Partida Rol por web

Aquello era una maldita trampa de la cual han caído como si nada, cuestión que le molesta en demasía tras haber perdido tanto tiempo con aquel hombre que ahora está con Miller. - Sólo espero que Joseph pueda sacarle la información porque sino estaremos en medio de una mierda tan grande que ni el dinero de mi familia, podrá sacarnos. - piensa al desviar la mirada hacia el Oficial mientras era William el que toma la posta de esta situación. Agradecida en parte por ello, aquel hombre tenía unas agallas tremendas y la verdad es que está obrando de forma magnífica. 

- ¿Frank qué? ¡Por favor! - exclama visiblemente molesta, indignada. - Nos está confundiendo y muchísimo Señor... No sé cuál es su nombre. ¿Alguna placa de identificación tiene? - pregunta en medio de aquel show que ostenta Taylor para ver si caía en ello. Ahora sería un tanto difícil, ya los retazos de la Odisea no le afectarían al sujeto y ese melodrama que Alice solía sacar así de la nada, tampoco. Y por esa razón siguiendo el hilo de la conversación que mantiene su compañero, comenta. - Somos un matrimonio que lleva años juntos, ya se lo dijo mi esposo. ¿Cómo puede ser tan irrespetuoso? - pregunta ofuscada. 

Ya era la segunda obra de teatro que juntos podían hacer, es que pese a ser increíble la capacidad que ambos tenían para actuar, esto supera con creces todo lo que hasta ahora han estado haciendo. - No haré una tontería, siempre y cuando suelte a mi esposo. - asevera un tanto seria, determinante en sus palabras y más aún en actitud. 

La alegría de Leon había durado lo justo. Cuando aquel hombretón se levantó de golpe, el periodista se erizó y se giró por un breve instante. Decidió mantener su tapadera de tío pijo mientras hacía lo más prudente: abandonar el bar tras Lilian.

- ¿Y a usted qué le importa, cretino? ¡No es asunto suyo!

De pronto una botella estalló contra la puerta antes de que podáis abrirla. El hombretón se ha puesto de pie y tiene otra botella en la mano.

- Quietos ahí y responded ¿Quiénes sois? – Entonces se gira hacia el barman que se estaba alejando – Y tu quiero ahí si no quieres ser el siguiente. Este es el problema de Kingsbury Run, que dejamos que gentuza como estos vengan a jodernos. –

El hombre está de pie y avanza tambaleándose hacia vosotros.

- Si no me decís quienes sois os lo tendré que sacar a golpes –

La situación se está empezando a ir de madre, Amelia parece haberse escaqueado y el resto de los parroquianos se mantienen inmóviles en su sitio, demasiado asustados para intervenir.

El policía duda un momento pero no afloja su presión sobre William. Os mira primero a uno y luego al otro, finalmente hecha a reír, se lleva la mano a la cabeza mientras suelta una carcajada y entonces descarga un golpe sobre William en toda la cara con el puño cerrado.

- Veo que piensan que soy idiota y me pueden tomar el pelo. Si están tan felizmente casados ¿Dónde está su alianza señorita? – Dice señalando el dedo desnudo de la mujer. El policía desenfunda el arma. – Supongo que puedo llevarlos a ambos a comisaría donde de seguro el señor Elliot Ness estará encantado de hablar con ustedes. – Sonríe burlonamente a Alice – Y allí me podrá solicitar toda la identificación que quiera señorita – Entonces se pone serio – Vamos, muévanse –

Y haciendo un gesto con la pistola, les conmina a moverse.

Willie sigue cabeceando y riendo si parar.

- El doctor… el doctor es un hombre blanco, rico y con el pelo grasiento. Jijiji. No se le mueve ¿Sabe? y vive debajo del tren –

Entonces comienza a temblar, tropieza y se acurruca sujetñandose las piernas cuando le preguntas por su muerte.

- Fue cuando me cortó el brazo, si, si, si – cada vez tiembla más – Debajo del tren -

Por muchas botellas que volaran hacia la puerta, Lilian no tenía porque pararse y responder al interrogatorio de aquella bestia etílica. Estaba asustada eso era evidente, pero sus piernas no estaban paralizadas.

- ¡Vamos! - Le dijo a León. - ¡Corre! - Insistió.

Y sin más, la joven periodista terriblemente asustada, trató de poner los pies en polvorosa. Cuanto antes salieran de allí, antes podrían introducirse en el centro coche de Leon y abandonar el Kingsbury.

Además, fuera tenían que estar todavía sus compañeros y portaban consigo un arma. Eso sin duda en el peor de los casos, si aquella bestia salía tras ellos, podía ser una buena manera de intimidarle.

- No será necesario, amigo, ya nos vamos nosotros.

Dijo Wilson, moviéndose con un ademán lo más ágil que le fue posible y tratando de interponer alguna de las banquetas de la barra entre su camino y el del matón...

¿Debajo del tren es un puente? – pregunté, casi sin paciencia ante la evasiva locura y respuestas divagantes del proxeneta.

¡Mierda! Cuanta falta haría en este momento Alice y su conocimiento en medicina. Lo último que falta que este tipejo esquelético sufra un colapso aquí mismo y acabe por tragarse la lengua.

Incluso temo por esa droga china que utilizaban los mafiosos en Boston. Si, esa porquería que usan los samuráis para suicidarse es la que usan los maleantes del barrio chino para eliminar a la competencia.

-¿Dónde está ese tren? – insisto, luego de escuchar la confesión de la amputación de su brazo.

Ese tipo debe ser el asesino. Un despiadado enfermo al cual le quedan pocos días…

La presión por momentos comenzaba a ser menos soportable. El dolor aumentaba. La edad del viejo se notaba. Y el golpe en la cabeza fue el culmen del dolor. Aún así, la cabeza se mantenía estable y le permitía pensar y buscar alguna solución a aquel evento. -Usted puede llevarnos donde desee, es el representante de la ley, pero créame si le digo que hará el ridículo delante de sus superiores. Mi mujer y yo somos judíos. Nuestras alianzas son con Dios. Nosotros no portamos anillos, tan solo los intercambiamos durante nuestra ceremonia representando un compromiso delante de Iehovah. Eso no es más que cosa de gentiles, de cristianos. Su deducción, como investigador de la justicia, es lamentable. Le aseguro que como el Señor Ness se entere por parte de las autoridades de la ciudad de a quien ha agredido esta noche, en una semana estará controlando el tráfico de alces en las frías calles de Alaska. ¿Sabe de leyes? ¿Conoce la Quinta Enmienda? ¿El habeas corpus? Está usted esta noche cometiendo una ilegalidad que le puede salir muy caro.- lo que pretendía el señor Taylor con sus palabras era crear en el interior del policía una muestra de miedo ante su autoridad y un sentimiento de inseguridad ante sus deducciones y la identidad de la persona que tenía delante.

-Y por favor, no olvide tratar con respeto a mi esposa. No hay duda de que ella es una dama. No olvide usted comportarse como un caballero.-

La acción de aquel Oficial no era para nada normal y tampoco corresponde a un Agente de la Ley, así que las cosas estaban realmente mal de cara a los dos. - Has golpeado a un civil, eso es ilegal. - afirma Alice visiblemente ofuscada. - ¿Así que no quiere que llame la atención? ¿Y si lo hago qué? ¿Le pegará a una mujer? - pregunta desafiante, no sabía de qué palo iba este sujeto pero ya era demasiado y lo único que faltaba era que en medio de las locuras del Manco, esté uno de la secta o lo que sea que se está gestando. 

- Suelta a mi esposo o grito, elija. - termina por decir, dispuesta a montar el drama de su vida y comprobar que si obra desde la legalidad, no le importará que una mujer lo haga, aunque al callarla por la fuerza conseguirá testigos y eso si que le juega demasiado a su favor. La médico está dispuesta a todo, no le importa nada más. 

La que está más cerca de la puerta es Lilian que se lanza hacia ella al ver la reacción de su compañero. Leon echa a correr intentando poner algunas sillas entre el grandullón y ellos lo que hace que este se encolerice.

- Malditos hijos de puta, os voy a matar –

Y con un brazo lanza la botella que tiene en la mesa contra los dos periodistas, pero la borrachera que tiene encima hace que falle por mucho, estampando el cristal contra la pared, salpicando a la mujer cuando se disponía a abrir. Justo en ese momento llega León cuando aquel zumbado se lanza contra ellos quitando las sillas de en medio con furia.

Abren la puerta, pero aunque Lilian consigue salir, el gigantón se tira contra León, embistiéndole y abriendo del todo la puerta y cayendo ambos fuera del local, dando su espalda contra las escaleras del lugar.

Con León en el suelo y aquella mole de músculo y alcohol encima, Lilian puede ver que Alice y William se encuentras junto a un policía en la acera de en frente que parece tener retenido al anciano. No ve rastro de Joseph.

León ha caído debajo y siente al borracho encima suya, su aliento etílico, sus brazos buscando golpearle.

La paciencia del policía parece estar agotándose ante la insistencia de Alice.

- Escuche a su compañero y déjese de chorradas. ¿Cree que me sentiré mal de pegarla? En su caso puede que hasta lo disfrute ¡Ahora muévase o…! –

El agente alza la mano del arma para golpear con la culata a la mujer cuando un fuerte golpe en la acera de enfrente llama la atención de los tres, Del local, Lilian han salido disparada y de pronto León a salido volando, agarrado por un hombretón enorme que reconocéis inmediatamente como el que esta mañana estaba con Dolezal.

León y el hombre han caído sobre los escalones, quedando vuestro compañero debajo. Aquel hombretón está intentando golpearle repetidamente. El agente a vuestro lado está dubitativo sin saber qué hacer.

- ¿Qué está ocurriendo ahí? ¡Deténganse inmediatamente! -

Sin embargo, sigue sin moverse o soltar a William

William lanza una arcada mientras agita su cabeza como si le costara mantenerla erguida.

- El tren no es un puente, él es el tren. Jajaja. –

El viento cada vez sopla con más fuerza, sacudiendo los desechos del lugar y levantando aun más el hedor que ya impregna aquel callejón. La expresión de locura de Willie parece acrecentarse con el viento que va en aumento.

- Ya viene. Caribdis pronto despertará. ¡Nos devorará a todos! jajajajaJAJAJAJAJAJA –

Su cabeza se arquea mucho hacia atrás mientras ríe encolerizado. Tienes que sujetarle por los hombros para que no caiga al suelo. Intentas hablarle para que reaccione, pero no deja de reírse, cada vez más alto. El viento sopla más y más fuerte y de pronto, el viento se detiene y la risa de Willie cesa. Sus ojos están muy abiertos, un gemido ahogado sale de su boca y una fina línea roja aparece en su cuello. Una línea que se va ampliando rápidamente para finalmente separar su cabeza del cuerpo, que cae dando un golpe fuerte contra el suelo. El cuerpo, aun sujeto por ti, es desploma instantes después y su rostro ha quedado, con una mueca grotesca en el rostro, mirando hacia ti. La luz parece estar extinguiéndose del lugar, como si las luces de las farolas no pudieran luchar contra la oscuridad de la noche. Todo se ve gris y parcheado. El brazo de Willie se agita, el muñón da espasmos y como si su cuerpo estuviera siendo absorbido por un remolino, este empieza a girar y a desaparecer como tragado por el propio suelo. Apenas dura unos instantes y de pronto te encuentras a solas, sin un solo vestigio de que allí se encontrara antes Willie salvo por unas manchas en la pared de sangre al caer la cabeza del hombre. Tu cuerpo queda petrificado por lo que acaba de presenciar sin entender muy bien que ha pasado.

Algo rompe tu bloqueo. Un ruido de lucha que viene de fuera del callejón y una voz que se alza en la noche.

- ¿Qué está ocurriendo ahí? ¡Deténganse inmediatamente! -

La cosa se estaba poniendo fea, realmente fea. Aquel borracho hijo de puta se había avalanzado sobre León y ambos habían caído al suelo. No atendía a razones y parecía con ansias asesinas. Para añadir todavía más carne al asador, parecía que sus compañeros acababan de tener un problema con la policía.

Pero lejos de ver eso como algo negativo, Lilian lo vio como una oportunidad. Una agresión era sin duda algo más urgente que lo que tuviera entre manos aquel agente y si debía encargarse de ello sus compañeros tendrían una oportuna de huir. Aquello podía salir bien.

- ¡Agente, agente! - Empezó a chillar asustada. - ¡Ayuda por favor, quiere matar a mi marido!

-"¿En su caso puede que hasta lo disfrute?" ¿Este hombre disfrutaría pegando hasta a una mujer? ¿Pero que clase de agente de la ley es este individuo dispuesto a agredir sin más? Despreciable.- 

El señor Taylor no tenía todas con él de qué aquel individuo fuera un verdadero policía, pero no estaba aún en una posición adecuada para hacerle frente. Esperaba que todo aquel ruido alertara al señor Miller de la situación. De momento él y Alice seguían solos así que decidió recurrir una vez más a convencer a aquel policía de que él no era quien pensaba ser. Dejándose llevar por el papel, el viejo anticuario levanto la cabeza para fijarse en el rostro de la joven periodista y de su compañero tirado en el suelo.

-¡Dios santo, Jerry! Agente haga algo. Ayude a ese hombre. Es un veterano de guerra. Ese gorila va a acabar con él. No ve que su mujer le está pidiendo ayuda. ¡En nombre de la ley, actúe!- William intentó poner una voz lo más dramática posible mientras que se aseguraba que su rostro estuviera lo suficientemente oculto bajo la noche para que aquel gorila no le identificara. Aún le dolía el chichón en la cabeza de esa mañana.

La irreal visión era semejante a la producida por el opio más fuerte jamás creado, incluso superando los hongos que utilizan los indígenas en sus pipas. ¿Qué mierda es esto? Alcanzo a balbucear cuando el proxeneta tiene un final tan abrupto como desgarrador.

A partir de ahí todo comienza a girar sin control, como su fuera atrapado por ese mismo remolino, casi al punto de tener que apoyarme contra una pared junto a la montaña de putrefacta basura.

Aun con el arma en mi mano y el pulso agitado voy, paso a paso, avanzando a rastras hacia fuera del callejón en busca de algo de luz que aclare mi visión.

Gritos, forcejeos y corridas en penumbras es todo lo que llego a visualizar de la lejana calle…