Partida Rol por web

La Maca abrió los ojos, pero la oscuridad seguía. ¿Estaba soñando? No. De alguna forma sabía que ya no soñaba: estaba despierta pero ¿por qué no veía nada? Estaba todo a oscuras... Oyó el golpe de algo o alguien contra una puerta de madera. ¿Intentaban entrar o salir? ¿Qué pasaba?

Trago saliva sonoramente y se quedo quieto, como sintiendo que si se movía la tenia contada, pero si se quedaba ahí quieto también, pensó en ir corriendo en la oscuridad en dirección hacia donde le parecía que estaba el ingles, en uno de esas lo empujaba y este se levantaba, pero el almacén no era tan grande, si algo había ahí, seguro que se lo chocaba antes de llegar a William, luego pensó en gritar para que este se levantara pero no creía que seria muy efectivo, después de todo seguro que no estaban en un sueño ligero.

-Estoy jodido...

Pensó apretando el puño para tratar de detener el temblor, lo hizo tan fuerte que el mango de la navaja lo lastimaba, se volteo lentamente y cerro los ojos fuertemente, dio un paso no sin antes intentar apuñalar al aire frente a el, dio otro paso y volvió a apuñalar el aire frente a el y así continuo paso tras paso esperando en algún momento, chocar a alguien a la altura de su cadera y rogar que sea el ingles.

Macarena con una voz que parecía surgir a la altura casi del suelo susurró:

- ¿Agustín?

La primera intuición de Macarena fue situarse. Como a un niño al que privan de la visión con una venda sus manos salieron disparadas al frente buscando un punto de referencia, en ese momento eran sus ojos y unos poco entrenados y nada hábiles por cierto.

No hace ni un segundo estaba abrazando a Ricky así que lo que esperaba era encontrar su cuerpo o el de William cerca de ella.

Lo primero que pensó es que no era algo planeado, algo malo había pasado mientras estaban en ese otro mundo, no creía que fuera una broma. Se imponía la cautela. Intentando no hacer ruido se dejo deslizar al suelo y fue tanteando lo que tenía cerca. Llamó a Agustín y tras hacerlo se movió lo más sigilosamente para evitar ser un posible blanco.

Desesperada, Macarena buscaba a alguien con quién contar. No sabía si la situación era peor ahora que hace un momento pero sin duda no era nada halagüeña...

La voz de Agustín se escucho algo aliviada

-Si, aquí estoy, levanta al ingles ahora!! hay algo aquí aparte de nosotros

Dice mientras se volteo en dirección de donde venia la voz de la Maca

Maca sin decir más buscó tanteando a William. Aunque se fiaba de Agustín no quería que el "algo" los pudiera localizar al menos no hasta localizar al ocultista, si (como sospechaba) se trataba de algo paranormal.

Intentó resistirse las ganas de preguntar que pasaba, pero no pudo...

La voz de Macarena sonaba agitada pese a que intentaba mantener el volumen bastante bajo, pero estaba claro que la tensión estaba haciendo mella en ella:

- ¿Qué demonios ha pasado?

La voz estaba ligeramente entre cortada, como si le supusiera un esfuerzo no gritar. Se notaba que se estaba moviendo y se podían oír los suaves sonidos de su ropa al deslizarse (probablemente por el suelo) y los leves golpecitos de sus dedos reconociendo el terreno de cajas de plástico vacías, más que nada cuando casualmente encontraba una tintineante botella de cristal.

El silencio que los rodeaba hacía que fuera más fácil percibir esos sonidos que normalmente pasarían desapercibidos. Incluso podían sentir sus propios rápidos latidos palpitando en sus sienes.

El olor a polvo y a humedad era lo único que convertía la escena en algo real y tangible.

La Maca tanteaba en la oscuridad. ¡Ahí estaba! Tenía la manga de alguien tirado en el suelo pero ¿era William o era el Chapas? Una voz en la oscuridad, cerca de ella, le sacó de dudas. Era el Chapas hablando desde la izquierda, así que ella tenía que estar agarrando a William pero ¿estaba el extranjero inconsciente como en el sueño?

La voz del Chapas sonó en la oscuridad:

- Él me obligó... tú lo viste ¿verdad Maca?

Parecía ajeno al comentario que había hecho Agustín.

Se oyó un ruído al fondo del local... algo había caído al suelo: quizás una de las cajas de coca-cola vacías que habían visto cuando la luz estaba encendida. Y el ruído no procedía ni de donde estaban la Maca y Ricardo ni de donde estaba Agustín. Los temores se confirmaban: no estaban solos en la oscuridad.

La Maca preguntó con voz temblorosa y dubitativa:

- ¿Wiiilliiaam?

Alargó mucho el nombre como si intentara usar el sonido como una especie de radar.

Se oyó un refunfuñeo como alguien que estaba intentando despertarse sin conseguirlo plenamente. Luego un susurro:

- What the fuck... Oh my god... a fucking bolt... big mountain of shit...

El extranjero parecía estar volviendo a la consciencia pero le costaba. Y en la oscuridad el gruñido aumento de tono, como si un perro grande estuviera dispuesto a saltar. Todos recordaron entonces los horribles canes que les habían perseguido en Metrópolis ¿habían llegado hasta allí?

- Sshhhhhhhh...

El aire que salía de los labios de la Maca fue perdiendo volumen intentando no llamar la atención. Parecía como una fuga de gas que salía de un globo que se movía serpenteante por el suelo.

Ayudando a su primo a recomponerse y a orientarse, con la intención de buscar la puerta de salida donde suponía que estaba Agustín, Macarena lo cogió por los hombros y lo ayudo a ponerse en equilibrio intentando que se mantuviera agachado. Poniendo su mano suavemente en la boca le conminó a no hacer ruido y con un pequeño empujoncillo en la espalda intentó indicarle el camino manteniéndolo bajo.

Fue entonces cuando se despertó el inglés. En el tenso silencio su voz resonaba como un anuncio en la megafonía de un campo de fútbol... Macarena no lo pudo evitar: se llevó el dedo índice a los labios (sin pensar si quiera que no podía verle) y lo chistó sonoramente, aunque gradualmente fue bajando el volumen al darse cuenta que "era peor el remedio que la enfermedad".

Intentando no tropezar con las cajas a su alrededor fue moviéndose en zig-zag en pos de su primo y de la supuesta salida... No quería ni pensar en los infernales cancerberos que habían enfrentado en Metropolis.

Algo brilló en la oscuridad. Una pequeña esfera azulada en la palma de la mano de William arrojó una tenue luz a su alrededor. Por un momento todos pensaron que era algún tipo de linterna, pero pronto se dieron cuenta de que la bola era realmente luz pura, energía, que titilaba sobre la palma del extranjero. Agustín, que estaba apoyado en la puerta, miró hacia la zona de donde había provenido el ruído. Algo oscuro retrocedía hacia la esquina. No era un bulto: era oscuridad pura. La Maca tenía cogido por la mano al Chapas y se acercaba a la puerta.

William decía algo que resultaba incomprensible para Agustín, pero mantenía la palma de la mano orientada hacia la pared del fondo, donde se encontraba esa oscuridad y hacía alguna señal hacia Agustín y la puerta.

- All right... Be quiet and open that door... It's a Nightmare, but I can get it under control...- William hablaba en su inglés nativo mientras señalaba hacia la esquina - Agustín: while I hold the Dreamlight the nightmare can't attack us or maintain that door closed... Open it slowly and get out of there...*

Agustín sintió un mareo de incomprensión a no entender como la oscuridad podía seguir siendo oscura aun con una fuente de luz presente, mira un segundo al Ingles y luego vuelve a posar sus ojos sobre la sombra.

-Mira, si me hablas en cristiano avanzaremos mas rápido en esto de la comunicación... pero si te refieres a abrir al puerta, no puedo abrirla ya lo intente es a normalmente resistente

Macarena llevando a su primo de la mano siguió avanzando sin mirar atrás. Ya sabía lo que era esa tenue luz así que prefería no volver a mirar a las sombras. Se dio cuenta que Agustín no entendía a William y que eso podía suponer un gran problema:

- Que vayas abriendo la puerta lentamente... Él controla a ESO, que era lo que cerraba la puerta.

Con un gesto de fuerza e intensidad impidió que El Chapas se volviera para saciar su curiosidad en un par de ocasiones mientras lo empujaba suavemente hacia la puerta que debería estar abriendo Agustín en ese momento.