Partida Rol por web

Darius tenía un dolor de cabeza de mil demonios. Acababa de volver en si, cuando un murmullo creciente le taladró los tímpanos.

- Por los dioses... La voz pastosa de Darius a penas era un murmullo. - ¿A que viene tanto ruido? Se había llevado las manos al rostro, intentando despejar sus adormecidos ojos.

El tintineo de las cadenas que llevaba, hicieron arrancar una media sonrisa de incredulidad. Por fin había pasado, era consciente que tarde o temprano tenía que ocurrir, lo habían apresado. Y aunque en un primer momento, creyó que moriría colgado en escarnio público, los retazos de conversación que su dormida y dolorida mente había conseguido captar, le advirtieron que los dioses le guardaban otro destino. Si era mejor o peor que la muerte, estaba por ver, pero a priori, las perspectivas eran más halagüeñas.

Miró a su alrededor, intentando enfocar los objetos y personas que le rodeaban. Le estaba costando horrores recordar como había acabado en aquel agujero. Lo último que recordaba, era a una espectacular mujer, y eso le arrancó una sonrisa muy sincera.

Me muevo desde el fondo de las sombras, las voces me despiertan. Siento las cademas en mi cuello y mis manos. No recuerdo como llege alli.

La morena me ruerda a la chica con la que pretendia acostarme pero no era tan intensa, ni tan altiva, ademas tenia mas pecho ¿o me lo parecio a mi?

- ¡Eh! Gritar mas bajo, algunos despertamos con resaca.- protexte levantando la voz lo justo.

Una chica entra sin decir nada, os mira horriblemente mal, con mucho odio y desprecio, dejando en el centro, al alcance de vuestra mano varias hogazas de pan.

No es pan tierno, parece que es el que les ha sobrado de ayer pero se deja comer. Para beber agua, es si, fresca y cristalina.

No me lo pensé dos veces – Tonto el último –

Tomé una hogaza de pan, di un trago de agua y me puse a comer, sin ser un manjar parecía que había suficiente para todos.

Me acerco al centro y cojo una hogaza de pan, sería estupido si no comiera nada, pues a saber que harán con nosotros, y lo mejor es tener energias de sobra....

Estire la mano, tome una hogaza y la parti por la mitad. Comi un pedazo y guarde el resto. Ahora nos daban de comer pero no sabia si eso seria asi siempre. Ser desconfiado me habia salvado la vida muchas veces y ya me arrepentia bastante de no haberlo sido mas con esa chica.

Jorund miró a la morena con desprecio y despues escupió al suelo.  Despues les dio la espalda a los demas y se recostó contra una pared.

Perros...bailan al son de esa bruja...Ningun Atrercano comería del suelo...

Entro en la celda de los exclavos. Nunca habia estado alli pero tenia un mensaje para la carcelera.

- Buenos dias.- les digo con una sonrisa, no entiendo las malas caras, deberian estar todos felices...-Hundra, se te necesita en el consejo. Me han dicho que te cambie el puesto un ratito.

-Serán para tí mujer, a nosotros nos habeis encadenado y nos alimentais con un mendrugo de pan de ayer....-

Matizo, a ver si con ésta se puede hablar y nos esclarece que hacemos aqui y por qué....

- Ummmm… - Parecía que cambiaba el turno de la guardia, por si acaso me di prisa en terminar de comer, no fuera cosa que ya no pudiese hacerlo

- Serían mejores sin estas cadenas… - le dije a la nueva

Aun aturdido, Darius tomo el pan y el agua que se le ofrecía. No es que tuviera demasiada hambre, pero necesitaba algo que llevarse a la boca, aunque solo fuera para quitarse esa sensación pastosa que tenía desde que se había despertado.

En silencio, mastico distraídamente la ogaza de pan, mientras la remojaba en la fresca agua. Había comido cosas mucho perores, hasta había pasado días sin comer. Aunque no le habría hecho ascos a una buena copa de vino y trozo de carne bien echo.

No entendía porque sus compañeros de celda se empeñaban en maltratar su castiga cabeza con aquella incesante cháchara sin sentido.

Al ver a la joven que apareció en las celdas, no pudo más que esbozar una sonrisa complacido. ¿Estas chicas eran sus carceleras? ¿Que diablos estaba pasando?

-Para ser varones protestais mucho, pensaba que los hombres erais mas duros.- Le respondo colocando las manos en las caderas.- No te quejes de las cadenas, la mayoria de vuestros pueblos tienen exclavas a las que tratais a latigazos y haceis cosas mucho peores que nosotras.... Al menos nosotras solo cazamos por necesidad, tanto a hombres como animales.

- En nuestra tierra no hay hombres, todos murieron antes de que yo naciera asi es que si estais aqui es porque no tenemos mas remedio. No somos crueles ni malvadas.

 Jorund la miro con ojos penetrantes, no con odio pero si con desprecio. No se movio, ni miro a sus compañeros,que se afanaban hacia la comida.

-No trates de engañarnos arpia. En mi pueblo no tratamos a las mujeres asi. No encerrais y nos dais de comer como si fueramos perros, no esperes nada de mi vibora...

Pongo una mueca, no me apetece dejar a mis "perritos" solos. Me gustan todos, son ironicos, descarados, de caracter fuerte... me imagino en una "lucha" con alguno de ellos. Sudando y gimiendo....

Niego con la cabeza, hacia mas de un año que no pasaba la noche con un varon y mis dedos ya no paliaban mis deseos.

Escuche la explicacion de Alome, siempre tan dulce y blandita, se notaba que ella aun era virgen y no sabia que era un varon, lo viles y rastreros que podian ser.

- Ire ahora mismo pero ten cuidado con ellos, recuerda lo que nos enseño madre sobre estos... perros.

 Jorund volvio a escupir al suelo al escuchar a la morena llamarlos perros. Estaba claro, eran esclavos, animales y nada mas. Aquella pelirroja...no parecia haberlos querido engañar, eso no tendría ningun sentido...¿inocencia? Ni hablar. Jorund descartó eso de su cabeza. Él no entraría en aquel juego, en cuanto encontrase la oportunidad...

-Para una persona como yo, que creé o valora su libertad, las cadenas si son para quejarse; y en mi pueblo respetamos a la mujer guerrera, a la Shaman, y a las madres de nuestros hijos, como ves no todos los pueblos tienen esclavos ni se jactan de ello... La dureza que tú proclamas es la resignación de los perdedores; y yo no soy uno de ellos.

Perdona, pero si sois crueles y malvadas, porque si nos vais a tratar de sementales, con vuestra belleza no hacen falta barrotes ni cadenas, gustoso os engendraría un hijo sin necesidad de tales tratos denigrantes.-

Respondo a la pelirroja.

- Los hombres sois malos con las mujeres.- Le replico.- He oido las cosas horribles que les haceis alli fuera, en vuestras tierras donde mandan los varones. Si no las haceis exclavas las golpeais o las tratais como si fueran de vuestra propiedad, ahora no te hagas el bueno, todos los hombres sois malos. Nosotras no os hemos hecho nada malo, no teneis heridas ni nada.

La niña peliroja es mas infantil que la morena.- Señores, no discutan con nuestra captora. No tiene sentido... por mi parte no puedo agradarlas, tengo esposa y un hijo, le debo fidelidad.