Partida Rol por web

- Bien jefe, veré que puedo hacer

El contacto de Jose Luis cuelga

- Bien chico, ¿necesitas algo más?

- No. - respondo a mi padre.

- Cuando tenga algo te avisaré. - le digo. Te dejaré un mensaje en la recepción del Hotel.

Dicho esto me levanto y tras pagar la botella me giro dando una palmada en la espalda a mi padre.

- Siempre es un placer verte, viejo. - añado. Nos vemos.

Salgo por la puerta del bar y me encamino hacia la sede de mis negocios a apenas un par de manzanas del hotel donde acabo de reunirme con mi padre.

Te recibe uno de tus sicarios

- Buenas noches jefe. El pendejo ese que nos dijo que buscaramos, ¿no era parte de la banda que nos cargamos hace unos meses?

- No lo sé. - le respondo. Podría ser aunque ahora mismo no te puedo asegurar nada. Tengo demasiadas cosas en la cabeza.

- ¿Habeis podido averiguar algo?

- Aún no, acabamos de empezar. Pero quizás haya algo en el edificio que empleaban para almacenar y distribuir la droga

- Está bien. - digo. Vayamos a ver que hay por ahí. - añado comprobando que la nueva chupa de cuero me queda como anillo al dedo y que las pistolas están cargadas.

- Tú conduces. - le digo sentándome en el asiento del copiloto.

Tras un cuarto de hora, llegáis al edificio destartalado donde la banda almacenaba y distribuía la droga, en la zona pobre de Las Vegas. Las puertas están precintadas con cintas de la policía, y una parte del edificio está considerablemente quemada; juzgasteis oportuno prender fuego al almacén para destruir la droga y que esta no cayese en manos de más sectarios ni de la policía.

- Bien jefe, ¿por donde empezamos?

- Vayamos a ver la zona del laboratorio. - digo entrando en el edificio sin romper la cinta policial.

El edificio está hecho una ruina, y puedes comprobar que no sois los primeros en saltaros el cordón policial; por los restos de envoltorios, periódicos y una improvisada hoguera en el interior de un bidón, es fácil intuir que aquel lugar ha estado sirviendo de refugio para vagabundos recientemente.

- Démonos prisa. - digo fijándome en lo que quedaba del laboratorio el cual han tomado como un refugio algunos indigentes.

Mientras estáis rebuscando, un vagabundo sale de lo que parecía un montón de basura. Al parecer se había cubierto con una manta mugrienta para entrar en calor. Confundido, se os queda mirando

- ¿Uh? Lo siento pero este sitio ya está lleno; largaos antes de que lleguen los demás, o os lo harán pasar mal

- ¿Y a mi que me importa viejo montón de mierda? - le digo visiblemente molesto. ¿Acaso crees que os tengo miedo a una panda de asquerosos vagabundos? - añado mientras me agacho y lo agarro por la pechera para levantarlo.

- Ahora tú y yo vamos a hablar. - le comento.

- Empieza a contarme todo lo que sepas sobre este lugar, quien lo tiene como hogar y si lo visita alguien.

- ¡Vale, vale! ¡No me hagas daño! ¡Desde que este sitio ardió, solo lo utilizamos un grupo de vagabundos para dormir bajo techo! ¡Esta todo hecho un asco, pero encontramos algunas cosas útiles de cuando esto servía de almacén de drogas! ¡Puedo enseñarte donde las tenemos!

Tu sicario sonríe a tus espaldas, satisfecho con la imagen

- Empieza a andar. - le digo empujándolo al suelo. Y más vale que lo que nos enseñes sea interesante.