Partida Rol por web

Altdorf, Año 2522 del Calendario Imperial.

Regies, primera hora de la mañana.

  La ciudad se había despertado para afrontar un nuevo día y de nuevo, el sol resplandecía en el cielo, esta vez, desde muy temprano, dejando atrás las nubes que lo encapotaban el día en el que el grupo llegó a la ciudad. Un día que por otro lado, se antojaba lejano y difuso pese a haber sido hacía únicamente dos noches, debido en gran parte, a la enorme cantidad de acontecimientos vividos durante la jornada anterior en las calles de la ciudad.

  Pasadas ya las horas nocturnas, el habituál trajín de comercios y de gente volvía a dar vida a las venas de Altdorf que eran sus calles, que no dejaban de ser silenciosas testigos de las acciones que el grupo, de uno u otro modo, juntos o por separados, habían hecho durante la investigación que habían llevado a cabo el día y la noche anteriores por la paga que el hombre llamado Hacket les había prometido si hayaban su preciada pieza de colección que parecía atraer demasiados intereses, incluido el de ellos.

  El Unicornio, aclamada taberna del puerto de la ciudad, había sido elegido como el lugar acordado por todos para volver a juntarse y acometer el trabajo que tenían entre manos, y de esta forma, uno a uno, todos los integrantes de aquel curioso, y poco amistoso grupo, fueron llegando al lugar del que Torsten era dueño.

Larymian soñó en proseguir su búsqueda, en acabar este sucio trabajo de ricos e intrigas callejeras. Se levantó temprano, y con sumo cuidado llegó hasta El Unicornio, con la esperanza de que sus compañeros no se demoraran y pudieran desvelar de una vez por todas el misterio que envolvía el ídolo.

En cuanto Lary llegó, aún encapuchada, esperó en un callejón escondida de la mirada de Torsten, Leonard, o cualquier persona que pudiera reconocerla. Esperó entonces a que alguno de sus compañeros llegara, para guiarle también hacia el callejón y evitar así más problemas.

Soy fugitiva de por sí. Me da igual que también me persigan por asesinato o robo, solo quiero acabar con esto de una vez por todas... mi bolsa está resentida de este trabajo, y si no llegáramos a conseguir las 300... no tendría salida.

A de la Vega le costó madrugar. Levantarse temprano por las mañanas era una de las cosas más desagradables que le podía suceder a un estaliano, eso y la privación de la correspondiente siesta digestiva tras la comida del mediodía, que tan arraigada estaba en el amado pais del hidalgo.

Pero aquel no era su pais, ni su ciudad, y no le quedaba otra cosa que apechugar con lo que le había tocado para poder subsistir en el extranjero al que había viajado en pos de mil y una aventuras con las que engordar su aclamada fama desfaciendo entuertos y salvando damiselas de sus solitarias alcobas.

Así que muy a su pesar, Ruy se levantó de la cama tras pelear con las sábanas que se le pegaban más de la cuenta, y tras vestirse y calarse su sombrero se dispuso a salir. Sin embargo, antes de hacerlo reparó en el hecho de que en los muelles, podían seguir buscándolos.

Se acarició su arreglado mostacho y torció el morro.

-Bueno, qué se le va a hacer... te tengo mucho aprecio amigo, pero ya volverás a crecer. Diciendo aquello, volvió a entrar en la habitación y se arregló para la ocasión. Dejó el sombrero sobre la cama, volviendo a dejar libre su cabello y se recortó el mostacho a la altura de la barba que le había crecido durante su estancia en la ciudad. Para cuando volvió a salir de la habitación, era un hombre completamente distinto.

De esta forma, Ruy, caminó hacia la taberna de El Unicornio para reunirse con sus compañeros, y cuando llegó a la misma, reparó en la joven qué, acurrucada en una esquina, vigilaba la calle de los muelles.

Válgame dios, esta moza es más arisca y desconfiada que un gato. ¿Qué esconderá? Se preguntó con curiosidad, olvidando las agresivas palabras que intercambió durante toda la jornada del día anterior con Larymian. Ruy, se había levantado con su habitual buen humor.

De esto modo, el estaliano, se dirigió hacia el lugar sin pasar por El Unicornio, y debido a su nuevo aspecto, a Larymian le costó reconocerlo hasta que no estuvo lo suficientemente cerca.

-Buenos días, señorita. Le dijo con una sonrisa y una amplia reverencia. Bonito día el que nos ha regalado nuestro señor, ¿No le parece bella dama? ¿No ha llegado nadie más aún, para continuar con nuestra delicada empresa?

Larymian, en cuanto vio que realmente era el picaresco personaje que tiró la caña en alguna ocasión, se le abrieron los dos ojos de par en par.

- Ru-ruy... -tartamudeó casi con sonrojamiento la joven- ¿eres tu? El cambio... es increible... -e hizo un gesto de ir a abrazarle, pero recordó entonces que por su culpa su presa escapó, tras lo cual se quedó en posar la mano sobre su hombro, y proseguir- Bien hecho.

El joven cazador se irguó entumecido por la incomoda postura en la que habia dormido esa noche, y es que, ni un barrilete era almohada, ni un tablon colchon dignos. Pero la situacion pedía a gritos intimidad y subterfugio, y el muchacho no se atrvió al lujo de una cama de posada.

Cuando se acercaba al Unicornio en los muelles, vio como Lary posaba su mano sobre un hombre. Se detuvo un instante, y trató de ver quien era ese tipo. Al no reconocerlo, decidó proseguir hacia la tasca, y tal vez, desde aquella distancia lograse ver de quien se trataba....

-Lograrás que un aclamado sinvergüenza termine ruborizándose, chica. Le respondió Ruy a Larymian con una sonrisa. Despues de lo de ayer, era mejor hacer algo con lo que pasar inadvertido, y creo que con esto lo lograré, aunque le tenía demasiado apego a mi bigote. Muchas han sido las azañas y aventuras en las que me ha acompañado.

El hombre, se arrimó a las sombras del callejón para vigilar junto a Larymian la entrada de El Unicornio.

-Bueno, a ver si llegan los demás, espero que no tarden en hacerlo.

Tras decir aquello, Ruy se percató de la llegada de Gustav a la entrada de la taberna y su mirada hacia ellos, de modo que le hizo unas señas para que ser acercara sin miedo.

Con aire decidido llegó Jekil a los muelles. Paró un segundo, observando El Unicornio y los diferentes clientes que entraban en ella. Suspiró hondamente, sabedor de la dura jornada que comenzaba, y prosiguió su camino hacia la taberna.

Pocos pasos después se percató de la presencia de Gustav. Éste parecía estar observando algo en un callejón cercano. Cuando Jekil miró en aquella dirección, vio a Lari acompañada por un hombre que hacía señales con la intención de atraer a Johannsen.

Tras unos segundos observando y valorando la situación, el cazarrecompensas decidió acercarse. Sólo cuando estuvo a escasos metros, de aquel hombre misterioso, adivinó su identidad.

-Buenas… - Dijo mirando a los dos y de forma seca, para después dirigirse a Ruy- Buen cambio De la Vega, será complicado que alguien te reconozca. Me gustaría decir lo mismo del enano, pero mucho me temo que no será así…

Mientras esperaban al resto en el callejón, se apoyo en la pared y cruzado de brazos continuó observando el ajetreo de los muelles.

El último en aparecer por allí fue el matador, quién llegaba embutido en una especie de túnica para enanos, sucia y raida, que ocultaba su rostro y cresta anaranjada con la capucha, así como su musculoso y achaparrado cuerpo.

Joss no tardó en advertir a sus compañeros reunidos en la entrada del estrecho callejón y hacia allí se dirigió, mientras lanzaba una mirada hacia El Unicornio y veía a Gustav entrando en la taberna.

-¡Eh! ¡Humano!. Le gritó. Una buena cerrveza es lo mejorr parra empezarr el día, pero antes habrría que cumplirr con lo acorrdado anoche. Cuando llamó la atención de Gustav, le indicó con un meneo de cabeza el callejón y hacia allí se dirigió Joss, sin esperar a que Gustav lo siguiera.

Larymian se contentó al ver que ya estaban todos. Pronto acabaría todo.

- Bien -dijo con su dulce voz- Jekil, Ruy y yo iremos al barco a preguntar, pero el enano y Gustav nos seguirán ocultándose, puesto es pleno día y hay guardias que pueden reconocerlos... por sus estupideces. -tras lo cual esperó la aprobación del grupo.

Mierda... los muelles... Leonard nos identificará a mi y a Jekil... maldito Ruy...

-Sí, mientras Joss y Gustav mantengan una buena distancia con nosotros no habrá problemas. Si algo saliera mal y alguno tuviera que largarse, nos reencontraremos cerca de El Gato Manchado, pero no dentro del tugurio, después de averiguar sobre el ídolo.

Jekil esperó a las reacciones de sus compañeros e hizo ademán de ponerse en marcha. Después de todo, poco tendrían que objetar al plan propuesto por Lari, teniendo en cuenta su enfrentamiento del día anterior.

Sigmar, ayúdanos a encontrar a ese tal Ranald y a su hermano Otto, líbranos de meternos en más líos y por lo que más quieras, no coloques el Esperanza de Shallya cerca del barco en el que faena Leonard.

Gustav miraba no desprovisto de asombro a Jekil y Lary, erigidos por arte de magia en lideres sin discusión de aquel desproposito de grupo.... pero no dijo nada. "No voy a discutir, no señor... ni me vale la pena el puto esfuerzo..." pensó mientras se calaba el sombrero, aminoraba el paso para alejarse de los otros, y se situaba al lado de "disfrazado" enano.

- Idiotas presuntuosos.... - le susurró al matador - Estupideces, dicen... lastima no haberme lavado el culo hoy, para poder recibir mi azotaina... - Luego sin mas, siguó el camino, mirando a ratos a aquellos tres, y el resto del tiempo, contando los adoquines de las calles....

-No tengo nada que decirr al respecto humanos. Les contestó el matador a Larymian y a Jekil. La investigación es cosa vuestrra, yo me apaño mucho mejorr con las arrmas, así que aquí me quedarre con el humano Gustav, vigilando lo que haceis y lo que ocurre en el puerrto.

Joss se quedó observando junto a Gustav cómo se alejaban el estaliano, la chica misteriosa y el cazador.

-Si no fuerra porrque quierro terrminar d euna vez con este trrabajo y buscarr mi destino, hace tiempo que habrría dejado de aguantarrles. Le comentó a Gustav una vez se quedaron solos, vigilando el puerto y a sus compañeros.

De la Vega se sorprendió ser invitado por Larymian a la parte que tocaba de investigación en los navíos, al fín y al cabo, él también había estado metido en el jaleo de los muelles del día anterior, pero no replicó, se había levantado de buen humor, y agradecía un poco de paz en el grupo, por lo que no sería él quien iniciara de nuevo la cizaña.

Es comprensible, soy el único que puede pasar desapercibido despues del recorte que me he hecho. Pensó buscándole lógica al hecho de ser incluido para ir a investigar a los muelles, al contrario que Joss y Gustav.

-Las damas primero. Le dijo con una gran reverencia a Larymian y la siguió junto a Jekil.

Larymian se colocó de nuevo la capucha, y aceptó la invitación de Ruy de pasar por delante. Ella entonces hizo una señal a Jekil y empezaron a caminar por los muelles en busca de la Esperanza de Shallya, evitando a medida de lo posible, el muelle donde Leonard trabajaba.

Los tres compañeros caminaron juntos por el muelle en busca de su objetivo, intentando mantenerse lo más alejados porsibles de las miradas de aquellos que se encontraban en la zona del altercado del día anterior, lugar en el que se encontraba atracado el navío en el que trabajaba Leonard, quién a buen seguro, los recordaría de la noche anterior en caso de encontrarse en su lugar de trabajo.

Dar con la barcaza en la que trabajaba Ranald fue coser y cantar, y afortunádamente para el grupo, esta se encontraba bastante alejada del lugar que tanto intentaban evitar, sin embargo, era difícil sentirse seguro en aquel lugar y la sensación de estar siendo observados era inevitable.

Aquella zona de los muelles se encontraba poco transitada, y salvo dos o tres pescadores que pasaban la mañana pacientemente con sus cañas de pescar sentados al aire libre, no se veía a nadie más. Sobre la cubierta de la barcaza, se podía ver a tres personas, que consultaban algunos documentos y hablaban entre ellas.

A los ojos de Larymian, y debido a la vida que llevaba, cualquier cosa podía ser una amenaza potencial y quizás por eso se mantenía con los sentidos más atentos a lo que rodeaba el grupo.

Fue así como pudo percatarse de la excesiva atención que recibían de dos niños y una niña que parecían estar jugando haciendo carreras en una esquina del puerto cuando llegaron, y que muy sospechósamente habían continuado su juego por el mismo recorrido que estaban trazando ellos.

Larymian miró de reojo la escena, e hizo una señal a sus compañeros, alertándolos de la excesiva atención de los críos.

- Sé que no se traen nada de bueno, chicos. Mantened los ojos abiertos. -dijo Lari sin perder de vista a los críos, los cuales no le daban ninguna confianza.

Ruy y Jekil pudieron percatarse de lo que Larymian les mostraba cuando hizo una leve seña en dirección a dos niños y una niña que jugaban en los alrededores del muelle.

Los niños corrían y reían, mientras competían entre ellos a un juego de carreras, sin embargo su actuación, siguiendo el recorrido el grupo, resultaba de lo más sospechosa.

-Bueno, pues aquí la tenemos. Dijo Ruy al ver la barcaza frente a ellos. No parece que tengan mucho lío hoy con el trabajo, así que terminaremos pronto.

De la Vega se dirigió hacia el borde del muelle junto a la Esperanza de Shallya y poniendose los dedos d euna mano en los labios, dió un fuerte silbido para llamar la atención de los tres hombres de a bordo.

-¡FIIIIIIIIUUUUUUUIIIIIIII! ¡Eh, los del bote! Les gritó. ¡¿Tienen un momento para maravillarse con la belleza de una dama que requiere de su atemción?!

Los hombres giraron las cabezas, y siguiendo las señas que ahora les hacía Ruy, miraron en dirección a Larymian y Jekil con cara de incertidumbre.

La joven levantó la cabeza, brillando así sus ojos de colores a la luz del Sol, y sin quitarse la capucha observó a los tres hombres, después a Ruy.

- ¿Qué pretendes...? -susurró Lari entre las sombras que su capucha proyectaban sobre su boca- No pienso formar parte de tus jueguecitos...

Entonces Larymian esperó una respuesta tanto por parte de los hombres como por parte de Ruy.