Partida Rol por web

Nos encontramos retomando el camino de la calzada real, planteándome ya aprovechar la oportunidad para hablar al fin con Freya los diversos asuntos que tenemos pendientes. Deseo conocer de su mano lo que descubrió mientras custodiaba la reunión de Sully, antes de que ese tipo nos explique las cosas a su manera. Siempre es bueno contar con diferentes versiones del mismo asunto, por comparar. Y si algo de lo que él diga no coincide con lo que me cuente Freya... En fin, está claro que no confío en él.

Pero también hay otros asuntos. No se qué pretende decirme acerca de ese viaje a las montañas grises. Tal vez no esté de acuerdo en que la acompañe. ¿Qué clase de intereses tendrá allí? ¿Y por qué no querría que la acompañase? Lo cierto es que no se nada de ella desde hace mucho tiempo, demasiado. No se qué ha sido de su vida, podría tener familia, o algo, y no apetecerle parecer por allí con alguien que reviva viejos fantasmas. O puede que, tras tanto tiempo, no confíe en mí tanto como yo en ella. La vida no parece que la haya tratado muy bien. Ese es el otro asunto del que quería aprovechar para hablar, saber de ella, de cómo le ha ido.

Atenta... -No tengo tiempo de sacar a colación ninguno de los temas de conversación, pues mis ojos detectan rápidamente a un extraño en la calzada. No parece amenazador, aunque las ropas amplias pueden ocultar cualquier cosa. Sin embargo, la soledad de su camino por estos lares y su extraña actitud no me inspiran confianza. Guío al caballo en su dirección pero a distancia prudencial, en el lado opuesto del camino, y voy lentamente aminorando la marcha para que el desconocido se de por aludido y se detenga también- Buenas tardes, viajero. Mal sendero que recorrer en solitario... -Comento con suspicacia, tratando de sacarle conversación.

Amaranta se fue por el bosque mejor, a interceptar al gnomo y al enano.  

Cuando estuvo cerca les dijo en voz baja desde un lugar oculto entre los árboles:  Tranquilos, soy yo, la druida que conocieron como Zafira. Los vengo siguiendo desde hace rato.  ¿Pueden decirme hacia donde se dirigen? 

Ustedes saben que Heinrich es parte de los opresores de esta ciudad.  ¿Porqué lo ayudan?  Dijo, con voz confundida, tal vez a manera de explicación por andarlos estoqueando. 

Resoplé renegando, en un muy cerrado enanil, una maldición que hubiese hecho que mi santa madre me lavasé la boca con azufre en crudo. Dejé en el suelo la brazada de leña y aparté a manotazos las ramas que atrapaban a mi compañero.

- Por las barbas de Moradin, Avlin.- Siseé entre dientes.- Deja de jugar...

A brazo, levanto al gnomo sin demasiado esfuerzo, zarandeandolo un poco casi sin querer, para sacudirle el polvo y las astillas.

- Vamos, se nos hace tarde y tengo hamb...

Dejo a Avlin en el suelo y me giré blandiendo mi hacha hacia la figura que se habia materializado junto a nosotros. Frente a nosotros, se alzaba un rostro vagamente conocido, asi que lentemente bajé el hacha hasta apoyar su cabeza en el suelo.

Enarqué una ceja ante su directa pregunta y apreté con más fuerza el mango de madera de mi hacha cuando mencionó a Heinrich.

- Hooray, Zafira. Disculpa mi brusquedad pero nos has sorprendido... Y creo que los demás podrán responder más adecuadamente a esas preguntas. Pero, antes...- Pateó las ramas secas que tenemos esparcidas alrededor.- Tenemos que llevar leña al campamento.

Con cara de pocos amigos, guardo el hacha y recogo mi fardo de leña para volver... y tener aquella conversación con Sully y los demás.

Los ojos no los engañaban, alguien estaba en medio del camino, lo inquietante vino en cuanto el explorador fue tras aquella figura, por un instante pareció esfumarse.

Extrañados miraron a su alrededor sólo para descubrir como aquella persona ahora estaba adentrándose en las lindes del bosque cerca del punto en el que Avlin y Balakar se introdujeron al mismo.

No cabía duda, aquella persona en medio de la calzada merecía su atención y al parecer Aldar pensaba del mismo modo ya que empezó a guiar a su caballo para interceptarla. Si embargo, en cuanto el explorador iba a alcanzar a aquella persona esta pareció esfumarse por un momento.

Por suerte Jake no tardó en descubrir a donde se había ido. Aquel personaje se dirigía al bosque e iba al mismo lugar por el que el gnomo y el enano habían ido a buscar leña

- Gracias- masculló el gnomo entre dientes mientras el enano le vapuleaba para quitarle las ramas de encima- Este sitio es un peligro.

- Tranquilos, soy yo, la druida que conocieron como Zafira. Los vengo siguiendo desde hace rato.  ¿Pueden decirme hacia donde se dirigen? 

- Wow- pegó un bote, sorprendido por la interrupción inesperada de la druida. Aprender esa forma de parecer parte del bosque sería tremendamente interesante y no menos práctico- pensó- Debo estudiar a esta muchacha más de cerca.

- Hooray, Zafira. Disculpa mi brusquedad pero nos has sorprendido... Y creo que los demás podrán responder más adecuadamente a esas preguntas. Pero, antes...Tenemos que llevar leña al campamento.

Avlin se encogió de hombros ante la mirada de la druida, como dando por buena la respuesta del enano y se puso a recoger su fardo de ramas, teniendo esta vez mucho cuidado de no cargar demasiado. Poco después, ponían rumbo de nuevo al campamento.

Al retomar la calzada, apenas tuvimos tiempo para avanzar algo cuando nos encontrarnos con aquella inesperada figura de holgados ropajes. No tenía un aspecto amenazador, pero a nadie la pasaría desapercibido que bajo aquel atuendo podría ocultar cualquier cosa. Aldar en seguida me pidió atención, acercándose cuidadosamente al individuo y tratando de darle conversación; sin embargo, sin saber cómo, esta se esfumó ante nuestros ojos.

En seguida comenzamos a mirar a nuestro alrededor, en busca de aquella figura, pero para nuestra sorpresa no dimos con ella hasta dirigir la mirada a la linde del bosque; cerca del lugar en el que Balakar y Avlin se adentraban en este.

Rápidamente miré al explorador, quien en seguida asintió, intuyendo lo que quería decirle. Así, ambos avanzamos hacia el lugar en el que habíamos visto adentrarse a aquel individuo, desmontando de los caballos y atándolos con fuerza donde vimos más oportuno.

- Esto no me gusta nada… - susurré a Aldar, con el ceño fruncido, ese tipo de magia no me gustaba un pelo.

Buenas t... -Apenas comienzo a hablar, cuando súbitamente esa figura cubierta de ropajes amplios que no permiten descubrir mucho sobe su identidad, simplemente desaparece. Ante nuestros propios ojos.

Magia.

Odio la magia. Conozco bien las leyes naturales, el funcionamiento de las cosas. Lo único que hace la magia es romper las reglas y saltarse esas leyes como si nada. Tramposos, traicioneros e indignos de confianza, estos magos. Mirando alrededor, en seguida descubrimos a ese tipo, como una mera sombra, internándose en el bosque. Por la dirección, diría que se dirige más o menos hacia la zona donde nuestros menudos compañeros han ido buscando leña. Con un reniego, hago girar a mi montura, acompañado por Freya, y atamos los corceles a una rama baja para avanzar a paso ligero por la floresta.

A mí tampoco, Freya, a mí tampoco... -Contesto a mi compañera, molesto, tratando de aguzar los sentidos en busca de ese desconocido mientras tomo mi arco y coloco una flecha en la cuerda...

Jake llegó hasta el linde del campamento dispuesto a avisar a Aldar y la chica pero el explorador ya había ido al encuentro de la figura. Para asombro del pícaro desapareció antes de llegar Aldar y volvió a aparecer, pero esta vez siguiendo al pequeño y al enano.

Jake volvió junto a Asdra.- Alguien nos acecha, disimula pero estate preparada. No me pierdas de vista ni te quedes sola.

No podían separarse, si uno se quedaba solo podía ser una presa fácil para el posible acechador o acechadores, nunca se sabía. Buscó la visual con Aldar y con un movimiento de cabeza señaló la dirección en la que se había dirigido, justo por detrás de Avlin y de Balakar.

Apenas cien metros los separaban del bosque pero aquel individuo había logrado adelantarlos. Para cuando Aldar y Freya se giraron para seguir a la figura que parecía haber ido al encuentro de Avlin y Balakar se dieron cuenta de que Jake tampoco había pasado por alto el suceso, de hecho parecía estar buscando al explorador con la mirada para señalarle el punto por el que se había adentrado en la floresta mientras se alejaba una distancia prudencial del campamento para no perder detalle de aquella amenaza potencial.

  Solo Asdra se había quedado atrás para vigilar al resto de las monturas y el equipaje. Mientras tanto Jake seguía ojo avizor y Aldar y Freya recortaron en un instante la distancia que les separaba de sus dos amigos. Lo último que pudo ver O'Sullivan fue a Aldar seguido de Freya adentrarse cuidadosamente entre los árboles, la luz solar comenzaba a escasear y la capa del explorador se mimetizaba demasiado bien con el entorno como para poder distinguirle a aquella distancia.

  Entre los árboles pudieron oír el crepitar de la hojas secas siendo aplastadas por dos pares de botas, aquello fue más que suficiente para saber hacía donde tenían que dirigirse, sin embargo debían de hacerlo con cuidado si no querían ser descubiertos, si en verdad aquella persona los estaba persiguiendo con malas intenciones más les valía aprovechar la ocasión para capturarla a la primera o escaparía y de seguro que la próxima vez no cometería el error que había tenido en aquella ocasión al dejarse ver de un modo tan evidente.

  Justo cuando llegaron a la altura del tronco de un gran árbol Freya fue parada en seco por un gesto del explorador, al parecer Aldar acababa de percibir algo importante y estaba atento de lo que sucedía a escasos metros frente a ellos.

  El explorador aguzó sus sentidos al máximo para entender que era lo que estaba sucediendo a escasos metros de donde se encontraba, sabía de sobras que el enano estaba bien cerca cuando oyó una voz en un tono casi imperceptible saludando al hijo de la montaña. 

  -(...) Ustedes saben que Heinrich es parte de los opresores de esta ciudad.  ¿Porqué lo ayudan?- Aquella voz de mujer fue reconocida al momento, se trataba de Zafira, sin duda, y estaba llamando a Balakar, quien no tardaría en contestarla.

   -Hooray, Zafira. Disculpa mi brusquedad pero nos has sorprendido... Y creo que los demás podrán responder más adecuadamente a esas preguntas. Pero, antes...- Desde luego que para aquel bruto el sigilo no era algo importante, así como tuvo que dar lo mejor de si para entender a la elfa, Balakar apenas se molestó en bajar el tono de voz mientras pateaba el suelo.

  Aquella improvisada reunión había pillado por sorpresa al gnomo y el enano, al parecer la elfa había estado siguiendo al grupo y no se habían enterado de ello hasta aquel momento. Para la sorpresa de todos Avlin se había mantenido en silencio, casi más pendiente de su labor de recoger leños que en hablar con la druida.

  Justo cuando la druida entro en escena algo pareció captar la atención de la serpiente del ilusionista, el vínculo místico entre ambos hizo que el pequeño Avlin se mantuviera alerta alejándose unos pocos pasos del enano y la druida fingiendo que recogía ramas secas para saber de que se trataba. Al principio le costó poder ver con claridad a aquella figura, la luz empezaba a escasear y había escogido el sitio para apostarse de tal manera que costaba descubrir donde empezaba el hombre y donde el árbol. Aún así pudo dar con aquel rostro familiar, al parecer de alguna manera Aldar había llegado hasta allí y parecía estar atendiendo a lo que sucedía tras el gnomo aunque al parecer ver al canijo en perfecto estado relajó un poco la tensión que tenía justo en el momento en el que lo había descubierto.

Yo no regreso al campamento, ¿saben?  No quiero ni parecer que ayudo a los déspotas que oprimen la región.  De un salto se subió al tronco semi-caído de un árbol.  Aquí me quedo.  Los seguiré siguiendo, por si veo un buen momento de intervenir.  

Pero antes les cuento.  Espié a un grupo de jinetes en el camino.  Un delgado adinerado señorito pagó con oro a unos mercenarios que le preguntaron qué día la ciudad estaría desprotegida para atacar. 

No los reconocí, pero sus caballos de guerra muy claramente tenían varias batallas bajo sus pezuñas.

Sus orejas giraron atentas a sonidos extraños, sus ojos escudriñaron el bosque para ver si alguien los seguía.

Estaré cerca. Y con más saltos entre los troncos caídos se adentró en la arbolada.

El discurso politico de la druida me deja clavado en el sitio, revolviendome las entrañas y erizandome las barbas de pura indignación. Asi que suelto la brazada de leña y me vuelvo para replicarle.

- Pero quien te has creid... do...- Pateó el suelo, montando en colera.- Maldita sea. Odio que hagan eso, joder...

Ni siquiera los retazos de información, un tanto inconexa, sirvieron para calmar mis nervios.

"Malditos sean los puñeteros elfos... Joder... Tanta superioridad moral..."

Regruñendo, recojo la leña, consciente de que trabajar me ayudará a serenarme.

"Piensa, viejo, piensa... Lo que más te encabrona es que algo de eso puede ser cierto..."

- Joder...

Alzo la brazada a pulso y resoplo de nuevo, dejando la vista perdida.

- Avlin... ¿que opinas? ¿Se lo comentamos a estos o dejamos que Zafira escuché lo que Sully tiene que contarnos... ?

- Avlin... ¿que opinas? ¿Se lo comentamos a estos o dejamos que Zafira escuché lo que Sully tiene que contarnos... ?

El gnomo giró la cabeza como sorprendido por la pregunta, concentrado como estaba recogiendo las ramas y curioseando entre los árboles.

- Sinceramente- empezó- las cosas con Sully no pasan por su mejor momento. Todo este asunto está rodeado de demasiadas incógnitas y gente que parece saber más de lo que cuenta y nosotros parecemos sólo unos peones zarandeados por los deseos caprichosos de unos y otros. Propongo que esto se quede entre nosotros, de momento. Si en algún momento vemos que puede ser importante compartir esta información, hagámoslo. Pero creo que ya va siendo hora de guardar también nuestras propias bazas y que pongamos un poco de interés en averiguar qué demonios está pasando aquí realmente. Nuestra vida puede depender de ello.

Freya y yo nos internamos en la espesura rápidamente, siguiendo los pasos del desconocido. Antes de adentrarnos tanto que no alcancemos a ver el campamento, puedo ver que Jake ha visto algo de los sucedido, pero no tengo tiempo de parlamentar con él sobre lo que hacer a continuación. Debería ser lo bastante listo para tomar precauciones.

Ya en la espesura, tomo firmemente mi arco sujeto la flecha apuntando al suelo frente a nosotros, marcando el camino que tomamos. Una precaución por si hay que disparar rápidamente. Nuestros pasos son raudos, sigilosos. Ambos nos movemos bien en este entorno, somos gentes del mundo salvaje, y por fortuna el desconocido no es difícil de seguir.

Sin embargo, hago un gesto a Freya deteniéndome junto a un árbol de tronco ancho y corteza rugosa, atendiendo a las voces que me llegan desde más adelante. Una voz femenina, vagamente familiar, tan tenue y baja que cuesta determinar las palabras exactas. La otra, bruta y honesta como sólo puede ser la de nuestro buen Balakar, no deja lugar a dudas.

¿Zafira...?