gente mas pesada.-

Aminoro justo antes de llegar a la barra, y busco un hueco más o menos libre de mugre por el que acercarse, mientras hablaba de manera banal sobre lo que hablaría cualquiera. Aunque algo le decía que esta gente no era especialmente habladora.

Lia entró tras la espalda de Rogen y oteó la estancia. Con paso calmado y en silencio fue hacia la mesa que les había señalado Lav. Se sentó en una silla, sacó algo de una bolsita y realizó unos movimientos rápidos con las manos sobre el regazo, ocultándolo del resto de la clientela.

Rabi entró junto a los demás, casi literalmente junto a Lia, ya que entre los dos hacían casi la espalda de Rogen. El gnomo miró alrededor y luego se dirigió a la mesa que había señalado Lav.

-¿Qué... hacían... aquí?- preguntó sorprendido el mago.

No era un experto en tabernas y tugurios, pero claramente no era un lugar acorde a lo que parecía adecuado para el señor Kernie y su amigo Floon.

Comenzó a observar todo, a ver si había algo que le llamara la atención desde su ángulo de visión...

Sí. Tal y como Rogen había imaginado la taberna tenía peor pinta en el interior que en el exterior. No debería sorprenderse, pero aún así una parte de él creía que sólo sería fachada. Sobretodo si de verdad habían venido Kernie y Floom.

-Se supone que aquella gente tenía dinero para ir a otro tipo de sitio ¿no? Porque lo que es este.-

Tenía incluso un poco de miedo a cómo sabría la cerveza de aquel lugar. Si pudiera elegir no tomaría ni agua, pero sabía que tenían que hacer algo de gasto.

-Espera voy contigo.-

Le dijo a Lev mientras el clérigo se encaminaba a la barra. Le preocupaba sobretodo que no pudiese con todas las jarras, o que le pasase algo de camino a la mesa. Ax se sentaba con Lia y Rabi, así que por ese lado no habría problema. O al menos eso esperaba.
De camino a la barra miró a su alrededor. Todavía no se podía creer que aquellos dos hubiesen acabado en aquel lugar.

-¿Habrá sido por una apuesta?-

Ax se sentó con Luna y con Rabi mientra los dos hombretones iban a por las bebidas y hacer un poquito de alarde de testosterona. La joven pelirroja igual que sus compañeros repasó la taberna con la mirada de la misma forma que la taberna la había repasado a ella.

—La verdad es que el sitio no tiene desperdicio, no—le respondió al gnomo con cara de circunstancias—.  Kernie se referiría a esto con lo de que le confundía la noche, ¿no?

Lia examinó el local en busca de algún borracho solitario. Por desgracia no vio a ninguno. La verdad es que estaban en una hora muy mala. Los alcohólicos de verdad ya llevaban horas pasados de roscas y la gente normal había terminado no hacía mucho la cena, era ahora cuando empezaban a cocerse cual potaje.

Aunque también simplemente la elfa había tenido mala suerte¹ y las circunstancias no se habían dado. Pero si era debido a la suerte, la situación podía cambiar de un momento a otro.

1. ¡Queda inaugurado el cabronómetro! En ocasiones me preguntaréis por cosas aparentemente muy circunstanciales pero que para vosotros evidentemente no lo son. Como por ejemplo ahora Lia buscando borrachos solitarios. Ante este tipo de preguntas pueden pasar tres cosas. Uno, que la aventura indique algo al respecto. En este caso lo ideal sería hacerle caso a la aventura. Dos, que yo tome una decisión a mi gusto. Lo cual puede ser útil si en algún momento quiero desatascar algo, pero puede ser demasiado partidista tanto en positivo o negativo si lo hago continuamente. Y tres, ¡dejarlo al azar! Cosa que creo que es lo ideal cuando a priori las posibilidades de la escena no se van a ver muy trastocadas.

¿Y cómo funciona un cabronómetro? Es muy fácil, a mayor la tirada, más cabrón el resultado.

El tabernero era un hombre calvo, con un mechón solitario de pelo en la cima de la cabeza y una larga barba blanca. Cojeaba al andar y no tenía cara de muy buenos amigos. A simple visto uno podía imaginarse que se trataba del típico hombre al que la vejez le cogía sin tener su vida encaminada y se veía obligado a seguir trabajando. Y a vivir el día a día.

El hombre, como el resto de la taberna, examinó con poco decoro a los recién llegados. Estaba claro que algo no cuadraba. Un grupo variopinto, llamativo, de personas armadas... Se veía a la legua que eran aventureros. Con gesto de pocos amigos y paso lento y poco equilibrado se acercó a Lav y a Rogen para empezar a servir las cervezas.

—Serán veinte reales¹.

Puede que en Aguasfrías a las coronas las llamasen dragones, pero los escudos y los reales eran llamados por igual en toda Mercatia.

1. No es necesario que os descontéis el dinero de este tipo de cosas. Mientras las cosas no se nos vayan de las manos, no habrá que hacer gestión de comida y bebida.

Lav asintio y en cuanto la primera cerveza toco la barra, sus manos se la llevaron a la boca, y bebio un sonoro trago. Algo de lo que se arrepentiria mas tarde, sin duda.

- Ahhhh, buena mercancía. Sin duda no se equivocaron dándome este taberna como referencia. Aunque imagino que no seré el cliente mas habitual de la misma.-

Dijo todo esto ultimo mirando a Rogen que estaba recogiendo el resto de las cervezas, y con un encogimiento de hombros, se hurgo en las vestiduras, hasta sacar un esudo, y dejarlo sobre la barra.

- Con esto espero que este cubiertas las necesidades de mi mesa, al menos durante un rato.-

Cruzo la vista con el tabernero mientras lo miraba a los ojos, y tapaba su boca de nuevo con la jarra. Fijándose en si la cantidad de dinero le hacía efecto y este se mostraba más dispuesto a responder preguntas incomodas.

- ¿Todo correcto amigo?.- Alzo al fin la voz, lo justo para que esa vez, solo Rogen, el viejo y el borracho que estaba sentado a la barra más cerca lo pudieran oír.

Lia dejó de mover las manos y miró hacia la barra. Lav y Rogen seguían allí junto al tabernero, y ahí sentada la elfa no hacía nada.

 - Si vinieron aquí, lo raro es que Kernie se fuera de rositas; un caramelo en un parque -respondió a Ax y se levantó.

Se acercó a una mesa de clientes y colocó un dragón de oro sobre ella para llamarles la atención.

 - Busco a un tipo que me debe dinero -hizo una breve pausa- apuesto, rubio, con ropa cara; estuvo aquí hace 2 noches junto a un tipo bajito, ruidoso, con bigote estrafalario -otra pausa- los dos borrachos y con ganas de gastar -dio golpecitos suaves con la moneda en la madera- ¿lo habéis visto? ¿Sabéis algo?

Rabi se sorprendió ante la reacción de Lia. Miró a Ax, esperando que estuviera atenta por si se metía en problemas su compañera. Él estaría atento, eso era seguro. Bigotes salió de su escondite, que parecía haber estado durmiendo, y olisqueó el ambiente. Algo le habrá llamado la atención, porque movió los bigotes que le daban su nombre de manera peculiar, y luego se metió de nuevo para bajar por el gnomo y quedarse junto al pie de la silla que ocupaba para mordisquear un pedazo de pan duro.

El gnomo, mientras tanto, observaba los alrededores por si había alguna reacción llamativa ante la solicitud de información de la elfa.

A Rogen le sonó un poco caro el precio, al menos en un ambiente como aquel, pero no quiso empezar a quejarse por si eso impedía que Lav consiguiese algo de información.
Se había quedado un poco rezagado para apoyar al clérigo por si acaso, pero cuando vio a Lia levantarse y enseñar la moneda se asustó un poco.
Aquella ostentación estaba fuera de lugar...A menos que fuese precisamente eso lo que tratase. Parecía plausible que Floon y Kernie hubiesen hecho alguna ostentación similar. Por lo que si Floon fue raptado o atacado después por alguien de los que estaban aquí, también lo probarían con ellos.

-Arriesgado. No parece mal plan, pero arriesgado. Además, seguro que nosotros no aparentamos ser una presa tan fácil como el amigo de Kernie.-

Trató de apreciar si alguno de los comensales miraba con codícia la moneda de oro.

El tabernero vio el escudo extra y alzó una ceja extrañado. A fin de cuentas sólo le estaba pagando dos cervezas y media más por dejar cubiertas las necesidades de la mesa. No era mucho dinero, pero Lav ya había demostrado que los números no eran su fuerte. Nadie se lo iba a tener en cuenta.

Para terminar de rematar la jugada en un claro ejercicio de descoordinación, Lia se acercó a una mesa y sacó una refulgente moneda dorada. Por supuesto, eso no llamó sólo la atención de los clientes de la mesa, sino de media taberna. Después de la acción de la elfa, el tabernero miró de nuevo a Lav con una elocuente expresión. Alguien entre los suyos, sí sabía lo que realmente era cubrir necesidades.

El parroquiano se quedó aturdido ante el ímpetu de Luna y la visión del dragón de oro.

—¿Un tipo guapito y un tipo ruidoso?—alcanzó a repetir.

Uno de sus acompañantes fue más rápido.

—Sí, ¿no te acuerdas Ruud?—le dijo—Fue hace dos noches. ¡Seguro que te acuerdas que no estabas tan borracho! ¿El tipo del sombrero rarito? Digo yo que son ellos, pero lo de gastar... La bolsa no se la dejaron aquí. Eso seguro.

El cliente se giró hacia la barra.

—Solo bebieron cerveza, ¿no Nicolash?

El tabernero se encogió de hombros cuando la conversación se desvió hacia él, medio afirmando la pregunta. No parecía que fuera a ocultar nada, pero si él no iba a ganar nada con esa conversación para qué poner de su parte.

Todo el mundo estaba pendiente de la conversación, aunque nadie parecía tomar una actitud agresiva. El grupo de aventureros era el que mejor pertrechado estaba con diferencia de todo el local. Y ahora mismo estaba sobre la mesa (nunca mejor dicho) la posibilidad de coger algo de dinero fácil.

—¡Ah sí!—exclamó el hombre que primero le había hablado a Luna— Me acuerdo, me acuerdo.

Sin embargo, nao dijo nada más. Nadie lo hizo. Sólo se quedaron mirando a la elfa.

- Mi buen señor. Puede que mi compañera quiera sacar su oro a relucir, pero como Capellan del Mar, puedo decir que mi plata es tan buena como ese oro, porque…. Va, da igual.-

Se dijo viendo que no le prestaba atención. Luego revisa en entre sus ropas, sabiendo que no había mucho más de dónde había salido ese Escudo. No de momento.

- Mire, puedo lograr que esa moneda se sume a esta, si me dice por dónde se fue el hombre rubio, y quién le siguió, porque alguien lo… acompañaría sin duda. Y si tiene problemas en decirme un nombre, simplemente señale con el dedo en la dirección a la persona concreta.

No buscamos problemas en su establecimiento, pero puede que si lo hagamos fuera, ya me entiende.-

Y puede que lo entendiera o puede que no. Porque todo aquello del soborno y de las preguntas no estaba saliendo del todo bien.