Partida Rol por web

- Comprendo señor Van Laaden, supongo que parece de lo más razonable, aunque si pensamos detenidamente, puede que el embrujo no sea más que una mera creencia arraigada en la mente supersticiosa de la gentes del lugar. ¿No lo cree usted así? Supongo que ligeros accidentes han alimentado la nefasta leyenda del lugar...(mis ojos miran a las flores que trajo Maurice, sonrío)...Oh bonitas flores señor Van Laaden, que desconsiderada he sido...por cierto (añado mientras sonrío dulcemente) ¿cuándo empezaron las habladurías acerca de la finca?

-Sabía usted que la risa le sienta muy bien...Bueno si dice usted que siempre esas cosas han estado ahí, supongo que debemos empezar a investigar a los primeros habitantes de la finca. Aunque si dispone usted de tiempo, tal vez podía concretar algunos de esos comentarios...puede que aparezca algún nombre que nos permita empezar por algún lado...

Ante el silencio de Maurice, al reiterar nuevamente la pregunta, cambio el tema de conversación durante unos pocos minutos.

-...Señor Van laaden realmente ga sido un placer verle. Supongo que debe ser un hombre ocupado y no quiero entretenerle más.

ME muestro callada. Si la pausa se mantiene diré algo como:

-Usted no los odia...

-¡Ooh! disculpeme señor Van Laaden me refería a esos incómodos silencios que surgen en las conversaciones. No pretendía hacer referencia a odio alguno. Discúlpeme, no quise importunarle.

Una sonrisa emerge para buscar la complacencia y perdón de Maurice.

-Debo lamentar la muerte de su abuela, ...probablemente mi caida no ha sido nada más que una simple coincidencia fruto del azar.

Me quedo pensativa un instante "...una extraña y desafortunada coincidencia. Tendré que recordarlo.

Por otro lado aunque puede ser interesante que me dé permiso para indagar en el pasado de su familia, tal vez podamos encontrar el origen de las habladurias, o quién sabe, puede que encontremos algo más que rencillas en sus ancestros.

No se si deberé pedirle permiso para acceder a los fondos de la biblioteca...mejor esperaré a ver como se desarrollan los acontecimientos. Supongo que siempre puedo entrar en la biblioteca sin que el señor Van Laaden lo sepa

-Por supuesto, que tendré que contactar con ellos, lo que ha sucedido es que en la finca no dispone de teléfono. No se preocupe usted, en breve llamaré a la oficina. (digo indicando el teléfono)

-Además, supongo que en breve, alguno de los bravos muchachos de Blaire, aparecerá por el hospital.

-No por el momento. Señor Van Laaden gracias por su visita. Espero poder disfrutar de su compañia en otra circunstancias.

-Tras despedirnos, llamaré a la oficina de Blaire, para decir que me encuentro en el hospital, cosa que supongo deben saber. Pero no es malo ver si existe alguna noticia nueva.

Maurice se despide. -Si necesita cualquier cosa, ya tiene mi número de teléfono. Voy a estar en casa todo el día. También soy un gran lector y... ejem, escritor y puedo traerle material de lectura si lo necesita.- y con esta oferta, sale de la habitación.

¡Qué curiosa historia! ¿En qué lío os habrá metido Blaire... casi no te puedes creer que estés en Grand Rapids, a tanta distancia de casa...

Encogiéndote de hombros, llamas al despacho de Blaire. Tras de escucharse dos tonos, descuelgan y la voz de Ángela, la secretaria de Howard Blaire responde. -Blaire Investigaciones, dígame.-

¡Súbitamente, la voz de Ángela te trae un recuerdo! ¡Has comenzado a recordar! Apenas nada, parte de un fragmento de un recuerdo, pero ¡algo es algo!

-¿Sí, diga?- insiste Ángela ante el vacío que deja tu estupefacción.

Mi cabeza se llena de imágenes. Una especie de ensoñación me mantienen con la boca abierta. Una serie de escenas llegan desde lo más profundo de mi mente...sin embargo un Hola desde el auricolar del teléfono me devuelve a la realidad.

Con un agradable y efusivo saludo inicio mi conversación con la secretaria. Explicándole mi situación, pregunto si ha recibido noticias de los chicos de Gran Rapids.

Ángela parece sinceramente preocupada por tí. -Oh, Srta. Taglioni, cuánto lamento lo ocurrido. La verdad es que su llamada es la primera noticia que tengo de ellos. No sé dónde están, aunque el Sr. Blaire avisó que pasarían ustedes varios días fuera.-

-Angela, no te preocupes, no ha sido nada importante. Sólo quería saber si había noticias de los chicos. En un abrir y cerrar de ojos estaremos de vuelta en casa.

-Ah, está bien. No sabía nada, ya sabe, a mí Howard no... en fin, que sólo soy la secretaria. Espero que se recupere, señorita Taglioni.-

Sin más, os despedís cordialmente y vuelves a quedarte sola con tus pensamientos hasta que la enfermera viene a llevarse el teléfono.

Mi cabeza se aplasta contra la almohada. La sensación de que el tiempo transcurre más lentamente de lo normal me invade. Con la mirada fija en el techo, intento recordar todo lo sucedido. El astio y aburrimiento se mezcla con una sensación de claustrofobia y encierro. Máldita pierna,...Retomo nuevamente el periódico, y vuelvo a mirar la pequeña reseña de la biblioteca. Supongo que me gustaria pasar por ahí a olfatear...tal vez pueda encontrar los viejos ejemplares de la prensa en la hemeroteca...qué demonios escribirá el señor Van Laaden...aún no se que pensar de ese caballero... Chicos mira que dejarme sola, sin visitas...bueno algo de calma...tal vez mañana me dejen salir con una silla de ruedas...

prensa... hemeroteca... Van Laaden... de repente, nuevos recuerdos te asaltan. ¡Tú has estado investigando sobre Grand Rapids y los Van Laaden, estás segura! ¿Cuándo? ¿Por qué? Los recuerdos son vagos y parciales...

OK, en realidad el verdadero problema es que los demás y tú estáis en el mismo momento temporal, lo que hace que aún no puedan interesarse por tí (caso de que quisieran). Quizá quieras trabajar desde el hospital. Puedes hacer llamadas y contratar ayudantes de todo tipo por teléfono para ir haciendo cosas. POr otro lado, si quieres descansar, podemos esperar unos días. A tu gusto.