Partida Rol por web

El grupo comienza su investigación en el puerto de Altdorf

Altdorf, Año 2522 del Calendario Imperial.

Tributes, a media mañana.

Al curioso grupo no le llevó mucho tiempo llegar hasta el puerto, lugar que por otro lado, ya conocían.

La famosa calle de las 100 tabernas de Altdorf se encontraba situada a un lado del muelle principal del puerto, y en mayor o menor medida, todos habían pasado por ella durante el tiempo que llevaban en la ciudad.

A esa hora, todo el río era un hervidero de barcazas, navíos de pequeño calado y otros tipos de embarcaciones de río de distintos tamaños, que se afanaban en recorrer sus rutas, salir con las mercancías ya cargadas, o atracar en los distintos muelles para desembarcar lo que fuera que trageran a la ciudad.

Y la actividad en los muelles del río no era menos febril. Los trabajadores iban de aquí para allá cumpliendo ordenes o haciéndolas cumplir, ausentes a las miradas de las pocas personas que sentadas o de pie, charlaban en el exterior de algunas de las tabernas, pasando la fría, pero soleada mañana con la que Sigmar había regalado ese día a los ciudadanos de la ciudad.

    Las 100 tabernas, mal nombre si se supone que hemos de buscar a un borracho una a una. Mientras se rascaba la barba Joss pensó que había que agilizar las cosas, tenía prisa.

-Grrrrr, deberiamos preguntar por el beodo a los capataces, a lo mejor ha intentado conseguir trabajo. Afirmó seguro de si mismo.

Ruy sólo pudo sonreir sinceramente ante el bello calificativo de beodo, sobre todo si el personaje que lo espetaba era un enano. Igualmente, tras retorcer las puntas de su bigote y reflexionar detenidamente explicó lo siguiente.

- Si ese tal Leonard, es un parroquiano de los que no suelen fallar, seguramente su fama sea tan grande como las cogorzas que debe enganchar... - dijo riendo entre dientes.

-Buena idea!-exclamó Gustav. Muchas tabernas son 100 para entrar en todas ellas y buscar a un borrachín, cosa harto abundante en lugares asi!

Johannsen dirigió su mirada a los muelles, sobrecogido por el frenético ir y venir de las gentes que allí ganaban su pan. Tampoco allí será facil encontrarlo, pensó el joven "cazador".

-Bien, podemos empezar por el muelle. Seguro que será más rápido recorrerlo que entrar a las distintas tabernas.

Aunque seamos rápidos tardaremos un tiempo en revisar todos los navíos del muelle. No sé si deberíamos buscar a Leonard por separado, también es cierto que diez ojos ven más que dos. Veremos a ver como nos va en el primer intento.

Jekil intentó que las armas que portaba se vieran los menos posible, aunque bien pensado ninguno tenía pinta de marinero. Comenzó a repasar mentalmente la descripción que les habían dado sobre Leonard, mientras esperaba a ver si alguno tenía otra idea mejor que visitar el muelle.

-Recemos para que no se haya embarcado ya!-dijo Gustav con un deje de angustía. Luego comenzó a dirigirse hacia los muelles, y pensando que si 100 tabernas eran muchas para buscar, un hervidero de toda clase de embarcaciones no era tarea más facil. Eso lo desanimó un poco, pero no lo comentó en voz alta.

Ruy continuó caminando junto a sus compañeros. Lo de encontrar al tal Leonard, no sería tarea fácil, pero el juego, ya fueran naipes o dados, le habían enseñado que muchas veces el propio azar era el encargado de poner a cada uno en el lugar adecuado, justo en el momento adecuado.

- Así de sopetón parece harto difícil encontrar a ese borrachuzo, pero no sé... ¡¡tengo la una premonición de que tal vez será él quie tope con nosotros. - exclamó Ruy sonriendo. Esta era su forma de tranquilizar los ánimos. Todo se veía mejor desde un prisma optimista.

Siguiendo a Gustav, el grupo se encaminó al muelle, en donde no tuvieron que andar mucho para acercarse a uno de los navíos de bajo calado atracados en el mismo.

En ese momento, se estaban descargando abundantes cajas grandes de madera del mismo, y los trabajadores del puerto se encontraban atareados, junto a los marineros del barco, en la tarea del desembarco de la carga, mientras que cuatro hombres un poco más apartados de los que se encargaban del desembarcar la carga, se dedicaban a consultar papeles y a hablar entre ellos señalando de vez en cuando alguna de las cajas.

El aire autoritario de los cuatro hombres, o quizás su porte, era lo que los distinguía claramente como los que se estaban encargando de la organización del desembarco, y los que allí mandaban.

Ruy se acercó con porte solemne y altivo, pero siempre con una sonrisa en los labios. Cuando estuvo lo suficientemente cerca les preguntó:

- Realmente, hace una mañana demasiado húmeda para trabajar... ¿no creen amigos? - mientras mostraba un gesto desenfadado. - Pedonen la interrupción, pero mis amigos y yo somos forasteros y a lo mejor ustedes, gentes de digno trabajo puedan ayudarnos a localizar a un tal Leonard. Las malas lenguas dicen que es un borrachín. Ya sé que no es demasiada información en una calle conocida como la de las 100 tabernas, pero si pudieran prestarnos una mano, sería bien recibida...-  

Justo en ese momento, el estaliano apeló a sus mejores dotes interpretativas. Argucias propias de parrandas y noches de cantina:

- Comprendan que esta pobre muchacha... - señalando a Lari.- ... porta el fruto del amor consumado. Y no sería de recibo, que ese pendón desorejado, campara a sus anchas sabiendo que una pobre chica lleva a su vástago en el vientre. - poniendo cara de costernación al tiempo que guiña un ojo al resto de sus compañeros. 

Jekil se quedó  impresionado por la decisión con la que Ruy había tomado la situación. Alternaba miradas entre los marineros, no quería llamar su atención pero sí quería comprobar si alguno encajaba en la descripción que tenían.
Parecía no importarle la conversación que había iniciado el estaliano, cuando lo cierto era que tenía los dos oídos puestos en élla.

Este Ruy es una caja de sorpresas. Seguro que esa labia de la que ha hecho gala le ha salvado el pellejo en más de una ocasión. Probablemente haya sido la mejor forma de obtener algo de información sin mostrar nuestros verdaderos intereses. Veamos en que acaba todo esto...

 Joss boquiabierto por la astucia del estaliano empezó a ponerse rojo y luego morado, se aguantaba las ganas de estallar en mil carcajadas. Lo consiguió, pensó que la idea superaba las espectativas interrogatorias de cualquier enano y no debía fastidiarla.

Aun así decidió pronunciarse -Maldito beodo, deberá responder ante mi si no acepta al retoño- dijo teatralmente.

Johannsen giró con disimulo la cabeza hacia Lary, intuyendo una cara estupefacta cuanto menos. Luego decidió que la perdiz ya había sido levantada, así pues tras ella con todos los perros...

-Y si son hombres de talante, como bien parecen, darán cuenta a sus compadres de muelle que una moza que el conoce, anda buscando al tal Leonard Baumer...que corra la voz y la polvora llegue al barril, como decía mi buen padre.

Gustav señalaba a los tipos con el dedo mientras decia todo aquello, poniendo cara de hermano disgustado.

-Que a todos nos gusta un trago, pero no es malo el uso, sino el abuso...y ciertas cosas hay que afrontarlas sereno, no lo creen así caballeros?

Los cuatro hombres se sorprendieron ante la inesperada interrupción de Ruy, quién los abordó sorpresivamente en medio de su papeleo. Cuando escucharon lo que añadió el resto del grupo a sus palabras se miraron entre ellos interrogativamente y uno de los dos que sujetaban papeles, un tipo rubio, con el pelo recogido en una coleta, les dirigió la palabra:

- Perdonen, pero estamos trabajando y tenemos un lío bien grande entre manos con el desembarco de este cargamento que ven transportar por el muelle les dijo mientras lanzaba una mirada de consuelo a Larymian No se de quien me hablan, pero comprendo su situación señorita y la única persona que creo que puede saber algo, es el viejo Torsten. Es el dueño de la taberna El Unicornio, una de las más famosas de este distrio, y se suele enterar de todos los chismorreos del lugar. Si hay alguien que puede conocer a ese hombre que buscais, es él.

Tras las palabras de los trabajadores, el estaliano respondio realizando una aparatosa reverencia con su sombrero de pluma de águila, puesto que en esta vida, se podía ser un mentiroso o incluso un chanchullero, pero otra muy distinta era ser un maleducado, y la familia de Ruy, había invertido demasiado dinero en los modales del jugador de naipes.

- Se agradece su información señores. Ahora iremos a buscar al tal Torsten. Sería una pena que esta muchacha, pariera sin cobijo ni esposo a su criaturilla. - después de esto, se giró a sus compañeros manteniendo el talante a base de puro esfuerzo. - ... parece que ha colado...-

Larymian iba trabajando su cabeza mientras diversas ideas la cruzaban una y otra vez, cuando de pronto oyó las palabras del estaliano. No pudo disimular una cara de estupefaccion pero aguanto las ganas de decir: ¡¿Qué estás diciendo?! Pudo mantenerse callada y cabizbaja durante la conversacion con los hombres de los muelles, y en cuanto se alejaron, se acercó a Ruy, poniéndose justo a su lado, y le susurró al oído:

A que no adivinas de que estoy ansiosa.

Y se mantuvo a su lado, quizás esperando una respuesta, quizás, sencillamente por placer.

El estaliano miró con cra de cordero degollado a la chica.

- Ya sé, ya sé... Ahora quieres matarme, pero se te pasarán las ganas querida. Además, a veces una lengua rápida abre más puertas que una espada bien afilada.

Larymian suspiró y, dirigiéndole una mirada asesina a Ruy, añadió:

- Pues vigila que mi espada afilada no cierre las puertas de tu lengua rápida -Larymian estaba furiosa, aunque intentaba reprimirse.

Te cortare tus bienes mas preciados, Ruy, ya verás... -le susurró al oído.

Gustav no quitaba ojo de la joven, oliendo su ira por encima de todo. Y decidió actuar.

-Muy amables, caballeros. Que tengan un buen dia.

Luego se giró y siguió al grupo. Apretó un poco el paso y se situó junto a Lary, y dijo en voz baja, aunque no tanto para que el resto del grupo no le oyera:

-Deberiamos explotar más esta...comedia, y llevarla hasta el final. Parece que funciona, no crees? Más tarde habrá tiempo de pedir disculpas-y en esto miró al estaliano-y arreglar malentendidos. Te sugiero que actues como la perfecta niña desvalida con una criatura en camino. Incluso cuando encontremos al tal Leonard. Esto lo descolocará, y podemos aprovecharlo...

Luego se adelantó un poco más, y comenzó a buscar el cartel de El Unicornio entre la multitud de tabernas de la zona.

Ruy miró con ojos alegres a la muchacha. Esos jueguecillos literarios le encantaban. Era una persona picante, de buen humor y dado al ambiente chistoso siempre que no fuera soez. Se acercó con una sonrisa en su cara y en su oido le dijo:

- No me diga esas cosas al oído, o conseguirá ruborizarme. No suelo enseñarle lo que más quiero a la primera que se pone a tiro... ¡¡Soy hidalgo caballero!!...  aunque con un buen vino, tal vez le dejaría que me cortara lo que usted desee. No obstante si mejorara su caracter y sonriera más a menudo, puede que incluso dejara que me lo cortara gratis... Mas es mi deber de galán, advertirle que si alguna vez puede contemplar mi tesoro, se dará cuenta de que no existe instrumento mejor adaptado para desempeñar una función que él... - mientras continuaba sonriendo - Sin rencor milady... -