Partida Rol por web

Seguíamos siendo incapaces de frenar el avance de la criatura, y aunque habíamos comenzado nosotros a atacarle, la horrible criatura atacó al doctor haciendo que este le devolviese el ataque.

Mi corazón latía con fuera dentro de mi pecho, el miedo y la incertidumbre se apoderaban de mi por momentos, y aunque intentaba mantenerme tranquila, ya había llegado a un punto en el que no podía.

Sin pensármelo dos veces apunté a la pierna de la criatura, intentando detener su avance mas que matarle, y sobretodo alejando mi tiro de los demás, pero mi pulso irregular por el miedo me jugó una mala pasada y fui incapaz de acertar. 

En lugar de escucharse el débil estallido del derringer de la señorita Eslesten se escuchó un chasquido. La bala no había salido de la pistola, probablemente por que era defectuosa y no ocurrió nada.

Malloy detestaba las armas de fuego, pero eso no signifacaba que no portase una, aunque su habilidad con ella dejara algo que desear. El muchacho desefundo su revólver y sin mirar demasiado disparó. El proyectil le salió por la culata, pero parecia que no era el único con problemas. 

Aquello no parecía resolverse. Fuera lo que fuera aquella cosa no parecía que las balas lo afectaran lo más mínimo. No era humano, eso era algo que habían podido observar bien de cerca aunque habían estado a punto de jugarse la vida para comprobarlo. Aquella cosa seguía avanzando entre las tinieblas del pasillo, iluminada tan solo por los finos halos de luz que entraban entre los tablones que daban al exterior. Y de pronto... ya no estaba. Fuera lo que fuese había desaparecido con la misma rapidez con la que había aparecido. ¿Qué estaba ocurriendo?

Por la cabeza del doctor se le pasaron todo tipo de teorias, pero ninguna daba fé de aquello que sus ojos habían presenciado.

Miró al inspector McCallahan.

- Bueno y ahora qué opina de la casa?

Dirigiendose a los demás preguntó si se encontraban bien, si tenían alguna herida.

- Deberíamos continuar revisando las habitaciones que nos falta, creo que hemos espantado a la criatura y espero que no vuelva, pero TENGO que saber que era eso. No quiero marcharme de aqui hasta saberlo.

El hombre estaba pálido como si de un tuberculoso se tratara. Aún tenían la pistola en su mano y pareció querer contestar algo pero no lo hizo. En cambio trató de serenarse aunque aún se le notaba el temor en la voz.

-No se que era eso, pero continuaré con ustedes hasta que sepa que demonios está pasando aquí-afirmó tajante.

Ahora que todo se había calmado, con la criatura desaparecida, parecía que podíamos tomarnos un respiro. Pero estar en aquella siniestra casa sabiendo que esa criatura podía volver hacía que me preocupase.

-Quizás será mejor que continuemos explorando la casa. Aun nos quedan varias habitaciones por explorar, incluyendo esa puerta junto las escaleras, la que está cerrada-dije rápidamente. 

Lo que acababa de ocurrir carecia de sentido. Si J hubiese estado solo, le hubiera echado la culpa a Coraje, pero esta vez no era asi. Habria sido un truco de la casa?

-Bien, probare con la puerta cerrada. Carraspeo Malloy, mientras guardaba su pistola con cierto desagrado y buscaba en sus bolsillos un alambre que usaba para abrir las cerraduras.

La puerta se abrió con un crujido cuando, viendo que forzar la cerradura no daba resultados, el policía ayudó a abrirla a la fuerza. No parecía muy conforme con aquello de forzar una propiedad privada, pero después de lo que acaban de presenciar era lo último de lo que se iba preocupar.

Frente a ellos unas viejas escaleras de madera descendían hacia el oscuro sótano...

Cuando la puerta y las escaleras se adentran en el abismo oscuro, soy la primera en aferrar bien mi candelabro, y abrirme paso entre los hombres hasta la escalera.

- Las entrañas de la bestia… qué gran idea la de haberte fijado en esa puerta, querida - sonrío.

Y asumiendo con resignación que algo pero que el empujón por la ventana, y peor que la misteriosa criatura, nos aguarda ahí abajo…. Empiezo a bajar las escaleras, decidida, curiosa, intentando hacer llegar la luz a cada peldaño para no caer, intentando buscar lámparas, o velas, que dejen una luz fija a mi paso.

-Voy detrás de ti-dijo la mujer dispuesta a continuar tras René viendo la pasividad de los tres hombres que las acompañaban.

El doctor Temple siguió a las damas con la esperanza de encontrar en esa habitación la respuesta a lo que había visto.

Como las mujeres eran más ligeras que él, fue con mucho ciudado fijándose en que los escalones no cedieran, no quería romperse algo ahí dentro.

Refunfunñando por no consguir abrir la puerta con sus detrezas, el joven Malloy bajo ultimomhacia el oscuro sotano.

El grupo bajo las escaleras lentamente, conteniendo la respiración. al menos hasta que uno de los escalones se partió bajo el peso del "no tan pequeño" Jota que se rasgo el pantalón y se hizo unos pequeños arañazos con las maderas que sobresalían.

El sotano era un lugar oscuro y húmero y la lampara de gas que llevaban apenas conseguía iluminar la estancia.Había muchas cosas repartidas por la pequeña habitación, como herramientas, trozos de madera, trastos viejos, cajas con basura, clavos, tornillos,etc. En el lado derecho según entráis hay una pequeña habitación. Los muros son de ladrillo exceptuando los que conforman este pequeño cuartucho y el muro que tenéis frente a vosotros.

En seguida le llamó la atención lo que parecía un muro falso. Buscó a su alrededor algo con lo que echarlo a bajo.

-Tssss primero la puerta y ahora esto. Maldice Malloy, mientras sacaba la pierna del escalon y termina por saltar los ultimos tres escalones. Pese a la oscuridad, el joven mira a su alrededor con atencion, en busqueda de algun objeto contundente que les pueda ser de utilidad. 

El joven encontró un pequeño martillo gastado. No serviría para mucho pero la pared parecía vieja y carcomida y es probable que se partiera fácilmente dándole algunos golpes. Y mucho mejor con el martillo que con el puño...

Con la aprobacion del grupo, J comienza a golpear suavemente en la pared, buscando donde esta hueca, para alli dar golpes con mayor fuerza. 

Cuando el pequeño J empezó a romper las maderas con el martillo que por allí había encontrado se empezó a escuchar un pequeño rumor detrás de estas. El agujero ya era bastante grande y los investigadores no tardaron en descubrir que provocaba aquel zumbido.
 Seguido de un desagradable olor empezaron a salir montones de ratas por el agujero, incontables. Chillaban, saltaban y corrían y hasta mordían cuando se toparon con los investigadores en su carrera hacia la salida, escaleras arriba.

-Agh, ratas-exclamó la escritora con repugnancia mientras se apartaba para dejar paso a las criaturas- ¡y que olor! ¿Que demonios hay ahí dentro?