Partida Rol por web

Mar Caribe. Año de 16...

Partísteis de Roatán. Vuestro pequeña bricbarca era uno de los 7 barcos del convoy más prestigioso del pirata Edward Teach, más conocido como Barbanegra. Atracásteis de mañana en el puerto, bajo el ondeante designio de una bandera holandesa como protección... Tras lograr colaros en los astilleros, pasásteis el día en la taberna del puerto, y, algunos de vosotros, pudo llegar hasta el pueblo y apoderarse de algunos utensiliios y "tomar prestado" comida, algún que otro alfanje o reservas de cáñamo de alguna fábrica. Cuando vuestro barco fue reparado, vuestro capitán entregó parte de un dinero robado en un saqueo como forma de pago...

Ya de noche, os dispusísteis a partir. Había llegado a vuestros oídos que un cargamento se dirigía a La Florida francesa  desde allí, desde Roatán, a descargar una valiosa mercancía. No sabíais qué contenía exactamente, pero habíais averiguado que cualquier Gobernador en esta parte del mundo dejaría entrar aún sin patente a un corsario en su palacio y le pagaría una cuantiosa suma por su venta. Por tanto, vuestro capitán os comentó el plan: esa noche, tras partir del puerto el filibote en cuestión, le seguiríais y, en alta mar, vuestra bravura haría presa tales beneficios... Pero algo ocurrió esa noche...

No había tal filibote. Aún menos había tal preciada mercancía. Un convoy de carabelas y corbetas militares de la Corona castellana comenzó a rodearnos. Sus cañones despuntaban en la fría noche, bajo la luz de la luna, y las aguas comprobaban la gran cantidad de nudos que lograban alcanzar. A partir de ahora, las bolas de cañón volaban sobre nuestras cabezas... Las palanquetas enemigas, en esos momentos, destruían los mástiles, palos y velas que horas antes habían sido reparados...

Horas después el Convoy de Teach quedó destruido por completo, incluido nuestro barco. No optaron ni siquiera por abordar o saquear nuestros buques, debido a que unos piratas no llevarían a esas horas nada de valor, y las inclemencias del tiempo tampoco ayudaban demasiado, pues la lluvia no cesó en toda la disputa. No volvimos a ver a nuestro capitán, y ahora, estábamos varados en pleno mar, tan sólo aupados y flotando en pequeños trozos de madera de la cubierta o algún trozo de vela maltrecha... Al día siguiente el sol salió claro, y poco a poco despertásteis.

Me despierto encima de lo que antes parecia parte de la cubierta, aún así mis piernas estaban medio hundidas y el pantalón calaba entero.

Con la vista aún entrenublada por la incosciencia observo a mi alrededor para ver toda la destrucción llevada a cabo, mientras maldigo las tropas castellanas.

Mientras tanto busco algún miembro de la tripulación con al vista algo más despejada mientras pregunto.

¿Aún queda alguien vivo?

Mi último de recuerdo: salí disparado al caer una bala de cañón cerca mio, por la explosión y la destrucción que propinaban. Luego, agua, oscuridad y desvanecimiento.
Tenía todos mi músculos agarrotados ¿había nadado, o así se sentía un muerto?
Todo era oscuro, y tenia un sabor de tierra y pólvora en la boca.

- ¡¡ Mierda !! - digo de repente, levantándome de mi desmayo. Escupo en el suelo la arena de mi boca solo para encontrarme sabor a salitre y pólvora. Retuerzo un poco mi cuello y me sacudo la cara.

Parece que estoy vivo.

Argggh...! Maldigo.
No hace mas que unas horas que salimos de puerto, tal vez pueda regresar a nado o arrastrado por la corriente.
Por desgracia si, aquí. Levanto una mano mientras con la otra me agarro a un viejo barril
,

 Dando patadas a diestro y siniestro me quito trozos de la cubierta hechos añicos de encima.

-Pero que coño... si, aún hay alguien vivo!!- Una vez de pie, miro a los que quedaban, colocándose la ropa y el pelo, con algo de malas pulgas.

Cuando despierto, estoy flotando sobre una vela y tengo una pierna enredada en un cabo. -¡Cuyons, jodidos charnegos de mierda! Saco un pequeño cuchillo y corto el cabo para desenredarme. -¡SI, SI, AQUÍ! La que nos han montao estos cabrones...Cuando ya me he desenrerado, echo mano rápidamente al zurrón para comprobar si conservo el botecito de tinta y el cálamo. En lugar de eso me encuentro con un manchurrón enorme en el pantalón y unos cristalitos que confirman que no podré escribir en una temporada. Del papel que llevaba solo quedan restos de pasta grumosa. Suspiro con fastidio y resignación.

Miro a mi alrededor y observo los restos, poblados aquí y allá por los supervivientes, a modo de patéticas boyas flotantes. -¡Eh, Teresa! Tienes una brechita en la cabeza nena. Me río. -¡La que nos han liao!

 Se acaricia la frente buscándose la brecha y sonríe de medio lado.

-Anda sal de ahí gandul, todo el día holgazaneando tumbado siempre!!- claramente bromeaba le tiende una mano para que se levante -Has engordado, eh?? tenemos que cuidarnos, estas en baja forma- le sonríe pícara

Cómo podéis bromear a estas alturas... el convoy ha sido destrozad... glup glup -tragaba agua mientras intentaba sostenerme- ¿Capitán? ¡Capitaaan!

Miro a Elisabeth arqueando una ceja.

-Y que quieres que hagamos, llorar?? no servirá de nada, no seas agua fiestas y sube aquí, te vas a ahogar chata!!-

Sujeta la mano que le tiende Teresa y le guiña un ojo antes de subirse a la pequeña plataforma de maderos.-Pero si estoy mejor que nunca, ¿no me ves?

Tiene el pelo y la ropa empapados, y un manchurrón negro recorre su entrepierna y gran parte de la pierna derecha de su pantalón de tela verdoso. Su anticuada camisa de mangas, que alguna vez fue blanca,  está desgarrada en el pecho y en la manga izquierda, y deja a la vista un tatuaje de una mariposa en su pecho de bronce. Sus ojos almendrados y sus dientes de nácar le devuelven una insolente sonrisa al sol primero y luego a Teresa. Sus oscuras trenzas caen como una cascada que nace de un viejo pañuelo de color índigo que cubre su cabeza de medio lado, algo desplazado de su posición original.

Se pone de pie en la inestable plataforma con los brazos en jarras y mirando en derredor. -Interesante...Sonríe de medio lado.

Tengo la sensación de estar rodeado de una fría oscuridad. De fondo, parecen escucharse gritos y voces distantes, que no alcanzo a entender. De repente, las voces dejan de oírse, la oscuridad se hace más intensa y noto que algo me asfixia. Despierto y me doy cuenta de que estoy bajo el agua. Instintivamente braceo hacia lo que creo que es arriba y saco la cabeza entre toses. Tardo unos segundos en recordarlo todo y saber dónde estoy.

"...y sube aquí, te vas a ahogar chata!!"

Miro alrededo y observo a más de un superviviente. Escupo el agua que me ha entrado en la boca y nado hacia el barril más próximo. Me agarro y mis manos chocan con las de Novaresa.

-Vaya, iaio, ¿qué ha sido de tu pajarraco?

Sonrío y vuelvo a tener un ataque de tos.

Gonzalo, Percepción fallida.

No obstante, ahora mismo ves los restos del naufragio  y tus compañeros supervivientes. Nada más.

Los pajaros vuelan Jaume, no creo que le pase nada, donde estara maldita sea...Miro a mi alrededor en busca de mi loro Ekaitz.
¿Alguno de vosotros ve a Ekaitz?
¿Ekaitz?
¡Ekaiz!
Dios, me arde la garganta.

Agarrado a un trozo de la proa del barco, aun me estaba despejando y entendiendo que estaba sucediendo.

- Mierda! - dije por segunda vez - espero que la corriente nos arrastre cerca de algún sitio o estamos perdidos.

Me pongo la mano como visera e intento discernir tierra firme o algo interesante entre los restos. Aunque, entre el movimiento y el mareo que aun reinaba mi cuerpo, apenas distinguía algunos de los camaradas, que como yo se habían podido agarrar a algo antes sucumbir a las profundidades del océano.

Al borde de un trozo de madera algo grande y despertado al sentir las voces de (parte de) la tripulacion y los pies mojados, abro los ojos para encontrarme un sol demasiado brillante con la cabeza dolorida.

Oh, creo que anoche me pasé con el alcohol... digo sin situarme todavía. Al incorporme un poco y estar a punto de caer al agua, recapacito agarrandome a donde puedo. Ah, espera... ahora recuerdo... DETESTO tener razon.

Miro alrededor pasando lista mentalmente a los presentes. Bufff, nos dieron pa'l pelo... Viendo que Larisha ha hecho un llamamiento me uno al coro de respuestas. Creo que yo si, al menos de momento...

Con una mano aún en la cabeza veo a mis compañeros, algunos aún tirados en el mar y otros que ya se van recomponiendo del naufragio.

Maldita sea joder! Hay que intentar llegar a tierra firme.

Digo mientras miro a mi alrededor intentando buscar alguna forma de orientación.

 Toma la mano de Gonzalo, y ríe a carcajadas.

-Parece que el miedo le ha soltado la tinta como a un calamar- ríe mirando la entrepierna y parte de la pierna de este -Jajajaja, si si, estas fenomenal- se recompone finalmente del ataque de risa repentino -Mira cada vez somos más, pues si querida deberíamos ver como llegar a tierra- observa a ver que puede discernir, o como llegar a tierra

Miro al cielo divertido. 

Mejor que no vuelva, abuelo, si erkais, o como se llame, es la mitad de listo que su amo ya estará bebiendo de algún manantial en cualquier isla.

Pensar eso agudiza mi sed. No aguantaremos mucho sin agua...

Decido comprobar si el barril contiene agua y buscar otros barriles que puedan tener.

Larisha, Teresa, Jaume, al igual que Henrik percepciones superadas.

No veis tierra firme alguna. Lo único que podéis notar es como restos del timón flotan, y sobre un trozo de dura lona de vela hay una brújula... parece que no ha sufrido daño algunos y está flotando  pasando a vuestro alrededor sobre la tela...

... la aguja de la brújula no señala ninguna dirección, sino que da vueltas constantemente, sin parar................

¡Eh! ¿Habéis visto esa brújula?

Señalo hacia una lona cercana y me acerco a nado.

¡Vaja! La aguja no para de girar...

La miro con aprensión pero me decido a cogerla.