Partida Rol por web

El lamento de los Primeros

Capítulo 1 - El artista

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21/11/2019, 11:57
Narrador

Tassabra llegó al cuartel de los cazadores muy temprano, ataviada con su armadura y todavía con la sonrisa en el rostro que había traído todo el camino desde su casa. Un día libre, aunque hubiese descansado poco, siempre era bienvenido, pero no podía pasar demasiado tiempo sin acción. Nada más pisar las dependencias de los Cazadores, uno de sus ayudantes le hizo saber dos cosas. Y ambas parecían urgentes por igual, por lo visto.

-Hay un... ciudadano de la Torre que solicita hablar con usted -comunicó a Tassa-. Dice que se llama Ekarion y que usted lo conoce. Y también hay otro ciudadano que exige una audencia, algo relacionado con un... ¿oso? Lo acompaña un explorador del bosque.  

A Tassabra se le fue la sonrisa y se apretó el puente de la nariz con los dedos.

En el patio, Ekarion esperaba obtener toda la información posible acerca de lo que estaba sucediendo con Alea. Mientras esperaba, observaba con disgusto disimulado el ir y venir de los Cazadores y soldados del Imperio, muchos de los cuales lo miraban dos veces al pasar junto a él. En cierto sentido podía adjudicar esa curiosidad al hecho de que fuese un ciudadano de la Torre de la Espiral Negra, pero también se trataba de un dragón, una criatura ancestral no humana que despertaba recelo en muchos. Sin embargo, aunque la mayoría de los militares eran humanos, no había que ser ciego para no ver que también existían Cazadores de otras razas. Poco comunes, pero los más peligrosos. Como aquel elfo especializado en el asesinato de dragones. Sintió un escalofrío, hacía años que no lo veía, y esperaba que siguiera siendo así. No iba a preguntar por él, no quería saberlo, por su culpa, Alea estaba en el estado en el que se encontraba.

Mientras esperaba, al levantar la cabeza vio acercarse a un perro y lo reconoció enseguida. El perro de Samuel. Al explorador lo vio llegar detrás de su compañero animal, con los ropajes de camuflaje del bosque y el arco colgado en la espalda. Pero no traía ninguna piel como de costumbre, sino un paquete envuelto en un lienzo.

-Hola. Nos dijeron que estabas aquí...

-¡Esto es el colmo! -gritó una voz conocida por Ekarion. Una voz que pensó que no volvería a escuchar-. ¿Dónde está esa mujer? ¡Necesito que me devuelvan al señor Pinckels! ¿Qué parte no han entendido?

Ekarion se asomó por encima del hombro de Samuel y vio a un enano. Pero no a uno cualquiera, sino a Ruru. Sí, era Ruru Sauceviejo, discutiendo con unos guardias, ataviado con una túnica del Imperio.

En ese momento, Tassabra salió al patio para encontrarse con ellos.  

 

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21/11/2019, 12:22
Ekarion

Mientras esperaba a Tassabra, el dragón buscaba la forma de presentar su caso para que la ex Capitana de la Guardia no lo echara con cajas destempladas. Sabía que el pedido era personal, que probablemente en nada afectaría a la mujer a la que él consideraba una amiga, y que para colmo de males no tenía pruebas de que el tipo estuviera haciendo nada malo de acuerdo con las normas del imperio. Sin embargo algo en su interior le decía que las cosas no estaban bien, que lo que el tal Angelo buscaba terminaría dañando a Alea aún más de lo que estaba. El hecho de que hubiera obtenido el permiso por canales no oficiales, que hubieran pasado por sobre el principal investigador de dragones de la torre sin informarle y que el tipo no fuera un mago de la torre no hacían más que acentuar la sensación de peligro y desasosiego.

Un ladrido conocido lo trajo al presente, acarició la cabeza de Beril al tiempo que observaba a su dueño acercarce con un paquete. Asintió ante el comentario del explorador, y sonrió, al menos no iba a tener que buscarlo por todo el bosque para preguntarle por los "dibujos" - Hola Samuel, me alegro de verte, tene...

El grito lo llevó de nuevo al santuario, a su niñez, a uno de tantos episodios en los que su mentor se quejaba con esas mismas palabras de alguna travesura suya o de Alea. - ¿Ruru? - dijo mientras dejaba olvidados a su cuñado y a su perro - ¿Ruru Sauceviejo? - sus pasos se convirtieron en carrera y súbitamente el viejo enano se encontró con que unos brazos largos y delgados lo abrazaban - Creí que habías muerto viejo bribón - Ruru no reconocía la voz, aún así se le hacía familiar, y el hecho de que el tipo alto que ahora estaba de rodillas a sus pies tuviera la cabeza tan condenadamente cerca no le dejaba verle la cara. Forcejeó un poco y pudo apartarlo, era un dragón, un dragón con lágrimas en los ojos y un rostro aún joven que lo miraba con una mezcla de sorpresa, admiración y alegría, un rostro familiar y aún así desconocido. - Alea se pondrá muy contenta de verte - ¿Alea? era un nombre de un pasado lejano, de otra vida, de un remanso de paz antes del imperio. Súbitamente un tristeza profunda se adueñó de los razgos del dragón - Si es que te reconoce, claro - Una tristeza que dio al rostro una madurez similar a la de Equión, y finalmente la pieza faltante cayó en su lugar. Ekarion, su alumno, el hijo de su mejor amigo...

Poco le importaba a Ekarion la imagen que podía dar un tipo de metro ochenta, vestido con una túnica de mago, arrodillado frente a un enano malencarado como si un niño se arrodillara ante su padre.

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21/11/2019, 18:15
Ruru Sauceviejo

¡Ekarion, viejo amigo! - Exclamó el enano terriblemente contento de verle.

Cuando Samuel le mencionó que en la Torre de la Espiral Negra había un mago llamado Ekarion, inmediatamente le vino a la mente aquel joven dragón que correteaba por el bosque bajo su tutela. No había tenido noticias suyas desde que se marchó de la aldea y tras el desastre que la arrasó, dio por sentado, que nunca volvería a tenerlas. ¿Por qué Ruru no viajó nunca a la Torre para comprobar si allí se encontraba su amigo? Era algo completamente inconcebible incluso para el propio Ruru. Simplemente lo creyó muerto.

¿Por qué diantre no escribiste? - Le preguntó. - ¡Tanto tiempo sin saber de ti! ¡Pensaba que habrías muerto! ¡Eres un joven muy desapegado! 

Ruru estaba enfadado. El enfado era su estado natural, pero Ekarion había conseguido que alcanzara un nuevo nivel. No comprendía porque no había tenido noticias suyas durante todos aquellos años. Fue él quien se marchó y tendría que haber sido él quien volviera a ponerse en contacto con los suyos. Al menos Ruru lo creía así. No obstante, al ver la cara de aquel niño que se había convertido en hombre, se calmó. Al fin y al cabo, le quería como a un sobrino, casi como a un hijo.

¡Es igual! - Exclamó. - Lo importante es que estamos juntos otra vez. Tenemos mucho de que habla. ¡Pero mucho! - Hizo una breve pausa. - Aunque... - Miró a esa maldita mujer. Entendía que le hubiera retirado a su osa la primera vez, pero... ¿Por qué una segunda. - ¿Le puedes decir a esa, que me devuelva al Señor Pinckels?

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21/11/2019, 20:08
Ekarion

Ekarion meneó la cabeza - Recibí tu carta hace cinco años y regresé, pero ya no quedaba nada y pensé que, como el resto estabas muerto. Si hubiera sospechado que vivías te hubiera buscado. - se paró y vió como Tassabra salía al patio - En efecto tenemos mucho de que hablar, Alea está internada en la Torre de la Negación. - miró extrañado a su antiguo mentor, nunca lo había visto tratar a sí a otra persona, debían haber pasado muchas cosas en esos quince años - ¿Quien es el Señor Pinckels?

Se giró entonces para recibir a la mujer - Hola Tassabra, perdona la intromisión, quería pedirte ayuda con algo pero parece que no resolveremos nada hasta que le devuelvan a Ruru su... ¿Señor Pinckels? Por cierto, - dijo como si recordase algo - Este es Ruru Sauceviejo, fue mi primer maestro y niñero, y éste es Samuel, un amigo de la familia.

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21/11/2019, 21:28
Tassabra

Cinco minutos.

Cinco jodidos minutos habían tardado en robarle la sonrisa con la que había llegado a trabajar.

Tassabra se pellizcó el puente de la nariz. Hacía meses que había dejado de ser Capitana de la Guardia para convertirse en Cazadora Imperial, y lo había hecho porque, aunque estaba orgullosa del puesto, estaba harta de solventar los problemas de todo el mundo, tanto los de la gente que tenía por debajo como aquellos que estaban por encima. Se había convertido en una agente de campo, y esperaba que eso significara cambiar lo de solucionar problemas ajenos por pegarse de tortas. Prefería cien veces liarse a puñetazos que tratar con las cuitas de los demás, pero por alguna razón, seguían cargándole todos los marrones a ella.

Aunque temía conocer la razón: porque era la única jodida persona en la ciudad que solucionaba más problemas de los que creaba. A veces pensaba que la ciudad se hundiría en sus cimientos de no ser por ella.

Respiró hondo y cruzó al patio para coger el toro por los cuernos. 

Escuchó al enano con expresión pétrea, sin alterarse, y después posó la mirada en Ekarion.

—Buenos días, Ekarion.

El dragón que se autoinvitaba a su casa de tanto en cuanto necesitaba su ayuda.

—Buenos días, Samuel.

Su amigo también necesitaba ayuda.

—Buenos días, señor Sauceviejo.

Y por supuesto, el dichoso enano había infringido alguna ley con su dichoso oso y necesitaba su ayuda.

—... Señor Sauceviejo, ya no soy la Capitana de la Guardia, sino una Cazadora Imperial con la misma autoridad que usted —le informó con toda la educación que pudo reunir—. Si han incautado a su oso no es cosa mía, pero si me dice qué es lo que le ha pasado, exactamente, quizá pueda ayudarle a resolver su problema, si está en mi mano.

Si algo había aprendido en su etapa de guardia es que la culpa siempre era de otros y ella no tenía más remedio que hacer su trabajo.

 

Notas de juego

Recordad desmarcar a la osa de esta escena, porque no está.

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22/11/2019, 15:55
Ruru Sauceviejo

Tassabra... - Dijo con el ceño fruncido y mirándole a los ojos.

No parecía estar mintiendo. Tampoco tenía porqué. No obstante, Tassabra había sido la capitana de aquellos perros del estado. Los guardias podían llegar a ser muy estúpidos. ¡El era un Cazador Imperial y como tal tenía derecho a portar armas! La Señor Pinckels era su arma. Cierto era que no se trataba de un arma convencional, su osa era mucho más cariñosa que una espada, mucho más cómoda que una alabarda y desde luego mucho más caliente en una noche invernal que por ejemplo un pico. ¡Pero era su arma y su amiga al fin y al cabo! 

Los guardias esos me han dicho que la tienen retenida en la entrada del distrito. - Le dijo a aquella mujer con la que había tenido sus más y sus menos, pero a quien consideraba amiga. Sobre todo ahora, que parecía que por esta vez no tenía nada que ver con el secuestro de Señor Pinckels. - ¿Puedes pedir que me la devuelvan? Tendré que acabar pidiendo un salvoconducto a... - ¿A quien se le pedía eso? - ...a quien sea que emita ese tipo de documentos...

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22/11/2019, 17:39
Tassabra

Tassabra asintió, como si estuviera acostumbrada a reclamar osos retenidos.

—Acompáñeme, Señor Sauceviejo —respondió Tassabra—, necesitaré su ayuda para conducir a la osa por la calle pero, por favor, permítame hablar a mi con la guardia.

Miró a Ekarion, y agarró al dragón por el brazo en un gesto de afecto.

—¿Lo tuyo puede esperar a que solucionemos este asunto? —le preguntó al mago, con mucha más familiaridad que el trato cordial pero distante que utilizaba con el enano—. ¿Quieres venir con nosotros o prefieres quedarte aquí?

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22/11/2019, 17:48
Ekarion

Ekarion respondió al saludo aferrando su brazo a un tiempo y sonrió - Puede esperar, y también puedo ponerte al corriente en el camino si os acompaño... de hecho creo que tanto a Samu como a Ruru les interesará lo que tengo que pedirte, tiene que ver con Alea. - meneó la cabeza - En realidad no quiero pedirte demasiado, tan sólo que me indiques con quien puedo hablar en la guardia para que me ayuden a ubicar a un individuo que ha estado trabajando con mi hermana a espaldas de mi mentor. - No quería decir frente a Samuel que el tipo la había lastimado, sabía que eso haría enfurecer al explorador y no necesitaban una escena en ese momento.

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22/11/2019, 21:22
Ruru Sauceviejo

Por supuesto que necesitará ayuda para conducir a Señor Pinckels por la calle... - Dijo rascándose la nariz de forma compulsiva. - Vamos a por la osa... - Le dio una palmada en la espalda a Ekarion. - Recuerdo esa carta, viejo amigo. Una pena que ninguno de los dos fuéramos a buscarnos. - Suspiró. - ¡Pero ahora podemos ponernos al día! Al final has llegado a ser mago, ¿eh? Estoy orgulloso de ti y tu padre también lo estaría. - Hizo una pausa. - Por cierto, Alea también está viva... - Sonrió. - Ha sido provechoso venir a la ciudad. ¡Cuántas sorpresas! ¿Algo más que deba saber?

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22/11/2019, 22:09
Tassabra

Tassabra levantó una ceja cuando Ekarion mencionó a Alea. Fue un gesto revelador, para alguien tan inexpresivo como la antigua Capitana de la Guardia. Conocía la convalecencia de la hermana de Ekarion porque él se lo había contado, y conocía también que Samuel era su pareja, lo que explicaba su presencia allí.

A Tassabra no le gustaban los dragones, tanto en cuanto podían convertirse en una amenaza para la gente a la que quería proteger. Ahí acababan sus opiniones, lo demás era la ley del Imperio, que impedía el mestizaje y que ella solía seguir a pies juntillas... con la única excepción de que fuera su gente la que estuviera involucrada.

Tassabra esbozó un gesto desabrido pero terminó diciendo:

—Háblame de ese individuo, Ekarion, mientras vamos a recuperar al Señor Pinckles.

Por qué el Señor Sauce viejo había llamado a una osa Señor, escapaba a su comprensión, pero juró, y a Athâir ponía por testigo, que jamás, jamás, iba a preguntarle a Ruru por el asunto. Especialmente porque sospechaba que es precisamente lo que él quería.

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23/11/2019, 00:25
Ekarion

El dragón observó al enano con preocupación, Ruru siempre había estado ligeramente desconectado de la sociedad y era algo que en el santuario no generaba problemas ya que vivían en un bosque y todos los habitantes se regían por sus ritmos naturales. Sin embargo ahora estaba en Akraleuka, la ciudad menos natural del continente, y pretendía deambular con una osa a la que había llamado Señor Pinckels... señor.

De todos modos no era esto lo que lo preocupaba sino la aparente desconección temporal que sufría, la carta le había llegado hacía cinco años y por la fecha de la misma Ruru la había enviado cinco años antes cuando murió su madre y su padre se volvió loco... quizá fuera la edad avanzada la que le impedía comprender que en esos lapsos de tiempo podían pasar muchas cosas... quizá fuera el impacto de haber visto como destruían el santuario... Como fuera ahora se habían encontrado y había muchas preguntas dolorosas que tendrían respuesta.

- Asi es Ruru, finalmente tus horas de dedicación a mis estudios dieron frutos... aunque no exactamente como pretendías. - le dijo palmeando su hombro - He visto a Equión, pero esa es una historia para otro momento. Hay mucho, mucho de que hablar.

Las palabras de Tassabra lo trajeron al presente - Angelo, Angelo Fres... y algo más, la sanadora que atiende a Alea no puede recordar su nombre, no es un mago de la torre y probablemente ni siquiera sea mago. Sin embargo ha conseguido que alguien le firme un permiso para experimentar con mi hermana pasando sobre Kalingar, que es quien debería haberlos aprobado. Por lo que dicen Alea e Irmlinde en un hombre joven y apuesto, supongo que podría hablar con la sanadora y ver si puedo dibujar un retrato... - Se golpeó la frente - ¿Cómo no se me ocurrió antes?... en fin, le dijo a Alea que pintaría cosas bonitas con ella y eso me hace pensar que puede ser un artista o tener contactos en el mundillo. - Miró a los presentes y se sonrojó, se había dejado llevar como cuando le presentaba los informes de los crímenes a la capitana.

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23/11/2019, 09:15
Tassabra

El rostro de Tassabra perdió el color.

—Angelo Frescobaldi —dijo con voz sombría.

Se le cogió una mala sensación en el estómago, el presagio de que algo iba terriblemente mal. La funesta intuición de que podría haber hecho algo por evitar una catástrofe y no había movido un dedo.

—¿E-experimentar? —la voz de Tassabra, por lo habitual firme como el golpe del martillo sobre el yunque, dudó y se quebró. Tuvo que aclararse la garganta—. ¿Qué tipo de experimentos ha hecho Frescobaldi con tu hermana?

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23/11/2019, 10:15
Ruru Sauceviejo

- Parece un mal asunto ese del que habláis... - Dijo entonces el enano. - Una vez recuperemos a Señor Pinckels podemos encargarnos de ello. Aunque... - Miró a Ekarion. - Tendrás que contarme más y decirme cómo podemos ayudar. Que por cierto... - Pareció recordar algo. - Yo venía precisamente buscando ayuda y consejo con un asunto. Pero vamos a lo que vamos. Primero mi osa...

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23/11/2019, 18:21
Ekarion

El tono de voz de Tassabra, su palidez, la rapidez con la cual había reconocido el nombre... su pregunta... todo le hizo desear a Ekarion poder teletransportarse hasta Alea para protegerla. Si Tass reaccionaba de esa manera quería decir que el tipo ese era mucho peor de lo que se había imaginado.

- ¿Lo conoces? Hasta donde sé le ha quitado las escamas del antebrazo en un cuadrado de ocho centímetros de lado. - Su descripción era casi clínica pero el tono de su voz traicionaba el miedo con el que luchaba - Según Irmlinde fue hace un par de días, todavía no se si lo que busca solas escamas o si quiere algo con el brazo de Alea. ¿Que sabes de él? necesito saber a que me enfrento y como puedo evitar que vuelva a tocar a mi hermana.

Miró a Samuel - Sé lo que estas pensando, no hagas locuras, te necesitaré libre para protegerla... y para cazar a ese desgraciado. 

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23/11/2019, 19:57
Samuel Eilenberg

De camino a las dependencias de la guardia donde el señor Pinckels había sido retenido, Ekarion relató lo que había descubierto, sin tener en cuenta que se encontraba en mitad de una calle concurrida y cualquiera podía pararse a escucharles. Samuel se había mantenido en un discreto segundo plano y a pesar de lo que Ekarion estaba contando, el hombre se mantuvo imperturbable y alejado de los tres. Las declaraciones del dragón lo desgarraban por dentro, pero por experiencia sabía que no podía mostrar ninguna emoción, nada que lo relacionara con Alea.

-Bien -respondió, seco.

Haría algo más que cazar a ese desgraciado. Pero no pensaba decir el qué. Beril se dio cuenta de que algo pasaba y se acercó a su amo para poner la cabeza debajo de su mano. El explorador le dio unas palmaditas, pero eso no lo calmó. Nada lo haría.

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23/11/2019, 20:10
Narrador

Llegaron a la caseta de la guardia en la entrada del distrito, al norte. Había muchos jóvenes soldados saliendo para realizar sus turnos, algunos con más entusiasmo que otros; los más veteranos saludaron a Tassabra, echaron un vistazo discreto a sus acompañantes y siguieron a lo suyo. Los más novatos no fueron tan disimulados y algunos miraban a Ekarion o a Ruro con más atención de la debida.

Como fuese, la osa se encontraba en una celda demasiado baja para ella, sentada con pereza en el suelo y quejándose de vez en cuando, haciendo estremecer al joven guardia que estaba frente a la celda . Ruru conocía bien a su osa, sabía cuando tenía hambre, como también sabía que era totalmente inofensiva. No era la primera vez que caminaba con ella por Akraleuka, pero si viajaba poco a la capital era precisamente por estos detalles burocráticos tan tontos.

Tassabra no tuvo que presionar demasiado para conseguir que liberasen al señor Pinckels. La osa salió de la prisión con un bostezo y reclamó al druida algo que llevarse al estómago dandole un ligero testarazo que, debido a su pequeño tamaño, estuvo a punto de mandarlo al suelo. Aquella bestia era realmente enorme, como pudieron comprobar tanto el dragón como la Cazadora. Si paseaba con ella en un día de mercado, formarian bastante alboroto.

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24/11/2019, 12:12
Ekarion

Ekarion estuvo a punto de perder los papeles al ver el tamaño de la osa. Hasta el momento había pensado que era un animal de tamaño normal y por tratarse de un oso no lo dejarían entrar, pero encontrarse con un animal gigantesco con armadura lo dejó mudo. Si por algún motivo Ruru tenía que ir al Row la osa no entraría en los estrechos pasillos, por otro, lado si pudieran dejarla con Alea para que la cuidase...

- Impresionante compañera Ruru, muy impresionante, ahora entiendo por qué los guardias no la quieren dejar entrar a las calles. Por cierto, si vamos a tratar el tema de Angelo en profundidad sugiero que vayamos a algún lugar más privado - miró a la osa - Alguno donde podamos acomodar a la Señor Pinckels.

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25/11/2019, 07:44
Ruru Sauceviejo

No es la Señor Pinckels... - Soltó una risita burlona. - ¿O a caso se refieren a ti como "el Ekarion" o a Tassabra como "la Tassabra"? - Preguntó de forma alegre. - Donde podamos acomodar a Señor Pinckels. - Repitió. - Sin el artículo delante. - Soltó una risotada. 

Ekarion y Tassabra empezaban a sospechar el porqué de haber llamado a su osa de tal forma. Podía ser que únicamente lo hubiera hecho debido a que de esa forma, podía llevar a cabo ese tipo de bromas absurdas. Era evidente que llamando de esa forma a alguien, podía hacer fácilmente incurrir en error a cualquiera.

Se llama así porque pensaba que tenía pene... - Desveló entonces la incógnita el enano. - La encontré de pequeña. Era muy batalladora. Estaba herida. Había quedado enganchada en una trampa de oso. Su carácter era muy fuerte. No parecía una chica. Simplemente supuse que era macho. Tampoco me fijé demasiado la verdad. No soy uno de esos obsesos... - Miró a ambos lados. - Luego ya era tarde para cambiarle el nombre.

Ruru se percató entonces de que nadie le estaba escuchando de forma activa. Le oían si, pero no le prestaban demasiada atención. Aquello, que en cualquier otra ocasión podría haber sido considerado una total falta de respeto, era entendible, pues parecía que tenían algo "más improtante", al menos para ellos, entre manos. Se trataba de Alea, que por lo que el enano había podido deducir, estaba siendo objeto de experimentos, por parte de un tipo de nombre rimbombante. 

¿Debería decirme algo ese nombre, Angelo Frescobaldi? - Preguntó el druida. - Porque no lo hace... - Afirmó. - Podemos ir a ver a Alea cuando quieras Ekarion, mi osa se portará bien. Tiene unos modales de osa muy refinados. Mucho más refinados que la media de habitantes de esta apestosa ciudad...

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25/11/2019, 15:52
Ekarion

Ekarion sonrió ante la oferta de Ruru - Créeme que aceptaría gustoso que Señor Pinckels visite a Alea, haste le pediría que la cuide, pero por muy refinados que sean sus modales dudo que pueda entrar físicamente en el edifício, al menos sé que no podría entrar en las escaleras. - miró a la osa y asintió - Además claro de que no creo que pueda convencer a las autoridades de que nos dejen entrar con ella. ¿Samu, a ti te dejan entrar con Beril a visitarla?

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25/11/2019, 21:48
Tassabra

Tassabra había apretado el paso para llegar hasta donde tenían retenida a la osa, tanto que sus compañeros habían tenido que apresurarse para no quedar atrás. Había saludado a los veteranos compañeros en la guardia, sonriendo, y había ignorado prácticamente a todos los demás. Afortunadamente, liberaron a la osa sin poner demasiadas trabas. Tassabra siguió en silencio, haciendo todo lo posible por ignorar la absurda conversación que estaba teniendo  entre Ekarion y Ruru mientras los guiaba a una estancia que la guardia utilizaba a modo de almacén. Allí estarían a salvo de oídos indiscretos y había espacio suficiente para acomodar a Señor Pinckles.

—Angelo Frescobaldi es el maestro de arte de mi hijastra —dijo con cierto desmayo—. Ayer mismo la acompañé a una de sus clases.

Y me dio la sensación de que la estaba acompañando a una cita.

—Puedo guiaros hasta su academia, si queréis hablar con él.