Partida Rol por web

El Caesar Palace era otro de los casinos temáticos de Las Vegas. En la costumbre americana de mezclar cosas sin ton ni son, el lugar pretendía ser de temática romana, pero mezclaba detalles romanos con detalles griegos (aunque dado que los romanos plagiaron muchas cosas de los griegos, los primeros de ellos sus dioses, no se nota mucho la diferencia). Camareras vestidas de vestales servían las bebidas en ornamentadas copas de imitación, había divanes sobre los que tumbarse a comer y beber al más puro estilo de las orgías romanas, y empleados disfrazados de legionarios romanos se paseaban por el lugar haciéndose fotos con los turistas y simulando patrullas; si hubiesen añadido a un tipo en los servicios que te metiese los dedos en la boca para vomitar y poder seguir comiendo y bebiendo, la imitación habría sido mucho más fiel.

Hefesto se alojaba allí, pero no se le solía ver por las salas de juego. Prefería pasar el rato en las conferencias que tenían lugar en el casino con el motivo de la visita de alguna convención. Hoy había una conferencia sobre videojuegos, un género por el que había demostrado bastante interés. Te había citado a las cinco de la tarde, en una pausa entre conferencia y conferencia, para hablar de tu pequeña misión.

Marielle llegó al casino con media hora de antelación. A pesar de que estaba citada a las cinco, llegó a las cuatro y media, ya que en su opinión era preferible conocer el edificio más a fondo, por si acaso... No es que esperase tener que salir corriendo, pero nunca se sabía. Y la información es poder.

Bueno, quizá también influyese algo el hecho de que no tenía nada mejor que hacer.

Pero al poco de entrar se arrepintió de haber llegado antes. Tenía que aguantar media hora de incongruencias históricas y de rigor histórico brutalmente violado que la hacía marearse hasta el punto de sentir ganas de vomitar. Cierto que era un casino, y por tanto no se esperaba de él tener grandes similitudes con la realidad, pero Marielle sentía que moría un poco por dentro cada vez que veía los elementos decorativos. Ella era así de especial. 

Comenzó recorriendo el lugar para hacerse una idea de donde estaba, tratando de ignorar a los centuriones romanos que paseaban por el recinto. 

Quizá debería buscar una forma de engancharme a la red informática del casino...por si acaso- pensó Marielle. Comenzó a vagar buscando algún indicio de dónde podría encontrar los ordenadores. 

Voy bien de tiempo- murmuró mirando su reloj. Vamos allá.

Probablemente los ordenadores se encontrarían en el sótano, donde solo el personal del casino puede acceder

Bueno- pensó Marielle- ya conseguí hacerme pasar por una técnica informática una vez. ¿Por qué no otra?

Decidió usar el mismo truco que en casino: fingiría ser una experta que ha llegado para actualizar el sistema de seguridad del casino, y así poder colarse y piratear la seguridad

Buscó la sala de ordenadores, buscando el sótano. Lo mejor sería buscar a algún vigilante y avisarle de su presencia. Así no habría malentendidos si la encontraban husmeando. Todo era mas fácil si lo hacías parecer oficial.

Cerca de la sala de ordenadores, un vigilante te sale al paso

- Disculpe, ¿puedo ayudarla en algo?

Sí. Me llamo Marielle Watson.- dijo con seguridad, para que pudiese recordar su nombre. Soy la diseñadora del software de seguridad del casino. Me han encargado que revise su correcto mantenimiento, y además voy a actualizarlo para que pueda resistir a los hackers más experimentados- explicó. No sabía si el guardia la conocería, aunque fuese de oídas, pero de todas formas debía fingir que ese era su verdadero cometido. Si es tan amable de permitirme el paso, acabaré este asunto en un abrir y cerrar de ojos.

- Oh señorita Watson, pase. Estaremos encantados de ayudarle en lo que podamos

El guardia te deja paso a la sala de ordenadores

Marielle le da las gracias al guardia con un movimiento de la cabeza y pasa a la sala, cerrando la puerta tras de sí. Conecta su tablet dorada al terminal y comienza rápidamente a teclear. Su primer objetivo es el de examinar todas las cámaras de seguridad para buscar a su padre. Su intención es cambiar la imagen que muestra la cámara por una anterior para que no quede registrado su encuentro con Hefesto. Por último, trata de volver a concederse permisos para administrar la red de cámaras de seguridad para poder controlarlas (o al menos examinarlas) desde su tablet.

Marielle comenzó a teclear frenéticamente en el teclado, absolutamente concentrada en su tarea. 

Tras unos minutos, tienes el control completo de todos los sistemas de vigilancia del hotel y realizas un pirateo efectivo de las imágenes retransmitidas. De ese modo, nadie podrá saber de la reunión con tu padre.

Marielle, una vez conseguida su hazaña, busca en las cámaras para tratar de localizar a su padre. Quizá ya esta en el punto de reunión, o quizá está esperando en otro lado. Aun así, busca en todos los sitios posibles, no solo para encontrar a su progenitor, sino también a cualquier sospechoso.

La conferecia a la que asistía tu padre antes de la cita acaba de terminar; la gente se va marchando, y solo el profesor Lancaster, siempre postrado en su silla de ruedas, es el único que permanece en la sala.

Tras ver eso, y cerciorarse de que no hay ningún problema, Marielle salió de la sala de control sonriendo al guardia de seguridad y afirmándole que todo estaba en orden, y volvió al casino para reunirse con su padre. Aun así, no dejó de mirar a su alrededor, nerviosa, en busca de posibles peligros. 

Cuando llegó hasta él, le preguntó qué le había parecido la conferencia como método para romper el hielo.

- Ha estado interesante. Los amantes de los clásicos pueden decir lo que quieran, pero los videojuegos son cada vez mejores. Si por ellos fueran no habríamos pasado del pong.

Sin embargo los juegos clásicos tienen un encanto que nos atrapa y nos fuerza a jugar durante horas y horas sin aburrirnos nunca. Una vez escuché una frase muy interesante: los videojuegos antiguos no se podían pasar. Sólo se iban haciendo más rápidos y difícil hasta que morías. Como la propia vida.- Marielle acabó mirando con una sonrisa irónica a su padre inmortal. Quizá por eso no te atraigan tanto.