Partida Rol por web

Los rumores corrían rápidamente en el gremio de Loudwater y Frank, el que se encargaba de la comida y la bebida, no era ni corto ni perezoso en ser el que los empezaba.

Había trabajo nuevo y se necesitaba de miembros dispuestos a arriesgar su pellejo para un sueldo.

Vosotros habíais sido los primeros en enteraros y subir las escaleras de la torre principal hasta llegar a la puerta que llevaba a los aposentos de Lord Kennegan. Llamasteis con educación y Robb, el amante de Kennegan, fue quien os abrió la puerta mientras se ajustaba la camisa y os dejaba a solas en la puerta.

La vos grave del tiflin os invitó a pasar.

La mesa estaba llena de papeles, contratos, mapas y algún que otro objeto extraño que zumbaba levemente con el poder de la magia. El jefe del gremio estaba sentado al borde de su cama mientras se abotonaba su camisa. No era difícil imaginar que lo estaba pasando bien con el chico cuando los interrumpisteis.

-Vaya, esperaba tener un poco de tiempo después del viaje ... pero veo que Frank ya ha dado la noticia.-

Ya un poco mejor ataviado se acerco a la mesa mientras buscaba un pergamino en concreto.

-Mi objetivo es encontrar la tumba de un arquitecto famoso en los tiempos pasados ... Hermokrates. Aunque hoy en día ya nadie lo recuerde.-

-Hermokrates tenia todas las propiedades de un genio ... listo, ingenioso, totalmente egocéntrico y excéntrico a rabiar. Nadie sabe donde ubicó su ultima morada pero si se sabe que empezó a construirla mucho antes que fuera viejo y que ... tenia la costumbre d dejar una pista de su ubicación en los trabajos que realizaba para los reyes y emperadores del pasado.-

El tiflin sonríe.

-Le encantaba la idea de que los ladrones de tumbas perecieran en sus invenciones, tanto le gustaba esa idea que su meta final era acumular sus riquezas de toda una vida en un ultimo desafío para el ladrón lo suficientemente astuto para encontrarlo.-

Se sienta en la silla al lado de su mesa.

-Murieron muchos aventureros a lo largo de los siglos llamados por las riquezas de su ultima morada, pero nadie lo consiguió y al final se dejó por perdida esa posibilidad ...-

-Después de mucho esfuerzo he podido localizar una serie de tumbas en las que Hermokrates trabajó y que creo que tienen una parte del puzzle que nos permitiría llegar a la tumba final ... y necesito a alguien que esté dispuesto a ir allí.-

Hay una pausa en la que se levanta de su silla y mira hacia el patio de armas del gremio con expresión turbia en la vista.

-Tenéis que entender que lo que os pido es difícil ... casi nadie ha salido vivo de las maquinaciones de Hermokrates. Y era bien sabido en su tiempo, que si sus trampas no te mataban, era por que te mutilaban sin remedio.-

-Vuestra vida estará en juego ... y lo digo en serio.-

Saludo a mis compañeros amistosamente apenas les veo. Entiendo que lo más probable es que con ellos vaya a la nueva misión cuyos rumores hemos oído, así que siempre intento mantener buenas relaciones con todos pues, nos guste o no, todos somos miembros del mismo Gremio y, por lo tanto, hermanos.

Entro a la habitación y me ruborizo un poco de lo que veo pero disimulo con ese don para el engaño que, a pesar de siempre haber tenido, casi nunca utilizo. No sabía que Lord Kennegan era homosexual y me ha tomado de sorpresa. Debe ser porque, desde que llegué al Gremio, me he metido en misión tras misión sin tregua, compartiendo más bien poco con los locales. Ahora conozco un poco más al hombre por encima de nosotros y eso me da gusto. Me alegra saber que todos nos acercamos cada día más a ser una familia.

Escucho sus palabras mientras miro los papeles y los otros artilugios. Mi curiosidad infinita me lleva a acercar mi mano a un orbe pero pronto comienzan a salir chispas de mi mano, por lo que la alejo y oculto, avergonzado. Continúo poniendo atención y creo entender de qué va la cosa.

Sonrío al tiflin y le respondo:

 - "Me gusta mucho la idea de participar en algo que puede traer beneficios al Gremio y donde no sea necesario dañar a nadie. La verdad es que no me gusta mucho la violencia si puedo evitarla y, por más peligrosa que sea esta gesta, hay que cumplirla. Tampoco me sentiría bien si un hermano del Gremio muriese porque a mí me dio miedo ir. No, iré y haré mi trabajo, Lord Kennegan."

Miro el cielo a través de la ventana. Me llega el aire fresco del exterior y eso enciende un poco de la tempestad en mi interior, despidiendo ráfagas sutiles de viento desde mi cuerpo, especialmente mis manos y pies, que mueven un poco las cortinas y papeles a mi alrededor, producto de mi emoción al pensar en lo que se nos viene.

Acudo a la llamada de Lord Kennegan tan pronto como me resulta posible. Llevaba ya un tiempo de letargo entre los muros del Gremio y la sola mención de que había trabajo nuevo me hizo reaccionar rauda. Veo a Robb salir de los aposentos de Kennegan ajustándose la camisa y, una vez dentro, al maestro del gremio haciendo lo mismo. Ya era mucho tiempo el que llevaba en el Gremio y para los más veteranos, la relación de Lord Kennegan con su joven amante no era ningún secreto. No puedo más que sonreír al darme cuenta de que nuestra llegada ha interrumpido a los dos tortolitos.

Saludo educadamente a Ericus y a los demás integrantes del grupo. Día a día el Gremio iba creciendo y así lo demostraba las caras nuevas con las que iba a formar grupo. Algunos ya los había visto por los salones y habían participado en alguna misión, pero otros eran totalmente nuevos para mi.

Kennegan nos habla de Hermokrates y sus famosas tumbas para reyes y emperadores. La misión parecía peligrosa, pero cuál no lo era, máxime al tratarse de una encomendada por el propio maestro del Gremio en persona.

- A parte de las suculentas riquezas que pueda reportar al Gremio encontrar la tumba final de Hermokrates, ¿existe algún otro motivo por el que debamos dar con ella? ¿Cuál será la primera tumba que visitemos y cómo llegaremos a ella? ¿A parte de las trampas que Hermokrates colocó en las tumbas, hay algún otro peligro del que tengamos conocimiento? - mis preguntas fueron saliendo atropelladamente. Estaba ansiosa por volver a ponerme en acción.

El elfo llego con la comitiva preparada del gremio. Con un saludo marcial y educado saludo Lord Kennegan y tras escucharle a el y algunos de sus compañeros pregunto en voz alta, un noto de cambio de entonacion, practicamente linea.

Para esa tarea necesitariamos a un experto en las artes de desactivar artilugios peligrosos para nuestras vidas, para no andar con rodeo, alguien que pueda desactivar las trampas.

Storm permanecía en silencio, cualquiera que fijará su atención en su figura, vería su rostro y cuerpo cubierto por una finísimas capas de seda, no dejando entrever su constitución y sexo al ojo que no estuviera entrenado.
Asintió con un movimiento leve de cabeza cuando el Lord les saludo, manteniendo una pose meditativa, mientras que sus compañeros hablaban sobre los peligros y beneficios de la misión para el gremio.
Se debía al Gremio y a sus compañeros, aunque le fueran desconocidos. Ese era el dogma, el bien general sobre el personal.

-Desconozco vuestras habilidades ... pero si no tenéis maña para manipular un mecanismo, siempre podéis llevaros un martillo y un cincel para destruirlo.-

-No, el motivo es puramente económico ... hay un gran tesoro y el oro siempre va bien para mantener nuestras instalaciones y operaciones.- Sonrie.

-La primera tumba perteneció a alguien llamado Myron el grande, titulo grandilocuente que se repite fácilmente a lo largo de la historia. Su tumba está dentro de un pequeño complejo funerario en unas montañas donde durante varias generaciones enterraron cuerpos allí.-

Os muestra un mapa de la zona. -Este pueblo, Mirnwater, es el lugar civilizado mas cercano y donde podréis dejar vuestro equipo de viaje ... tambien podréis contactar un guía, parece que el pueblo ha encontrado un filón de oro con el descubrimiento de la tumba.-

-Desconozco los peligros que hay en las tumbas ... fueron creadas hace siglos y sus detalles, por supuesto, no estaban escritos en muchos lugares.-

William era nuevo en el gremio, no conocía a nadie. A si que nada más escuchar los rumores de una misión bien pagada se aventuró sin importarle los detalles.

En cuanto preguntó por aposentos los de Lord Kennegan, enseguida le indicaron donde podía encontrarlos y hacía allí se dirigió William predispuesto a cualquier cosa.

Lo primero que vio al llegar a los aposentos junto a otros interesados, le dejó un poco fuera de sí, nunca habría imaginado pillar a dos personas haciendo lo que estuviesen haciendo, a si que intentó borrar de su mente la imagen de Robb y Kennegan haciendo cosas juntos.

Luego se presentó a todos, - Hola yo soy William.

Mientras Lord Kennegan explicaba de que trataba el trabajo, intentaba no imaginar lo que estuvieran haciendo minutos antes.

William permaneció en silencio escuchando a sus futuros compañeros hacer preguntas y a Kennegan responderlas.

- ¿Han transformado esa tumba en un destino turístico? - pregunto algo confusa con la declaración de Lord Kennegan - Espero que podamos sacar algo más de información sobre la tumba en ese pueblo... ¿Tiene nombre nuestro contacto? ¿Sabe que vamos para allá?

El elfo puso la mano en jarra mientras estudiaba el mapa.

Lo que esta claro que desde aqui mas no podemos hacer, asi que si todos estamos preparados y no hay mas que decir, partamos pues.

-No exactamente Shana.- Responde el tiflin con una sonrisa extraña

-En realidad aprovechan para revender todo lo que saquean de los aventureros que mueren al intentarlo ... a veces se lo suelen vender al siguiente aventurero.-

Storm escuchó con atención las palabras del Lord!
Se previa difícil la misión, pero como bien había aprendido en sus lecciones, nada era imposible!

Mis ojos se  abren de par en par, escandalizada ante tal situación. Como cuervos carroñeros dándose un festín después de una batalla... murmuro para mi y no añado nada más. 

De repente Storm rompió el silencio que había quedado tras las palabras de Shana.

-Bien, a que esperamos!

-Vayamos pues en busca de esa Tumba, rompamos esa maldición sobre los aventureros que caen.  Yo Storm, os ayudare con mis habilidades en lo que pueda.

A continuación se dirigió al Lord.

Lord Kennegan, si a bien lo tenéis, os pediría facilitarnos algo de equipo de su propiedad, material de buena manufactura, a modo de préstamo o compra si así lo preferís. 

Dado que la misión es muy importante y peligrosa, toda ayuda es poca! Dando énfasis a sus palabras y adoptando una posición firme, sin arrogancia.

Luego miro a los presentes, buscando apoyo a su iniciativa.

Las palabras fluyen como un riachuelo acerca de la misión y siento que estoy listos. Si bien, es cierto que no tengo ni idea acerca de mecanismos como trampas y esas cosas, pienso que lo importante es no ser imprudente y mantener los ojos abiertos... otra cosa en la que no soy bueno.

Veo que mis compañeros ya están preparados para salir, por lo que me sumo a ellos con un gesto. Estoy listo para ir y ver qué es lo que podemos recuperar de aquel lugar. Si hay algo que pueda ayudar al Gremio y que finalmente nos lleve beneficios, supongo que vale la pena intentarlo.

-Si necesitáis equipo, hablad con Buho o Otto. Seguro que tienen algo a buen precio.-

-Si necesitáis pociones, el Alquimista es quien os las venderá.- Hizo hincapié en la ultima palabra. El gremio no era una organización benéfica y los aventureros se suponía que era autosuficientes.

El tiflin se levantó de su silla, acercándose hacia la puerta.

-Preparad vuestras cosas, nos encontramos en la sala de teletransportación donde os mandaré hacia el pueblo ... no tardéis mucho.-

Me refiero a una cloth, de calidad, que fe alguna bonificación sin ser mágica

Adquiero, una poción curativa, que se supone que cuesta 50 po, y surikhens 15x2 po= 30 

Total 80 po.

Storm después de hacer la compra de material y equipo se presenta en la sala de teleportacion, a la espera de sus compañeros.