Partida Rol por web

  No tardaron demasiado en dejar atrás al artista pero de un modo casi inconsciente, Avlin, se encontró a si mismo terminando la siguiente estrofa en voz baja al ritmo que había marcado el bardo.

"(...) Pasaron los años y este despertó

y entre susurros al elfo llamó (...)"

  En ese momento el gnomo cayó en la cuenta de que aquél poema le era conocido, desde luego no se trataba de uno de los más populares ya que no relataba ninguna gesta heroica ni estaba dedicada a una época festiva, pero por el contrario si que relataba el mito antiguo de un supuesto príncipe elfo desterrado que acababa renunciando a su reino por motivos no muy claros para acabar fundando una ciudad al pie de una montaña encantada, el punto fuerte de la historia llegaba cuando el príncipe era tentado por una criatura mágica encerrada en el corazón de la misma y acababa maldito por sucumbir ante las promesas de poder del ser. El final cambiaba mucho según la versión, pero la más popular contaba que los suyos acababan encerrándolo bajo la montaña donde terminaba por volverse loco.

  Por un momento Asdra miró a Balakar entre extrañada y entretenida sin comprender del todo si aquello se trataba de una broma del enano.

  -¿Tanto bebisteis ayer?- La muchacha no pudo evitar dejar escapar una tímida sonrisa. -Si llegamos aquí ayer juntos con Longbert y el resto de tus compañeros. ¿En verdad estáis bromeando, no? Espero que los trolls no os golpeasen tan fuerte en la cabeza como para dañar vuestra memoria.- Había una sombra de duda en la mirada de ella, pero en verdad seguía creyendo que se tratara de algún tipo de broma del hijo de la montaña.

  Cruzaron la puerta, a partir de aquí se suponía que el puesto de guía debería de rotar para que Aldar tomase el mando y así fue. Encabezando a la compañía prosiguieron por el camino alejándose un par de leguas por precaución antes de tomar la dirección correcta, la suerte de haberse decidido por una senda tan secundaría les permitía tener mayor facilidad para descubrir a posibles perseguidores, pero por suerte para ellos estos no dieron señal alguna de existir.

  El viaje era agradable, el comienzo de la estación les permitía viajar de momento sin tener necesidad alguna de usar las ropas de abrigo al encontrarse con un clima templado. Eso sumado al paisaje propio de los primeros días de primavera invitaba a olvidar que en verdad se encontraban en medio de una misión y dejar atrás todos los problemas con los que se habían encontrado el día anterior.

  En un momento dado Aldar tuvo que dar la señal que les llevase al camino que los conduciría a la calzada hacía Venatus atravesando algunos campos de siembra, todavía podían alcanzar a ver a Saduj en la lejanía y los bosques y montañas justo en dirección opuesta. Las horas fueron transcurriendo mientras marchaban a buen paso hasta que les alcanzó el mediodía, pese al generoso desayuno con el que se habían deleitado el deseo de tomar un pequeño descanso empezó a hacerse presente en el grupo, especialmente para Avlin, Balakar y Asdra, quienes apenas habían tenido ocasión de reponerse de su aventura anterior por no hablar ya de la pequeña fiesta protagonizada por el enano.

  Al explorador no le costó mucho llegar a la conclusión de que se encontraba ante la primera encrucijada del viaje, si seguían al ritmo que habían mantenido hasta ahora no alcanzarían hoy Venatus y de ser así tal vez fuese más interesante mantener un ritmo bajo que les permitiese acampar fuera del bosque. La otra opción era forzar la marcha, ignorar las posibles quejas y con un poco de suerte llegarían acompañados por los últimos rayos de Sol. Quedarse en el medio era lo más arriesgado porque tendrían que hacer parte del camino de noche y por dentro de la zona boscosa.

Abandonamos la ciudad, y yo lo hago con una molesta sensación tras oír el canto de ese juglar. Parece una leyenda relacionada con el lugar al que vamos, y lo malo de las leyendas es que, en ocasiones, entrañan cierta verdad. Me gustaría saber más acerca de ello, especialmente en lo referente a eso que mora en las entrañas del lugar. Lamentablemente, no hay tiempo para ello.

Encabezo la marcha, guiándome por la posición del sol para calcular tiempos y posición, un pequeño rodeo que nos lleva un buen tiempo, pero que por lo comentado por Sully debe ser necesario. Es también una oportunidad de calibrar a la compañía, ver qué tal se desenvuelven durante la marcha, cuando aún es sencilla, de cara a las decisiones que habrá que adoptar cuando empeore. Les echo un vistazo de cuando en cuando, y las impresiones no son muy halagüeñas. Asdra parece cansada, los patas cortas sufren más de lo debido las marchas largas a caballo, no confío demasiado en las aptitudes de Jake fuera de la ciudad... Estoy convencido de que Freya aguantará el tipo, eso sí, pero ha pasado una larga temporada sin mucho movimiento, no le conviene forzar.

Nos alcanza el mediodía en la calzada real. A nuestra espalda, aún se puede ver Saduj, pero lo que realmente me interesa es que se puede ver una buena porción de camino, a través de campos de siembra. Levanto el puño en alto, deteniendo a mi corcel, y lo hago girar, mirando al resto.

Este parece un buen lugar para hacer un alto en el camino. -Digo haciendo un gesto a espaldas de la compañía, del camino recorrido- Si alguien nos sigue, lo veremos llegar desde lejos. Mejor detenernos aquí que en una arboleda donde puedan acecharnos. -Desciendo del caballo, tirando de las riendas hacia la orilla del camino, donde ato la cuerda a la rama de un árbol cercano bajo cuya sombra podemos descansar- Comed algo, reponed fuerzas. Tenemos que hablar. -Tomo asiento con la espalda apoyada en el tronco, tras dejar el arco y la espada apoyados junto a mí, y saco el mapa, desplegándolo frente a mí sobre mis piernas estiradas y cruzadas- Aquí está Saduj, y nos dirigimos a Venatus, aquí. -Señalo los dos puntos en el mapa, cuando los demás se sitúan lo bastante cerca para verlo- Calculo que debemos estar aproximadamente en este punto. -Lo marco con el dedo, señalando con desgana el bosque que viene dibujado más adelante, lanzando a Freya un mirada cargada de preocupación. Ella es consciente de lo que se cuece en ese tipo de lugares, la importancia que entraña- Debemos atravesar este bosque de aquí para llegar, y eso supone un problema. Si seguimos al ritmo actual, la noche nos pillará en medio de la espesura. Eso es malo. La oscuridad en zona boscosa es peligrosa, demasiadas cosas que acechan y mucha facilidad para extraviarse. Incluso montar un campamento ahí dentro entraña un peligro innecesario. -Recorro los rostros de los presentes, analizando sus expresiones, esperando que comprendan la gravedad de lo que digo- Tal como yo lo veo, tenemos dos opciones. -Enrollo el mapa de nuevo, guardándolo en su portarollos y encogiendo una de mis piernas. Tuerzo el cuello a un lado, luego al otro, y apoyo la cabeza en el tronco tras quitarme la capucha, pasándome la mano por el pelo- Podemos forzar la marcha, bastante, y tratar de cruzar ese bosque antes de que nos pille la noche. Sería una paliza, sobre todo para algunos, pero dormiríamos plácidamente en la aldea de Venatus. Pero, si hubiera algún imprevisto que nos retrasara, o no forzásemos lo suficiente, nos pillaría la noche en medio del bosque. Así que, si decidimos hacer eso, debemos estar seguros de que todos y cada uno vamos a ser capaces. -Afirmo con gravedad- La otra opción, en fin, es sencilla. -Me encojo de hombros- Relajamos la marcha, nos lo tomamos con un poco más de calma, y montamos el campamento para esta noche en los límites del bosque, antes de entrar. Cruzamos el bosque con las primeras luces de la mañana, tranquilos y sin prisas. Con seguridad. -Lanzo una mirada a Sully, quien afirmaba que la seguridad era más importante que la prisa- Si lo montamos con tiempo, yo podría retroceder sobre nuestros pasos algunas millas y regresar con vosotros antes de que caiga la noche, para asegurarme de que nadie nos sigue. Y si alguien lo hace, en fin, estaríamos en ventaja si quisiéramos, no se, tenderles una emboscada, ponerles una trampa, despistarlos... Algo, al menos sabríamos a ciencia cierta que están ahí. Bueno, ¿qué opináis?

- Ajam...- Me mesé las barbas, pensativo. Un mal paso del caballo recompensa esa temeraria acción con un violento bamboleo que casi da conmigo en el suelo.- Todos me dicen lo mismo... Debí haber parado en el tercer barril...- Me acomodé en la silla y sonreí a la muchacha, acompasando el paso de mi montura.- Nada que no pueda solucionar un laaaaaargo trago de buena cerveza enana. El único remedio que conozco para estas resacas asquerosas.

Solté una corta risotada, timbrada de cierta tristeza.

- En marcha.- Barboté para, a continuación empezar a cantar una alegre tonada.- Un caballero alegre y audaz de día y de noche cabalgando va. Y canta su canción mientras sigue osado a la busca de El Dorado.*

Estrofa tras estrofa, desgrano las tristes andanzas de un viejero en busca de una ilusión, mientras mi culo empieza a adquirir la temperatura de mi vieja forja.

Para mi eterna, y silenciosa, gratitud Aldar da el alto, más o menos a mediodia. Me dejo caer del caballo, estiró mis entumecidos musculos entre gruñidos durante uno o dos instantes y lo acomodo lo mejor que puedo. Antes de seguir la sugerencia de Aldar, alimentó a su montura y le dió un rápido cepillado.

- Me parece bien, Aldar. Hablemos...

Aunque es más bien un soliloquio.

- Es una buena planificación. Te felicito, abuelo.- Despues de abrevar al caballo, me dejo caer cerca de las mochilas y me preparo un buen tentempie.- Prefiero ir con calma y darles una buena sorpresa a cualquiera...- Lanzo una mirada a Sully- A cualquiera que pretenda inquietar más de los debido a nuestro patrón. ¿Y bien?

- Este parece un buen lugar para hacer un alto en el camino. 

Por fin hicieron una pequeña parada y el gnomo desmontó frotándose las posaderas doloridas. Montar acompañado no era tan cómodo como hacerlo sólo y la guerrera era realmente enorme. La calzada real era un camino bien cuidado y seguro, al menos para el que no le preocupe ser encontrado.

Se retiraron a un lado del camino y aseguraron a las monturas.

-  Comed algo, reponed fuerzas. Tenemos que hablar.

Avlin se recostó contra el recio tronco de un castaño y sacó su libro de hechizos mientras Aldar empezaba a desgranar sus planes. 

- Bueno, ¿qué opináis?

- Por mi parte- empezó el gnomo- yo preferiría arriesgarnos y forzar la marcha. En el mejor de los casos pondríamos unas cuantas millas de por medio a nuestros presuntos perseguidores, en el peor, estaríamos en medio de la espesura pero ellos también y habíamos avanzado lo suficiente como para que ellos también se planteen si merece la pena seguirnos en la oscuridad del bosque. Incluso para preparar una encerrona creo que lo tendríamos más fácil. Al fin y al cabo, nosotros les estamos esperando así que deberíamos actuar, siempre, como si fueran a caer sobre nosotros en cualquier momento.

Jake estaba disfrutando del trayecto. Acostumbrado a la ciudad cerrada aquel aire de libertad le estaba sentando muy bien.

Desmontó con facilidad y se acercó a Asdra.- ¿Qué tal vas Asdra?.- Parecía que la chica necesitaba descansar, así que tendió su mano para ayudarla a bajar de su montura.

Después escuchó las opciones del explorador y las opiniones de los demás.

Lo importante es cumplir con la misión corriendo los menos riesgos posibles. No sabemos si alguien nos sigue, por poder podrían estar esperándonos en el bosque mismo. ¿Para qué arriesgarnos a quedar en el medio del bosque cuando podemos atravesarlo mañana con calma?

Además hay algunos que necesitan descanso, forzar la marcha sólo puede hacer que debilitarnos ante un posible encuentro.

Una vez que Avlin tuvo la amabilidad de guardar algo de silencio, el viaje se volvió mucho más agradable, sobretodo cuando comenzamos a alejarnos de la ciudad. La temperatura era buena, permitiéndonos continuar sin las ropas de abrigo, y el paisaje que divisábamos era cada vez más bonito, con aquellos verdes y marrones ya presentes, unidos a los vivos colores de las primeras flores de la primavera.

Al llegar el mediodía, Aldar, quien encabezaba la marcha, dio el alto; invitándonos a reponer fuerzas y a tratar un importante tema. Bajamos de nuestras monturas, tomando algunos asiento, mientras el explorador exponía la situación ante la que nos encontrábamos. El bosque, amante peligroso, podía convertirse en el lugar en el que pasar la noche si no hacíamos el esfuerzo suficiente. La mirada que me dedicó al señalar este en el mapa no me gustó nada. Aquello hizo que intuyera cual era su preferencia, a pesar de que nos diera dos opciones. Si dependiera exclusivamente de mí, tendría bien claro lo que hacer, pero había un tema clave que Aldar había comentado ya.

Debemos estar seguros de que somos capaces.

No quise precipitarme, escuchando lo que el resto tenía que decir. Balakar y Jake eran partidarios de acampar en los límites del bosque, mientras Avlin apostaba por forzar la marcha y tratar de cruzarlo. Apreté mis labios, pensativa. A ninguno de ellos les faltaba parte de razón.

- Sigo sin entender eso de que lo importante es cumplir la misión, cuando quien nos persigue es quien nos la ha encomendado. – espeté, al escuchar hablar a Jake en último lugar.

Aparté la mirada, dándome cuenta de que quizás no debiera haber dicho aquello. Había querido hablar de ello antes, pero no me habían dejado, tampoco era culpa mía.

- Se trata de lo que ha dicho Aldar, ¿Os veis capaces? Sé de las habilidades del viejo, y del otro viejo. – dije refiriéndome al explorador y al enano. – Pero… ¿Y vosotros? ¿Y qué hay de ella? – señalé a Asdra, al notar cómo Jake la trataba de forma distinta que al resto. - ¿Tú te ves capaz? – le pregunté directamente a la chica.

Saqué algo para comer de uno de los zurrones, pero sin dar aún por terminada mi intervención.

- Haced lo que creáis más conveniente. – dije en general, mirando después a Aldar. – Tú eres el más capacitado para decidir que hacemos, ahora bien… - me puse aún más seria. – Hagamos lo que hagamos, nadie debería ir a ningún lado sólo. Y menos tú. – sentencié, cediendo la palabra y comenzando a comer a grandes bocados.

Mientras Avlin permanecía concentrado leyendo su libro de hechizos, recitando por lo bajo las arcanas palabras, una y otra vez, escuchó las palabras de Freya.

– Hagamos lo que hagamos, nadie debería ir a ningún lado sólo. Y menos tú. 

- Como ya dije cuando estábamos en la posada- asintió- nadie debe ir sólo si puede evitarse. La muchacha tiene razón. Y no es sólo por su propia seguridad sino por la de todos. Si son dos los emboscados o los sorprendidos, tal vez uno pueda avisar a los demás. Si uno es capturado, tal vez el otro consiga escabullirse y salvarse. Movernos en equipos maximiza nuestras opciones de supervivencia.

Y dicho esto volvió a sumergirse en su libro de hechizos como si le importase poco la respuesta.

Escucho con atención las impresiones de los miembros del equipo, no tanto por el interés que me produce la decisión final, que también, sino sobre todo calibrando la capacidad que demuestran al verter sus ideas. Analizar las posibilidades del grupo será determinante para futuras decisiones.

¿Asdra? -Llamo la atención de la única que aún no ha hablado, a pesar de que la mujer parece querer mantenerse al margen la mayor parte del tiempo, y con especial atención de Jake. ¿Qué interés hay ahí? No es asunto mío mientras no afecte al grupo, pero...- Faltas tú, quiero oír tu opinión también.

Aunque lo cierto es que está bastante decidido. Con Freya dejando el voto en blanco, y Balakar y Jake apoyando la opción que más me convence, aunque Asdra apoyase a Avlin "el inconsciente" daría lo mismo. Pero quiero oírla, saber qué opina y cómo va de fuerzas y ánimos. Por lo que he visto hasta ahora, podría ser el eslabón débil de este equipo. Pero, independientemente de lo que diga, la decisión está tomada, de modo que tomo la palabra cuando termina, tras dejar unos instantes de silencio.

Bien... -Suelto un suspiro, cogiendo un trozo de carne seca y llevándomela a la boca, masticando sonoramente- Aflojaremos, seguiremos la calzada real a un ritmo suave y con alguna parada, iremos descansados. El bosque puede ser peligroso, pero no demasiado duro. Después de Venatus, la cosa será mucho más dura, así que nos vendrá bien estar descansados. -Me encojo de hombros. Mi concepto de "descansados" puede diferir del de alguno de los presentes- Montaremos campamento en el linde del bosque, fuera de la calzada real. Buscaré un lugar a resguardo que permita hacer un fuego sin que se vea a mucha distancia. Freya me acompañará a hacer una batida calzada atrás mientras montáis el campamento, y cruzaremos el bosque con las primeras luces.

Lo considero, desde luego, la opción más sensata. Y en este medio, mi medio, el medio natural, lo sensato suele ser lo que te mantiene con vida. Las insensateces, en cambio, son las que dejan huesos y sangre en el empedrado del camino.

¿Necesitáis más descanso... -Digo con sorna, poniéndome en pie- ...o proseguimos? Vamos a ir más suave, pero hay que ir... -Bromeo comenzando a caminar en dirección a mi montura.

Amaranta fue siguiendo la brújula-carta.  ¿A donde me llevará, y porqué? -pensaba mientras sus preguntas se arremolinaban como un murciélago encima de su cabeza. 

- Pues en marcha.-

Solté un gruñido y me incorporé, con la boca todavía llena de pan del camino y queso duro. Moviendo la mandibula como si de ruedas de molino se tratase, empecé a preparar mi montura y los arreos pertinentes. Le había almohazado a conciencia antes ponerme a comer, pero nunca estaba de más partir una manzana con él.

- Buen provecho, chico.

Ensillado y listo para partir, repasé el filo de mis armas y encordé el arco corto, comprobando con mano experta la tensión y resistencia de la cuerda. Usé un poco de cera de abeja para proteger las cuerdas y los astiles de virotes y flechas.

Manoteando para sacudir el polvo de mis guantes, dí por finalizados los preparativos.

- Cuando queraís...

Avlin cerró de golpe el hermoso libro de hechizos, pasando la mano por la suave encuadernación de piel rojiza, un gesto que repetía de forma inconsciente desde que le fuera entregado por el superior de su orden, Astarus.

Se acercó entonces a Balakar, que demostraba bastante habilidad a caballo para ser un enano, y acarició suavemente el morro del animal que bajó la cabeza agradecido.

- Será mejor que monte contigo si Freya y Aldar prentenden separarse en algún momento para comprobar nuestro rastro.

-¿Asdra?- Llamo la atención de la única que aún no ha hablado, a pesar de que la mujer parece querer mantenerse al margen la mayor parte del tiempo, y con especial atención de Jake. ¿Qué interés hay ahí? No es asunto mío mientras no afecte al grupo, pero...-Faltas tú, quiero oír tu opinión también.

  La muchacha había desmontado de la mula y había bajado el odre de agua para ofrecérselo al resto antes de dar un trago ella justo cuando el explorador se dirigió a ella directamente.

  -No tengo ningún problema con cualquiera de las dos opciones Aldar, lo cierto es que no es mi primer viaje, pero si soy sincera es cierto que pese a que estos caminos son bien seguros los bosques de noche son pocos seguros incluso para un grupo como el nuestro sabiendo de lo que sois capaces...- Tomó un poco de aire antes de seguir. -Además también es cierto que solo ha pasado un día desde que terminamos el anterior viaje con todo el asunto de los orcos y pese a que no tendría problemas en hacer lo que decida si que agradecería un ritmo más cómodo hasta que nos recuperemos el ritmo siempre que no suponga un retraso innecesario.- La chica esperaba haber sido lo suficientemente clara a la hora de expresar sus ideas, tras aquello el explorador prosiguió su discurso sentenciando la resolución ante aquel problema sin oposición aparente.

  La druida tomó la referencia de aquél sorprendente artefacto mágico y se decidió a seguirlo, la dirección señalada parecía encontrarse justo en una de las otras puntas de la ciudad que a juzgar por la posición del sol debería de tratarse de la oeste. Bordeando los muros desde la distancia prosiguió con su avance durante un buen rato hasta poder descubrir de que era aquello que le estaban indicando.

  Cuando por fin logró comprender de que se trataba se llevó un pequeño sobresalto. La improvisada aguja se encontraba señalando hacía otra de las salidas de la ciudad justo para cuando Amarantha pudo ver como salían por ella varios de sus excompañeros. Montados a caballo y a unos cien metros de la posición que observaba Aldar, Balakar y Asdra estaban abandonando la ciudad a caballo en un grupo en el que se encontraban dos monturas más ocupadas por personas hasta ese momento desconocidas para ella, parecían dispuestos a tomar el camino del oeste, algo extraño si lo que Elissed había contado era cierto, ya que la dirección que se suponía que debían de tomar era la noreste.

Amaranta se acercó al enano.  ¿Quo vadis maese? ¿Que acontece?

Finalmente, la decisión fue tomada. No con mi ayuda, pues había renunciado a posicionarme claramente, pero aun así se tuvo en cuenta mi aportación. Avlin apoyó mi postura, y tras escuchar a Asdra, el explorador expuso el plan definitivo, añadiendo que sería yo quien le acompañaría para asegurar la calzada. Aquello me pilló por sorpresa, e hincándole el diente a un trozo de carne seca, viéndome obligada a asentir con la cabeza mientras trataba de darle un bocado a esta; queriendo dejar clara mi conformidad.

Me encontraba masticando el dificultoso bocado cuando Aldar nos instó a continuar. Todos comenzaron a levantarse y ponerse en marcha, así que yo no iba a ser menos, y tragué antes incluso de que aquel trozo de carne se deshiciera más en mi boca. Me puse en pie y me acerqué a la montura que había dejado bien sujeta a un árbol, acariciando la crin del animal mientras esperaba que Avlin se acercara. Sin embargo, este se dirigió hacia Balakar, manifestando en voz alta que prefería ir con el, dado que Aldar y yo tendríamos que separarnos en algún momento. No veía impedimento en ello para continuar viajando juntos, pero si Avlin así lo quería, sus motivos tendría, así que no iba a ser yo quien le insistiera si ello me procuraba un viaje más tranquilo.

- Balakar, me has robado la compañía, con esto quedamos en paz, ¿No? – le dije burlona, aunque dedicándole una sonrisa al final.

Subí sobre mi montura y nos situamos lentamente sobre el camino, dispuesta a continuar con el viaje junto a los demás.

En apenas un par de minutos cuando terminó el discurso sobre como se decidirían a actuar lo poco que habían cogido para comer fuer regresado a sus respectivas bolsas y la marcha reiniciada. Avlin se decidió a intercambiar a Freya quedando dispuestos de tal modo que Aldar y Freya encabezaban la marcha seguidos por Jake y la pareja de Balakar y Avlin y en último lugar la mula sobre la que iba Asdra.

Poco a poco el sol fue quedando a sus espaldas conforme avanzaba la tarde, la marcha se había aminorado permitiendo a todos viajar mucho más cómodos y facilitando el poder iniciar alguna conversación. El resto de viajeros que encontraban venían siempre en dirección contraria a la suya provenientes de Venatus, algunos eran parejas y pequeños grupos de viandantes, alguna carreta cargada con piezas de caza con las que pensaban comerciar en Saduj e incluso un carpintero cargado con algunos de sus trabajos con la intención de zanjar negocios con ellos.

Cada hora que pasaba el bosque iba aumentando más y más de tamaño conforme se aproximaban, en verdad parecía ser bien frondoso y cuando se alcanzó lo que bien podría considerarse una distancia más que prudencial todos supieron que la hora de detenerse había llegado. Los alrededores estaban cubiertos por una basta pradera únicamente interrumpida por el cauce de un río que bajaba con bastante fuerza la cual era aprovechada por un molino fluvial de las cercanías. Si se decidían a descansar allí lo tendrían bien fácil.