Partida Rol por web

Los muros de San Bartholomew se mantienen desafiantes. El priorato fue disuelto, las salas derribadas y la Orden de Caballeros del Hospital expulsada por orden del Rey Eduardo, hace ya 60 años. Pero la iglesia resiste. Sigue habiendo un Abad, y unos monjes, sigue habiendo un hospital. Hay algo muy terco que no se doblega en San Barth. Aferrado a sus muros, los ha mantenido en pie, heridos quizá, pero no muertos. 

Llaman suavemente a la puerta. La voz amortiguada del padre de Catherine se oye al otro lado. ¿Puedo pasar Cath? ​​​​​​. Antes no llamaba a la puerta. El primer grito fue suficiente. Las niñas crecen y los padres aprenden a llamar. 

Lord Wood ha estado ocupado estos días. El asunto de la Compañía de Indias ha ido de forma satisfactoria, tanto que te ha dado el control sobre el asunto concreto. Pero hay otras muchas cosas que consumen su tiempo. El Priorato de San Barth es una de ellas. Muchos gremios tienen a San Barth como capilla. Alguien que se mueve en el comercio debe conocer las inquietudes de los gremios, y conocer al nuevo Abad.

-Elizabeth, este domingo deberías conocer al nuevo Abad. Después de misa será un buen momento.-

Colocó con parsimonia el marcapaginas en el libro que tenía entre las manos y adecentó su postura, sentada en una silla junto a la ventana de la habitación que era sin duda el punto más luminoso y cómodo para la lectura.

- Adelante - le encantaba eso de que llamaran a la puerta, hacía que Catherine se sintiera de lo más importante

La puerta se abre y entra Padre. Cierra al pasar. -¿Como estás? Hace días que no hablamos, con todo esto del teatro casi no te veo- Se acerca y te besa en la frente, siempre tan tradicional. -Ya me han dicho que casi está todo a punto. ¿Estás nerviosa?, el otro día te sobresalte con lo de representarla en Palacio. Pensaba que lo sabias-

San Bartholomew era una de las iglesias mas importantes para el gremio de comerciantes, y muchos de ellos iban allí para escuchar misa y hacer donativos de caridad. Los Wood eran una de tantas familias que cumplían con esa "tradición". Verse para allí era bueno para el negocio.

Se decía que habia un nuevo abad en la iglesía, del cual Elisabeth aún no había conocido. Sin embargo, eso iba a cambiar. Los Wood eran uno de los tantos donantes que tenía la iglesía, y no podía negar que el dinero que entregaban era un buen pellizco. No era de extrañar por tanto que la relación entre el abad de la iglesia siempre había sido cordial y buena. Ahora, con el nuevo abad designado, debían conocerse para estrechar nuevos lazos. 

Y eso iba a hace ella después de la misa. 

- Hemos estado con los últimos ensayos un poco estresados, pero creo que merecerá la pena - optimista con respecto a los resultados del estreno

Se quedó mirando a su padre en silencio. Era algo esperable claro, tales personalidades no pisarían el teatro pero... ¡Palacio! ¡Palacio! Madre mía... 

- En Palacio, si, claro... ya me lo imaginaba - suerte tenía de ser actriz

-Claro.. Supongo que ya te lo habían dicho los demás - Se sienta despacio en una silla cercana, tiene aspecto de cansado. - Domingo iré a la misa en San Barth, a saludar al nuevo Abad. ¿Te gustaría acompañarme? Hace mucho que no hacemos algo juntos, aunque sea ir a la Iglesia. Tenemos que aprovechar el tiempo-

Si, tendrían que habérmelo dicho...

- Parece una buena idea - aceptó, aunque aquel asunto de aprovechar el tiempo le había gustado más bien poco, en todos los libros que había leído aquellos pensamientos solo llegaban a los protagonistas cuando se sentían al borde de la muerte

-Bien. El domingo entonces. Aún no conozco al nuevo Abad, pero parece que es muy.. Bíblico-

Padre se levanta y antes de irse apoya la mano en tu hombro. -Ten cuidado por ahí. Ya se que vas con cuidado. Pero no vayas y vuelvas sola.-

Sale de la habitación y cierra la puerta en silencio. 

- Siiiii paaaadre... - respondió mientras su padre se retiraba

¿Ir con Marlowe es no ir sola no? Tú me lo pediste... sonrió para si misma, luego volvió al libro justo por donde lo había dejado

Las misas gremiales son quizá el mejor momento para visitar la abadía. Los artesanos y los patrones del Hospital suelen aprovechar el momento para tener reuniones informales en los patios del Hospital. 

La presencia del nuevo Abad asegura que en las próximas citas se reunirán importantes miembros del patronato. 

Thomas baja de su coche y se encamina con paso ligero hacia el interior del edificio, mientras estira con las manos sus ropas y luego entrecruza las manos a la espalda, andando muy recto, inspira confianza, autoridad y seguridad.

Llega hasta el Hospital y cuando se cruza con alguien en el patio pregunta.

-Vengo a visitar al señor Coderly, ¿sabe donde puedo encontrarlo? Puede decirle que Thomas Hiddenstone está aquí. Él sabe quien soy.

La Iglesia está llena. Algunas partes del exterior muestran los estragos causados por el paso del tiempo y el descuido. Algunos andamios apuntalan las obras.

La misa es más solemne de lo habitual, los monjes se adhieren a las formas del ritual más antiguo y tedioso. Los representantes de los gremios, los artesanos, y los fieles de diversas clases llenan el interior. Al acabar el servicio, es el momento de los corros y los saludos. Del brazo de tu padre, vais saludando a los presentes. 

-Vamos a saludar a Lord Wood y su hija Elizabeth. Hace poco falleció su hijo-

Os acercais a los mentados. Hablando animadamente con unos artesanos, ves a un hombre joven elegantemente ataviado que te saluda con una ligera inclinación de cabeza, debes girar la cabeza mientras sigues caminando para verle la cara con claridad. Marlowe. 

-Lord Wood, Lady Elizabeth, os presento a mi hija Catherine-

La misa es larga y tediosa, propia del ritual de los monjes de San Barth. La Iglesia está llena. Los representantes de los gremios, artesanos y comerciantes desean conocer al nuevo Abad. Después de la ceremonia, se forman los corros de fieles que intercambian opiniones y noticias mientras esperan conocer al Abad Tertius. 

El parlamentario Brown, acompañado de su hija Catherine se acerca a Lord Wood y su hija Elizabeth.

-Lord Wood, Elizabeth-

La mezcla de confusión y sorpresa le duran lo suficiente a Catherine como para que su padre le interrumpa con la presentación antes de que sea capaz de devolver el saludo. 

¿De verdad era él? Estaba tan... 

Cate sonríe cordial a la pareja, acompañando su saludo con una ligera inclinación de cabeza

- Un placer - breve, no quiere dar las condolencias adelantándose a su padre

-Lamento la perdida de Astont, Lord Wood- ​​​​​​

El noble agradece las palabras con un asentimiento de cabeza. -Gracias. No conocía a vuestra hija, Brown y creo que Elizabeth tampoco--